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Final

Caminé por el largo pasillo de la UCI con una gran sonrisa en la cara. Recordé que el doctor me indicó que ese día le quitarían a Matías la medicación que lo mantenía en coma y era muy posible que empezara a despertarse. Nada quería más que volver a ver el brillo de sus ojos; mis oídos extrañaban su voz y mi corazón su risa.

Al entrar en el cubículo que ya conocía de memoria, me alegró ver su cama vacía. Justo detrás de mí entró una enfermera con implementos que dejó sobre la mesa debajo de la ventana.

—Disculpe, buenos días, ¿a dónde han transladado al paciente que estaba en este cubículo?—Me dirigí a la enfermera.

—¿Es usted familiar?

—Soy su novia.

La expresión en el rostro de la mujer cambió por completo. Se acercó a mí y, con mucha suavidad, me tomó del brazo y me invitó a salir del recinto.

—Quiero que esté muy tranquila —susurró—, buscaré al doctor y él le explicará todo en un momento.

Sus palabras me estremecieron. ¿Por qué necesitaba calmarme? ¿Acaso no se lo habían llevado a una habitación más grande?

El minutero de mi reloj de mano estaba batiendo el record a la lentitud. Después de lo que me pareció una eternidad, vi que la enfermera con la que había hablado era abordada por un doctor joven que lucía preocupado. Eso no me estaba gustando nada.

El doctor tomó una gran bocanada de aire y se alejó de la enfermera para avanzar hacia mí.

—Buen día señorita...

—DoSantos —le interrumpí.

—Señorita DoSantos, quiero decirle que hicimos todo lo que pudimos... —El doctor siguió hablando pero yo solo podía ver sus labios moverse, no escuchaba nada. Todo lo que pensaba era que a Matías iban a darle de alta pero por esa primera frase del doctor, me imaginé que eso no iba a ser así— ...¿tiene dudas, señorita DoSantos?

—Eh, sí, este... ¿qué le pasó a mi novio?

—¿No me ha escuchado?

—Lo siento —murmuré, limpiándome una lágrima tímida que resbaló por mi mejilla—, es que no entiendo, me habían dicho que estaba... fuera de... peligro...

—La verdad es que empeoró de repente, no sabemos por qué, y debido a su edad...

—No estaba tan viejo —Me sorprendió su comentario.

—Entiendo que esto es dificil para usted, tenemos un grupo de apoyo...

—Sólo dígame qué diligencias tengo que hacer para arreglar todo.

Yo podía ser excesivamente calmada por fuera en situaciones de estrés, pero por dentro era como un castillo de naipes que se derrumbaba con una leve brisa. Nunca me imaginé que tendría que pasar por esto nuevamente, pero ya había enterrado a seres queridos antes. ¡Dios, enterrar seres queridos! ¿Por qué la vida se empeñaba siempre conmigo? No me parecía justo que ese fuera el final de nuestra historia. Tantos planes que había imaginado con él; toda mi felicidad ahora se me iba de las manos y no sabía si esta vez sería capaz de recuperarla. Nunca había sentido tanto dolor sin haberme lastimado físicamente ninguna parte del cuerpo.

Me pidieron que saliera de la UCI y hablara con el encargado en el área administrativa para el papeleo correspondiente. Aunque no era un familiar, podía ir adelantando los trámites mientras llegaba su familia, a la que ya habían dado aviso. Lily me estaba esperando afuera cuando la vi, me derrumbé en sus brazos.

—¿Qué pasó Sofi? —dijo mientras me abrazaba.

—Matías... falleció —sollocé.

—¡¿Qué?! ¿Cómo es posible? Me habías dicho que estaba bien.

—Eso creí yo también pero acabo de hablar con el doctor...

—No, no, no, esto tiene que ser un error. Vamos a hablar con alguien de la administración.

Me haló del brazo con fuerza y empezó a preguntarle a todo el que veía con un uniforme la forma para llegar a administración. Cuando llegamos, Lily tuvo que salir a contestar una llamada de su trabajo, que insistentemente hacía vibrar su celular, por lo que no tuvo más remedio que atenderla.

