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50. Algo Tendremos Que Ser

Nunca me acostumbrare a dormir en un barco. Como en la cama de uno no hay nada. Miro la hora en mi móvil y son más de las 4 de la mañana. No tiene sentido que siga dando vueltas, así que voy a levantarme y despejarme un rato. Me pongo unos pantalones cortos y una camiseta. Meto mis pies en las chanclas y abro la puerta para salir. Aquí todo está en silencio. Normal, es que menuda fiesta hemos tenido. Si hasta mi pequeña María se ha acostado cerca de las 2 de la mañana. Me lo he pasado genial, aunque al principio la cosa no prometía mucho. Pero ha sido estar otra vez con Maya y mi mundo ha vuelto a cambiar de nuevo.

 Menudo cabreo ha pillado Elena cuando ha visto el chupetón del cuello. Pero gracias a esto me he dado cuenta que esta tía no me conviene para nada. El resto de la noche ha estado muy bien. Maya y yo nos hemos hablado lo justo, pero algo es algo. Lo mejor ha sido recuperar a mis amigos de nuevo, reírnos, pasarlo bien. Es lo que necesito ahora, rodearme de gente que me quiere. 

Dirijo mis pasos hacia la terraza. Abro la puerta de cristal y salgo fuera. Hace algo de frío. Pero se está bien.

- ¿No puedes dormir? - me dice una voz a mis espaldas. Me doy la vuelta y ahí está Maya sentada en una butaca. Está envuelta en una manta y tiene una taza en la mano. Me he quedado un poco sorprendido de verla. 

- No, no me gusta dormir en los barcos, se me mueve todo - le contesto acercándome a ella- ¿y tú?

- Algo parecido. ¿Quieres sentarte?

- Claro - me siento cerca de ella, en la butaca de al lado.

- ¿Quieres? Es Cola-cao - me dice ofreciéndome su taza

- Bueno - cojo la taza rozando brevemente sus dedos. Me la llevo a los labios y saboreo el cacao. Se siente bien a estas horas algo caliente. Se la devuelvo y ella bebe también.

Estamos unos minutos en silencio, simplemente escuchando como las olas chocan con el barco, como nos envuelve el silencio de la noche.

 - Marcos, así no podemos seguir - me dice Maya mirándome apenada

- Lo sé - le digo suspirando porque tiene toda la razón

- Vamos a acabar haciéndonos daño tarde o temprano

- Espero que no lleguemos a eso

- Ya. Joder, esto es muy difícil, porque yo te quiero mucho pero siento que ahora mismo no es suficiente... porque tengo miedo de que acabemos peor de lo que estamos, y porqué creo que lo que teníamos antes es muy difícil de recuperar - la miro mientras me lo dice.

- ¿Sabes? Lo último que yo quiero en esta vida es hacerte sufrir. No he hecho las cosas bien contigo. Me vi superado por las circunstancias y no fui frío a la hora de analizar lo que tenía a mí alrededor. Me lleve un palo muy grande con lo del niño

- Lo sé y lo siento - Maya vuelve a pasarme la taza de cacao y yo bebo de nuevo

- Tenía que haberte tenido a mi lado cuando pasó todo y hice lo que hago siempre, creerme que yo puedo solucionar todo sin ayuda, cuando no es así... Si pudiera volver atrás...

- Ya, pero no puedes. Nadie puede volver atrás en el tiempo pero cualquiera puede comenzar de nuevo y hacer un nuevo final

- Humm. Te está saliendo la psicóloga que llevas dentro

- Ay, lo siento - me dice avergonzada

- No te preocupes, a ti te lo permito todo.

- ¡Que tonto eres Marcos!

- Me gusta verte sonreír - le digo mientras me mira- Maya, yo también te quiero, pero no quiero hacerte sufrir más, no quiero que vuelvas a llorar, y si para eso tengo que dar un paso atrás e irme de tu lado, lo haré

- No, esa no es la solución. Es que yo no quiero que te vayas. Te quiero en mi vida de alguna manera Marcos, eres muy importante para mí y quiero que lo sigas siendo

- ¿A pesar de todo el daño que te he hecho? - le pregunto porque lo que acaba de decirme, me da esperanzas con ella

- Marcos, no voy a negarme que han sido los peores días de mi vida. Me he sentido herida y dejada de lado por ti. He sentido que no me querías y eso es lo que más me ha dolido.

