Isa y yo acabamos de llegar a la casa rural donde vamos a estar hasta el lunes. Nos hemos venido después de comer.

Nos hemos venido las dos solas porque Álvaro juega en Getafe y el Real Madrid en casa, partido al que evidentemente, no he ido. No quiero verle la cara al rubio gilipollas. Mentira, me muero por verlo. Joder. Es que lo echo mucho de menos.

Tanto Claudia como Isa les han dejado los niños a sus padres, y las dos dicen que piensan desfasarse. Espero pasármelo muy bien, aunque voy a echar de menos al rubio. Aunque no le hable, me gustaría que estuviera aquí. Sólo el hecho de tenerlo cerca, me tranquiliza. Desde que nos peleamos el miércoles no me ha llamado, y no puedo negar que me cabrea, me cabrea que pase de mí. Estoy empezando a emparanoiarme, porque me ha dado por pensar que seguramente ha roto conmigo.

Isa y yo guardamos todas las cosas que hemos traído en la nevera y le echamos un vistazo a la casa. Es de estilo rústico. Tiene un gran salón con cocina americana y una chimenea en el centro. Tiene 5 dormitorios, 3 arriba y 2 abajo. Isa y yo por ser las primeras, ya hemos escogido, yo me quedo con uno de abajo que da al jardín, y ella se va arriba. La casa es una pasada. Es para estar aquí metido y no salir. Salimos al jardín y comprobamos que ya está anocheciendo y que hace bastante frio.

Isa y yo nos hemos comprado algo de merendar por el camino y estamos sentadas en el comedor mientras nos lo comemos.

- ¿Qué tal con Marcos? –me pregunta Isa mientras engullimos las palmeras de chocolate

- Mal, muy mal tía. No nos hablamos desde el viernes de la semana pasada –le contesto con pena. Ahora que veo la casa, me encantaría que estuviera aquí. Lo echo mucho de menos.

- Pues sí, muy mal. Sois muy cabezones los dos eh...

- Sí, creo que demasiado, pero es que ni siquiera me dio la oportunidad de explicarme, se dejo llevar por lo que vio y punto

- De eso yo sé un poquito... -me dice mientras se ríe

- Pero bueno, da igual. Paso de él este finde, cuando volvamos me tragaré mi orgullo y lo llamaré...ahora mismo no quiero saber nada de él

- Anda Maya, no te lo crees ni tú, seguro que si entrara por la puerta te morirías

- Ja ,ja,ja, ¡pues si! Para que engañarnos. De todas maneras, este finde Marcos es Voldemort

- ¿Voldemort?

- Si, el que no debe ser nombrado...

Isa me mira y se ríe. Al final se va a quedar con ese mote, aunque yo siempre he dicho que para mi Marcos es mi Draco Malfoy particular.

Un rato después, tocan a la puerta y nos levantamos las dos para abrirles. Claudia y Marco son los primeros en entrar, los cuales vienen abrigados hasta arriba y muertos de frio. Me voy a acercar a ellos y me quedo parada, Marcos aparece detrás de ellos riéndose. Cuando me ve, nos quedamos mirando durante unos segundos que se me hacen eternos.

Joder, que ganas tenía de verlo. Es que está todavía más bueno con su anorak negro y su pelo revuelto por el viento. Trago saliva y me doy la vuelta volviendo al comedor.
Recojo los platos de la merienda y me voy a la cocina. Claudia viene detrás de mí.

- Maya

- ¿Qué hace aquí? –le pregunto cruzándome de brazos mientras me apoyo en la encimera

- Ya le habíamos dicho que viniera de antes, no podía decirle que no ahora...lo siento, de verdad

- Ya. Y yo voy y me lo creo

- Es cierto cariño. Además, en algún momento tendréis que hablar...

- ¡Si, pero no este finde! Pensaba emborracharme y hartarme de comer, y yo que sé más

- Aún puedes hacerlo. Además –Claudia se acerca a mí y me levanta la barbilla- dime que no estás feliz de que este aquí

- Pues no –le digo enfurruñada

- ¿Segura?

Miro a Claudia y sonrío un poco. Me conoce demasiado bien. La abrazo y ella me hace cosquillas. Escuchamos llamar a la puerta y nos vamos juntas al comedor. Ya han llegado Isco, Sara, Nacho y María. Me acerco a ellas y las abrazo. Marcos y Marco han ido a por leña y están encendiendo la chimenea.

