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capitulo 1

El cielo azul brillante de un momento a otro se oscureció de suaves colores grises, las nubes empezaron a llorar fríos y bellos compos de nieve que no tardaron en cubrir de blanco los árboles y techos de diferentes y bellas propiedades.

Los chicos que jugaban a fuera corrieron en busca de refugio y otros simplemente se regocijan bajo el cielo, apostando quién atrapa mas copos de nieve.

-¿Eh?-Dejo de saltar en el instante en que su mirada cayó en la ventana de una las habitaciones de ese decadente hospital.-¿Él joven de esa habitación ya despertó?-Se pregunto desconcertado al ver la sombra de una figura con amplia espalda tras las cortinas que no dejaban de sacudirse.

-¿Qué miras?-Preguntó su amigo al verlo ahí inmóvil.

-¿Te acuerdas del joven que entró al hospital hace dos semanas?

-Sí, dicen que sobrevivió a duras penas.

-Creo que ya despertó.-Vuelve a llevar su mirada a la ventana.-Está ahí...¿Eh?-Ya no está.

-Te volviste loco.-Lo ve con rareza.-Él sigue en coma según sé, mi mamá le pregunto sobre el estado en que se encuentra a su papá y le contesto que sigue sin haber señales de despertar.

-¿Entonces a quien acabó de ver detrás de las cortinas?-Estoy seguro que vi a una persona en esa habitación.-Como sea.-Vuelve a jugar con su amigo mientras sus cabellos son sacudidos por el viento.

Parecía que el clima estaba un poco de malhumor y de un segundo a otro el viento azotó con fuerza las ventanas de esa habitación, queriendo entrar e invadir con su frialdad todo ese pequeño espacio. De por sí el interior ya se encontraba frío.

Frío que estremeciendo cada célula del cuerpo de ese joven sensual y de belleza masculina que yace sobre la camilla, con oxígeno y varios aparatos conectados a su cuerpo.

Su cabello corto de los lados y con volumen arriba, castaño, claro, caía suavemente sobre su rostro ovalado. Principalmente cubría su frente donde se divide un poco para exponer su fina frente, tan fina como su tersa piel de marfil.

-Mmm.-Frunce el entrecejo.

Sus manos se movieron levemente al sentir que su cuerpo se estaba comenzando a enfriar, la manta sobre él a penas podía arropar por completo su cuerpo de marcados músculos. Lo delgado de la tela tampoco ayuda como para mantenerlo a salvo del frío.

Por lo que él no pudo seguir en ese estado y sus tupidas pestañas se tambalean, cómo un suave e impaciente capullo de una flor que se muere por florecer, asi fue el despertar de ese joven.

Bajo su ojos izquierdo tiene dos pequeños lunares, volviendo así más deslumbrante esos ojos almendrados de un color rojo. No tardó en enfocar su penetrante y cautivadora mirada en un solo punto, observando su entorno.

-¡Agh!-Sostiene su cabeza con dolencia y ese movimiento brusco solo provocó que la agua en su mano se desangre, pero no se detuvo apretarle atención a eso, ni siquiera sentía incomodidad.

En este instante el solo quería averiguar que está pasando, recodar como llego a esa habitación. Su mente es un completo caos el cual intenta calmar y acomodar las piezas dispersas del rompecabezas.

-¿Qué es todo esto?-Se pregunto al ver el oxígeno en su boca.-Es molesto que a penas puedo hablar.-Lo retiro de su boca.

Su voz que en su momento era dulce y poco aguda en este instante era muy baja, áspera y un tanto afónica debido al tiempo en que estado en reposo.

-¿Dónde estoy?-Mira a su alrededor, buscando un poco de agua para humedecer sus cuerdas vocales que se encuentran tensas.-¿Hospital?-Cuidadosamente alcanzo el vaso de agua.