Estaba esperando que la señorita de la recepción me atendiera cuando sentí que alguien detrás mio me llamó e inmediatamente reconocí la voz. Reconocería esa voz hasta quedándome sorda.

—¿Carlos? ¿Qué haces aquí? —No lo veía desde que terminamos, es decir, desde que Lily y él terminaron.

—Oh, ¡Dios mio! Sofia, ¿qué haces aquí?

Recordar la respuesta a esa pregunta me hizo romper en llanto nuevamente. Y yo que decía que era fuerte para estas cosas. Carlos se compadeció de mí y me abrazó cariñosamente, lo que sólo hizo que el llanto se intensificara.

—Vine a visitar a mi novio en la UCI, tuvo un accidente de auto hace unos días, pero me dijeron que...que...falleció...

—¿Eras novia del anciano?

—¡¿Anciano?!—¿Por qué todos se empeñaban en tratarlo como un anciano? Era cierto que tenía algunas canas, pero no pasaba de los cuarenta. ¿O es que ahora pasas los treinta y entras en la tercera edad?

—Hoy solo ha fallecido una persona en la UCI, y fue un anciano con pocas esperanzas de vida...—Su rostro cambió de repente, ante la presencia de lo que parecía una idea— Ay, ¡No otra vez!

Yo no entendía nada, y Carlos debió adivinarlo por la expresión de mi rostro. Amablemente me pidió que lo acompañara nuevamente a la UCI, sin darme ninguna explicación de lo que haríamos ahí.

De nuevo en la UCI, vi que Carlos hablaba con varias personas, quienes ante su solicitud buscaban registros en los computadores y los archivos del lugar. Desde cierta distancia, pude ver cómo se llevaba las manos a la cabeza y daba un puño al mueble de la estación de enfermeras donde le habían entregado los papeles.

—Dime Sofía, ¿el nombre de tu novio era...?

—Matías Lopera—respondí confundida.

—¿Edad?

—Treinta y siete.

—¡Maldita sea! —susurró tratando de que yo no lo escuchara, pero fracasó.

—Carlos, ¿qué pasa? —Estaba muy confundida y necesitaba que fuera claro conmigo, mi pobre corazón ya no podía soportar una sorpresa más.

—Hace unos años hubo una confusión con la muerte de un paciente, fue todo un embrollo, puede pasar con el personal nuevo, ¿recuerdas el nombre de la enfermera con la que hablaste?

—¿Quieres decir que todo ha sido una confusión? —La esperanza se apoderaba de mi pecho con cada palabra de esa pregunta.

—Es posible, Sofi ¿nombre de la enfermera?

—La verdad no se lo pregunté, estaba demasiado impactada.

—Entiendo —Se alejó de mí para regresar a la estación de enfermeras.

Como ya no era capaz de imaginarme más cosas sin entender realmente qué pasaba, me acerque a Carlos y a la enfermera con la que hablaba detrás del mostrador.

—Quiero saber ya mismo qué está pasando ¿A dónde se han llevado a Matías Lopera, el hombre de treinta y siete años que estaba en el cubículo cinco? —Mi voz fue firme y enérgica, ya no era la debilucha mujer que se había derrumbado unos momentos antes al decirle que el hombre al que amaba había muerto; la esperanza de que todo fuera un error había desatado una leona dentro de mí.

—Señorita DoSantos...—La enfermera no sabía cómo continuar— creo que todo ha sido un error. Parece que el señor Lopera ha despertado del coma y lo han trasladado a la habitación 224.

Mi mirada vaciló entre ella y Carlos, quien me veía con notable vergüenza.

—¿Qué demonios es esto? ¡¿Una maldita broma?! —Había perdido toda mi cordura—¿Quienes demonios se creen ustedes para no hacer bien su trabajo? He estado a punto de llamar a su familia. ¡Oh.Dios.Mio!

Empecé a hiperventilar mientras pacientes, enfermeras y visitantes volteaban a verme como si hubieran orquestado una coreografía. Poco me importaba incluso que alguien me estuviera grabando y me subiera a Youtube como "mujer pierde el control y agarra a golpes a la enfermera de la UCI".

