20
Taehyung se removio con lentitud del sofá aún sintiendo un poco de sueño habitar su cuerpo, se talló con levedad sus ojitos buscando así las fuerzas necesarias para despertarse, pero lo que lo hizo despertar fue un delicioso aroma.
Finalmente abrió sus ojos y fijo su mirada de donde provenía ese delicioso aroma, reconocía ese olor, era el olor a galletas recién horneadas, se levantó del sofá y con pisadas lentas por el leve sueño se dirigió a la cocina donde miró a Jungkook sacar una bandeja del horno donde había varias galletas de chispas de chocolate.
— Hola, cielo.
Lo miró con curiosidad antes de contestarle aún intentando despertarse por completo, lo cual funcionó.
— Hola... ¿y ésto? — Preguntó con curiosidad acercándose a la barra de la cocina donde se encontraban las galletas.
— Sé que te gustan las galletas de chispas de chocolate, me lo comentaste hace unos días que tenías antojo de unas, pero unas hechas en casa así que miré unos tutoriales — Sonrió con orgullo y ternura al ver la expresión del castaño, tomó una de las galletas para entregársela — ¿Cómo salieron?
Él más bajo tomó la gran galleta en sus manos, estaba caliente, se sentía esponjosa y se veía realmente buena, casi sacada de una revista. Mordió un poco la galleta y no pudo evitar sonreír ante lo bueno que sabía, de algún modo era cómo un abrazo cálido y lleno de amor al corazón.
— ¡Está deliciosa! — Le comentó con emoción para seguir comiendo la galleta felizmente.
El de cabellos azabaches sonrió al notar la emoción y alegría del rostro contrario viendo como devoraba la galleta cómo si hace años no comiera.
— Come con lentitud, amor, no quiero que te duela el estómago después — Mencionó riendo con suavidad, agarró un gran plato y comenzó a dejar ahí las galletas de chispas de chocolate.
— Es que está muy rica — Se excusó.
Caminó hacía Jungkook para abrazarlo con suavidad cómo agradecimiento por el tan precioso detalle, Tae sentía tantas emociones juntas que no sabría describirlas con precisión, siempre soño con un día despertar por el delicioso aroma de unas galletas recién horneadas, entrar a la cocina y ver al amor de su vida mientras sacaba las galletas del horno, eso acaba de pasarle, pero con la excepción que ese amor de su vida era a su vez su secuestrador.
No sabía si asustarse ante las nuevas emociones o dejarse llevar por estás mismas y llorar en su pecho al sentirse tan bien de cierta manera, se sentía amado, realmente se sentía así y la calidez que dominaba en su pecho era una confirmación de ello, sin poder evitarlo, término llorando mientras se aferraba al abrazo, sentía que mojaba la camisa blanca del más alto, pero a él parecía no importarle porque sólo correspondió el abrazo dándole caricias en su espalda, imaginaba que lo hacía para que se sintiera más seguro y tranquilo, y funcionaba.
Su lado racional decía que estaba mal sentirse así de protegido y amado por su secuestrador, permitir que le diera esa paz que siempre había anhelado y bajar sus defensas, mostrarse vulnerable a él, pero ¿qué podía hacer si su corazón y cuerpo reaccionaban así? Se estaba cansando de pelear contra si mismo, ya no peleaba con Jungkook, sino con su propia mente y... Estaba harto de ello, solamente quería sentir, vivir las emociones que le transmitía sin sentirse culpable.
— Gracias por hacerme galletitas, kookie.
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