Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Especial 100k

Advertencia ⚠

Están advertidas 😅

La fiebre no había bajado, era la segunda noche consecutiva en la que su cuerpo vibraba por los fuertes espasmos del abandono, los sollozos lastimeros que insistía en esconder eran casi imperceptibles. Jaemin la observó por la pequeña abertura de la puerta, sólo podía ver su espalda encorvada, su cuerpo oculto en sí mismo hecho bolita y oír el llanto silencioso de su lobo muriendo.

Volvió a la cocina, su corazón apretándose fuerte en su interior, contrayéndose una y otra vez en angustia, cada vez que la veía, cuando la escuchaba llorar solo se veía a ella misma algunos años atrás, quizás por ser Beta ella no tenía un lobo que pudiera morir, pero el sentimiento de inferioridad, de ser inútil, ser arrojada como basura era de las peores cosas que podría vivir un ser humano. Nadie merecía sufrir algo así. Se frotó las manos con amargura. No, ella no se quedaría de brazos cruzados viendo morir a la chica en su cama.

Hace unas cuantas semanas que Seulgi estaba alojada en lo que era su casa y de Yoongi y aunque su hermano ahora vivía con Jimin, eso no significaba que ella disponía de la casa como quisiera. Cuando la omega le pidió quedarse allí no dudó ni un segundo en brindarle posada y en agradecimiento, Seulgi, cada día la despertaba con el desayuno y por las noches la esperaba con comida y aunque Jaemin le había dicho que no era necesario que hiciera eso, ella insistía en pagar por su hospitalidad. Ambas compartían momentos divertidos, las largas noches se transformaban en segundos que transcurrían entre conversaciones sin sentido hasta temas profundos donde se reabrían viejas heridas y se consolaban mutuamente para luego volver a sus cuartos y descansar un poco antes de volver a trabajar. Seulgi esperaba poder solucionar sus problemas con Chanyeol y volver a su hogar, pero todo se desmoronó el día que perdió la marca.

Esta mañana Seulgi se había levantado de la cama unos minutos para contemplar su imagen en el espejo, estaba pálida, los labios resecos y profundas ojeras que llegaban hasta sus mejillas opacas, no había comido, ni bebido pero es que su cuerpo no tenía fuerzas para levantarse, incluso estar parada era un esfuerzo enorme que le tenía temblando las rodillas, se abrazó a sí misma y las lágrimas volvieron a descender. Ya no podía más. Sintió perder el equilibrio y sus fuerzas la abandonaron, pero antes de caer de lleno contra la alfombra fue sostenida por los brazos de Jaemin, levantó la vista y contempló con admiración a la mujer que cuidaba fielmente de ella día y noche, si antes estaba deslumbrada con su generosidad y empatía ahora era una increíble fascinación. No supo en que momento perdió el conocimiento pero tiempo después estaba segura de estar despertando en un extraño sentimiento de calidez.

-Mmm- se removió lentamente sin abrir los ojos, el calor del otro cuerpo, las caricias en su espalda, el latido en sus oídos, era una gloriosa sensación de paz que la tenían extasiada. Estaba cómoda, se sentía cálida y contenida como hacía mucho no pasaba, se aferró más, empuño sus manos y se acurrucó en los suaves pechos.

¿Suaves pechos?

Luchó contra el confort y abrió los ojos, lo primero que notó fueron los finos rasgos de Jaemin, sus afilados ojos, el sonrojo natural de sus mejillas y la delicadeza de sus belfos rosas y luego fue deslumbrada por esa sonrisa que se sentía privilegiada de ver. Su cuerpo se tensó por encontrarse a sí misma pensando en la peculiar belleza de la mujer que la consolaba y quiso levantarse, pero los brazos firmes de la beta no se lo permitieron y la apresaron con más fuerza a su cuerpo.

-Shh, tranquila- Susurró. El aliento a menta llegó a su olfato y se deleitó en el aroma de la otra.

Cerró los ojos y volvió a acostarse sobre su cuerpo. Jaemin estaba semi acostada sobre la cama encima de tres almohadas y Seulgi prácticamente sobre ella con una pierna cruzando sobre las suyas, por unos segundos en todo lo que podía pensar era en la tranquilidad de los latidos marcando el compás de una suave melodía y en el rozagante brillo en sus mofletes. Estaba nerviosa pero aún así quería permanecer un poco más en ese lugar.

