La otra mitad del trayecto hacia el apartamento del menor había sido silencioso, pues éste se había quedado dormido tan pronto como su cabeza había tocado la almohada de cuello.

A Spreen no le sorprendía para nada, el actor debía estar exhausto.

— Alt, ya llegamos.

Anunció el joven de cabellos azabache cuando detuvo el motor del auto.
Al no obtener respuesta miró por el espejo retrovisor y el castaño aún seguía dormido. Así que se giró en el asiento y extendió su mano para sacudir levemente el cuerpo ajeno.

— Roier, despierta...

El susodicho comenzó a removerse en el lugar y pronto se despertó con un gran bostezo.

— ¿Tan rápido?

Preguntó mirando por la ventana polarizada.
Para su sorpresa habían pocas personas en la entrada...

Aunque eso era porque no se encontraban en la entrada. El auto había estacionado en la parte trasera del edificio.

Roier se volteó curioso, a punto de preguntarle a Spreen a qué se debía eso pero no pudo hacerlo ya que se distrajo con la imagen del Manager quitándose su gran abrigo oscuro.

— ¿Que haces?

Preguntó viendo cómo el más alto se deshacía también de su gorra y quedaba solo con una sudadera celeste.

Ese color... Le sentaba muy bien.

— Tengo una idea.—Fue lo único que dijo Spreen antes de entregarle las prendas.— Ponete eso.

Y aunque todo fuera raro para Roier, éste no rechistó ni por un segundo y se colocó ambas prendas.

~ • ~

Al principio, Roier no había entendido por qué Spreen hacía todo eso hasta que salieron del auto.

Para su buena suerte, el abrigo de Spreen era Oversize así que Roier quedaba perdido entre la ropa, y el gorro escondía la mitad de su rostro así que era difícil de reconocerlo. Más aún teniendo a su Manager abrazándolo por los hombros como si fueran amigos de toda la vida... O una pareja extraña. Ambos caminando totalmente tranquilos.

Roier creyó que al menos los pocos fanáticos que se encontraban detrás del Edificio reconocerían a Spreen.

Pero no.

Al parecer nadie le tomaba importancia al mayor. Y cuando querían hacerlo, éste solo les devolvía una mala cara.

Cuánta simpatía...

Mientras más se acercaban al lugar, Roier no pudo evitar sentirse invadido por el aroma ajeno.
Su abrigo olía ¿Varonil? Nunca supo con exactitud a qué olían los perfumes de hombre, pues tenían nombres muy "simbólicos": Olor a Macho, Aroma a Valentía, Hombre Sofisticado, etc.
Pero sí podía reconocer un leve destello de menta que le causaba picazón en la punta de la nariz.

— Joya, llegamos bien. —Indicó Spreen cuando la puerta de las escaleras traseras se cerró detrás de ellos.— ¿Viste que era buen idea? Solo tenías que actuar como una persona normal.

Roier no pidió ayuda, pero Spreen igualmente se la dió cuando el castaño comenzó a quitarse el gran abrigo.
Spreen se posicionó detrás del más joven tomando la prenda y la deslizó desde los hombros impropios hasta sus manos, causándole nervios al actor.

"Eso es nuevo." Pensó Roier.

— No prendas las luces de tu departamento tan pronto. Solo espera unos minutos después de que me vaya y hacelo. Porque sino van a comenzar a sospechar... —El Argentino dió unas indicaciones finales mientras volvía a colocarse su propio abrigo. Era una noche fría.— Ah, y sobre mañana-

Spreen no pudo seguir con sus palabras porque la pequeña risa de Roier lo interrumpió.

— ¿De que te reís?

Le consultó confundido.

— Oh wow, es que ésta es la primera vez que entro a mi casa tan tranquilo...

Respondió Roier como si fuera la cosa más hilarante que había hecho.

Wow ¿Realmente él no estaba acostumbrado a algo tan simple como eso?

Spreen inconscientemente hizo una mueca de pena.

— ¿Cómo sabías que no te iban a reconocer a ti?

— Oh, pues es fácil. Siempre te miran solo a vos así que dudo que me recuerden.

Contestó el más alto, restándole importancia. Pero el actor lo soprendió colocando una mano en su hombro.

— Muchas gracias por eso, Spreen. El trabajo habrá sido pesado para ti también hoy.

Spreen no era una persona que se inquietaba fácilmente. Pero aún no se acostumbraba a algunas acciones del menor, como esa.

Dónde Roier agradecía todo el tiempo, hasta en momentos que ni siquiera lo requerían.

— No es nada. Solo es mi trabajo. —Habló Spreen sin ninguna pizca de emoción, acercándose nuevamente a la puerta de salida.— Asegúrate de cerrar bien las puertas. Nos vemos mañana.

