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capitulo 11

Al quedar únicamente solo ella y Arun en la habitación, ella suspiro aliviada de no tener que soportar un segundo más de la tensión anterior en el aire; generada por los dos intimidantes alfas que parecía intercambiar golpes en cualquier instante, pero fueron echados antes de que eso sucediera.

‹Un minuto mas con ellos y hubiese muerto por la falta de oxígeno, no estaba en el agua pero me sentía ahogando ante la tensión asesina de esos dos alfas. Soy beta pero cuando se trata de dos alfas de ese calibre; quieras o no terminas siendo aplastada con solo la intención asesina, ¿estaría desmayada si hubiese inhalado sus feromonas? Más bien muerta.

Ni siquiera tuve la oportunidad de verlos a los ojos, ese sexto sentido se activo y me advirtieron que si miraba hacía arriba mis ojos no eran los únicos que perdería... ¡¿Uh?!› La ventisca fría no perteneciente al aire acondicionado la azotó con fuerza.

—¿J-Joven?—Mis músculos se pusieron rígidos, el repentino silencio y pesadez en el aire era extraño, tenebroso al igual que una cueva de un tigre.

Mas pronto que tarde ese suspiro de alivió soltado no hace mucho, se le regresó y la estrangulo de la peor manera. Dándose cuenta que el exterior no era tan malo comparado con el interior que es mucho más peligroso, sintiendo una vez mas ese afilado frío atravesando su piel, rompiendo hasta sus huesos.

‹¿Qué está pasando? Tengo tanto frío tan repentinamente,¿el aire acondicionado se averió?› Tanto era el temblor en su cuerpo que temía volverse gelatina derretida en el suelo, pisada al igual que una alfombra roja.

No tenía fuerza y la presión de un gobernante la mantiene con la mirada al piso, aterrorizada de mirar hacia arriba y encontrarse con la sanguinaria mirada roja. Esa que se ha mantenido pegada a su nuca desde que tomo asiento frente a ella.

—¿Joven?—Vuelvo a repetir esperando algo de su parte, no debo de perder la calma sin antes averiguar que si sucede...

—Habla.—Demanda sin nada de amabilidad en su voz.

Arun no quería ni estaba para tener compasión por nadie que no sea su papá, si de por sí él ya se encuentra en una posición complicada. Medio llegué a flaquear y sus enemigos, acosador, aprovecharan la oportunidad para derribarlo, secuestrarlo. En este mundo iba usar la ley de la selva al igual que en su otro mundo, gana el mas fuerte y con dinero puedes encarcelar pero también se podía comprar la libertad.

—¿Disculpe?—No debo de ponerme nerviosa, hacer eso es como si estuviera aceptando culpas que no tengo. Yo, no he cometido ningún crimen.

Se repetía eso incobrables de veces en su mente pero, era tan complicado cuando esta frente a alguien que con solo su presión podría aplastar sus extremidades. Y no era para menos si la presión fuera del cuerpo de Arun era igual a la de su anterior mundo, es estar de frente al cuchillo ensangrentado apuntado directamente su cuello.

—No me hagas perder el tiempo que no tengo y aunque lo tuviera no pienso desperdiciarlo contigo.

Esta mujer no es tan simple como aparenta, soy alguien sensible al hedor de la sangre y esta mujer desprende eso con gran intensidad; es ver cadáveres detrás de ella.

—¿Quién te envío a espiar mi día a día?

—¡Ugh!—Maullo de dolor, sus manos habían sido aplastada por el pie de Arun.

—Dime todo lo que sabes, no te guardes ningún detalle por mas insignificante que creas que es.—Bajo automáticamente las cortinas de la ventana, quedando a oscuras.

No obstante, sus ojos rojos eran dos intensos infrarrojos, apuntando su objetivo esperando que se mueva y disparar. Ella así lo sentía y ni lo estaba mirando más que solo sus manos a penas visibles, pegadas al suelo. Inmóvil.

