11 de febrero, 2019.

Narra Ashton.

Ryan sigue hablando por teléfono mínimo diez minutos más, y aunque está lejos de nosotros, puedo notar todos los movimientos nerviosos y llenos de ira que hace. Poco antes de que me levante para ver que cojones está pasando, cuelga el teléfono y viene con rapidez hasta nosotros, que estamos en los coches esperando a ver que dice.

- Vámonos, necesitamos llegar lo antes posible a mi casa, allí tengo cosas que os podrían interesar acerca de ese tipo. – hace una ligera pausa para pasarse la mano por la cara – no hay tiempo que perder, será cuestión de tiempo que empiece con uno de sus juegos.

- ¿Qué tipo de juegos? – oigo decir a uno de mis hombres.

- Hemos vistos varios secuestros de él, todo empieza igual – suspira- secuestra a la víctima y deja su teléfono en el mismo sitio donde lo hizo, da una ubicación donde se encontrará algo importante y pocos días después empieza con un juego, siempre es diferente, y a menos que lo hagas todo a la perfección, no podrás dar con él.

- ¿Me estás queriendo decir que ese psicópata se dedica a jugar en algo tan importante como un secuestro? – digo alterado – Podría pedir la cantidad de dinero que quisiera, se lo daríamos joder, podría pedir lo que puto quisiera y se dedica a jugar.

- No quiere tu dinero – hace una pequeña pausa y me mira a los ojos – quiere tu dolor.

El silencio inunda el lugar donde nos encontramos, nadie habla y hasta juraría que algunos han dejado hasta de respirar. Con un movimiento de cabeza de Ryan, nos subimos a los coches.

Después de atravesar media ciudad su coche se desvía por un camino que, a menos que te fijes, no lo lograrás ver. Conducimos por veinte minutos más hasta llegar a una casa, en esta solo hay coches, habré contado cinco o seis, y varios hombres se despliegan alrededor de esta, haciendo casi imposible que alguien se cuele.

Una vez hemos bajado de los coches, sin decir nada le seguimos, vemos como hace una señal a uno de los hombres que se encuentra en la puerta de la casa. Jake y yo pasamos sin problemas, pero cuando mis hombres iban a entrar el guardia no les deja.

- Ellos no pueden entrar, – dice con voz gruesa y firme. – el señor ha dicho que solo debe hablar con vosotros dos.

- Está bien. Esperad aquí – digo mirándolos a todos.

Caminamos por un pequeño pasillo hasta llegar al final, y al abrir la puerta, veo a Ryan cogiendo varios papeles y poniendo todo en una mesa.

- Sentaros, tenemos que hablar. – termina de dejar todo encima de la mesa, y una vez estamos todos sentados, comienza a hablar - ¿Estáis seguros que todos vuestros hombres son de fiar?

- Nos deshicimos de los traidores hace tiempo.

- Pues al pareces no lo hicisteis con todos, veréis, - se acomoda y nos mira fijamente – por todo lo que he podido investigar acerca de él, casi todas las veces que ha cogido a la víctima ha sido por chivatazos.

- Explícate mejor, porque a menos que tengas una explicación buena, no pienso desconfiar de mis hombres.

- Lo he vivido en carne propia ¿vale? – se remueve incómodo sobre la silla – se llevaron a mi madre hace cuatro años, en ese entonces seguimos su juego, pero cuando estábamos llegando al "último nivel" – dice haciendo comillas con sus manos – el cronómetro que suele poner se acabó antes de tiempo y se escuchó un disparo – traga fuerte y sigue hablando – fue cuando nos dimos cuenta que uno de nosotros le iba informando que tan rápido superábamos las pruebas. Cuando sonó ese disparo, nos dimos cuenta que mi madre estaba en la habitación de al lado, y cuando el cronómetro acabó, un disparo salió derecho a su cabeza.

- Enséñame que tienes- digo decidido y él me pasa los papeles.

Reviso los papeles uno a uno, fijándome en los detalles, todas las víctimas murieron a causa de que el tiempo terminó en la última prueba. Reconozco todos los nombres que en estos aparecen, son hombres importantes, pertenecientes o no a nuestro mundo, eso parece darle igual. Puedo notar como Ryan ha seguido de cerca cada uno de estos casos, y siempre terminan igual: un chivato y un muerto.

