87. Y Llegó El Día
Me encanta que mi hija se quede dormida en mis brazos. Es la sensación más increíble del mundo. Es tan pequeña y tan preciosa. Verla cerrar sus ojitos poco a poco enganchada a mi pecho, es lo más bonito del mundo. La acuno un poco más y la meto en la cuna que han puesto en la habitación. La tapo con la sábana y le acaricio su cabecita. Podría estar horas así mirándola. Voy a mirar por la ventana. Todo está listo para mañana. Desde aquí puedo ver el altar y las sillas preparadas. Incluso hay un pequeño escenario donde tocaran algunas melodías durante la ceremonia. No hay imprevistos de última hora. Todo va a salir bien.
Mañana me caso con Marcos, con el hombre de mi vida, con mi amor. El que me ha dado una estabilidad y me ha hecho feliz. Suspiro emocionada. Llaman a la puerta muy suavemente. Miro a Tamara en su cuna y voy a ver quien es. Abro y sonrío, es mi Marcos. Lo dejo entrar.
- Hola preciosa - me dice acariciándome la mejilla
- Hola guapo -le respondo sujetando su mano.
- ¿Estabas dormida?
- No, estaba acostando a Tamara
- ¿Puedo verla?
- Claro que si
Marcos se separa de mi y va hacia la cuna. Acaricia la cabecita de nuestro bebe y se inclina para besarla. La mira con tanto amor en sus ojos. Se da la vuelta y me agarra de la cintura.
- Solo quería darte el último beso de solteros... - y sin darme tiempo a reaccionar pone sus labios en los míos y me da un ardiente beso. Su boca saboreando la mía, nuestros labios moviéndose uno contra el otro. Siempre me deja sin respiración cuando me besa. Nos separamos y me mira sonriente - y también venía para que me prometas una cosa
- ¿El que cariño?
- Que mañana no te vas a poner esa braga faja tan horrible
- Eres tonto - le digo golpeándole en el brazo- tienes un trauma con las bragas
- Un poco si... bueno amor, te dejo que duermas. Sólo quería ver como estabais y decirte que me muero porque llegue mañana y casarme contigo
- Yo también estoy deseándolo mi amor
Marcos vuelve a besarme, está vez un beso más cortito. Lo acompaño hasta la puerta y nos despedimos con promesas de amor para mañana. Cierro la puerta y sonrío.
Que ganas de que sea de día.
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Por la mañana
Me miro en el espejo y no puedo creerme todavía que vaya a casarme. El vestido es una puta pasada. Me queda mejor ahora que cuando lo compré. La dieta ha hecho efecto. Espero que le guste a Marcos, porque lo elegí pensando en él también y en que se cayera de espaldas cuando me viera. Me miro otra vez y sonrío. Voy a ser la mujer de Marcos. Para siempre y estoy tan feliz. Marco se acerca a mi y me da un beso en la mejilla.
- Estas preciosa hermana. No te puedes imaginar lo orgulloso que estoy de ti, de todo lo que has conseguido, de la preciosidad de persona que eres. No podía haber tenido una mejor hermana que tú. Que suerte he tenido que la vida te ha puesto en mi camino.
- ¡Me vas a hacer llorar tonto! - le digo abrazándolo.
- Lleva así desde que se levantó - dice Claudia terminando de vestir a Tamara. Lleva un vestidito crudo con un lazo rosa en la cintura a juego con Maria, Álvaro y Lucas, los cuales desfilarán delante de mi en el pasillo.
- ¿Estas nerviosa? - me pregunta Marco
- Un poco, la verdad. Esto de casarse es más serio de lo que parece - le contesto tragando saliva - también pienso que ahí fuera hay mucha gente esperando para verme y... no sé... que estoy que me va a dar algo
- Tranquila, que yo estaré contigo hasta el final - me dice Marco abrazándome
- Bueno, pues nosotras nos vamos ya - dice Claudia - 15 minutos y bajáis ¿vale?
- Vale - le digo acercándome a mi niña para besarla. Abrazo también a Claudia y ella me sonríe.
Claudia se va y nos quedamos Marco y yo. Él me entretiene contándome historias del día de su boda. Y por un momento me relajo. Mi hermano mira su reloj y me guiña el ojo.
- Ya es la hora enana
Cojo aire fuertemente y me agarro a su brazo. Salimos de la habitación y andamos por el largo pasillo del castillo. Marcos fue el que buscó el sitio. Quería algo muy romántico donde celebrar la boda, el banquete y poder dormir aquí tranquilamente. El sitio es precioso, y conforme salimos al jardín, me siento una princesa de cuento de hadas.
Empieza a sonar la música que escogimos para mi llegada al altar y no puedo evitar temblar de la emoción.
https://youtu.be/4VR-6AS0-l4
Marco agarra mi mano y me aprieta para que me tranquilice.