‹No estoy siendo paranoico y mis instintos nunca me han defraudado, me advirtieron que bajará las cortinas porque podría estar siendo espiado desde el otro edificio sin importar que las ventanas sean oscuras desde afuera. Se podía ver para fuera pero no para adentro.›

—No tengas la ridícula idea de que te invite a quedarte para darte una propina, por traer el ramo de rosas.—Siente náuseas de solo nombrarlas, ese trauma esta severamente arraigado en su cuerpo.—Ni mucho menos trates de engañarme porque así no obtenga nada de ti, te mataré antes de que trates verme la cara.—No se percibe mentira ni alardeo en sus palabras, tampoco amenazas era un hecho que le cortaría la lengua antes de escuchar; mentiras o excusas.

—Yo...—"Lo sabe, no es posible." Se decía asi misma.

‹¿Qué es esta presión invisible que te obliga a permanecer inmóvil? ¿Es posible que un humano transmita algo así de escalofriante? En mi pecho puedo sentir un movimiento, y no son los latidos de mi corazón asustado, es mas como si una mano o hilos penetrando mi pecho y aplastan todo lo que tocan.›

Arun frunció el ceño al verla toser de un segundo a otro, tosiendo una y otra vez no saliva sino que sangre mientras rasca desesperadamente su cuello y pecho desconectando al ya mencionado.

—N-No puedo respirar.—Como un pez fuera del agua se sentía ella, luchando por volver al agua.

‹¡Me dijeron que sería muy fácil que solo tenía que ingresar al hospital, ganarme la confianza de todos mientras esperaba el día en que vendría ese repartidor. Solo iba a recibir ese ramo y entregarlo a un humano común y corriente.

Que él ni siquiera podría percibir nada de mi porque nació sin pertenecer a ninguna casta, al escuchar esa explicación me pareció increíble pues es el trabajo mas fácil que recibí en mis años trabajando en el bajo mundo. Tenía que ser así pero, ¿entonces por que siento que me están desgarrando desde adentro? ¿Qué es ese infernal olor destruyendo mi olfato... Me engañaron.

Creí haberme liberado de los dos alfas que eran los más peligrosos, sin embargo ellos nunca lo fueron sino que este joven. Él ha engañado a todos no es un humano común el es algo mucho mas aterrador que las otras tres castas... es superior.› Sigue jadeando, arañando el piso.

—¡¿Ha ingerido veneno?!—Murmuró bajito, pensando en que hacer para evitar que muera. Porque se podía morir después pero no sin antes obtener las respuestas o pistas del loco que lo acosa.

‹Si tan solo este mundo tuviera pociones seria fácil el resolver este problema, pero mirá que beber veneno es tener lealtad o ese maniático los tiene trabajando bajo amenazas. pero, ¿en que momento fue ingerido tal sustancia si la he estado observando todo el tiempo.› ¿Podía estar mas confundió?

Aunque la realidad era otra y es que ella no había bebido ningún veneno como tal, sino que era algo mas peligroso que el veneno mismo. Arun no se imaginaba ni se le cruzó por su mente que él es el único culpable de tal sufrimiento en ella. Arun no estaba para nada consiente de la liberación de sus feromonas, la densidad y la fuerza como dolor que conlleva el ingerir así sea un poco de su aroma, sumándole la presión emanada.

En menos de un minuto el aire a su alrededor se volvió sumamente denso y pesado, mucho peor para la persona en el suelo; a punto de vomitar sus entrañas. Y, a su alrededor como luces de navidad yacía los delgados hilos, púrpura vibrantes; enredados en el cuerpo de ella como espinas hiriendo su piel.

—P-Perdón.—Súplica aferrada a los pies de Arun.

No quiero morir tan pronto tengo tantas cosas por hacer, si acepte el entrar a este hospital y enviarle fotos de este paciente a quien me contrato, como hacer sus mandados fue únicamente por la buena paga. ¿Quién no queria un millón de dólares por cada foto que le enviará? Me iba hacer rica, tenía pensado jubilarme al terminar mi misión.

—Perdón.

—¿Qué?—¿Por que pide perdón exactamente? Después de todo si estaba en lo cierto, ese maniático logró ingresar su gente al hospital. ¿Cuánto poder tiene ese psicópata? No mienten cuando se dice que los humanos son más espeluznantes que los monstruos mismos.