‹No sé si estoy sensible o aturdido por despertar sin embargo, hay algo extraño que me pone los pelos de punta. Tengo ese raro sentimiento espeluznante que solía activarse cada vez que entraba a las mazmorras.

Un presentimiento de que alguien estuvo en esta habitación, unos minutos antes de que despertara...estoy en un hospital, cierto. Cualquier médico y enfermero pueden entrar.› Dejo de pensar en eso.

-Mi garganta se siente mucho mejor.

Se sintió mas relajado al sentir el agua pasar por garganta, era fresco, suave en la manera que sus músculos también se iba relajando. Procedió a dejar el vaso vacío en el mismo lugar, llevando sus manos al pecho como si fuera un vampiro en su sarcófago.

‹Es un hecho que morí eliminando ese dragón de rango+S que también murió, eso me da paz. ¿Entonces cómo es que sigo vivo y en otro mundo por lo visto?› Suspira al recodar el llanto de su mejor amiga.

Agradecido que ella no gastará dinero en su entierro porque no iba a quedar cuerpo que enterrar, también aliviado que nadie usará su cuerpo como objeto de investigación. Tras morir su cuerpo se desintegrara quedado nigún rastro de él.

‹Trato de sentir mana de este mundo aunque sea un poco, pero no me es posible. Se siente la contaminación en el aire, por lo menos no tendré que poner mi vida en juego para ganarme el pan de cada día en este lugar.

La pregunta aquí es, ¿quién soy en este mundo? ¿Tengo familia o soy huérfano cómo en mi vida pasada? ¿Crecí en un orfanato? Solo espero que si es así, no hayan usado este cuerpo también para realizar algún tipo de experimentó como me pasó a mi.› Pensativamente mirá el techo arriba de su cabeza.

Quería y la vez no quería encontrar respuestas a sus preguntas porque sino le gustan, tenía pensado solucionarlo como suele hacer cada vez que algo no le agrada. "A puros golpes." En su mundo así se solucionaba la mayoría de los problemas, con muchos golpes.

Un mundo donde salían monstruos y las personas dejaron de temerle a la ley, esas mismas personas se vieron obligados a convertirse en bestias unas más egoístas que otras. Solo los fuertes y sin amabilidad podían sobrevivir en un mundo así, a Arun le toco de la peor manera el volverse un hijo de su madre.

Tal vez no era tan poderoso como los élites de los gremios, pero se hizo de un apodo, "carnicero de hielo" se ganó ese apodo tras eliminar a más de una docena de personas, fue un masacre horrible de ver y todo porque se atrevieron hacerle algo imperdonable a Ginebra. Cuando Arun hizo lo que hizo a sus ojos esa gente no eran personas, eran simplemente monstruos que no deberían de salir de la mazmorra a la superficie.

Desde entonces los mas débiles que él le tenían miedo, mas de alguno de los despertados rango +A o +S también le temían y otros querían que se uniera al gremio pero Auro siempre decía; "Soy un perro sin correa y no pienso tener un maldito amo." Es por eso que en muchas ocasiones lo quisieron eliminar dentro de la mazmorra pero no le fue fácil, acausa de eso tenía muchas cicatrices.

Lo que pasaba es que Arun era así de desafiante con quién sea porque no le temía a la muerte, él entraba una mazmorra con una mentalidad realista, que un día simplemente no volvería a salir. Estába consiente que de una o otra manera iba a morir, estába en un infierno que tarde o temprano se volvería irreversible.

-¿En serio esto es un hospital-Sigue sin poder creer en las condiciones que se encuentra todo el lugar.

‹A mis ojos no parece uno, siento que el techo no tardará en caerme encima de lo agrietado que se ve. Cuando abrí mis ojos y logré enfocar mi mirada en un solo punto, lo primero que vi fue ese techo que debería ser blanco pero se ve gris. O, ¿es moho?

