Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[ 6 ]

— El señor Alt tiene que volver a casa. Por favor, les pido que abran paso y se alejen del auto.

Se escuchó la fuerte voz del Manager, el cual se encontraba alejando a todos los empleados que se habían juntado alrededor del automóvil sin dejar pasar a Roier. Pues todos querían saludarlo, halagarlo por su buena actuación y conseguir algún que otro autógrafo.

— Está bien, Spreen. Ya casi termino.

Anunció Roier mientras terminaba de firmar algunas fotos.

Spreen simplemente puso los ojos en blanco volviendo a presenciar esa exagerada amabilidad del menor.

Cuando finalmente lograron entrar al auto. Roier se colocó el cinturón de seguridad y observó el abrigo oscuro del mayor, que ahora se encontraba en el asiento al lado suyo. Estuvo tentado a tomarlo y usarlo de manta improvisada en su viaje pero no, eso sería muy vergonzoso.

De repente escuchó como Spreen se aclaraba la voz cuando ingresó al auto, ganándose toda su atención. Roier miró hacia el frente y se encontró con la mano ajena extendida hacia él. Pero ésta no estaba vacía.

En la palma de su mano había un dulce anaranjado.

— Buen trabajo hoy.

Dijo, aún extendiéndole el pequeño caramelo.

Roier lo observó dudoso. Sospechaba que era otro de esos caramelos agrios que lo hacían arrugar todo su rostro.

— Gracias... Pero no.

Contestó cordialmente.

— Dale, agarralo. No seas cagón.

Exigió su Manager con insistencia, provocando que Roier apretara sus labios como si estuviera a punto de hacer un berrinche pero igualmente tomó el dulce a duras penas.
El menor lo deshizo del paquete y se lo llevó a la boca esperando el disgusto.

Lo cual no pasó.

"Oh, es dulce." Dijo mentalmente mientras degustaba el dulce sabor a naranja.

Spreen no había vuelto a decir una palabra. Solo se giró para encender el auto y comenzar a manejar hacia el departamento de la estrella.

¿Acaso ese era un nuevo acto de amabilidad? ¿O pena por lo que le había contado el día anterior?

Roier no lo sabía pero estaba conforme con ese pequeño detalle.

~ • ~

Cuando llegaron, milagrosamente Roier seguía despierto. Algo que sorprendió a Spreen porque ya estaba acostumbrado a tener que despertar al actor cada vez que el viaje terminaba.

— No me mires así, tengo mucho sueño...

Dijo Roier cuando hizo contacto visual con él.

— ¿Por qué no dormiste?

Preguntó Spreen desviando la mirada para quitarse el cinturón de seguridad.

— No lo sé... Creo que tengo muchas cosas en que pensar.

Click su cinturón se soltó pero Spreen se quedó un momento quieto y en silencio procesando las palabras del menor.

Mierda, otra vez estaba sintiendo pena...

— Mm... Tuviste un largo día. —Spreen tamborileo nerviosamente los dedos sobre sus piernas antes de voltearse.— Pero ya llegamos ¿Sí? Es hora de descansar.

Aunque Spreen fuera un hombre de pocas palabras, igualmente logró que Roier se sintiera algo reconfortado con esa última frase, ganándose una genuina sonrisa de su parte.

— Tienes razón.

~ • ~

Nuevamente habían usado la técnica de "amigos raros" para entrar al edificio sin ningún problema. Ya se les había hecho costumbre.

— Ahh... Que día.

Soltó Roier mientras permitía que Spreen le quitara el abrigo como aquella vez.

— Sí... —Respondió de forma vacilante.— Ya tengo que irme. Nos vemos mañana.

El Manager, ya con su prenda en mano, se volteó con intenciones de abandonar el lugar sin esperar aunque sea un saludo de parte del menor. Pero fue detenido por una mano en su muñeca.

— Spreen, espera.

Spreen se giró sorprendido por la repentina acción del joven actor.

— ¿No quieres pasar un rato antes de irte? —Spreen estaba a punto de negarse como lo hizo la primera vez pero Roier volvió a hablar.— Creo que necesitamos conocernos un poco si vamos a pasar tantas horas juntos... Además nunca tengo compañía.

El chico de cabellos azabache no estaba muy seguro pero tenía una leve sospecha de que Roier lo estaba manipulando causándole pena a propósito. O quizás era su imaginación.

Aunque si era honesto, Roier tenía razón en el primer punto. Ambos chicos pasaban días juntos y a penas se conocían.

"Maldita sea, Spreen. Dejá de sentir pena por una Super Estrella. Ni que fuera un cachorrito, eso es ridículo." Se regañó mentalmente el mayor.

— No lo sé, Alt... —Respondió dudoso, ignorando el suave tacto que aún se mantenía en su muñeca.— Pero... ¿No dijiste que tenías sueño?

— Mmm creo que de repente recuperé las energías.

Contestó el castaño de manera juguetona, sacándole un suspiro a su Manager.

— Me voy.

— ¡No, por favor! Spreen, solo por ésta vez.

Spreen puso sus ojos en blanco por la insistencia del menor y comenzó a negar con su cabeza, provocando que Roier se comportará aún más insistente. Soltando el agarre e invadiendo el espacio personal de Spreen con un pequeño puchero en los labios.

— Por favor, por favor, por favor...

Repetía una y otra vez, sacudiendo a Spreen por los hombros mientras éste intentaba contener los nervios por tener tan cerca al actor.

Ya había dejado en claro que Spreen no era muy fanático del contacto físico ¿No?