Lo sospeche desde el instante en que ella supo de mi existencia en este hospital, se suponía que únicamente lo sabían menos de cuatro personas sin contar a mi papá, el cuñado de este cuerpo, Deon y ahora Davet. El protagonista consiguió mi paradero gracias a su influencia por lo que ese psicópata la tuvo fácil también.

—No te estoy pidiendo que me pidas perdón, eso no es lo que quiero escuchar.

—¡Ugh!—Se abraza asi misma con miedo.—Le... Le diré todo lo que sé pero por favor...—Cada vez que una palabra sale de mi garganta es escupir pedazos de vidrio, rompimiento mi garganta.—¡Por favor, no siga liberando sus feromonas!—Suplica desesperada.—Duele mucho... Y no puedo hablar sin que me esten cortando las cuerdas vocales.—Concluyo.

‹¡¿Qué?! ¡¿Yo desprendo feromonas?! ¡¿Desde cuando?! Eso no puede ser posible si se supone que soy un humano común, tampoco puedo percibir nigún olor proveniente de mí. ¿Estará ganando tiempo?› Discretamente se huele pero sigue sin percibir nada.

El joven de rojos ojos no sabía que ya sea los alfas o los Omegas no podían percibir su aroma, podían andar liberando incontables feromonas y no darse cuenta a menos que se los hagan saber. Sin embargo, Arun no pertenece a esas dos casta ni a los betas. Ella tenía razón al creer que el ya mencionado es una existencia inmejorable. Preeminente entre las tres castas. Un Enigma, eso es lo que era Arun.

—No me interesa como te sientas solo dime todo lo que sabas asi vomites tus entrañas en el proceso.—¿Acaso desperté mi subgénero al ingresar a este cuerpo? Lo averiguaré después.

—¿Me dejará viva?

—Todo dependerá de cuan sincera sean tus palabras.—Obvio que no.—¿Quién te envío?

—No lo sé realmente.—La densidad de las feromonas a mermado, siguen ahí pero no al punto de perder la conciencia.—Estuve enfrente de esa persona pero no logré ver su cara, el miedo no me lo permitió.—Sigo tiendo escalofríos de solo recordar ese momento.—Me sentí tan pequeña como una hormiga siendo aplastada por una montaña.

—¿Era hombre, mujer, anciano?—Tuvo que escuchar su voz.

—Tampoco lo sé, tenía un dispositivo para distorsionar su voz, sobre su figura tampoco logré verla porque estaba en la oscuridad.—¿Cuál es su obsesión por este joven?—Se me pidió hacerle recados como subir ese ramo de rosas, también que le tomaré fotos.

—¿Tiene más gente en este hospital y como entraste?

—Fue cuidadoso al hablar por lo que no mencionó nada de eso, pero pude decir que es alguien que lo tiene todo con solo chasquear sus dedos.

—Asi que es alguien desquiciado y millonario vaya mierda.—Yo, a penas tengo unos cuantos dólares y dejados por el difunto prometido de este cuerpo.—¿Algo más que recuerde?

—¡Sí!—Como me pude olvidar de eso.—No le pude ver su cara pero si su cabello, era...

—¡Cuidado!—Fue rápido en reaccionar al ver el infrarojo apuntado la cabeza de ella, y Arun que la empuja y la bala que pasa de lado a lado, incrustandosé en la pared.

—¡E-Es esa persona!—Tartamudea, asustada.—Joven, el cabello era...—Ella que iba abrir la boca y una nueva bala que atraviesa los sentidos de ella, aún con las cortinas bajadas y a oscuras esa persona había acertado el segundo tiro.

—¡Maldición!—Arun ni se inmutó ante el cadaver bajo sus pies, solo se lamente y enfurece el hecho de haber estado tan cerca de obtener una pista.—¿Cómo es que se enteró...?—La puerta se abrió bruscamente.

—¡¿Qué fue ese ruido?!—Los dos alfas que se creían que se habían marchando entraron nuevamente a la habitación.—¿Arun, donde..?

—¡Cierren su maldita boca!—Susurró, con cada una de sus manos cubrió la boca de los contrarios.