—Sofía, cálmate por favor —pidió Carlos.

—¡¿Cómo me voy a calmar?!

Cuando me disponía a descargar un listado de improperios contra Carlos y las ineptas enfermeras, entró una llamada a mi celular.

—Lily, estoy en la UCI, ven pronto —Le contesté a mi amiga que me llamó al no encontrarme en la administración.

—¿Qué pasa ahora, Sofi? —Noté los nervios al otro lado de la línea.

—Te lo cuento cuando vengas.

—Ya mismo voy para allá —Colgó.

♠️♦️♣️♥️

No podía quedarme quieta en el pasillo afuera de la UCI. Cuando mi voz comenzó a sonar demasiado fuerte, tuvieron que sacarme —no de la manera más amable, debo agregar— del recinto, cuando varios pacientes se quejaron por el ruido.

Carlos estaba parado junto a mí haciendo unas llamadas, cuando Lily llegó. Se sorprendió al verlo, pero en ese momento creo que yo fui más importante que su pasado.

—Sofi, ¿estás bien? ¿Qué pasa? ¡Explícame por favor!

—¿Puedes creer que los ineptos de este hospitalucho se han equivocado de paciente?

—¡¿Qué?! —La cara de Lily no podía expresar más sorpresa.

—Pues que Matías no está muerto, lo han confundido con... —No pude terminar de explicarle cuando la vi, enfurecida, intentando entrar a la UCI.

—¡Es el colmo! —gritaba— ¡Ineptos! ¡Quiero hablar ya mismo con el director de esta clínica, vamos a hacer que los despidan a todos! ¡Los vamos a demandar!

—¡Lily, cálmate! —La tomé del brazo para alejarla de ahí, mientras sentía nuevamente la mirada de todo ser vivo a menos de cien metros de nosotras.

—Listo, ya podemos ir a la habitación correspondiente... —Carlos y Lily intercambiaron una mirada incómoda mientras él se disponía a indicarnos el camino.

Las cosas entre ellos no habían terminado muy bien, sobretodo para Lily. Irónicamente, fui yo la que la consoló luego de que terminaran, y no fue una experiencia muy agradable para mí, pero los padres de ella acababan de irse del país y yo era su única amiga.

♠️♦️♣️♥️

Entramos a la habitación de Matías los tres juntos, y no pude evitar arrojarme sobre él al ver de nuevo el brillo de aquellos ojos que me habían enamorado. Él trató de evitarlo, pero se quejó un poco cuando lo abracé, aunque traté de hacerlo suavemente. Como si estuviera viendo un resucitado, no pude evitar llorar y agradecerle a Dios por el milagro, aunque en realidad no lo fuera.

—Yo también me alegro de verte, amor —sonrió.

—No sabes... no te imaginas —¡Oh, por favor! Odiaba no poder hablar por el llanto.

—Creo que es mejor que los dejemos solos, me alegro que estés mejor, Matías —Lily miró a Carlos y le hizo una seña para que salieran del cuarto.

—¿Qué pasa, Sofi? Me estás asustando.

—Lo sé, perdóname —Vi un vaso con agua en su mesa de noche y la bebí de un solo sorbo. Necesitaba calmarme para poder hablar—, no es nada grave. Lo importante es que ya estás despierto. En unos momentos el doctor Martínez vendrá a hablar con nosotros.

Me incliné para abrazarlo nuevamente. Si pudiera, me quedaría pegada a él durante el resto de mi vida; ahora sabía lo que sentiría si algún día me faltara.

¡Helouuu!

Sé que pensarán que soy una persona cruel y sin corazón por jugar con sus sentimientos... pero la vida también es cruel a veces...

¡Nah! Solo quise divertirme un rato 😂

Muchas gracias por seguir esta historia que con tanto cariño estoy escribiendo.

No me odien, prometo portarme bien de ahora en adelante.

¡Un abrazote!

Ah, y por cierto, continuará...


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