— ¡Bueno! Bueno. Está bien. —Contestó Spreen cuando había llegado a su límite de paciencia.— Está bien, voy a quedarme. Pero solo 10 minutos y me voy. ¿Feliz?

Roier soltó al mayor y dió un pequeño grito de emoción cuando logró convencerlo.

¡Al fin alguien con quién socializar!

— ¡Perfecto! Ven, pasa.

~ • ~

Cuando Spreen había dicho "10 minutos" realmente pensaba solo quedarse por 10 minutos pero ya habían pasado 4 y desde que entró seguía admirando el departamento de Roier asombrado.

— ¿Te gusta? Creo que es algo pequeño pero acogedor.

Comentó la estrella como si nada mientras se deshacía de su propio abrigo dejándolo sobre el sofá blanco.

— ¡¿Pequeño?! Mierda, Roier. ¡Ésto es casi una mansión!

Está bien, Spreen estaba exagerando. Pero el departamento del actor era bastante espacioso y lujoso, con varias puertas que Spreen suponía eran más habitaciones.
Ya la simple sala era cuatro veces más grande que su precario departamento de Universitario.

Oh, como le gustaría tener esos lujos...

— ¿Eso crees? —Preguntó Roier inocentemente. Aunque por dentro disfrutaba la reacción emocionada de Spreen. Tenía que convencerlo a entrar más seguido.— ¿Quieres una cerveza? Tengo algunas.

El Argentino perdió de vista al Mexicano por unos segundos así que asumió que se encontraba en la cocina.

— No sé, es que tengo que volver a casa sano.

Contestó Spreen con obviedad porque él aún debía conducir hacía su triste y diminuto apartamento.
Aunque le resultó algo nuevo e interesante saber que Roier bebía cerveza, pues él creía que era solo un chico fino que tomaba "cócteles".

— Tranquilo, solo será una.

Spreen lo dudó por unos segundos, vio su reloj y pensó que aún le quedaban 4 o 3 minutos más.

— Bueno, dale.

Y a Spreen le encantaría poder decir que solo tomó una y regresó a su casa en tiempo y forma.

Pero no fue así.

Allí estaba con su tercer lata de cerveza en mano, sentado en el suelo de la sala, apoyando su espalda en el sofá junto a Roier a su lado contándole una tonta anécdota.

— Y el pendejo de Mariana se embriagó tanto ese día que ¡Realmente pensó que yo era mujer!

— ¿Qué?

Preguntó Spreen entre risas, las cuales contagiaron a Roier.

— ¡Es cierto! El mamón hasta comenzó a llamarme como su ex. —Contaba Roier a veces alargando las palabras, con sus mejillas sonrojadas por el alcohol que ahora estaba en sus sistema. El actor ya estaba mareado pues tenía menos resistencia que su Manager.— Me decía "Melissa", "Melissa, por favor vuelve conmigo".

El joven chico soltó una fuerte carcajada al revivir la vergonzosa situación de su primo, acompañado por Spreen que intentaba ser más discreto con su risa. Ya que aún estaba consciente pero no tanto como para darse cuenta que ya había pasado casi una hora.

— ¿Pero vos qué mierda hacías con una peluca?

— ¿Crees que lo se? Estaba igual de pedo que Mariana. —Contestó para luego volver a reírse.— Aunque lo admito, estaba guapa.

Spreen tomó el último sorbo de su cerveza y negó lentamente, imaginando como se vería Roier con cabello largo.

Simplemente no.

El Manager bajó la lata vacía a la mesa de estar en frente suyo y observó nuevamente su reloj notando cuánto tiempo había pasado. Roier no ignoró esa acción.

— Oh ¿Quieres otra? Creo que tengo dos más. Ya vuelvo, espérame.

La estrella intentó levantarse rápidamente, tambaleándose en el proceso. Pero Spreen no lo dejó.

— No, no. Roier, ya es muy tarde. Tengo que irme.

Spreen había detenido al menor, reincorporándose al mismo tiempo que él y tomando su mano para que no se fuera de vuelta a la cocina.

— Pero... La estábamos pasando muy bien. ¿O no?

Repentinamente el humor de Roier decayó al decir eso y Spreen se sintió algo culpable.

Ahí está, la manipulación de vuelta.

— Claro que sí, pero mañana tenes dos escenas importantes por grabar y además te presentarás con un nuevo director.

El menor soltó un bufido acercándose al mayor para apoyar su cabeza en el hombro ajeno.

Spreen se tensó por la invasión a su espacio personal pero tenía bastante alcohol en sangre como para dejarle pasar eso.

— ¿Y tú estarás conmigo?

Preguntó Roier moviendo levemente su rostro solo para ver al mayor desde esa altura inferior sin despegarse de su hombro.

La inesperada pregunta dejó confundido a Spreen. Pues era más que obvia la respuesta.

— Sí. Soy tu Manager, ese es mi trabajo.

Roier no parecía recordarlo hasta ese momento. Lo cual le habría causado gracia a Spreen si no hubiese vuelto a hablar.

— Pero también eres mi amigo... ¿No?

Spreen se quedó en silencio.

Roier y él no tenían tanta confianza como para ser amigos pero no iba a explicarle eso a el menor cuando estaba ebrio, el cual lo observaba expectante por una respuesta.

No podía rechazarlo fríamente si lo miraba con esos ojos. Esos ojos de cachorro malherido.

Ahora que lo pensaba, quizás el alcohol lo había afectado de más.

— Sí, lo soy.

Al escuchar esa respuesta, de un segundo a otro la felicidad había vuelto al cuerpo de Roier como si no hubiese pasado nada.

— ¿Entonces te quedarás a dormir?

— Roier, dije que me voy.

— Ah.. cierto.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro