“Cinderella's dead - Emeline”

Cuándo llegaron al lugar no necesitaron orientación ya que era demasiado obvio cuál era la casa. 

La música se escuchaba hasta la esquina y Mía se preguntaba cuándo faltaba para que viniera la policía.

Ella aún estaba en shock al ver la casa en la que vivía Hilary. Se juró que nunca había sentido envidia pero en ése momento no pudo evitar preguntarse que se sentiría vivir en ése lugar.

—¡Venga! No demoremos más. —Su amiga la arrastró hacia el interior de la casa, pero se les dificultó la entrada al haber tantas personas dentro.

—¡¿Cómo es que aún éste lugar está en pie!? —gritó sorprendida Mía haciendo que Samy suelte una risa baja.

—¡Porque la fiesta sólo acaba de empezar! ¡Espera a cuándo sea más tarde! —le gritó ésta y la pelirroja no pudo evitar poner cara de horror al imaginarse lo que podría pasar.

Llegaron a la cocina después de verse en la posición de empujar y dar codazos antes de morir ahogadas. Samy agarró dos vasos rojos y cuándo le tendió uno a Mía ella vaciló unos segundos pero la insistencia en la mirada de la morena hizo que aceptara.

—¿Te diviertes? —gritó su amiga ya que la música estaba a tope por todo el lugar.

—¡Acabamos de llegar Samy! —le riñó Mía con la mirada mientras observaba su vestimenta y la de su amiga.

Ella nunca fue fanática de salir de fiesta así que no sabía cómo vestirse. Traía un vestido rojo recogido por los bordes que combinaba con su cabello, por supuesto, el vestido era de su amiga. Mientras, la morena traía un vestido corto esmeralda que le quedaba muy bien.

—¡¿Jackson!? —Mía escuchó a su amiga dirigirse hacia alguien y acto seguido se quedó sola entre tantas personas.

—¡Samy! —le gritó pero la chica ya se había perdido.

Ella no sabía que hacer, estaba sola, algo que le asustaba mucho. Agarró fuertemente el vaso y empezó a caminar a ver si encontraba a Samy pero no había señal de ella.

Empezó a caminar hacia la salida pero chocó con un cuerpo duro.

—Lo siento. —dijo en voz baja mientras agachaba la cabeza. No sabía porqué lo hacía, pero siempre evitaba mirar a los ojos a las personas, éso la ponía muy nerviosa.

—¿Por qué te disculpas? —escuchó que dijo una voz ronca y levantó la cabeza en cuestión de segundos.

Enfrente de ella había un chico muy guapo, era alto y su mandíbula definida era lo que más llamaba la atención en él.

—Porque yo te choqué. —respondió ella en un susurro casi inaudible.

—No, yo te choqué, tú no deberías disculparte por algo que no tuviste la culpa. —Su voz sonaba enojada y ella no entendía que sucedía.

—Lo siento. —repitió pero se vió acorralada por la mirada severa que le dedicó aquel desconocido.

—Debes dejar de disculparte todo el tiempo. —dijo.

—Lo sient... —Antes de terminar la oración se reprendió a sí misma porque era un hábito en ella disculparse por todo a pesar de no tener la culpa.

—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó entrecerrando sus ojos hacia ella.

Mía dudó si decirle o no pero al final se vió obligada debido a que su presencia la intimidaba.

—Mía. —dijo después de unos minutos de debate mental—. ¿Y tú?

—Mía, bonito. —dijo el desconocido mientras repetía su nombre de una forma que la alteró cómo nunca le había pasado—. Deja de disculparte por algo que no has hecho. —dijo éso último y se alejó completamente.

Ella no pudo evitar seguirlo con la mirada y regañarse por no insistir en saber su nombre.

Después de unos minutos ella decidió salir de ésa fiesta pero vió a un moreno muy conocido apoyado en la pared mientras parecía entretenido viendo algo a lo lejos, o a alguien.

—¿Mike? —gritó por encima de la música rezando porque fuera él.

—¿Mía? ¿Qué estás haciendo aquí? —Él se acercó a ella notablemente confundido y la pelirroja suspiró de alivio por ver una cara conocida.