-Jae- Jaemin...- La llamó, pero solo recibió más caricias en su espalda, las amables manos subiendo y bajando lentamente, delineando cada vertebra de su columna con delicadeza como si ella se tratara de un frágil ser que debía ser cuidado

-Relájate, no creas que voy a dejarte sola, no voy a permitir que me abandones-

Seulgi suspiró, un suspiro liberador saliendo después de escuchar la tenue voz de Jaemin

-¿Te sientes mejor?- La omega asintió. Se sentía realmente bien, mucho mejor de lo que esperaba y en parte eso la asustaba, su mente divagando, solo pensando en el calor de la piel debajo de la suya quemándole y en el cosquilleo que le producía la vibración del pecho de la mujer cada vez que hablaba.

Mentiría si dijera que no había notado la sensualidad del cuerpo de la beta desde hace días, como el pijama se ajustaba a sus generosas curvas rebelando el atractivo oculto detrás de sus ropas o de cómo se mordía los labios cuando estaba nerviosa o esa increíble personalidad magnética que llenaba todos los espacios y a la vez rompía los esquemas, no era la típica mujer dulce y delicada, sin embargo era tan femenina y agraciada como pocas y sus palabras siempre eran asertivas y llenas de sabiduría.

Levantó su vista lentamente una vez más y recorrió con sus ojos la nívea piel de su cuello, vislumbró uno a uno los lunares que trazaban el camino hasta sus labios, se tomó unos segundo para contemplar un lunar en particular, debajo de su boca e imaginó todos los que su cuerpo escondía mas allá de la ropa, inconscientemente se relamió la boca, gesto que no pasó desapercibido por la beta que la admiraba de igual manera.

-Cariño...- La llamó. Pero antes de terminar lo que quería decir tenía la boca de Seulgi sobre la suya moviéndose rítmicamente, intercalando suavemente los roces, probando la suavidad de sus belfos llenos de vida.

Se sorprendió por la sensación placentera que le recorrió la médula, no había tenido tiempo de cerrar los ojos pero estaba agradecida de no perderse la visión de la menor con los ojos cerrados tiernamente, sujetándole el rostro con dulzura y comiéndole la boca con desesperación y entusiasmo. Sublime.

Seulgi cayó en cuenta de lo que estaba haciendo y se separó temerosa de la reacción que Jaemin tendría por el atrevimiento. Los ojos sorprendidos de la beta la interceptaron pero cuando quiso disculparse fue arrastrada nuevamente hasta volver a conectar sus bocas, esta vez ambas con los ojos cerrados, el sabor dulce y fresco de sus labios combinándose en una gloriosa unión que iba y venia en una lucha de ansiada pasión.

La omega estaba completamente sobre su cuerpo, una pierna entre las de la mayor presionando sobre su sexo ligeramente, la beta con urgencia apresó su cintura para aferrarla a ella y su lengua se abrió pasó para jugar con la de Seulgi, el tierno beso se convirtió en uno fogoso, lleno de deseo y necesidad, no paso demasiado tiempo desde que hicieron contacto hasta que la mayor le sujetó los glúteos con ambas manos para trazar un movimiento rítmico entre sus cuerpos mientras sus lenguas se acariciaban desesperadamente.

Cuando sus pelvis se rozaron Seulgi gimió por la descarga de estímulos que estaba recibiendo, Jaemin invadiendo su terso cuello chupó y mordió marcando su ruta, con una hilera de saliva, el camino que desembocaría en sus clavículas.

El gemido que se instauró en la habitación creó un clima lascivo que no era posible de detener, la mayor giró sobre sí misma para dejar a Seulgi debajo de su cuerpo y de esta manera desplegarse a gusto sobre el pequeño ser de la omega que, para ese entonces, era un mar de jadeos suaves y respiraciones entrecortada, subió la mano por su brazo y sintió la piel erizarse a su tacto, acarició su cuello y descendió por el medio de sus pechos hasta su vientre, contemplo pasmada cómo se retorcía debajo de ella y se mordió el labio de deseo.