- Yo no sé vosotros –dice Isco- pero yo voy a celebrar la mierda de partido que he jugado hoy...bueno, los 15 minutos de mierda que he jugado

- Me apunto –le digo a Isco mientras nos vamos a la cocina. Nacho y María han traído el resto de las cosas y nosotros mientras vamos buscando alcohol.

- ¿Y tú que vas a celebrar? –me pregunta Isco alzando sus cejas

- Tus 15 minutos de mierda

- ¡Esta es mi chica!

Isco y yo nos preparamos algo de beber con alcohol, por supuesto. Claudia y María se nos unen también. Alguien ha puesto música en el comedor.

- Gracias por esperarnos a repartir los dormitorios –dice Sara con ironía. Esta chica cada día me cae peor. No lo puedo evitar

- El que parte reparte y se lleva la mejor parte –le digo mientras le doy el primer sorbo a mi bebida. Esto está buenísimo, y se me va a subir enseguida.

- Ya –contesta ella- pero sólo hay 5 dormitorios, ¿dónde va a dormir Marcos?

Sara me mira maléfica. Mira que es mala la tía cuando quiere. Yo sigo bebiendo y me callo.

- No pasa nada –contesta él mirándome con cara de circunstancias- puedo dormir en el sofá

- ¿Has visto? –le digo a Sara- arreglado, ¿para qué tanto drama?

Me voy a sentarme en el sofá junto a María. Le voy a dar guerra a Marcos, lo tengo claro, por lo menos esta noche.

⚽ Más tarde ⚽

Álvaro llegó cuando la mitad ya estábamos un poquito borrachos. Entre la chimenea, la música y el alcohol, ahora mismo estoy en estado flotativo. Me lo estoy pasando realmente bien. Me he juntado con Isco y no paramos de decir tonterías. Marcos no aparta la mirada de mí, y yo lo miro también descaradamente. Claudia y María han preparado la cena. Por ser la primera noche va a ser algo de picoteo. El volumen de la música ha subido, y cuando suena la nueva canción de Ozuna y Sia yo ya estoy bailando con Maria y nuestros vasos en la mano. Si hay una cosa que me gusta y que realmente se me da bien, es bailar. Así que mi compi y yo nos dejamos llevar por la música y bailamos como si no hubiera un mañana. El resto de las chicas se nos unen y yo busco algún sitio donde me pueda subir. Lo que me gusta a mí una plataforma.

Veo una mesa de madera bastante estable y me subo en ella mientras sigo el ritmo de la música. Marcos me mira y sé lo que está pensando. Yo paso de él y sigo bailando. La siguiente canción es de la banda sonora de Studio 54, me encanta esta canción y la bailo también. Aunque sea un revival.

La verdad es que estamos pasando un rato muy bueno, hasta el rubio se está moviendo. Me dan ganas de bajarme de aquí, acercarme a él y comérmelo a besos. Pero soy mala, sí , me dijo niñata y no lo he olvidado. 

Un rato después, ya estoy cansada de estar aquí arriba y también estoy un poco mareada.

- Hermano - le grito a Marco - hermanito, ven y me bajas

Marco me mira y se hace el loco y yo vuelvo a gritarle sin mucho éxito, sobre todo porque se da la vuelta, me ignora y se va a la cocina. Marcos se acerca a mi y me da la mano para ayudarme. Me muerdo los labios y la cojo. Pero cuando voy a bajar me tropiezo y literalmente acabo abrazada a él. Sus manos están en mi cintura. Las mías alrededor de su cuello. Nos miramos como sino existiera nadie. Me mojo los labios y me acerco a él mientras me pierdo en esos ojos azules tan hermosos. Estoy perdida en él. Lo sé yo y lo sabe todo mi cuerpo.

De pronto, las luces se apagan y nos separamos. La habitación solo está iluminada por la luz de la chimenea. Marco y Claudia aparecen con una tarta con miles de velas encima. Empiezan a cantarme el cumpleaños feliz mientras yo empiezo a llorar como una tonta de la emoción.

Y supongo que en algún momento tendré que soltar la mano de Marcos.

O no.