¡Ngh, mi cabeza duele tanto! Es como si estuvieran dándole con un martillo, demasiado ruidoso como punzante.

Ese par de ojos azules parpadean con desorientación, no podía abrirlos bien porque hasta la poca luz que invade la habitación, es muy incómoda.

Entre despierto y dormido él mira hacia un lado de la cama. Fue entonces cuando esos ojos azules se abrieron como platos al ver el deslumbrante ser, dormido de lo más cómodo junto a él.

—¿Eh?...¡Ay!—Retrocedí tanto para atrás que terminé por caerme de la cama.

Ver el rostro dormido de mi jefe, en mi cama. Fue lo suficiente sorprendente para despertarme de mi somnolencia.

¿Por qué mi cuerpo duele como el demonio? Más mi cintura, mierda!! ¿Que sucedió a noche?

—¿Yael?—Se sienta en la cama, frota sus ojos.

Al sentarse en la cama la frazada que cubría su cuerpo, cayó hasta su esbelta cintura.

El rostro de Yael se convirtió en magma ardiente al ver la visibles marcas de dientes y chupones en la pálida piel de jefe.

—¡J-Jefe!—No sabía que más decir, todo es tan confuso.

Mi cabeza es una pared blanca, no puedo ver nada más que solo ese color. ¿Cuánto alcohol tomé anoche? Fue demasiado para terminar de esta manera.

—¿Estas bien?—Se levantó para ayudar a Yael.

Su cuerpo lleva solo un bóxer rojo, Yael no podía seguir viendo el cuerpo de su jefe de una manera descarada. Bajo su rostro solo para llevarse una sorpresa más fuerte.

Él estaba desnudo con muchas marcas en sus muslos, pecho. Sus pezones son dos cerezas apunto de reventar por lo e hinchados. Pero lo que más lo asusto y lo dejo en shock fue lo que salía entre sus piernas, era un líquido viscoso.

Yael en medio de ese shock, había deducido lo que había sucedido. Su alma salió de su cuerpo.

—¿Yael?—Con cuidado lo arropa por completo, lo acuesta en la cama.

¿No recuerda nada? Si es así, ¿en que me convierte eso? ¿En un perpetrador? Debí echarlo cuando aún era consciente de lo que hacía....pero ver esa expresión me hizo olvidar lo que estaba bien y lo que no.

—¿N-Nosotros...lo hicimos?—"¡Y fui el debajo!" Es algo que no puedo decir en voz alta.

Sigo cometido error una y otra vez. No me canso de hacerle las cosas difíciles a otras personas. Lo peor es que no recuerdo nada, pero puedo asegurar que fui yo, quien hizo el primer movimiento.

¿Por qué lo sé? Porqué cuando estoy ebrio me vuelvo de diferente manera, Klaus me lo dijo una vez.

"Yael, nunca bebas demás fuera de casa. Empiezas confundir a las personas conmigo y quieres besarlas."

Desde ese momento no bebía más de tres cervezas o un vaso de vino.... ¡Mencionaria el nombre de Klaus!

Yael vio con temor a su jefe, lo menos que quería era decir el nombre de otra persona en medio del sexo, sin importar que no hubieran sentimientos de por medio. Eso sería desagradable y una bajeza para la persona con la que lo haces.

¿Por qué demonios me lo tomo tan a la ligera? ¡¡Fui yo quien recibo, yo!! Toda mi vida he sido el activo, ¡Como pude ser el de abajo y con mi jefe! ¡Mi jefe!

¿Ahora que voy hacer? Esto no se compara en nada con gritarle como esa vez en el pasillo, esto es mucho más grave.

—Así que, no recuerdas nada—Hablo un poco decepcionado.—Es entendible, nos tomamos unas doce cervezas más dos botellas de vino del 79.

¿Esta bien si miento y digo que tampoco recuerdo nada? No, a Yael ya le han mentido lo suficiente. En su momento se lo merecía por ser un desgraciado, según lo que me contó anoche.

Todo lo que estaba recibiendo era el karma que el mismo ocasionó al ver engañado a su primer ex esposo, la relación más bonita que el mismo destruyó.

—Me disculpó pero no, no recuerdo nada—Están desagradable el no poder recordar nada.

—Yo si lo recuerdo—Lo mira a los ojos—Cada una de tus palabras, suplicas, lagrimas, besos...—Yael cubrió con sus manos la boca de su jefe, Lisandre.

