Siendo sincera, el trabajo de mesera en una cafetería tan concurrida, no era lo que esperaba para sus jovenes veinte años, pero una carrera universitaria y una renta mensual le obligaba a atender a cientos de clientes por mes, curiosamente de los que nunca se fijaba; todos eran rostros y gestos dispersos, que se quedaban en su mente lo suficiente como para entregar sus ordenes y continuar con su rutina laboral, pero esos dos concurridos clientes eran la excepción a su memória.
Sus rostros parecian estar marcados a fuego en su memória; sus recurrentes visitas a la cafetería, sus particulares actitudes con el otro, y la infaltable misma orden de una café amargo y una porción de algún postre, eran las marcas de esos dos chicos.

Uno de rasgos suaves, casi femeninos, ojos grandes, labios abultados, nariz simétrica, de particular risa, y de cabello ligeramente largo y negro. Vestía muy bien, y contaba con perfectas proporciones corporales; era basicamente el estereotipo masculino de belleza asiático, un ideal.
Claro que nunca venía solo, siempre acompañado de ese pálido chico, de baja estatura, labios finos, ojos rasgados, cabello rubio y lacio, con una expresión seria, pero de sonrisa enternecedora.

Eran distintos en apariencia, pero mostraban un gran lazo entre ellos. Polos compatibles, dos piezas de rompecabezas, uno para el otro; no había otra explicación para todas esas señales que mostraban, señales que hasta esa simple mesera notaba.

Seokjin y Yoongi se llamaban, no recurrió a preguntar para saberlo, solo estuvo en el momento correcto para escuchar como se comunicaban entre ellos. Su trabajo no implicaba no poder escuchar a grandes rasgos conversaciones ajenas, y gracias la pizca de curiosidad que siempre le invadía, nunca evitaba hacerlo, asi que cada vez que esos chicos volvían a su acogedor lugar de trabajo, los oía.

-Yoongi chi... Quiero cambiar el color de mi cabello, extraño el rosa, ¿crees que deba hacerlo?- La sonrisa esperanzada de ese chico era pura añoranza, y a pesar de que se mostraba un poco tonto por sus infantiles gestos, el chico que le acompañaba, siempre lo miraba con un brillo excepcional en sus ojos.

-Cualquier color te sienta bien, Jinnie. Aúnque tu cabello fuera de un chillante verde, tu aspecto se mantendría igual de hermoso, gracias a tu lindo rostro.

Sus mejillas se tornaron de un marcado rojo al notar que había interrumpido ese romántico ambiente; en donde Yoongi, en algún punto de su halagador comentario, acarició con amor el rostro de Seokjin, con tal suavidad y apreció que hasta ella, siendo solo una simple espectadora, se sintió avergonzada.

Al dejar la orden en la mesa, no notó ningúna reacción de pena en ellos, simplemente se limitaron a agradecer por el servicio y continuar con su llana conversación.

Para esa joven trabajadora estaba claro lo que allí ocurría: Era una definitiva y clara cita de novios.

No juzgaba a esos chicos, ciertamente le emocionaba que estuvieran juntos; verlos tantas veces coquetear entre ellos, sus miradas, toques, gestos, cariño; había logrado que se intrigara por su relación.

Sus pensamientos divagaron por mucho tiempo entre muchas ordenes y variados clientes, hasta que tuvo que volver a la mesa de esa definida pareja de chicos con su respectiva cuenta.

-Esta vez pagare yo, Yoon, tómalo como un regalo- Recibió la tarjeta que ese hermoso muchacho le ofrecia, y solo le tomó pocos minutos cobrar la cuenta y volver a la mesa que esa pareja compartía.

Recibió una sonrisa de agradecimiento por su servicio y un simple adios para finalizar; pero de algún lugar de su ingenua mente, y guiada por su intuición, se despidió, sin esperar tal agresiva, sorpresiva y unísona reacción, de esos ambles chicos.

-Gracias joven, vuelva pronto, y que tenga un buen día, usted y su novio.

-No somos novios.

Ese día, esa pobre mesera pidió el resto del día libre porque su terrible decepción y frustración no le permitieron continuar normalmente con su trabajo.

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2/2

Bro, no lo digo seguido, y no sé si lo sepan pero Yoonjin esposos.💕

Gracias por leer. ❤