- Yo...¡joder! soy un imbécil...me dejé embaucar otra vez por Rafaela

- ¿Qué pasó la primera vez? Nunca me lo has contado

- Nunca se lo he contado a nadie, ni siquiera a Claudia –le digo mientras suspiro y me vienen a la mente recuerdos desagradables.

- Oh, entiendo –Maya me mira- no pasa nada si no

- No, eres tú Maya. Confío en ti más que en nadie en el mundo- trago saliva y suspiro fuertemente-  A ver, Rafaela y yo empezamos a salir cuando yo volví de Vitoria. Era la prima de un compañero del equipo y nos conocimos y empezamos a salir. Yo besaba el suelo por donde  pisaba. Hacía conmigo lo que quería, yo estaba enamorado de ella, y después me he dado cuenta de que era una controladora, sobre todo porque  no me devolvía lo mismo que yo le daba. Empezó a comportarse de manera obsesiva conmigo. Quería controlarlo todo y a todos a mi alrededor. Llegó incluso a pedirme que dejara el fútbol para estar más tiempo con ella

- ¡Que egoísta! –me dice Maya mientras pone cara de asco

- Ahora sé que lo era, pero en ese momento no lo pensaba. Maya, me tenía tan ciego por ella que llegué a planteármelo

- Marcos, no puedo creérmelo... -de pronto pone su mano encima de la mía y la aprieta. Qué bien se siente tocarla de nuevo

- Si no llega a ser por mi padre, lo hubiera hecho, y vete tú a saber dónde estaría ahora...bueno, y el resto, ya lo sabes

- De ahí, que cuando la viste, no supiste reaccionar

- Si, pero no es excusa, créeme. Maya, durante un tiempo no quise saber nada de salir con nadie. Tuve mis rollos, pero solo de una noche, nunca he querido entregarle mi corazón a nadie. Hasta que llegaste tú...por eso me arrepiento tanto de lo que te hice. No hay ni un solo día en el que piense que he sido un hijo de puta contigo

- Mira Marcos, ya está hecho, olvídalo. O eso o sigue martirizándote, tú eliges

Nos quedamos callados y pienso en sus palabras. Joder, es que es demasiado buena.

- Y entonces, qué hacemos? - le pregunto esperando una buena respuesta. Lo dejo todo en sus manos. Si quiero recuperarla, es ella la que va a mandar.

- Bueno... y ¿si empezamos siendo amigos? Algo tendremos que ser, ¿no?

- Amigos. Es una palabra horrible - le digo riéndome

- Lo sé - contesta ella también sonriendo y haciendo pucheros- pero mejor eso que nada, ¿no?

- Me parece bien. Yo también quiero tenerte en mi vida de cualquier manera.

Seguimos hablando un rato más estrenando nuestra nueva relación, hasta que Maya empieza a bostezar. Nos levantamos y la acompaño hasta su camarote. Vamos en silencio. Llegamos a su puerta y yo me apoyo en la pared mirándola.

- Por cierto Marcos, siento lo del chupetón, al parecer tu amiga se enfadó –me dice divertida

- Pues yo no lo siento para nada, y eso es algo que sí volvería a repetir - le digo mirándolo con una sonrisa traviesa

- Ay Marcos, esto va a ser difícil, porque deseo besarte a todas horas -Maya me mira y se muerde los labios. Yo estoy con ganas de saltar de la alegría. Pero esta vez, voy a ser prudente. Voy a darle todo el tiempo del mundo.

- Maya, tú puedes besarme siempre que quieras, no tienes ni que pedírmelo –me acerco a ella muy despacio y le doy un beso en la mejilla. Me separo y nos miramos. Ahora su mirada está brillante, ni una pizca de rencor hacia mi- buenas noches "amiga"

- Buenas noches, Marquitos

Maya abre la puerta y se mete en su camarote. Yo sonrío y vuelvo al mío. Estoy feliz, feliz porque por fin hemos hablado.

 Y aunque no somos nada, lo somos todo. 

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