Empezamos a andar por el pasillo camino al altar. Mis pequeños sobrinos delante de mi tirando pétalos de rosas a mi paso. Veo a mi alrededor a nuestros amigos, familia, compañeros de Marcos. Pero yo no le presto atención a nadie, porque sólo lo veo a él y solo a él. Allí está esperándome y mirándome como sino hubiera nadie en el mundo. Su cara es de pura felicidad y su sonrisa es lo que me tranquiliza. Llegó hasta él y abrazo a Marco el cual me lleva hasta los brazos de Marcos. Lo miro y le sonrío.
- Estas preciosa, pareces una princesa - me susurra en el oído
Le cojo las manos y nos sentamos juntos en las sillas para que empiece la ceremonia. El juez que nos casa se presenta, y se dispone a leer la parte más formal de la ceremonia, en la que nos desea felicidad, que la unión sea duradera y suerte en el camino que vamos a elegir.
Claudia y María leen un poema que han escrito entre las dos y es bastante bonito, tanto que me hace llorar: " amor son tus ojos cuando me miran, tus labios cuando me besan, tus manos cuando me tocan, amor es decirte que todo saldrá bien que la vida contigo es más fácil porque estamos juntos, amor es tenerte a mi lado cuando despierto y cuando me acuesto, amor es sentir que me falta el aire cuando no estas, amor es quererte sin condiciones aceptarte tal y como eres que es como más me gusta, amor es querer rozar el cielo con los dedos, amor es tenerte entre nubes y querer ser la brisa que acaricia tu mejilla, amor eres tú, sólo tú".
Miro a mis amigas, mi familia y sonrío. Es precioso lo que nos han escrito. Marcos y yo también decidimos escribir algo para este día a modo de votos matrimoniales. Antes de leerlos, suena música y me quedo pasmada cuando Dani Fernández aparece cantando "Y te diré". O sea, me muero ya. Miro a Marcos y sonríe. Vaya sorpresa, esto si que no me lo esperaba. Dani es mi cantante favorito y en el coche siempre vamos escuchando canciones suyas. Escuchamos a Dani cogidos de la mano y a mi se me ponen los pelos de punta recordando toda mi historia con Marcos, desde que lo conocí hasta ahora. Cuando Dani termina de cantar, yo ya tengo las lágrimas saltadas, pero me pongo de pie junto con Marcos. Le cojo de las manos y después de mirar a mi pequeña, miro a mi amor.
- Mi amor. Hay algo que no te he contado nunca y es que la primera vez que te vi le dije a mi amigo Rubén que acababa de conocer a mi futuro marido - Marcos me mira asombrado y yo asiento sonriente - y que suerte he tenido de que tú quieras serlo porque te quiero por tantas cosas, porque me has dado lo que siempre soñé, una familia a tu lado, porque siempre me pones a mi antes que a ti, porque tienes la sonrisa más bonita que nunca he besado, porque contigo no tengo miedo, porque me siento segura en tus brazos y porque tú amor es el latido más grande de mi vida. Por eso te quiero y te voy a querer hasta mi último sueño.
Me acerco a Marcos y rozo sus labios. Veo sus ojos brillantes. Suspira y me mira.
- Maya, mi vida. Soy yo el que he tenido tanta suerte de estar aquí y ahora contigo. De que me quieras, de que quieras estar a mi lado con mis defectos y mis manías, de que me quieras sin condiciones, de que me hayas hecho padre. Eres mi mundo entero, el amor de mi vida, la preciosa madre de mi hija. Te quiero porque nunca permites que me rinda y porque sé que nunca me vas a dejar caer, te quiero porque eres la persona que ha hecho que mi mundo cambie y te voy a querer hasta que la vida me lo permita.
Vale si, estoy llorando y mucho. Me abrazo a Marcos mientras escucho como nos aplauden. Nos separamos riéndonos y el juez nos indica que es la hora de los anillos. Dani Fernández vuelve a cantar, esta vez la canción de "Disparos", la parte de los anillos la hace instrumental. Claudia se acerca con nuestra pequeña, la cual lleva los anillos en una bolsita pequeña en su mano. Pero en este momento es cuando mi niña decide que ella también quiere participar y se pone a llorar tan desconsolada que ni Claudia puede calmarla. Marcos la coge en brazos y es mágico, la niña se calla. La gente se ríe, igual que nosotros. Así que el anillo me lo acaba poniendo con Tamara en brazos.
- Yo Marcos te quiero a ti Maya y prometo cuidarte, amarte y protegerte el resto de mi vida -me dice mi amor poniéndome el anillo con una mano, a lo cual tengo que ayudarle, mientras con la otra sujeta a la niña. Me río de ver la situación.
- Yo Maya te quiero a ti Marcos y prometo cuidarte, amarte y protegerte el resto de mi vida -le digo poniéndole el anillo temblorosa. Nos miramos con los ojos brillantes. El juez nos declara marido y mujer, por fin, y Marcos se acerca a mí para besarme.
Cuando nos separamos veo que está todo el mundo de pie y que hay mucha gente llorando. Yo tampoco puedo evitarlo. Esto es felicidad y lo demás son tonterías. Me doy la vuelta y abrazo al que ahora es mi marido y sonrío.
Como no lo voy a hacer si acabo de casarme con el hombre de mi vida.
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