63. Despierta mi amor
Tengo la boca seca. Me lo noto. No tengo ni idea de donde estoy. No veo nada. Escucho voces y me cuesta reconocerlas, bueno, excepto la de Marcos. Cada vez que despierto lo escucho hablarme, pero maldita sea, no puedo abrir los ojos. Me cuesta mucho y los siento muy pesados. No sé que coño me pasa. Me duele todo el cuerpo y no soy capaz de mover ni un dedo. Puedo sentir la mano de Marcos sobre la mía, acariciándome. Siento su olor. Su presencia.
- Maya, mi amor -me dice mientras yo me relajo para poder escucharlo- tienes que despertar
¿Despertar? ¿Qué pasa? ¿Es que estoy dormida? O peor
¿estoy en coma?
No recuerdo nada. O espera, el ruido, las luces...
- Te necesito mi vida -sigue diciéndome Marcos mientras yo lucho por abrir mis ojos- por favor, te quiero. Ya no puedo más, no puedo estar sin ti. Necesito que me mires, que me sonrías, que me pidas donuts, lo que quieras...pero tienes que despertar mi amor. Porque sin ti yo no puedo. Porque eres mi vida entera, el amor de mi vida, mi mundo entero. Que todavía tengo que decirte muchas cosas, que tengo que llevarte a tantos sitios...despierta mi amor
Siento a Marcos moverse y como deposita un beso en mis labios. Los suyos están calientes. Lo escucho moverse. Va a irse. Joder, tengo que abrir los ojos o se irá y no podré decirle que lo quiero, que quiero estar con él. Sus pasos se van alejando cada vez más y siento las lágrimas caer por mis mejillas. Saco fuerzas de donde no las tengo. Tiene que saber que lo escucho que estoy despierta
- Marcos...- le digo en un susurro, por favor que me haya escuchado
- ¡Maya! ¡Oh, dios, Maya! -grita Marcos mientras se acerca a mi. Coge mi mano y la aprieta. Abro los ojos con mucho esfuerzo y entonces lo veo. Está ahí llorando mientras me mira.
- Te quiero -logro decirle con mucho esfuerzo
Escucho a Marcos gritar de la emoción y como vuelve a besarme. Y a partir de aquí, todo es una locura. Vienen enfermeras, médicos...no sé, mucha gente. Me miran, me preguntan y yo sólo puedo ver a Marcos en una esquina llorando. Pasan los minutos y todos me felicitan, y el personal médico me sonríe. Viene un doctor, que debe ser el jefe por el respeto que le tienen. Detrás de él viene Claudia, y yo cuando la veo me pongo a llorar también.
Casi una hora después de auténtica locura, se van todos y se queda el médico, Claudia y Marcos. Se acercan a mi cama y Claudia se arroja a mis brazos llorando.
- Ay dios Maya, que susto nos has dado cariño -me dice ella. Como pueden me explican entre todos lo del accidente y que he estado 2 días inconsciente. Yo miro a Marcos alucinada. Él se acerca a mi y me coge la mano. Ahora mismo lo necesito más que nada en el mundo
- Eres una valiente -me dice el doctor- has tenido mucha suerte Maya, no sólo has salido casi ilesa del accidente sino que salvaste la vida de María
Y me cuentan todo lo que paso. Y que gracias a que mi cuerpo protegió a María, ella está bien, cuando podía haber sido peor. Me pongo a llorar y Claudia me abraza. Me acaricia la mejilla, el pelo y me cubre de besos.
- No sé qué haríamos sin ti -me dice emocionada. Y yo sin soltarle la mano a Marcos.
- Maya -sigue diciendo el doctor- vas a estar aquí unos días para ver como evolucionas, y si todo va bien, te daremos el alta pronto. Lo mejor es que estés en casa, rodeada de los tuyos. Ahora en tu estado vas a necesitar hacer un tiempo de reposo y que tu novio te cuide
Miro a Marcos y veo en sus ojos tanto amor que acepto sin dudar que somos novios. Coge mi mano y besa mis dedos. Yo me estremezco del contacto de sus labios con mi piel.
- Te quiero mi niña - me dice posando sus labios en mi frente - ahora tienes que descansar, y no te preocupes por nada ¿vale?
- Vale, pero no te vayas, por favor
- No pienso ir a ningún sitio mi amor
Marcos acerca uno de los sillones hasta la cama y se sienta. Me coge mi mano y me relajo. Necesito descansar y cierro mis ojos tranquila porque sé que cuando despierte, él estará aquí.
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Por la noche
Han vuelto a venir los médicos a verme. Me han dicho que todo está bien y que estoy evolucionando de maravilla. Es un alivio, la verdad. Creo que aún no soy consciente de todo lo que me ha pasado.
Aunque necesito descansar, han dejado que mi prima Andrea entre a verme. Me he llevado una gran alegría cuando la he visto. Marcos me ha dicho que ha estado aquí todo el rato y que estaba muy preocupada. Se le ha notado en la cara. Me alegro un montón, que aunque sea en estas circunstancias, pueda tener contacto con ella.
También he visto un momento a Isa, Isco, María y Nacho. Yo llorando cada vez que entraba alguien. Estoy tan feliz de tener tanta gente que se preocupa por mi.
Aún no he visto a Marco, se ha quedado con los niños y mañana vendrá. Estoy deseando verlo, mucho. Sé que lo tiene que estar pasando muy mal.