Ninguna de las dos jamás se imaginó en una situación parecida, cediendo al placer dulce y tierno de una mujer, pero estaban allí, ambas, en sus cinco sentidos, suspirando por más, rogando para que las sensaciones aumenten de intensidad, perdiendo el control.

-Eres hermosa, bebé, nunca lo dudes- le susurró al oído mientras capturaba el lóbulo de su oreja entre sus labios y lo lamia celosamente, sin quererlo encontró el punto exacto de placer que derretía a la mujer

-Jaemin- Suspiró rendida- Te necesito, nena...

-Lo sé, cariño... Y espero que sea tanto como yo te necesito a ti en estos momentos

Una sonrisa amable y volvieron a encontrarse en un beso tibio, de a una las prendas desaparecieron de sus cuerpos y ahora solo se apreciaban en silencio, sin vergüenza ni timidez, eran dos mujeres rotas pero fuertes y de sus ojos solo refulgía el cariño mutuo y la confianza. Jaemin bajó su cuerpo hasta sentir la calidez de la piel contraria, frotó lentamente arriba y abajo y cerró los ojos para deleitarse en el calor inmaculado de su diosa, sus pezones se rozaron entre si y cientos de sensaciones se dispararon en su interior, Seulgi afianzó la caricia sujetándose de la espalda de la beta y el vigor de la fricción se convirtió en gemidos placenteros y roces más calientes y mas gemidos. Pezones encontrándose entre si y acariciándose.

-Oh~ Más...- Suplicó la omega. Quería desesperadamente crear más puntos de unión entre sus cuerpos.

Jaemin bajó sus labios por el cuello, las clavículas, besó con devoción cada centímetro de su dermis mientras las manos de la menor se enterraban en su cabello largo, quería hacerla sentir amada, quería demostrarle todo lo que valía y lo hermosa que era, tomó uno de sus rosados pezones erectos entre sus labios y lo lamió con pasión, estaba a una neurona de perder la cordura y lo hizo cuando sintió estallar en sus papilas el sabor paradisiaco de su pureza que la elevaba hasta el espacio, con la otra mano libre acarició y apretó en su palma el pecho desnudo y pellizco con cuidado el pezón, su lengua se pasó sin piedad de un pecho a otro e inhalo el aroma entre ellos. Era el cielo.

-¿Quieres... quieres continuar?- indagó agitada, no quería parar pero aquí no se trataba de ella, se trataba de la linda chica con el corazón roto que la estaba volviendo loca y que la tenía completamente humedecida

-Sí, sí... no pares- Suplicó tragando con dificultad. La beta sonrió y trasladó su boca por su vientre, lamiendo su ombligo, deleitada con los gemidos de la chica y tímidamente tanteo con sus dedos la exquisita vagina de Seul, empapada de fluidos, se relamió, desesperada por comérsela.

Sus dedos recorrieron el clítoris de Seulgi con una mano y con la otra tocó el suyo, ambos duros, calientes y necesitados, se ubicó entre sus piernas que sostuvo en sus hombros mientras la yema de su pulgar frotaba el músculo pacientemente y con delicadeza.

Besó el monte de venus mientras uno de sus dedos se internaba en el interior de la vagina, observó sus gestos sin abandonar su tarea con los labios, su boca abierta, saliva escapando por las comisuras y sus ojos fuertemente apretados mientras su cabeza se hundía en la almohada, lamió y mordió el interior de sus muslos encargándose de dejarle más de una marca rojiza que le recordara su paso por allí, dirigió las lamidas al clítoris endurecido y trazó círculos alrededor de este en ambas direcciones, delinenadolo con la punta de su lengua para luego engullirlo hambrientamente y chupándolo con suavidad de vez en cuando, maravillada por el concierto de sollozos gozosos que provenían de su boca, trabajo allí con ahínco, adoraba verla gozar, cediendo ante el placer y ser parte de eso.

Sus dedos se introdujeron con cuidado y girandolos delineó su interior, arremetió aumentando la velocidad cuando los gemidos retumbaron con más potencia en el cuarto, encorvó sus dedos encontrando el punto exacto de placer y lo acarició con sus yemas en su interior mientras se lamia los labios brillantes de fluidos de la omega, era deliciosa, nunca había probado algo tan exquisito antes de Seulgi y no sabía cuánto más podría vivir sin ello.

