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Capítulo 1


La fresca tarde, el débil airecillo
que acaricia los rostros, la naciente
luna al ocaso como medio anillo,
de paz difunden regalado ambiente.
(...)
Y el abanico matizado oponen,
o con arte mejor, con más encanto,
volviendo el blanco cuello se disponen
a huir del rayo que las hiere tanto.
José Zacarías González del Valle

Tan pronto el sol procede a su descenso y concluida la comida, el renombrado e infaltable habano Dos Amigos traído en el seno de una cajita hecha con cedro, es encendido por mi padre mediante un carbón acunado en el brasero. ¡Deleite al paladar y todavía más al olfato! Aunque ninguna dama fuma, mi madre y yo no estamos privadas de semejante exquisitez. El café viene después, servido como es procedimiento habitual, en el patio cuando mis padres están acomodados en sendos amplios sillones y yo reclinada en el muro del brocal.
El calesero, un negro provisto de si bien reducidas, hermosas formas, siendo conocedor de nuestra rutina, engancha el caballo a la volanta vestido con su exuberante librea, polainas de piel y espuelas enormes. Mi madre aprovecha para incitarme a componernos para el festejo que esta tarde se celebra. Ella opta por un vestido al estilo imperio; yo, por mi parte, me decanto por una bata cubana. Luego me retoca los bucles y envuelve en el soplo de viento perfumado. ¡Aroma exudado por azahares!
―Ya estás en edad para contraer nupcias ―me dice pellizcándome las mejillas para hermosearme todavía más el rostro. Luego me acerco a la arqueta donde guardo los abanicos y tras unos instantes de tener el ánimo perplejo entre la resolución y el contradictoio juicio, me decanto por uno cuyas barajas son de mangle rojo y con un país que destaca una magistral delineación de calados y flores al bolillo y cuyo chasquido, cual estruendo se tratara, anuncia su excelente factura. Por último arranco una flor de mariposa que nos deleita con su perfume desde una exuberante plantación sembrada en el patio rodeando la fuente, y al cabello, sostenida por una peineta hecha con caoba.
Aunque el carruaje no carece de su típico paño azul obscuro con urdimbre y trama toda en lana, tomo la sombrilla de encaje blanco adornada con cintas rojas y azules para ostentar los colores presentes en mi bandera; muy a pesar de los regaños provenientes de doña María.
―Con las mejillas encendidas te ves más coqueta.
Mi padre, de pura estampa sevillano y acostumbrado a los laboreos del ingenio desde los primerísimos albores de su juventud. Mi madre, francesa criolla establecida en la vecina Villa adjudicada al patronazgo de Nuestra Señora de la Asunción e hija de un acaudalado y muy influyente cafetalero. Poco caso le hacen a la intensidad, en estos meses estivales, a los rayos provenientes del astro rey. Yo, de cuya ascendencia morisca resulta innegable mi procedencia por los ojos aceitunados, y debido a la blanquísima tez que delata sin moderación alguna lo procedente de la norteña región europea, obligada estoy a protegerme bajo la sombra aun cuando sean los haces posteriores a la siesta.
Esta tarde no pasearemos por la Alameda de Isabel II como es costumbre, ni mi padre tomará asiento bajo su arboleda que sirve de cobertura a una amplia senda donde está nuestro carruaje tierra de por medio junto a victorias, coches, tílburis y quitrines ocupados por las damas entre humos Sus Cabañas encendidos abiertamente y siendo servidas por sus criadas todas vestidas con muselina blanca y mantillas de blonda, con refrescos comprados a los vendedores ambulantes ubicados entre berlinas que para nada escasean ni uno ni otro.
Desde una calle que da al muro lateral perteneciente a la Cárcel de Tacón y a poco menos de la fachada que le toca por propia a la puerta de Colón que da frente al antiguo teatro de VillaNueva y actual casa de vecindad: infumable guarida de gente con pocos recursos, sustancia y medios de vida que da su fondo al terreno yermo. Allí parqueas tu carretón muy próximo a una de las cinco bandas que discurren a lo largo del Paseo.

Fin del capítulo 1

Próximamente

¿Qué pasó en ese encuentro en el paseo de Isabel II?
¿Adónde se dirige esa tarde con su madre?
¿Por qué no quiere encontrarse con su amado esa tarde?

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