Oh hermosa ciudad, siempre llena de vida y de personas corriendo de un lado a otro como locos, mi nombre en estos momentos es irrelevante, solo soy alguien "normal" caminado por las calles mientras voy a la escuela... a menos que algo se atraviese en mi camino como por ejemplo es auto que viene volando hacia nosotros.

Mientras que los demás se alejan y corren despavoridos yo solo sigo caminado, se que vendrá "alguien" y atrapará el coche antes de que impacte con el suelo, ira a golpear a quien lanzo eso y después todos aplaudiran, y dicho y echo, ni siquiera habían pasado tres segundos desde que pensé eso que ya estaba aquella chica de cabello rojizo deteniendo el auto y terminando el trabajo que se les ha dado a los nuevos héroes, todos aplauden y le dan las gracias actualmente eso de esconder la "identidad" con una máscara esta de mas, nadie se metería con ellos, son demasiado para ellos y terminarían estampados en algún lugar del mundo... no hay que subestimar el poder de los nietos de aquellos que en algún momento tuvieron el poder.

Continuo caminando, la revista que llevo roba toda mi atención mientras dirijo mis pasos a aquella "carcel" que lo único que me enseña es como el hombre a empezado a retroceder en su evolución, no necesito de esas clases ya se lo que debo de saber y soy mejor que cualquiera...aunque eso se lo debo a mi hermano, él cual a nuestra corta edad, no necesita asistir a la escuela ya que es demasiado inteligente para los demás, solo es un ratón de biblioteca.

Al fin llego a la escuela y me encuentro con algún profesor nuevo con alguna duda sobre su materia a impartir..."que a caso no pueden preparar por ellos mismos su clase", son las palabras que él suele decirme cada vez que le digo que otro profesor pidió de mi "ayuda", continuo mi camino hasta mi salón y me siento en el frio banco para después guardar mi revista y sacar mi cuaderno y pluma para fingir escribir lo que dice el profesor aunque bien podría estar en casa recibiendo lesiones probadas con mi hermano y haciéndolo salir del cuarto de máquinas... ha veces pienso que si él diera las clases, sería mas fácil de entender...aunque sería muy aburrido ver su cara.

Pasan las horas, siempre son aburridas, siempre las mismas platicas y siempre los mismos halagos hacía los héroes que los protegen aunque sean pocos en aquella ciudad, una chica pelirroja con una fuerza digna de "dioses", un chico de cabellos platinado con un tercer ojo en la frente, un chico de piel azul que no importa cuantas heridas le hagas aún se mantendrá en pie, una chica que no tiene nada de extraordinario, solo es muy buena en batalla y muy flexible y por último está otro chico que tampoco es extraordinario solo es alguien que puede ver y generar planes, nunca sale del pequeño cuarto que estos héroes tienen porque no es capaz de pelear, así que nadie lo conoce porque...quien quiere al pobre técnico que esta tras las pantallas, aunque a este no le molesta en lo más mínimo, de hecho...nada parece molestarle o generarle alguna emoción.

Las clases terminan, hoy a sido un día tranquilo, nadie a robado, atacado o a aparecido algún "villano" que esta enojado con este mundo y quiere destruirlo, porque si, a pesar de que se gano la guerra hace años, algunos de los que se quedaron a vivir aquí odiaron a ese chico por cerrar las comunicaciones, perdieron mucho y nosotros también pero eso no lo entienden y solo les interesa sus perdidas.

Llegó sin ningún problema a casa, una pequeña casa con tres cuartos un y medio baño, un baño completo, cocina, comedor y una pequeña sala, pero con una pequeña modificación, donde debía haber una pequeña bodega en realidad es un elevador, nuestro tío estaba obsesionado con esas personas que tenían poder inimaginable. Creo un laboratorio debajo de la casa donde investigaba a esas personas...en específico a una... pero este desapareció años atrás, cuando mi tío murió nos quedamos a cargo mi hermano y yo, así que decidimos hacerlo un "cuartel", donde yo siempre salia corriendo para luchar con todo lo que puedo, contra aquellos que hacen el mal, mientras él me decía las mejores rutas, que podía hacer y me entregaba algún arma, específicamente un "garfio volador", el cual es mi favorito.

Éramos relativamente jóvenes cuando empezamos, pero para ser héroe no necesitas edad, conforme fuimos teniendo fama, aunque todo los vitoreos suelo llevarmelos yo, nadie reconoce a mi hermano.
Algunos chicos se nos fueron uniendo y ahora él es técnico de todos nosotros, aunque no lo parezca, le encanta trabajar con las máquinas, pero no sirve para trabajo de campo, nadie lo conoce ya que no suele salir muy seguido del cuartel, y quienes lo han llegado a ver, lo consideran una sombra de todos nosotros, pero no parece importarle, solo me comenta que él es feliz así...pero a veces siento que el se repite miles de veces una sola frase...

Yo me odio a mí mismo.