Así como presiento que en cualquier momento esta estrecha camilla se romper. Mis pies están de afuera, ¿soy grande o la camilla es pequeña?...voy hacer pobre otra vez, ya ni quiera es divertido está mierda. Si me iban a dar otra oportunidad también me hubieran dado dinero.› No quería matarse ganando dinero para que al final ni lo gastará.

En su anterior vida hacia todo lo posible por no gastar tanto, él tenía pensado ahorrar una cantidad considerable para poder jubilarse e irse a vivir a las montañas. Que los demás fueran fueran los héroes en salvar el mundo, y si todo se iba al carajo por lo menos habría disfrutado por un tiempo, moriría sin arrepentimiento pero murió antes de que se retirará.

‹Estoy pensando a creer que estoy vivo por purita suerte, aunque lo dudo, mi suerte es una mierda sino no estaría en este lugar. Por lo que creo que los médicos son demasiado buenos pese a que, esté hospital se podría caer en cualquier instante. Ni en mi mundo que existían mazmorras no había un hospital tan deprimentes cómo este.

Digo en mi mundo porque es evidente que este no es el lugar donde una vez habite, recuerdo muy bien que mori por escasez de mana y congelamiento no por recibir dos disparos como lo indica mi cuerpo.› Mira los alambres pegados a su pecho.

Él tenía dos disparos de bala, uno a lado derecho de su defino y muy marcado abdomen. Entró y salió sin dañar nigún órgano interno. El otro disparo fue en el esbelto hombro izquierdo.

-Quiero ir al baño.-Tal vez logré encontrar un espejo, quiero ver mi nueva aparecía por lo menos esperó ser guapo.

Cuando se miré al espejo es posible que se impacte mucho mas que el hecho de haber llegado a otro mundo, en un cuerpo diferente al suyo pero casi con la misma complexion, antes era muy corpulento ahora es atlético, quizás se deba a la edad del cuerpo al que llegó.

No obstante, si hace ejercicios según vaya creciendo esos sensuales y esbeltos hombros se volverían mas amplios, y esos sobresaliente pectorales mas notorios y su espalda un poco más ancha de lo que ya es. También estába su parte trasera, eso posiblemente ya es perfecta. Es que si bajas tu mirada un poco hacia abajo también podías observar esos pronunciados, sexis y firmes glúteos.

Lo más diferente sería su rostro ya que no hay rastro de aquel rostro simple, o feo como se solía expresar de si mismo, su cabello dejo de ser marrón maltratado para volverse castaño y lacio sedoso. También dejó de tener cicatrices en su rostro, ahora solo puedes apreciar unos pómulos finos como sus carnosos labios, rojos y suaves como una manzana pero no tan rojizos como sus mirada.

-Uh...-Arun dejo de caminar hacia el baño al escuchar el rechinar de esa puerta, abriéndose.

-¡A-Arun!-Tartamudeo, dejando escuchar una voz aguda y frágil como si estuviera al bordo del llanto.-A-Arun.-Volvio a decir cómo para confirmar que no estaba viendo demás.

-¿Sí?-Trata de ser lo más causal posible, no podía levantar sospecha hasta que haya averiguado del porque terminó en el hospital.-Ese soy yo.-Porque siento que llamarme igual es un mal augurio para mí.

Ni viéndolo por tanto tiempo Arun no reconocía a ese hombre de mediana edad, el cual dejó caer la flores al suelo en sorpresa por verlo despierto y de pie.

‹Ese hombre tiene cabello castaño claro y muy maltratado. Bien tiene unos 48 años pero el semblante y su aspecto no era del todo muy bueno, aunque su mirada gentil de color miel hace radiar su piel pálida.

Es alguien guapo y de buen cuerpo una lastima que se vea tan agotado, para dejar de verse tan demacrado debería de empezar a cuidar mas de su salud, si lo hiciera muy posiblemente las personas no le quitarían los ojos de encima.› Pensó Arun mientras lo analizaba discretamente.