—Tu hermana. —Sólo esas palabras bastaron para que el moreno rompiera en una carcajada sonora. Mía tuvo que controlarse para no besarlo así que giró su cabeza en otra dirección.

—Me imagino. —dijo mientras apoyaba un brazo en los hombros de Mía—. ¿Dónde está? —interrogó.

—No lo sé. —bebió de su vaso para así evitar la mirada de Mike.

—Espera, ¿Samy te dejó sola? —le preguntó alejándose de ellay viéndola serio.

Él se dijo mentalmente que debería hablar con su hermana, ella sabe que Mía no frecuenta los lugares así.

—No te enojes con ella, okey. Sólo quiere divertirse y no quiero ser un estorbo. —dijo en voz baja agarrando un mechón pelirrojo de su cabello y acomodandolo detrás de su oreja.

—¿Cómo no me voy a enojar? Ella te dejó sola aquí. ¿Y si te hubiera ocurrido algo? —Su voz sonaba ronca por el enojo y el alcohol que anteriormente estaba bebiendo.

Mía no pudo evitar sonrojarse al saber que él estaba preocupado por ella. Decidió no contarle lo que había ocurrido con el desconocido para no preocuparlo más de lo que ya estaba.

—No pasa nada, en serio. Además, te encontré a tí y sé que tú me cuidarás. —intentó tranquilizar a su amigo y funcionó porque su cuerpo empezó a relajarse poco a poco.

Se quedaron en silencio y Mía siguió la mirada de Mike y a la persona que estaba viendo.

A unos pocos metros en el patio se encontró con Clara y el chico con el que había interactuado antes. Parecía que tenían una pelea y ella no pudo evitar ponerse celosa porque aún el moreno no la olvidaba.

—¿Quién es el chico que está con ella? —le preguntó intentando entablar una conversación con él.

—Un imbécil, Noah, su novio. —espetó con rabia y un enojo palpable en su rostro.

Ella no supo identificar que fué lo que sintió en ése momento, si tristeza porque él aún estaba enamorado de ella o alivio al saber que la chica había pasado página.

—Oh. —Ella no sabía que decir así que sólo terminó de beber el líquido de su vaso y lo dejó en el suelo.

Se abrazó a sus misma y vió que Clara y el desconocido, que al parecer se llamaba Noah, seguían discutiendo.

—¿Estás bien con ésto? —le preguntó al chico y éste se quedó en silencio viendo la escena. Ella lo tomó cómo un no, sabía qué a pesar de todo él aún seguía soñando con ella.

Clara le propinó una cachetada a Noah y se fue enojada. El pelinegro se quedó en medio del patio mientras acariciaba su mejilla roja.

—Espérame aquí. —escuchó que le dijo su amigo y cuándo quiso darse cuenta él ya no estaba.

—Genial, sola de nuevo. —susurró para sí misma y se recostó en la pared.

La casa estaba llena de adolecentes hormonales, a unos pasos de ella una pareja parecía tener mucho calor, éso la puso incómoda y salió al patio para coger aire fresco.

El pelinegro ya no estaba, en su lugar había una persona muy conocida para ella, y que definitivamente no sabía qué hacía ahí.

—¿Jhiam? —preguntó abriendo los ojos claramente sorprendida.

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¡Hola! 🤍

Tenemos otro capítulo con nosotros, díganme qué opinan.

¿Ustedes cómo se sentirían si su mejor amiga lxs hubiera dejado solas/os en una fiesta? 🙊

¿Y ése chico del principio? Me dió un aura dominante 😼

Admítanlo, ¿Cuántos de ustedes piden perdón sin saber porqué o sin tener la culpa? Por favor, alcen la mano y digan presente 🙋🏼‍♀️

Pero esperen, ¿ése era Jhiam? 🙀

¿Y por qué creen que Clara y Noah estaban peleando? ☕

Parece que el capítulo que viene será interesante, ¿verdad? 😈

¿De dónde me leen? ❓🤔

Gracias por seguir aquí conmigo, es un gusto y un placer 😽

Nos vemos muy pronto ✨