Creo que el vino se me ha subido un poco. Bueno, el vino, el champán y los chupitos de Ron Miel. Me noto las mejillas coloradas. O eso o es culpa de Marcos. Me tiene alterada. No se puede estar más bueno. Me tiene loca perdía . Nos hemos pasado toda la noche mirándonos y diciéndonos tonterías. Yo he aprovechado y le tocaba el hombro o el brazo mientras hablábamos. Tiene unos musculitos... como todo él, muy comestible. Creo que nadie se ha dado cuenta. Mejor, no quiero darles explicaciones a Claudia. Aunque la muy perra me mira y se ríe. No se le escapa nada. Radar de madre le llamo yo.

Hemos terminado de cenar hace poco. No he comido tanto en mi vida. Menos mal que llevo mallas. Son las 23,30 pasadas. Estoy en la cocina preparando las uvas con las chicas. Las pongo en copas para luego brindar. Todas hemos bebido porque no paramos de decir tonterías.

- Estoy cachonda - dice María- y es por culpa del vino ese de tu pueblo Isa

- Yo también - contesta Isa

- ¿También estas cachonda? - le pregunta Sara

- No, que se me ha subido el vino.

- ¿No te acostabas ahora mismo con Álvaro?

- Prefiero llegar a mi casa, acostar al niño, ponerme el pijama... y si todavía tengo ganas...

- ¡Que sosica eres, hija! Isco y yo tenemos una tradición todos los años - dice Sara- echamos el polvo de Nochevieja y luego el de Año Nuevo

- ¡Pues vaya! - digo yo mientras bebo más vino espumoso- pues yo me he quedado ya sin el de Nochevieja y sin perspectivas del de Año nuevo...

- Porque no quieres - dice Claudia con una pícara sonrisa- seguro que se lo dices a Marcos y te echa una mano...

Me doy la vuelta y fulmino con la mirada a Claudia mientras ella y las demás se ríen a carcajadas. Pues si, creo que todas se han dado cuenta de lo evidente, que me gusta Marcos. 

- ¿A quien echo una mano? - pregunta él entrando por la puerta. Las chicas se ríen de nuevo y yo me pongo como un tomate. Sigo con las uvas mientras él se apoya en el marco de la puerta esperando que alguien conteste

- A Maya - contesta Claudia mientras yo la miro horrorizada- a llevar las uvas

- Vale - dice él mientras se acerca y le doy la bandeja con las copas y las uvas. Nuestros dedos se rozan unos segundos y él me mira a los ojos. Se da la vuelta y se va.

- Tía - dice Sara- ¡vaya miraditas os echáis!

- ¿Tú también te has dado cuenta? - le pregunta María

- Pues si, si llevan toda la noche comiéndose con los ojos...

- ¡Iros a tomar por culo un ratico! - les digo cabreada

- Uy Maya, te noto muy estresada - dice Sara- te hace falta echar un polvo. ¿Quieres que hablemos con Marcos?

- Pero... ¿vosotras sois tontas o que? Dejadme en paz... - les digo dándoles la espalda y  cogiendo otra bandeja con uvas

- Ya está - dice Sara- lo que le pasa a Maya es que... es virgen...

- ¡No idiotas! ¡No soy virgen, vale! - y me doy la vuelta con la bandeja para acabar chocando con ese prodigio de la naturaleza que es Marcos. Me mira a los ojos y se ríe mientras yo siento que me quiero morir

- Es bueno saberlo - me dice mientras yo me voy de allí con la bandeja huyendo de la cocina infernal.

Llego al comedor y María se tira literalmente encima. Suelto la bandeja y la cojo en brazo sentándome con ella en el sillón

- ¿Luego podríamos jugar a cantar? - me dice Maria mientras me acaricia la cara

- Pues estaría bien - le contesto - pregúntale a tus padres

- Vale. Pero tú cantas conmigo

- Como siempre enana, que tú y yo ¿somos?

- Las mejores del mundo 

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Después de las uvas

Estoy en el jardín. Necesito estar sola un rato. En cuanto han terminado las campanadas me he acordado de mi madre, en nuestra última Nochevieja. Ya estaba muy malita. Que injusta la vida. Sé que allí arriba, si me está viendo, tiene que estar tranquila porque he encontrado personas muy buenas que me quieren mucho. Ya no estoy sola.
Se me escapan un par de lágrimas. Me abrazo porque aquí fuera hace frio. La puerta de la cocina se abre y me doy la vuelta para ver quién es. Mi corazón late deprisa. Es Marcos.