Por alguna razón su corazón había comenzado a palpitar demasiado rápido desde el momento en que, sus ojos hicieron contacto visual con los de Lisandre. Los latidos se volvieron más violentos al escuchar cada palabra saliente de esos dulces labios.

Lisandre no era la excepción, se veía calmado pero en su interior está muy nervioso, ver el cuerpo desnudo de Yael, solo le hace vivir nuevamente los recuerdos de la noche anterior.

—Solo preguntaré unas cuantas cosas, usted solo asienta con la cabeza—Lisandre asintió en acuerdo.

—¿Fui yo... quién lo inició?—Èl asintió.

—¿Mencioné el nombre de alguien mientra lo hacíamos?.

Lisandre negó con su cabeza, Yael suspiro aliviado, eso hubiera sido muy incómodo.

—¿Pedí...pedí ser el de abajo?—Estaba rojo rojo, decir eso fue lo más vergonzoso.

—Sí—Había retirado las temblorosas manos de su boca.

Quiero ser sostenido, solo por una noche. Por favor, hazme olvidar todo por un momento...olvidar que soy un maldito bastardo e imbecíl. Quiero sentir tanto dolor como sea posible.

No merezco sentir algo más que no sea dolor, no merezco nada más que solo dolor.

Sus ojos azules derraman grandes gotas de agua, era una expresión muy lamentable de ver. Pero para Lisandre, es triste.

—Lo sient....

—¡No te disculpes!—Con sus manos sostiene el rostro de Yael—¡No lo lamentes! Nada de esto es tu culpa, él único culpable soy yo.

No quiero que lo sientas, no quiero sentir que solo soy un maldito error de una noche...aunque muy en el fondo lo sé. Pero no quiero escucharlo en voz alta.

—Debí detenerme antes de que pasara a mayores, atarte a la cama hasta quedarte dormido...pero no, cedí a mis impulsos e excitación de ese momento.

—¿Se arrepiente?—Yo, sí. Pero de no recordar nada.

—¿Quieres escuchar la verdad o una mentira?

—La verdad—Mil veces es mejor la verdad, por las mentiras e engaños destruir todo una vez.

—No, no me arrepiento de verte sostenido en mis brazos—Fue una sensación maravillosa, me sentí tan nervioso en ese momento.

Fue como volver a experimentar mi primera vez, pero con diferentes sensaciones.

—Si quieres saber lo que pasa, te lo diré. Pero no sería lo mismo si no lo recuerdas por tu propia cuenta. Contarte todo desde mi punto de vista seria escuchar una verdad que para ti, seria dudosa.

Lisandre deja de estar arrodillado en el piso, va al baño por agua tibia y unos cuantos paños para limpiar el cuerpo adolorido de Yael. No podía seguir viéndolo fruncir el ceño por el dolor en su cintura.

¿Como se pune que lo vea a los ojos sin sentirme avergonzado? ¿Que cosas vergonzosas dije en ese momento? Ni siquiera puedo culpar al alcohol por mis acciones. Dicen que los niños y los borrachos son los que siempre dicen la verdad.

—Se que será incómodo, pero soportarlo por unos minutos—Deja el recipiente con agua hacía a un lado.—Anoche te limpié pero al parecer no logré hacerlo bien—Retira por completo toda la frazada.

Yael se sentía tan nervioso e avergonzado por ser visto de esta manera. Intenta no ver los ojos de Lisandre, demasiado humillante.

Lisandre frota suavemente el paño sobre la piel de Yael, lo hace lo más rápido para que el alfa, no se sienta tan incómodo.

—¡AAhh!—Yael cubrió su boca con vergüenza, su rostro está por explotar por lo rojo.

El beta había rozado sin querer, los dos pezones de Yael, cuanto pasó el paño cubierto de agua tibia.

¡Esa fue mi voz! ¿Desde cuándo puedo gemir algo tan obsceno solo por tocado en mis pezones? ¿Era así de sensible?

Lisandre no quiso o mejor dicho no miró la expresión de Yael, para no ponerlo más avergonzado.

Rápidamente limpió entre las piernas de Yael, le puso una crema para la hinchazón e irritación.

Cuando el alfa salió de la consternación ya estaba nuevamente arropado de cuerpo completo con una nueva frazada.

—Duerme un poco mas—Lo hace tomar una aspirina para el dolor de cabeza—Seguiremos hablado luego. Preparé una sopa para el malestar de la resaca.

—Yo....

—No voy a despedirte, descansa—Salio de la habitación.

No era eso lo que quería decir, solo quería decirte lamento el no recordar nada. Me disculpo por hacerte quedar como el perpetrador.