48. El barco
- ¿Me has echado mucho de menos? –me pregunta la pequeña María. Estamos sentadas en uno de los sofás del yate, bueno de la casa andante esta que Marco ha alquilado. Es enorme. Tiene como que 7 u 8 camarotes, comedor, cocina, un montón de cuartos de baño, 1 salón más, terraza y sin contar todo el espacio de la parte de fuera. Creo que es sólo un poco más pequeño que el que tiene Rafa Nadal.
- Muchísimo. ¿Y tú a mí? –le digo mientras le hago cosquillas
- También. ¿Te ha gustado mi regalo?
- Ay sí, es muy bonito –María me ha traído un colgante con una concha marina de Santorini, el cual me acabo de poner en cuanto me lo ha dado- ¿y el mío?
- Siii...es es mejor regalo del mundo...-me rio y sé que dice la verdad. Le he traído un peluche del profesor Von Pato y cuando se lo he dado los gritos se escuchaban hasta el puerto. A Claudia ya le he dado su regalo. A parte de una camiseta de la película "Fuego" de Mario firmada por él, le he regalado unos pendientes que vio un día en una tienda que le gustaron un montón.
Llevo aquí ya 2 horas. Están todos. Se han estado cachondeando porque casi todas las paradas de autobús de Mallorca están plagadas de carteles con mi foto y la de Marcos de la campaña. La verdad es que en La Coruña me ha pasado lo mismo, ahí donde mirara, nos veía. Así no se puede avanzar.
- ¡Venga niñas! Que ya está la comida –nos dice Claudia llamándonos desde la puerta. María y yo nos levantamos y salimos fuera. En cuanto llegué me puse un bikini que me regalaron los de New Elite de esta temporada, bueno, me regalaron 4 modelos, y me encanta como me queda.
- ¡Que mona estas puñetera! –me dice mi amiga María mientras me abraza
- Mejorando lo presente -le digo acariciando su tripita de embarazada
- No hija no, mira que eres guapa. A ver si te das cuenta de una vez.
- Tú qué me quieres mucho
- Sabes que si –María y yo nos volvemos a abrazar. Nacho nos da un pinchito a cada una y Álvaro una sangría. Hace un día realmente bueno para estar aquí. A lo lejos vemos como se va acercando una pequeña lancha a nosotros. Claudia mira con atención poniendo su mano como bisera
- ¡Es Marcos! –grita Claudia haciéndole señas con las manos. Él la ve y hace lo mismo
Me doy la vuelta mientras mi corazón empieza a latir cada vez más deprisa. Tengo tantas ganas de verlo. Le prometí ayer a Mario que hablaría con él, y es lo que quiero hacer. Suspiro fuertemente y me muerdo los labios nerviosa. Veo a Marcos venir hasta nosotros. En cuanto está cerca, pone un pie en el barco haciendo que mi corazón empiece a latir muy deprisa. Él se da la vuelta para ayudar a una impresionante rubia que le sigue hasta estar los dos en el barco.
Ahora mismo creo que mi corazón está de nuevo desquebrajándose. Creí que los trocitos se habían pegado, pero, nada más lejos de la realidad.
- Vaya con el Marquitos. No ha perdido el tiempo -dice Sara mirándome con una irónica sonrisa. No sé a quien tengo más ganas de pegarle, si a Marcos, a la rubia o a la payasa esta que sale con Isco
Me doy la vuelta y camino buscando a Marco y a Igor. No quiero estar cerca de Marcos cuando empiece a presentar a su nueva novia. Dios. Lo que duele. No es ni normal lo que me duele. Los dos hermanos Asensio están medio recostados en la proa del barco con sendos vasos de sangría. Me siento al lado de Marco y pongo mi cabeza en su hombro.
- ¿Estás bien? –me pregunta él acariciando mi mejilla
- Marcos acaba de llegar, y no viene solo...
- Oh –dice Igor mientras me mira serio. Me tiende un vaso de sangría, la cual me bebo hasta la mitad
- Da igual, me da igual -les digo
- No te da igual, y lo sabes –contesta Marco mirándome con algo de tristeza
- Vale, si, ¿Y qué hago?
- Hacer lo que hizo mi hermano –contesta Igor- él dejo embarazada a Claudia para recuperarla
- ¿Quieres que deje embarazado a Marcos? -le miro riéndome. La sangría se me está subiendo a la cabeza. Me la bebo de un trago y Marco me la rellena.
- Mira a ver si eres capaz
Nos reímos los dos. Es lo que necesito, reírme. Igor me alegra el rato contando chistes. Me encanta estar con los dos hermanos. Hacen que me olvide del mundo.
- Mira Maya -me dice Igor- por ahí viene Marcos.
Me doy la vuelta y lo veo venir, así que me levanto y me voy por el lado derecho, opuesto por donde él viene. Si me ve, me da igual, es que no quiero ni saludarlo. Bajo las escaleras hasta la popa, donde están los demás, entro en el comedor buscando cualquier botella que me pueda beber yo sola. Voy al mueble donde han puesto las bebidas, hasta que siento que alguien se acerca.