-¡En serio estás despierto!-Limpia con un pañuelo la muñeca de Arun, la aguja seguía lastimando su piel.

-Sí, desperté hace unos minutos.

-No es un sueño eso es seguro.-Puedo sentir el calor por medio de su mano.-Tenia miedo que al despertar no reconocieras a tu papá.-Temia lo peor.-Me estába preparado para decirte; Soy tu papá, Daryl.

-¿Daryl?-Susurre.

Su nombre me parece conocido como si lo hubiese escuchado anteriormente, es igual que mi nombre, ¿dónde fue que lo escuché?

-Mi mente sigue estando confusa y solo pudo escuchar la gritos de los médicos... ¿Qué me pasó?-¡No puede ser, ¿verdad?!

¿No puede ser posible que este en esa maldita novela? Eso ya sería tenerme un odio terrible como para enviarme a este lugar. Novela que hacía llorar a Ginebra cada vez que leía un capitulo nuevo, ¡creó que ni está terminada!

-Arun...tuve mucho miedo de perderte como perdí a tu padre.-Caye de rodillas.-Eres lo único que tengo y fue tan aterrador verte ensangrentado, cierro mis ojos y todavía puedo escuchar el sonido de los disparos.-Expresó entre llanto.-Traspasando el cuerpo de tu futuro esposo que intentaba protegerte, pero aun así terminastes siendo herido.

-¿Esposo?-Fue entonces que recordó los murmullos de las enfermeras sobre su condición, que se estaba cansado cuando recibió tales disparos.-¿Me iba a casar?-Al principio creyo que eran delirios de un moribundo el escuchar de mas.-¿Protegerme?

Preguntar eso fue como si Arun haya empezando a correr, su corazón palpitaba tan rápido y su cuerpo se sintió repetidamente pesado, como si se estuviera hundido en la arena sin poder moverse porque si lo hacía mas arena caía sobre él.

-¡Ugh!-Sostiene su cabeza.-¡Maldita sea como duele!

-¡¿Arun?!-Se asustó.

Era como si su cabeza estuviera siendo clavada con estacas, martilladas para que las puntas se incrusten mas profundo en su cráneo lo que causo un asco en su estómago, presentía que en cualquier segundo vomitaría el agua que bebió no hace mucho.

-Cof, Cof.-Fue justamente así, él vómito hasta la última gota de agua.

¿Qué son esos recuerdos que me hacen sentir tirado sobre el agua con muchos cables de luz, cada vez que un recuerdo llega es ser electrocutado. Es un milagro que no haya caído inconciente y que no me retuerza como un gusano convulsionando.

-¡Doctor!-Corre hacia la puerta pero es detenido por su hijo.-¿Arun?

No debí abrumarlo con mis palabras fui muy descuidado, él lo que necesita es reposo y no recordarle al solo depender que se quedó viudo mucho antes de casarse. Hay un caos allá fuera y todos culpan a mí hijo, como si él fuera una plaga que envenena y le trae desgracia a todo aquello que llegue a tocar o toque.

-Estoy bien.-Me siento como la mierda tras ser pisa y restregada en suelo, cuando intentas quitarla de la suela del zapato.-Solo necesito...

-¡Claro que no estás bien!-Hace odios sordos y se dirige en busca del médico.-Tienen que revisarte.

-No solo necesito acostarme y acomodar mis pensa...mientos...se fue.-Mira por la ventana.

Estoy en graves problemas, muy grave. Llegué a un mundo extraño, con sus raros géneros o castas como les digan, ¿por qué existen tantos? Que cosas mas raras las que leía Ginebra.

Sabía que le gustaba ver a dos hombres dándose duro como solía decir ella, solo no sabía que ese mundo donde se desarrolla la historia fuera tan extraño, pero eso no es lo peor, lo horrible y desagradable es que este cuerpo tiene un acosador. Ese mismo maniático es quien terminó dejando viudo a este cuerpo y hasta matándolo.

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