Capítulo 8 Unidos otra vez
El viaje al registro civil fue sin contratiempos, Jeon Jung Kook y Jung Ho Seok, volverían a unir sus vidas, esta vez sin promesas de amor, ni testigos, ni prensa amarilla que los molestara. El nuevo matrimonio registraría a su hijo. Un hijo que tuvo que ser aislado del ojo publico para no generar más polémica por la pasada relación del Alfa con Park Ji Min.
El nuevo matrimonio intentaría retomar su relación, por eso redoblaron precauciones y su seguridad porque en cuanto se enteraran de que el hijo del famoso corredor y del multimillonario había nacido, estallaría la bomba y no dejarían en paz al todavía convaleciente Omega.
Se decidió que el Alfa se mudara a la casa del Omega, ubicada en Hongcheon, ya que al estar rodeada de una densa vegetación y tener acceso controlado a la zona, les daría absoluta privacidad. Una de las ventajas de la casa es que contaba con su propio helipuerto así Jung Kook podría ir y venir con rapidez.
La casa era una fortaleza tecnológica, que les permitía una vida relajada. Sus terrazas conectadas al interior a través de puertas de vidrio y grandes ventanales hacian que la luz natural fluya, con una paz que le gustaba mucho al Omega porque ahora le permitían ver la enorme piscina y contemplar a su musculoso Alfa mientras nadaba.
Hoseok se removió excitado por la vista de su ex esposo al salir del agua vistiendo un bañador negro. Gotitas de agua escurrían pecaminosamente por todo su cuerpo.
Jung Kook gruñó al sentir el aroma a flores de almizcle y girasol que le recordó la hermosa flor de verano con la que relacionaba a su Omega. Esa elegante flor estaba llena de luz y le recordaba el día que lo vio por primera vez en un campo lleno de girasoles formando un paisaje maravilloso.
Tener a Hobi cerca era comparable con tener un trocito de verano entre los dedos.
Después del divorcio sufrió por la ausencia de su sol. Ji Min lo notó y aunque quería ocultarlo, el Beta se encelaba cada vez que Jung Kook se quedaba viendo esas hermosas flores en el jardín, por lo que las mandó a quitar y las cambio por rosales.
El musculoso Alfa tomó su toalla y caminó hacia el llamativo aroma. A través del cristal pudo ver como Hobi se pasaba la lengua por el labio.
─«Ahí viene, es una tortura verlo y no tenerlo, es como si estuviera en mí. ¡Ohhhhhh por Dios, llegó mi celo! Pero faltan unos meses... además acabo de dar a luz hace un mes y OOOOOOOOOOOOHHHH, este calor me está matando» ─. Pensó el Omega mientras su pulso se aceleró ante la vista de su Alfa.
Jung kook llego a la puerta y sintió el golpe de la excitación de su Omega. Tuvo que agarrarse del marco para no caer al marearse con el suave aroma. Movió su cuello de un lado a otro y con la lengua empujo su mejilla tratando de contenerse para no tomar ahí mismo a Hobi.
Hobi gimió ante el aroma que le llegó de su Alfa.
─Alfa, ayúdame.
Eso basto para que Jung Kook caminara decidido hacia Hobi y lo cargara hacia su habitación.
Al llegar a su cuarto apartó la colcha, mientras el Omega restregaba su cara en el amplio pecho de su pareja destinada.
─Hobi tu pelo huele delicioso -murmuró, besando el pelo y la sien, mientras lo acomodaba al centro de la cama, aprisionándolo en un abrazo.
─Jung Kook por favor...
─¿Por favor qué?
─Tómame.
─¿Estás seguro? Si te tomo, voy a marcarte...
Cualquier protesta murió bajo la hambrienta presión de su boca. Además, cuando los labios del Alfa separaron los de Hobi, sintió que se derretía bajo sus caricias y su sangre apasionada.
Cuando la experimentada lengua entraba demandante a su boca, una sensación de ardor estalló en su interior, mientras las manos de su amante bajaban suavemente por su cintura y despojaban la ropa del Omega, que gemía necesitado.
─Estoy seguro, pero ya no me atormentes ─dijo sofocado, mientras su piel se estremecía por las suaves caricias. Toda cordura desaparecía y empezaba a responder a su pasión.
El Alfa terminó de desvestir con maestría a su Omega, instándolo a responder. Cada momento demandaba más de Ho Seok, quien se dejaba llevar por las caricias de su esposo. Las manos de Hobi recorrían los hombros de Jung Kook, las uñas se clavaban en su carne, deseando desesperado que lo poseyera sin importarle las consecuencias de sus acciones.
Quería a Jung Kook, deseaba sentirlo parte de él y más que nada, la satisfacción que sólo él podía darle.
Ho Seok gritó de placer cuando el Alfa chupó su pezón, mientras masajeaba alrededor del otro pecho, bajando poco a poco hasta que casi lo vuelve loco de excitación. Por fin, el Alfa lo reclamó de una sola estocada que hizo que gritara extasiado.
─¡Alfa!
Jung Kook sonrió. La voz de su Omega, ronca de placer, lo ponía más caliente de lo que nunca pudo imaginarse. Su voz lo volvió loco y aún así lo tomó con movimientos suaves hasta que el ritmo se tornó salvaje. Su propia liberación se acercaba, por lo que se acercó al cuello de Hobi y, con una mordida, lo reclamó. -¡Mío! -mientras el orgasmo lo llevaba a alturas inimaginables.
Ho Seok gritó su nombre. ─¡Jung Kook!
Sus corazones latían al unísono desbocado.
─¡Hobi te amo! ─fue lo último que escucho el Omega antes de sumergirse en la profundidades del placer sensual.
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