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11

Un joven se encontraba sentado en la cama viendo un cuaderno fijamente a la vez que mordía de manera insistente su labio inferior mientras sus ojos se cristalizaban, no podía creer las palabras que había escrito, debía ser una broma cruel de Jungkook... No, Dios ¿por qué le dice Jungkook en lugar de psicópata?

" Esto no puede estar pasandome" Pensó dejando salir varias lágrimas que ahora mojaban la hoja de aquel cuaderno, o como él le decía su salvación para no caer en la locura. Parece ser que no le sirvió.

Sentía asco, importancia, tristeza, decepción; era una tormenta de emociones.

Aventó su cuaderno gritando de manera desgarradora mientras dejó salir en total libertad sus lágrimas, ni en sus peores pesadillas habia visto aquella escena donde a él le agradaba su secuestrador, donde lo veía como un ser humano, espera ¿agradar? Ya no sabia si era la palabra correcta.

— N-no puedo estar enamorado de él, no puedo ¡Es un psicópata asqueroso! — Se repetía a él mismo entre sollozos.

Se levantó de la cama comenzando a destrozar todo lo de su habitación buscando con esto al menos desquitar su rabia. Hacía caer los muebles, rompería los espejos, todo lo que veía, necesitaba desahogarse de alguna manera, sacar esto de su pecho.

— ¿Me puede dar una cartulina blanca, por favor? — Preguntó Jimin a la vez que dejaba el dinero en el mostrador.

— Claro — Respondió amable él señor entregandole lo pedido.

— Muchísimas gracia, que tenga lindo día — Le regaló una dulce sonrisa.

Salió de la papelería dedicandose a ir a la casa de su buen amigo taehyung, tenian que hacer un proyecto escolar que habían pospuesto demasiado sin embargo  se detuvo derrepente recordando el estado en el que se encontraba Tae, quizás debería comprarle una sorpresa para animarlo, sabía bien que eso no haría gran diferencia por su situación pero le haría pasar un buen rato y hasta quizás hacerle sonreír.

Emprendió camino a una dulcería muy famosa de la ciudad por tener gran variedad y ricos dulces, y lo más importante es que ahí solía ir bastante su amigo así que sería un regalo ideal, apenas entró buscó con la mirada unos 'pockys' era la golosina favorita de su mejor amigo, para su mala suerte no estaban donde siempre que era justamente en caja, preguntando le dijeron que los habían colocado en uno de los pasillos finales junto a otras golosinas japonesas, comenzó a caminar a aquella dirección pensando en cual sabor le vendría mejor, él decía que su favorita era las de fresas pero últimamente comía muchísimo de matcha.

— Jimin.

Aquella voz lo saco de inmediato de sus pensamientos y volteo a ver a quien esperaba, Jungkook.

— ¡Hola! Que sorpresa verte por aquí, casi nunca sales.

— Decidí ser más social ¿sabes? El estar solo dicen que hace bastante mal, pero dime ¿buscas algo? puedo ayudarte.

— Sí, buscó unos pockys, me dijeron que lo cambiaron de lugar y

— Oh, yo tambien vine por esos pero ya no hay.

— ¿No? Me habían dicho que sí y estaban...

— Vengo de ahí, no hay, pero conozco otro lugar donde venden, esta cerca.

El más bajo le miró algo extrañado, no sabía por qué esto le resultaba bastante raro y hasta... Algo dentro suyo se removia avisándole que algo bastante malo le iba a pasar, Jungkook jamás había sido el tipo de persona la cual invitaba a los demás a cualquier plan por más pequeño que esto era, pero trató de restarle importancia, él mismo dijo que intentaba ser más sociable.

— Esta bien, vamos.

Le regaló una dulce sonrisa la cual fue correspondida, el más alto le indicó que le siguiera lo cual hizo pero aún sintiéndose bastante intranquilo, algo estaba mal pero no sabía que era, sentía su corazón apretujarse y una voz en su cabeza avisarle que corriera de ahí.

— Jungkook... No veo tiendas...

— Después no podía ver y me levanté en un cuarto amarrado a una silla y él... estaba ahí — Agregó Jimin sintiendo un nudo en su garganta, no se atrevía a decir quien era, aún temía por su vida pero sabía que debía hacerlo, para salvar a su amigo, para evitar que otra persona sufra.

Jin se dedicaba a abrazarlo, tenían que ir a la policia pero él se negaba por alguna razón.

— Jimin, sé que tienes miedo, pero no podemos dejar que un loco este por las calles, tal vez él es quien tiene a Tae.

El contrario asintió, sabía que tenía razón, debía hablar y dejar el miedo de lado pero... si lo hacía no solamente él moriría, sino que mataría a su amigo, él siempre estaba cerca, sabía todo.

Estaba por hablar pero un ruido proveniente de la cocina lo hizo saltar sintiendo sus ojitos cristalizarse ¿no estaban solos?

— ¿Hay alguien m-más en la casa?

— Tranquilo, Jimin, es mi hermano Jungkook que vino de visita, no tienes que preocuparte.

Un escalofrío le recorrió de pies a cabeza y sintió todos los colores abandonar su rostro al escuchar ese nombre, no debía ser real... ¿era su...? Dios mío, claro que lo era ¿cómo fue tan estúpido? Rápidamente se levantó dispuesto a marcharse pero para su mala suerte, el pelinegro llevaba la delantera, pues salió de la cocina con una actuación digna de algún premió.

Cuando lo vió correr hacia él, casi huye pero el miedo lo tenía paralizado y sus ojos estaban llenos de lágrimas, solo lo sintió envolverlo en un fuerte abrazo y su hombro mojarse... estaba llorando, fingía hacerlo.

— Pe-pense que estabas muerto... — Murmuro lo suficientemente alto para que Jin pudiera escucharlo, sentía su corazón salirse de su pecho.

¡La persona que lo golpeo! ¡secuestró y amenazó ahora mismo lo abrazaba!

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