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— Oh, ya veo... Pará ¿Qué?
Contestó Spreen como si fuera la cosa más normal del mundo hasta que analizó mejor las palabras del menor.
¡¿Una Maldición?! ¡¿De qué mierdas estaba hablando?!
Spreen se esperaba cualquier tipo de cosa menos esa. Así que miró totalmente confundido a Roier esperando que le diera una explicación.
El actor le devolvió la mirada algo incómodo por la reacción de su Manager. ¿Estaba haciendo bien al confesarle su secreto más grande a Spreen?
— Spreen, ¿No has notado situaciones extrañas durante tu trabajo? —Preguntó Roier tomando por sorpresa al Argentino.— Como personas emocionandose de repente cuando me ven aunque ni si quiera me conozcan. O esa cantidad exagerada de gente obsesionandose conmigo... Es como si estuvieran de algún modo encantados.
Realmente Spreen había pensado que las personas se obsesionaban un poco (mucho) con Roier a tal punto de casi lastimarlo por solo querer tenerlo cerca. Pero creyó que eso era la vida cotidiana de una estrella super famosa.
— ¿Pero eso no es solo porque sos una celebridad popular?
Spreen lo preguntó genuinamente pero cuando el silencio se prolongó mientras devoraba uno de los Doritos, levantó su mirada y se encontró con un rostro de decepción por parte de Roier.
¿En qué momento la había cagado?
Pero honestamente Spreen pensaba que todo éste tema de la "maldición" solo era algún tipo de forma para llamar la atención por el estrés que el menor había sentido. Y no lo culpaba.
Hasta él mismo se sintió algo mal cuando, horas antes llegó dónde estaba Roier entre la multitud y lo encontró temblando como un Chihuahua.
Repentinamente Roier no volvió hablar y desvió su mirada hacia otro lado, comenzando a beber una de las latas de cerveza.
Pensó que está vez alguien realmente le creería pero parecía que no. Solo se dejó en ridículo.
Ese día estaba siendo un asco para Roier.
— Esas situaciones deben ser muy difíciles para vos. —Habló Spreen llamando la atención de la joven celebridad.— Pero ahora estoy acá y voy a ayudarte en esto. Soy tu Manager después de todo y no voy a volver a dejarte solo...
El chico tomó uno de los chocolates y se lo extendió al menor.
— Y come algo antes de tomar o te va a caer mal.
El actor observó a Spreen, luego al chocolate y con una pequeña sonrisa lo aceptó.
Roier al parecer se estaba encariñando un poco con su Manager de reemplazo. Si Aldo se tomaba unas vacaciones luego de su recuperación quizás no le afectaría tanto su ausencia...
~ • ~
El tiempo pasó rápido en el departamento de Roier. Tanto así que Spreen no recordaba en qué momento el actor bebió tanto como para no poder formular frases coherentes.
Spreen tenía muy buen control con la bebida así que casi nunca llegaba a ese nivel. Además de que apenas salía a beber con amigos ya que siempre estaba estudiando.
Ahora que lo pensaba, su vida se basaba en estudiar y dormir. Que deprimente.
Sinceramente, éste trabajo había cambiado su rutina y eso no era tan malo.
Por lo menos no hasta ese momento.
— Hoy fue un día hooorrible...
Dijo el menor arrastrando sus palabras por la cantidad de alcohol que había ingerido.
Y mientras Spreen se preguntaba: ¿Por qué Roier tenía tan poca tolerancia con el alcohol?
Ya lo había visto ebrio otras noches pero hoy parecía que había sobrepasado hasta su propio límite.
— Roier, creo que ya deberías acostarte.
Pero el actor lo ignoró.
— Ellos siempre son así... Una vez rompieron la ventana del auto solo para verme... —Contó apoyándose sobre la pequeña mesa que contenía las latas vacías.— Y también dejaron cámaras escondidas en mi anterior d-departamento...
Spreen quizás no debería estar escuchando eso pero si hacía sentir mejor al castaño desahogarse, entonces estaba bien. Solo se quedaría en silencio escuchando y terminando su última cerveza.
— Aunque fanáticos locos esperándome fuera de mi hogar no es nada comparado a otras cosasss...
El Argentino inclinó su cabeza con curiosidad.
— ¿Qué cosas?
Se atrevió a preguntar el Manager y al escucharlo, Roier levantó su rostro posando su cristalina mirada en él. Sus ojos se veían más brillantes de lo normal y sus mejillas tenían un leve color rojizo por la ebriedad.
— Sus manos... —Murmuró Roier sin romper el contacto visual. Spreen estuvo a punto de preguntar a qué se refería pero el chico se lo respondió con la siguiente frase.— Sus manos siempre están en Tooodas partes...
El menor soltó una breve risa melancólica y el mayor no pudo evitar sentirse mal por él. Claro, esas multitudes de personas siempre terminaban tocandolo sin su consentimiento y Spreen creyó que eso no le molestaba tanto al castaño, hasta ahora.
Pues el chico nunca demostró tener miedo al contacto físico, al contrario. Era muy confiado con ese tema.