Sorprendidos y estremecidos yacía los dos alfas apoyando sus espaldas en la pared, Arun había sido tan brusco con su movimiento, dejado perplejos a los alfas sin poder evitar ser arrinconados. Arun había sido demasiado rápido.

—¡Uhh!—Sus extremidades se tensaron al encontrarse con esos pares de ojos, brillando intensamente en medio de la oscuridad como los de dos bestias salvajes; viendo fijamente su objetivo.

Arun no podría saber que está pasando por sus cabezas pero presentía que no era nada bueno, tomando su distancia de ellos dos al tiempo que les indica con señas que salgan de la habitación, así fue.

—¿Estás bien?—Pregunta al unísono queriendo revisar minuciosamente a Arun.

—¡No me toquen!—Solto dos manotazos a cada uno de ellos.—Es repugnante tu actuar, Davet.—Frunce el ceño.—No lo hagas, no te preocupes por mí.—Le dejá en claro.

Deon no fue nada discreto y abiertamente se burló de Davet, este último lo fulminó con la mirada contenido sus ganas de tomarlo por el cuello. Lanzarlo por la ventana.

—Eso también para usted.—Ve a Deon.—No se tome tales libertades.

Ahora fue turnó de Davet el sonreí burlón, sintiéndose mejor al no ser el único recibiendo ese frío trató. Sin embargo, Deon no tenía pensado quedar en el mismo nivel que el protagonista masculino.

—Lo mismo podría decir yo.—Se acerca a Arun.—¿Quién se tomo las libertades aquí?—Preguntó.—¿No era usted el que se aferró a mi no hace mucho?—Alza su ceja.

—Alejarse de él.—Alzo la voz e intento empujar a Deon pero ni siquiera pudo moverlo.

—No tengo tiempo para discutir con ustedes mucho menos quiero escucharlos.—Que dolor de cabeza.—Se supone que este hospital era seguro pero de eso no tiene nada, acaban de dispararle a esa mujer desde la distancia.

—Si atravesaron un vidrio blindado significa que ese alguien posee balas verdaderas poderosas.—Expreso Davet.

—Últimamente se hablado de eso que hay alguien vendiendo ese tipo de balas, arma.—Esta vez hablo Deon.—El francotirador también debe de tener bastante experiencia, al igual que tiene una mira que le permite ver a traves de cualquier objeto.—Mira a Arun.—¿Fue aterrador?

—¿Qué?—¿Creé que tengo miedo?—Terror es lo que le haré sentir yo, a ese malnacido cuando lo atrapé.—El rojo de sus ojos era ver la sangre hirviendo.—¿Puede contratar a alguien para que limpie ese lugar?—Pregunte.—El dinero puede descontarlo de la herencia que me será dada... Que sea rápido porque mi papá no tardará en venir.—No quiero que se preocupe.

—No es necesario que le pidas tal favor a esa persona.—Interviene Davet.—Si vine aquí es por eso mismo, para llevarte a mi departamento.—Comunica.—El trató con tu papá fue protegerte hasta que esa persona fuera arrestada o asesinada, creí que ya había terminado eso pero al ver que no, ese trató vuelve estar en vigor.

—No creo que su departamento sea seguro no después de que, atrapará un impostor.—Sonríe.—Ahí se ve la inutilidad.—Enfatiza el error de Davet.—Debo de recalcar que, en el testamento de Blodhi también indica que debo de protegerlo durante cierto periodo de tiempo.

—Muestra ese testamento no vaya hacer una farsa.—No le creía.—Hare que lo recibí mi abogado.

—Es confidencial, joven Davet Salomé. No se le puede mostrar a terceros.—Sonríe pero no era precisamente una sonrisa.—Una lastima que no pueda verlo.

—Que gran mentira...

—En serio que son un dolor de culo.—Solo quiero tener un momento de paz, ¿no tengo tal derecho?—No iré con ninguno de los dos, así que solo limpien esa mierda en la habitación y luego largarse.—Ordeno con cansancio.

Ni cuando trabaje tanto y explore esas mazmorras no me sentí tan agotado como ahora, no solo tengo que lidiar con un psicópata sino que también con este par de alfas intensos y molestos.

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