-Jae... Jaeminie- rogó sin saber muy bien qué es lo que pedía pero necesitando más, sus manos empuñando con fuerzas las sabanas blancas para no perder el control con muy poco éxito. Estaba segura de que era un desastre de cabello revuelto y sudor, pero es que tener una lengua invadiendo su sexo era demasiado nuevo e intenso como para pensar en otra cosa que no fuese Jaemin comiéndosela viva y empujándola al limite del placer, sentia el húmedo musculo lamiendola, chupandola y estrujando su vagina por completo sin dejar ningún rincón por saborear mientras ella yacia desarmada y completamente entregada. Levantó un poco el rostro y encontró a Jaemin perdida entre los pliegues de su vulva y no creyó haber visto nunca nada tan erótico como aquello, volvió a tirarse para atrás y se quejó con vehemencia, su aguda voz llenado el aire viciado de lujuria y se mordió para contener el mar de gemidos incontrolables.

La beta subió y atacó esos labios hinchados y rojos, producto de estar atrapado entre sus dientes sin dejar de insertarse en la vagina de la omega, observó el semblante atiborrado, hambriento de deseo

-Bebé...- la escuchó pedir

-Lo sé, linda...- Lamió su boca con deseo y abandono el interior de la joven omega no sin antes chuparse los dedos llenos de la esencia incomparable de la mujer y entrecruzó una pierna por sobre las de Seulgi, levantó la otra hasta su hombros, ambos sexos haciendo un contacto ligero pero estimulante y empezó a simular embestidas al contorneo de sus caderas, marcó un movimiento circular entre ambas, sus vulvas rozándose mutuamente y desplegando la ola de placer por todo su ser.

-Mmgh~- contuvo el quejido apremiado que quería salir de su boca, era imposible controlarse ante tanto placer, sus clítoris siendo fuertemente estimulados por el roce enérgico y mordió su boca cerrando los ojos y ladeando su espalda hacia atrás mientras seguía el movimiento radial sobre la intimidad de la omega. Clítoris contra clítoris, piel con piel...

Un temblor desesperado poseyó el cuerpo de Seulgi y entre jadeos se corrió con todas sus fuerzas como nunca antes, abrasada por un fuego interno que liberó años de tensión, no conocía lo que era la satisfacción hasta ese día entre los brazos de su beta.

Jaemin osciló entre algunos movimientos más con más fuerza y rapidez y cuando su vientre sintió crecer el hormigueó obtuvo el clímax más fuerte de toda su vida, soltó lentamente el agarre y cayó sobre la cama junto al cuerpo desnudo de la omega.

Sus pechos respirando agitados y las sabanas húmedas por sus orgasmos. Recuperando el aliento se miraron aún sin creer lo que acababa de pasar. La beta temerosa de la reacción de la otra, pero cuando una caricia llwho a su rostro no pudo evitar restregar su mejilla en la palma de esta y besar el borde la mano con dulzura.

-Gracias- expresó, los ojos recuperando el brillo y la piel iluminada nuevamente- Viví todo estos años buscando sentirme amada y aceptada y tu hiciste todo eso en unos días... hoy no me hiciste el amor, vienes haciéndomelo desde el primer día que hablaste conmigo

Jaemin sonrió y Seulgi imitó el gesto- Cariño, hoy no hicimos el amor, él nos hizo a nosotras...

Un nuevo beso empezó, uno puro, casto, sin presunciones de ser lo que no era y con ganas de serlo todo a la vez.

-Te quiero, Jaeminie-

-Te adoro, bebé-

🐾👭🐾

Jaemin

Seulgi

Esto es nuevo para mi, pero le dedique muchas horas y muchísimo amor para decirles ¡GRACIAS! 🙆💕

Todos merecemos nuestro final feliz :'3 (? 😅

Ah, sí, me robe la última frase (por si alguien lo nota) no es plagio, es que adoro a Julio Cortazar 💕
["Ven a dormir conmigo: No haremos el amor, el nos hará"]


¡Vos! Sí, a vos... ¡Te amo! 😁❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro