Ho Seok había sido dado de alta. No había visto de nuevo a Jung Kook, estaba claro que el Alfa se había marchado esta vez para siempre.

Ahora tenía que recoger los pedazos de su vida y continuar con su hermoso bebé al que decidió llamar kook Seok. Esa mañana iría al registro civil a tramitar los documentos de su hijo para su salida del país, de regreso a Estados Unidos.

Él Omega pensaba cerrar la etapa más dolorosa de su vida. Su intención era no regresar en un largo tiempo a Corea.

Se escuchó el sonido del timbre y se apresuró a cubrir a su bebé con una suave manta de conejitos. Bajaba la escalera cuando vio a su ex esposo, subiendo rápidamente los escalones para ayudarlo con la maletita del bebé.

─Déjame ayudarte, no debes cargar tanto. ¿Dónde está la enfermera que te ayuda?

─Se enfermó de gripa, mañana viene su reemplazo pero, ¿eso a  ti que te importa?─le dijo alejándose del Alfa en cuanto bajo el último escalón.

─Mira Hobi ─le dijo con un tono cariñoso, tratando de calmarlo pues no quería que su encuentro saliera mal.

─¡Nada de Hobi! Vete, no te quiero cerca, Jin y su esposo me van a acompañar.

─Yo voy a acompañarte al registro del niño.

─Te repito que voy a ir con mis amigos, no tiene caso que vengas.

─ Llámalos por teléfono, pero te advierto que yo ya hable con Nam Joon y está de acuerdo en que yo lleve a mi hijo.

─Debe ser un error, no necesito tu ayuda, así que ¡shu shu vete! -le dijo el Omega.

─Ho Seok no quiero causarte ningún dolor o angustia, pero será mejor que hablemos en buenos términos.

Hobi le jaló la maletita del bebé y comenzó a caminar a la salida

─Puedes decir lo que quieras, puedes amenazarme si quieres, pero no lograras nada.

El Alfa comenzaba a enfurecerse, no solo por la necedad de su Omega, sino también porque estaba muy excitado y los pucheros de su ex esposo solo hacía que quisiera tomarlo ahí y reclamarlo, como debió haber sido reclamado cuando se casó. Su voz sonó más grave de lo normal y sonaba como a gruñidos.

─¡Alto ahí Omega! –casi ladro.

Ho Seok quedó congelado, ante la voz demandante de su ex.

─Ven aquí.

Hobi comenzó a llorar, luchando contra la naturaleza Omega de total sumisión.

─No me hagas esto, por favor.

─Te dije que vengas aquí ─gruño.

Ante el ambiente tenso, el bebé comenzó a llorar.

El Alfa, cediendo ante su hijo, caminó hacia los dos seres que más amaba. 

─Dámelo ─ le extendió los brazos pidiéndole al bebé con un tono suave, como si quisiera acariciar su alma con su voz.

Cansado de luchar, Hobi le tendió al bebé que al ser cargado por su padre dejó de llorar. El Alfa acomodó al niño en un solo brazo para poder tomar la mano de su Omega y llevarlo a uno de los blancos sillones junto a la gran chimenea de piedra.

Se sentaron juntos. El Omega le estiro los brazos para que le devolviera a su hijo, se iba a alejar pero el corredor lo jalo envolviéndolo en un cálido abrazo, besando su cabeza.

Ambos padres sintieron un cúmulo de emociones al sentir palpitar al unísono sus corazones.

─No quiero pelear Hobi, lo único que quiero es otra oportunidad, quiero ser un buen Alfa y un buen padre para el niño.

─Se llama kook Seok.

─Me gusta. Suena bien Jeon kook Seok.

─Llevará solamente mi apellido.

─Es mi hijo, aunque me lo hallas ocultado es mi hijo. Podemos pelear eternamente o podemos darnos otra oportunidad, tú eliges.

"Darnos otra oportunidad"... Esa frase se repetía una y otra vez, no solo en la mente del Omega, sino también en su corazón.