Marcos se queda a dormir esta noche. Claudia y él han discutido por quedarse conmigo. Al final, le ha dicho algo a ella y ha ganado Marcos. Le ha pedido permiso al míster y mañana no va a entrenar. Ha sido un detalle. El Real Madrid me ha enviado un pedazo de ramo de rosas blancas que ocupa media habitación. Miro a Marcos que está sentado delante mía comiéndose un bocadillo de lomo. Lo miro embobada.
- No sé si tienes más ganas de comerme a mi o al bocadillo, abejita
- Humm, 50-50 - le digo riéndome aunque tengo que parar porque me duelen las costillas
- ¿Estas bien? ¿Llamo a alguien? - me pregunta Marcos mientras se acerca a mi cama y me toca la mejilla
- No, no te preocupes, estoy bien. Solo es que me duelen las costillas ¿normal no?
- Oye, tengo que preguntarte algo - Marcos se sienta en la cama y me coge la mano mirándome un poco serio
- Dime cariño - le digo mirando esos ojos tan bonitos
- El lunes, cuando habíamos quedado para hablar... ¿que habías pensado? - Marcos me mira mordiéndose los labios nervioso
- Pero si yo no tenía nada que pensar, Marcos - el me mira ansioso- si yo tengo claro desde hace tiempo que yo lo que quiero es estar contigo... pero quien lo tiene más claro eres tú que has ido por ahí diciendo que somos novios
A Marcos le cambia la cara como si hubiera metido la pata, le aprieto la mano, le miro y me río.
- Vale. Pues tengo algo que contarte abejita
- Marcos, no me asustes qué estás poniendo una cara muy rara - el me acaricia el pelo y posa sus labios en los míos y me da un pequeño beso, después de tanto tiempo se siente bien sentir sus labios sobre los míos
- Maya, amor. A ver cómo te lo digo, pues que resulta qué... estás embarazada
Miro a Marcos confusa, él me mira y asiente, sus ojos brillantes. Joder, ¿cómo voy a estar embarazada? Ahora si que no entiendo nada, bueno si lo entiendo, la verdad es que hemos estado juntos mogollón de veces, pero yo tomo anticonceptivos. Aunque tampoco puedes fiarte de ellos al 100%, está claro.
- Marcos... ¿lo dices en serio?
- Si, cariño, estás embarazada, y por lo que se ve fue cuando tuviste la gripe. Los los medicamentos le quitaron efecto a los anticonceptivos
- ¡Joder! - y me echo a llorar como una tonta, una tonta feliz. Ay dios, que dentro de mi está creciendo un bebe, nuestro bebe
-Maya, cariño yo
- ¡Que vergüenza! ¡Me ha dejado embarazada uno del Madrid!
Miro a Marcos y me río, y lloro de la felicidad. Lo cojo de la cara y lo acerco a mi para besarlo. Sus labios me rozan con cuidado, con toda, la dulzura del mundo. Marcos se separa y me mira con esa mirada que hace que mi corazón lata deprisa .
- ¿Estas contenta amor?
- Si, si ¡Como no voy a estarlo! Ay Marcos, que vamos a tener un bebé. Tú y yo, juntos
- Si, mi niña si, vamos a tener un bebé, mi amor
Marcos se acerca a mí y vuelve a besarme. Adoro sus labios. Me acaricia la cara mientras me mira con tanto amor en sus ojos que yo creo que voy a explotar de felicidad. Llaman a la puerta y esta se abre poco a poco.
- ¿Se puede? -pregunta Marco entrando. Y me pongo a llorar en cuanto lo veo. Su cara refleja también todo el cansancio y la preocupación de estos días. Él acerca a mi y me abraza, llorando también. No puedo dejar de abrazarlo, necesito hacerlo porque con él me siento segura.
Nos separamos al rato los dos con los ojos llorosos, pero yo más tranquila por haberlo visto. Marco ha convencido a Marcos para que se vaya a casa a ducharse y a cambiarse de ropa mientras él se queda conmigo. Está sentado en el sillón a mi lado. Las enfermeras me han traído gelatina para que vaya comiendo algo, y Marco me ayuda a dármela.
- Que mal lo he pasado Maya -me dice Marco- creí que os perdía a las dos
- Me lo imagino
- Nunca jamás podré darte las gracias por lo que has hecho con María
- Bueno, según me ha dicho Marcos si no es por ella también hubiera perdido a mi bebé. Mi niña es una campeona. Estoy deseando verla
- Y ella a ti. Bueno, cuéntame, ¿cómo estás? Que estás embarazada enana
- Ufff, estoy que no me lo creo, la verdad. Todo el día de hoy estoy como en una nube. Son tantas cosas que asimilar. Pero lo mejor de todo es que...¡voy a tener un bebé! y con Marcos, el amor de mi vida
- Me alegro muchísimo por vosotros. Sé que vais a ser unos padres increíbles, y aquí vamos a estar todos apoyándoos para lo que haga falta. Maya, Marcos te quiere muchisimo, no se ha separado de ti en todos estos días, sólo para ir a entrenar. No te puedes imaginar como estaba.
- Lo sé, se lo veo en la cara. Pero ¿sabes? todo esto que ha pasado, me está sirviendo para darme cuenta todavía más, que lo que yo quiero es estar con él. Marco, es un puto milagro que mi bebé esté bien. La vida me está dando una oportunidad maravillosa, y no la pienso desaprovechar
- Esa es la aptitud enana y bueno, ¡voy a ser tito!
Marco me mira con una sonrisa de oreja a oreja. Estoy feliz por tenerlo, por tener tantas personas maravillosas en mi vida.
No sé lo que pasará mañana, sólo sé que hoy, soy feliz.
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