Por alguna razón terminó apretando con impotencia la lata de cerveza que tenía en su mano para luego dejarla en la mesa.
Debía parar con esto.
— Roier, estás demasiado ebrio.
— Mentirasss, estoy perfectamente bien...
El joven actor volvió a dejar caer su cabeza sobre la mesa en un golpe seco y su Manager suspiró. Éste se levantó de su lugar para acercarse a Roier con la intención de ayudarlo a levantarse.
— No, no estás bien. Por eso te voy a llevar a la cama.
Spreen tomó uno de los brazos del castaño y lo ayudó a reincorporarse, poniendo esté sobre sus hombros y pasando su propio brazo por la cintura ajena para sostenerlo. Roier simplemente se dejó hacer y llevó también su mano libre sobre los hombros del más alto.
— Primero una cita ¿No? Pinche pervertido...
El chico de cabello azabache se sonrojó al darse cuenta del juego de palabras que había provocado. Al parecer, Roier no perdía el tiempo.
Y menos ahora que se había aferrado más a su cuerpo como un koala a un árbol. Spreen no correspondió el extraño abrazo que se había formado, pero sí sintió como el actor dejaba caer su peso nuevamente haciendo que ambos se tambalearan.
— Dios, Roier, ayúdame un poco.
El nombrado soltó una risilla pero seguía sin ponerse de pie. El Manager bufó y apretó el agarre en la cintura del menor.
— Está bien. Solo no te muevas.
Spreen se inclinó levemente para poder pasar su brazo libre debajo de las rodillas del actor y así levantarlo como una princesa.
Si su rutina desde ahora se iba a basar en cuidar de un ebrio entonces no le gustaba un carajo.
Comenzó a caminar con Roier entre sus brazos mientras éste escondía su rostro en el cuello del más alto.
— Mmm... Hueles a hombre guapo...
Spreen casi se tropieza al sentir el aliento ajeno chocar contra la sensible piel de su cuello en un susurro. No podía aguantar más eso así que se apresuró a llegar lo más rápido posible al cuarto.
— ¿Querés callarte un rato por favor?
Se quejó mientras abría la puerta del lugar con nerviosismo.
— Obligame....
Spreen soltó otro bufido de molestia en respuesta.
La verdad, no le importaba si a Roier le gustaban las mujeres o los hombres (o ambos). Mientras no se quisiera meter con él estaba todo bien.
— Te voy a obligar con unos buenos golpes ¿Que te parece?
Roier soltó una carcajada y finalmente se alejó del cuello ajeno.
Spreen ya había logrado entrar a la habitación así que simplemente se acercó a la cama y dejó caer a la joven celebridad como si fuera un saco de papas, para luego tomar la manta y extenderla de forma desordenada y brusca sobre él.
Perfecto. Al fin podría volver a casa.
Se giró en su lugar con la idea de dirigirse a la puerta de salida pero:
— Spreen...
Oh, mierda.
— ¿Qué querés ahora?
Preguntó con cansancio, volteandose para encontrar al menor observándolo con un puchero en sus labios.
— No me dijiste "buenas noches"...
El Argentinó puso los ojos en blanco.
— Buenas noches.
— ¡Así no!
Se quejó el actor y comenzó a hacer un berrinche.
— Me abandonaste hoy en la entrada... Y ahora me abandonas de nuevo sin desearme las buenas noches... —Dijo el menor mirándolo con sus ojos al borde de las lágrimas.— Eres muy cruel...
Él lo estaba haciendo de vuelta. Estaba intentando dar pena para conseguir lo que quería y lo peor era que ¡Lo estaba logrando!
Sus palabras justo dieron en el sentimiento de culpa de Spreen por haberlo dejado hoy entre toda esa gente. Así que soltó un largo suspiro y volvió a acercarse al actor viendo cómo a éste rápidamente se le formaba una sonrisa en su rostro.
Hijo de puta.
— Roier... —Murmuró tomando la manta para arroparlo mejor.— Descansa bien-
Los brazos ajenos lo habían atrapado desde sus hombros casi tirandolo a la cama si Spreen no hubiese puesto las manos a tiempo sobre el colchón. Y estuvo a punto de maldecir una y otra vez a Roier.
Pero no pudo hacerlo.
Porque Roier estaba muy ocupado besando sus labios.
Las manos del menor se enredaron en el largo cabello ajeno acercándolo aún más mientras seguía el beso con movimientos lentos y torpes. Pero apenas fueron unos segundos hasta que de nuevo éste se dejó caer en el colchón.
— Buenas noches...
Murmuró acomodándose entre las mantas sin darle importancia a lo sucedido porque Roier no estaba en sus cinco sentidos y seguramente ni siquiera recordaría ese momento.
Pero Spreen...
Spreen estaba congelado en su lugar. No había movido ni un músculo, su corazón estaba acelerado y apenas había recobrado la respiración.
Porque la famosa celebridad Roier Alt, había besado a Spreen: Un chico Universitario, común y corriente, que odiaba el contacto físico y quien también era su Manager.
Roier había besado a su Manager.
Capitulo corto pero satisfactorio chicxs.
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