- Perdona ¿sabes donde está Marcos? -me preguntan. Me doy la vuelta y veo a la rubia que venía con Marcos. Lleva un bikini rojo y se le salen las tetas. Me mira con una prepotencia que me mata porque quiero arrancarle los pelos
- No -le contesto muy seca ignorándola todo lo que puedo
- Anda, ¡pero si eres la chica de las fotos! -dice ella sin moverse de donde está
- Si -le sonrío de manera fingida
- Soy Elena
- Maya
- Eres la ex de Marcos
- Esa soy yo -le contesto sin saber que botella elegir.
- No sabía que estarías aquí
- ¿Y porque no iba a estarlo? -le pregunto cuando la furia está empezando a subirme por los pies. Le arrancaba esas extensiones que lleva. Tanto pelo largo no es normal
- Bueno, como ya no estáis juntos, no sé que haces aquí
- Pues te aseguro que tengo más derecho a estar aquí, que tú. Pero, tranquila, que no estoy aqúi por él...
- No, si yo lo estoy. No hay más que verte guapa -la rubia ésta me da una mirada de arriba a abajo con cara de asco que me está cabreando aún más- que te cogieron para las fotos por ser su novia, no por otra cosa..
- Lo que tú digas... -encuentro una botella de Moet Chandon y me dispongo a largarme de ahí antes de que le de una ostia que lo flipas
- Sabes, mientras esta noche tú estas en este barquito preguntándote porque te dejó Marcos, yo voy a estar acostándome con él haciéndole olvidar como te llamas
Tengo dos opciones. Darle una ostia que confirme que estoy celosa que me muero, o largarme de allí, que como decía mi madre, la mejor guantá es la que no se da. Así que la miro de arriba a abajo, pero, a mi me gusta dar guantadas mamá.
- Pues nada, suerte y que lo disfrutes. Sólo espero que no te deje a medias...
La miro riéndome y me voy buscando el camarote donde voy a dormir estos días. Tengo un cabreo que te mueres. Y lo que más me duele es el corazón. Me duele tanto. Sobre todo porque no me explico como Marcos puede estar con una tía como esta. Llego al camarote y cierro la puerta de un portazo. Me siento en la cama intentando abrir la botella. Me la pienso beber entera. No tardo mucho en descorcharla y pegarle un trago que me sabe a gloria.
Tenía que haberme quedado en casa de Marcos. A estas horas estaría en la playa con él, riéndonos de como las tías le entraban a Óscar y él les decía que yo era su prometida. Y no aquí, bebiendo sola en un camarote, mientras mi ex me está restregando en las narices su nueva conquista. De pronto la puerta se abre y entra Marcos echo una furia. Cierra tras de sí y me encara.
- ¿Se puede saber que le has dicho a Elena? -me pregunta Marcos apretando su mandíbula
- ¿Que? -le digo confundida
- Acaba de decirme que ha tenido una conversación contigo y que te has pasado mogollón con ella
- ¡Yo lo flipo! Lárgate Marcos, déjame en paz, ¿quieres? Vuelve con tu rubia oxigenada -le digo dándole otro trago a la botella. Cuanto antes me emborrache mejor. Así caeré pronto en coma.
- Estás celosa -me dice él recriminándomelo
- No, no estoy celosa. Estoy cabreada y mucho -se va a enterar. Mario quería que habláramos, pues a tomar por culo. No puedo evitar que las lágrimas empiecen a salir- ¡te odio! ¿me oyes?. Es que no te lo puedes ni imaginar lo mucho que te odio
- Maya -me dice Marcos mientras yo me pongo de pie. Él intenta acercarse a mi y yo rechazo sus manos
- ¿Alguna vez me has querido Marcos?
- Maya, no digas eso. Tú sabes que...
- ¡Tú sabes nada! Me dijiste que no te esperara, que ahora mismo no podías...y has tardado poco en estar con otra, sin ni siquiera hablar conmigo...tú no me has querido en tu vida
- ¡Y tú que! Eh, ¿Qué me dices de Mario casas? Ni siquiera me contaste que te ibas a Barcelona con él
- ¡Ni tú que no eras el padre de ese niño!
- No estábamos juntos. No tenía que habértelo contado
- Pues lo mismo te digo. Mi vida no es tu problema. Y menos Mario Casas
- ¿Te has acostado con él?
- Pues no, listo. Ha sido sólo trabajo, ¿me oyes? Mira lárgate ya Marcos, que tú amiguita está buscándote desesperada por acostarse contigo
- ¡No te pases Maya! -me dice él alzando uno de sus dedos dirigidos a mi
- Es lo que ella me ha dicho
- No me acuesto con ella
- Pues estás tardando. ¿Sabes lo que te digo? Que vayas y te acuestes con ella, y ojalá cuando te corras grites mi nombre -me doy la vuelta para ver si se larga y me deja en paz de una vez
- Maya, no hace falta que me acueste con nadie ya grito tu nombre cada vez que me corro
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