- ¿Qué haces aquí Maya? Te vas a helar - me dice mientras se acerca

- Necesitaba estar sola un rato

- Oh... bueno, perdona... me voy entonces

- No te vayas - le digo antes de que se de la vuelta. Marcos se acerca a mi y se pone a mi lado.
Permanecemos en silencio unos segundos - es que me he acordado de mi madre. Murió hace 3 años y bueno... eso... me he puesto triste...

- Lo siento mucho Maya - me dice mientras se da la vuelta y se pone frente a mi- ¿estas bien?

- Si, ¿y tú?

- Pues no... porque no me has felicitado el año nuevo

Miro a Marcos y sonrío. Es tan guapo y tan increíble, que duele. Duele porque cada vez me gusta más y el que no tenga ninguna esperanza con él, duele demasiado. De todas maneras, me acerco a él y lo abrazo. Es lo que necesito en estos momentos, sentirlo cerca. Él también me abraza. Me estrecha muy fuerte en sus brazos y yo me dejo llevar por su calor y por su embriagante olor a él. Se siente tan bien en sus brazos. Estamos así un rato. Me separo y lo miro perdida ya totalmente en él y en su mirada.

- Feliz año nuevo Marcos

- Feliz año nuevo abejita

Me encanta que me llame así. Nos miramos y deseo tanto besarle. Me mojo los labios esperando a que  él de el paso. Nuestras cabezas cada vez más cerca. Hasta que escucho a María llamándonos y toda la magia se desvanece. Nos separamos y regresamos en silencio al comedor.

Y esta vez, mi corazón, el que late tan deprisa cuando está cerca de Marcos, me está dando el primer aviso, puede que me esté enamorando de él.

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Más tarde

Isa y Álvaro se fueron hace un rato. La pequeña María se empeño en irse a dormir a su casa y se la han llevado. Alex y su novia fantasma, porque no ha dicho nada en toda la noche, también se han ido. El resto estamos en el salón bailando. Cada uno elige una canción y aunque a alguien no le guste la tiene que bailar. Yo he elegido una que me encanta porque es muy graciosa y cada vez que la escucho siempre me pongo a bailar como una loca.

https://youtu.be/fIhyOeMGQN4

Es "Mentía" de Miranda!. En cuanto suena me pongo a bailar y Claudia me coge de los brazos y nos ponemos a dar saltos. Marcos me mira y se ríe. Yo estoy un poquitín borracha. Así que no me da vergüenza que me vea bailar.
Nos pasamos toda la noche bailando y riéndonos mucho.  Están sonando canciones de Ricky Martín y no me lo pienso. Marcos está sentado en el brazo del sillón. Me acerco a él y extiendo mi mano. Me mira confuso.

- Venga, vamos a bailar Marquitos

- Yo no bailo abejita

- Uy, perdona es que no te he entendido - le digo mientras le cojo la mano y tiro de él. Marcos se levanta y empezamos a bailar riéndonos. Al final le he sacado una sonrisa. La verdad es que no baila nada mal. Se mueve bastante bien.

Hasta que Claudia cambia de canción a una lenta. La miro un poco confundida y ella me guiña un ojo.

- Lo siento nena, es que quiero rozarme con mi marido -me dice mientras se agarra a Marco como si fuera un lapa

La melodía es una canción de Elli Hollis, preciosa por cierto. Miro a Marcos y él me mira también serio. Extiende su mano y yo la cojo sin pensar. Es muy suave y una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo cuando me roza. Me atrae hacia él mientras pone sus manos en mi espalda. Yo pongo las mías en su cuello y me dejo llevar. Pongo mi cabeza en su pecho y escucho los fuertes latidos de su corazón. Él acaricia mi espalda y se me pone la piel de gallina. Este chico me hace vibrar con sólo una mirada y ahora que me está tocando, creo que voy a morirme. Me encanta abrazarlo. Creo que de ahora en adelante sus brazos van a ser mi sitio favorito del mundo. Nos movemos muy despacio al ritmo de la música.

Acaricio su cuello con las yemas de los dedos y noto a Marcos temblar. Alzo mis ojos y lo miro. Tengo sus labios muy cerca. Marcos me mira. Su mirada es intensa. Nos miramos segundos que parecen horas. Y por un momento me olvido de todo y sólo somos los dos. Y no existe nadie excepto Marcos.

Joder. Creo que si, que me he enamorado.

Ay dios mío.