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8. La Suave Caricia De Mis Dedos

Estoy en el Bernabeú con Claudia y los niños. Aunque yo sea del Barcelona, me encanta venir a este estadio y verlo tan lleno como hoy. Los sábados es cuando más gente viene a ver al equipo.

Anoche me harte de llorar y me desahogué. Lo necesitaba. Llevaba tanto tiempo cargando sola con mis desgracias. Lo que les conté a Marco y a Claudia, no lo sabía nadie, ni siquiera Rubén, y mira que nos llevamos bien. Después de lo de anoche, de lo bien que me trataron, de como me consolaron, ahora los quiero más todavía a los dos. De verdad que me hacen sentir que soy parte de su familia. Y eso para mi ahora mismo es muy importante. Sé que no me van a dejar sola.

Al final me quedé a dormir y hoy he pasado todo el día con Claudia y los niños. Cuando Maria me vio se puso super-contenta. Hemos hecho cosas de chicas. Hemos desayunado y comido por ahí, hemos ido de compras, a los columpios...

Claudia me contó su historia y la verdad es que también es muy fuerte. Lo que más me gusta de ella es la capacidad que tiene para perdonar. Y es que no parece que tenga 22 años. Con todo lo que ha pasado. Me encanta la relación que tienen Marco y ella. Es lo que me gustaría tener a mi en un futuro. Por eso soy tan selectiva. Me da miedo que me hagan daño. Aunque desde hace unos días hay una persona que está empezando a remover mis sentidos de sensaciones que creía olvidadas. Pero no quiero hacerme ilusiones, porque ahora mismo es solo eso, un crush.

Claudia me ha convencido para que vaya un poco más arreglada. Me ha dejado ropa suya. Tiene un vestidor que te mueres. La verdad es que no me veo nada mal. A lo mejor demasiado para ver un partido.

El partido va a empezar en cuestión de minutos y si he de ser sincera, he venido también por la curiosidad de ver a Marcos. Quiero ver como juega y también para ver lo bueno que está en pantalón corto, no nos vamos a engañar. Tanto él como Marco salen de titular. Así que voy a tener muchos minutos para disfrutarlo. Tengo mucha curiosidad por él.

- Oye Maya - me dice Claudia mientras yo no pierdo detalle del campo pues ya están saltando los jugadores

- ¿Que? - le contesto sin mirarla casi. Marcos acaba de salir y lo estoy mirando embobada. Que bien le queda la equipación del Madrid, aunque sea blanca.

- En algún momento tendrás que preguntarte porque Marcos se ha pegado con un tío por ti... - me dice mientras me doy la vuelta y ella y Maria me miran divertidas

- Eso Maya - dice María- yo que tú me preguntaría porque lo ha hecho....

- Anda María, ahí está tu padre -le digo ignorando a estas dos mientras le señalo a la niña a Marco que se coloca en su puesto. Las miro y les saco la lengua porque eso es algo en lo que también llevo pensando todo el día. Y me tiene nerviosa.

El partido empieza y dejamos de hablar para prestarles atención. El Real Madrid va ahora mismo de los primeros en la tabla, aunque el Barcelona le saca 6 puntos. Esperemos que siga así. Yo quiero que mi Barca lo gane todo. La verdad es que aunque el partido está interesante, yo sólo me estoy fijando en Marcos. Desde aquí no se le nota mucho, pero cuando ha salido en las pantallas, me he fijado en la brecha de la ceja, y es más grande de lo que pensaba. Me siento un poco culpable. No me gusta que a nadie le peguen por mi. Me siento mal.

Sigo mirándolo. De hecho, aunque no tenga la pelota, lo estoy mirando. Es un jugador bastante rápido y con unas grandes cualidades ofensivas, algo que se nota porque cuando tiene la pelota se va siempre hacia arriba, y a los rivales les cuesta mucho seguirle. Está dando un espectáculo. En una de estas, se zafa de un rival y sale corriendo a portería sorteando a varios jugadores, ha visto a Marco que está en el borde del área, le da un centro perfecto y después de regatear a un defensa, Marco lanza a portería y marca el primer gol del partido. El estadio se levanta y lo celebra. Nosotras gritamos como locas. Yo cojo a María para que vea a su padre porque él después de alzar sus manos al cielo, señala hasta donde estamos nosotras y se besa sus dedos. Esa es la dedicatoria que siempre le hace a su familia. Ha sido un golazo.

Termina la segunda parte con un gol de Benzema cuando quedaban 2 minutos para que el árbitro pitara el descanso. María ha traído unos refrescos y nos sentamos a bebérnoslos, mientras la niña está jugando con el hijo de Courtois.