- Quiero ayudaros – dice con voz queda – necesito encontrar a ese hijo de puta, sé que nunca está en el lugar donde la víctima se encuentra, pero siempre está cerca para verla morir.

Antes de que pueda decir nada mi teléfono empieza a sonar, y aunque corto la llamada, este vuelve a iluminarse con la vibración que siempre le acompaña. Pasa esto mínimo siete veces, hasta que decido cogerlo.

- ¿Qué? Estoy en algo importante, todo lo que tengas que decir que sea rápido.

- Ashton, soy Matt – oigo decir – ha llegado un mensaje al teléfono de Yvonne del mismo número que le llegaban las amenazas.

- Un momento – digo mientras pongo el altavoz para que los demás consigan escuchar lo que dice- ¿Puedes repetir, Matt?

- Ha llegado un mensaje al teléfono de Yvonne del mismo número del que le llegaban amenazas ¿te lo leo?

- Por favor- digo mientras les miro.

- Es hora de jugar Ashton, sé que estuviste en la granja, muy desconsiderado de tu parte destrozar todo. Tenéis doce horas para desactivar la bomba, tan solo lo haréis sin conseguís acertar el siguiente acertijo: El pozo de almas negras sedientas de dinero, adrenalina camuflada de miedo, sangre derramada con ansia de poder. Te aconsejo que seas rápido. – un suspiro se escucha detrás de la línea – es todo lo que dice Ashton, y no entiendo a qué se puede referir con ello, supongo que será una localización, si encuentro algo te llamo.

- Vale Matt, muchas gracias – cuelgo la llamada.

Veo a Ryan moverse rápido por la sala, rebuscando entre cajones, veo suelta una ligera sonrisa cuando encuentra algo y al poco tiempo ya está sentado otra vez. Veo el mapa que ha extendido sobre la mesa, y veo que destapa un rotulador.

- Escuchadme, el acertijo está dividido en tres partes, pero todo se tiene que juntar en una – comienza a hacer círculos de color azul sobre el mapa – esto son todos los cementerios de Los Ángeles, – hace lo mismo, pero de color verde – todos los lugares donde hay adrenalina, - y repite este acto una tercera vez con uno de color naranja – y estos son sitios emblemáticos donde se ha derramado sangre con algo de poder. – mira atentamente el mapa – tenemos que encontrar un lugar que tenga las tres cualidades. Es hora de trabajar chicos.

Después de cuatro horas estudiando todos los lugares que ha señalado Ryan en el mapa, siento que algo se nos escapa de las manos, ninguno de esos lugares tiene las tres características que dice en el mensaje.

- Creo que se nos está escapando algo – digo demasiado alto haciendo que estos me miren atentamente – ninguno de estos lugares tiene las tres características, además, no creo que haga eso en medio de Los Ángeles.

- Tienes razón – oigo a Jake decir – debemos de buscar en sitios ilegales, donde la gente que lo frecuente no valore su vida.

Después de cuatro horas más, hemos seleccionado cinco lugares donde sería posible que la bomba se encontrase; tres de ellos son bares, un gimnasio ilegal y Black Hole.

- Descartamos los bares – dice Ryan – demasiada gente alrededor.

- ¿Nos dividimos y vamos a los dos lugares que faltan? – pregunto.

- No – dice Ryan tajante – debemos elegir uno, esto lo tenemos que hacer solos, ir mentalizándose ya, de los que hay ahí fuera, no nos podemos fiar.

- Black Hole – dice Jake en alto- ¡claro! ¿cómo no nos hemos dado cuenta antes? – le miro atentamente y sigue hablando – almas sedientas de dinero, todas las apuestas que se realizan; adrenalina, lo que se siente al poner el coche a doscientos; y sangre derramada por ansia de poder, todo los que han muerto por querer ganar.

- Vamos – digo mientras cargo la pistola – nos quedan cuatro horas, y hasta que lleguemos allí se nos van dos.

Salimos todos de la sala con rapidez, cuando mis hombres me ven aparecer, mando a todos a casa, y se van sin rechistar. Una vez se han ido, nos ponemos en marcha a Black Hole, acelerando el coche todo lo posible.