- Maya -me dice Claudia- venga, hablemos de Marcos

- ¡Tía que pesadas! -les digo mientras bebo mi coca-cola- ¿qué queréis?

- Que creo que te gusta

- ¿A mi? ¡Tú estás loca! Si no he hablado con él ni 2 frases seguidas...

- ¿Y qué? Maya, he visto como te mira y te pones nerviosa y como un tomate...

- Siii -dice María apoyándola- yo también me he dado cuenta..

- Anda, pues mira que bien -contesto fastidiada- ¿hay alguien que no se haya dado cuenta?

- No, sólo nosotras que te conocemos -contesta María alzando una de sus cejas

- No me mires así -le digo a María- es que no hay nada que contar. Es un tío que está muy bueno y me pongo colorada por eso, y punto. Y no me deis más por culo, ala.

Me doy la vuelta haciéndome la enfadada y Claudia y María me abrazan muy fuerte haciéndome cosquillas mientras yo grito. Estamos así un rato hasta que empiezan a salir de nuevo los jugadores. Nos ponemos en nuestro sitio para ver la segunda parte. A pesar de ir 2-0 el Madrid quiere más y cuando sólo han pasado 10 minutos, Marco y Marcos se van solos hacia la portería, el mallorquín hace un jugadon por la banda y se la pasa a Marcos para que marque un golazo por la escuadra. Yo me pongo a saltar y a gritar también como una loca. Me he emocionado de ver a Marcos marcar. Él lo celebra con sus compañeros y después señala a la grada donde estamos nosotras y se pone ha hacer el baile de Goofy de "La casa de Mickey Mouse". Lo sé, porque es la parte favorita de María, y la he bailado 80 veces. De hecho María se pone a gritar y me agarra del cuello emocionada.

- ¡Me lo ha dedicado! -me dice María- el tito Marcos me dijo que si marcaba un gol iba a hacer el baile de Goofy

Abrazo a mi pequeña y vuelvo a mirar al campo. Sé que es imposible. Sé que no puede verme entre tanta gente, pero juraría que está ahí mirándome mientras sonríe. Y a mi el corazón empieza a latirme muy fuerte. Y el mundo se me para. Son sólo 5 segundos porque tiene que volver a su campo. Pero han sido 5 segundos maravillosos

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Mientras Claudia está dándole el pecho a Lucas, yo estoy con María en una sala infantil que hay en el campo. Tienen un parque de bolas pequeño, toboganes, juegos...de todo para que los niños esperen a sus padres. Ella está jugando con los hijos de Courtois y de Marcelo. Está bastante entretenida.

- ¡Tito Marcos! -dice María mientras sale corriendo. Me doy la vuelta y ahí está él. Guapísimo. Con su pelo perfectamente peinado y con unos vaqueros estrechos que le sientan de maravilla. Se agacha para coger a la niña y da vueltas con ella- ¡has hecho el baile de Goofy!

- Te lo prometí -le dice Marcos mientras la mira muy dulce. Ella le da un beso y la deja en el suelo para que siga jugando en el castillo.

Yo miro a Marcos. Él me mira de arriba a abajo sin disimulo. Sus ojos vuelven de nuevo a mi, y me mira fijamente. Esta vez voy a intentar no ponerme como un tomate, difícil si él me mira así. Me acerco y me quedo mirando su ceja. Ahora que lo tengo cerca me doy cuenta de que la herida es grande, creo que le han dado puntos y todo. No puedo evitarlo. No sé lo que estoy haciendo.
Me acerco poco a poco a él y extiendo mi mano para tocar su ceja. Es un toque suave, no quiero hacerle daño. Acaricio con las yemas de mis dedos alrededor de la herida. Su piel está caliente. La mano me tiembla. Sé que me está mirando. Puedo notar como contiene el aliento mientras lo toco. Bajo mis dedos hasta su mejilla y se la acaricio también. Lo miro y me pierdo en sus increíbles ojos azules. Esos que no han dejado de mirarme desde que lo he tocado.

- ¿Te duele? -le pregunto mientras lo miro. Bajo mi mano prolongando la caricia. No sé porque lo estoy haciendo pero es que necesitaba tocarlo.

- Ahora mismo no -me contesta haciendo que me sonroje. Tiene la capacidad de hacer que me ponga así, y no puedo evitarlo.

- Lo siento...

- No pasa nada...no es culpa tuya -me contesta él esbozando una pequeña sonrisa que a mi me parece maravillosa

- Ya...pero me siento mal de que te hayan hecho daño por mi

- Créeme, él está peor, se lo merecía

- Gracias Marcos. Nadie había hecho algo así por mí nunca

- Pues me alegro de ser el primero...y espero ser también el último


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