— Nos vemos. ¡Avisa cuando llegues a casa!

Exclamó el menor siendo muy poco cuidadoso, pero por suerte solo Spreen lo escuchó respondiendo con un resoplido.

Lo primero que hizo Roier al entrar a su hogar fue seguir las claras indicaciones de su Manager. Luego de eso se dispuso a darse una larga ducha, intentando relajar sus músculos cansados bajo el agua.

Al salir del baño, fue directo a su habitación y se desplomó en la cama deshecha sin intenciones de prepararla antes de dormir.

Tomó su celular, desbloqueandolo con la esperanza de tener un mensaje proveniente de Spreen pero nada.

Así que él decidió dar el primer paso.

Mensaje nuevo:

Roier Alt(Trabajo)

¿Llegaste bien?
[1:11 AM]

Spreen se encontraba holgazaneando un poco, tirado en la cama solo viendo publicaciones de Twitter y estuvo a punto de tocar un link para ver más sobre un nuevo juego lanzado ese mes pero su celular lo traicionó mostrando el icono de mensaje nuevo sobre lo que estaba por abrir. Así que terminó en el chat de Roier.

El Argentino murmuró algunos insultos porque no quería hablar con nadie pero tampoco le gustaba dejar en "Visto" a las personas así que ahora estaba obligado en contestarle al menor.

Mensaje nuevo:

Spreen

Sí.
[1:13 AM]

El joven Mexicano suspiró por la falta de comunicación del Argentino y volvió a escribir.

Mensaje nuevo:

Roier Alt(Trabajo)

Ah jaja genial. Lo siento, solo me preguntaba si habías llegado sano y salvo.
[1:13 AM]

Buenas noches :3
[1:14 AM]

El Manager dudó si contestar o simplemente cerrar el chat pero se decidió por la primer opción.

Mensaje nuevo:

Spreen

Buenas noches, Alt.
[1:16 AM]

Y con eso, el más alto apagó la pantalla del celular y prefirió distraerse con la televisión para evitar otro error de dedo.

Por otra parte, Roier ahogó su rostro en la almohada soltando una queja.

"Pinche pendejo cortante." Pensó la joven estrella, dejando su celular de lado. "¡Y aún sigue llamándome por mi apellido!"

Levantó su rostro de la almohada y observó el aparato bloqueado.

No quería molestar pero no sé resistió y envió un último mensaje. Que más que mensaje, en realidad consistía en un Emote de una arañita.

Mensaje nuevo:

Roier Alt(Trabajo)

[1:17 AM]

Spreen estaba muy concentrado en una película aleatoria de la televisión cuándo sintió la vibración de su teléfono.

Suspiró.

Sabía que era Roier aún sin desbloquear el móvil.

Decidió que era mejor ignorarlo y esperar a que se aburriera, pero la curiosidad mató al gato. Así que minutos después tomó su telefonó y lo desbloqueó para finalmente ver cuál era el mensaje...

"¿En serio, Roier? ¿Un Emote?"

Solo era un ridículo Sticker de araña.

Tan ridículo que Spreen no pudo evitar que se le escapara una pequeña sonrisa.

~ • ~

Han pasado varias semanas desde que Spreen es el nuevo Manager de Roier.
El pago no era para nada malo, el trabajo no era difícil (por lo menos al principio), así que Spreen se consideraba alguien con suerte.

Pero definitivamente algo raro estaba sucediendo aquí. Por ejemplo:

El hecho de que la celebridad que cuidaba estaba familiarizado con algunos trabajadores de la misma compañía, como Mariana.

— ¿Cómo que sos primo de Roier?

Preguntó Spreen, realmente curioso. Y a Mariana le resultó inevitable reírse al respecto.

— Claro que sí, ¿No te dieron mi tarjeta de presentación? Literalmente tenemos el mismo apellido, Spreen pendejo. —Contestó el más alto con obviedad. Claro, Spreen nunca había visto dicha "tarjeta" porque Carrera nunca se la mostró.— En realidad... La mayoría de personas que trabajamos aquí somos familiares.

— ¿Qué? ¿En serio?

De pronto Mariana se aclaró la voz con nerviosismo, como si hubiese revelado algo totalmente privado.

— Bueno, es que... Es mejor trabajar en familia ¿Sabes?... Además el Roiler se siente algo incómodo cerca de desconocidos.

Ahora que lo pensaba, quizás esa era la razón por la cual Roier en la agencia se comportaba más despreocupado y tranquilo. Mientras que en otros lugares, dónde tenía que cumplir con su trabajo, parecía actuar en modo automático.

Pero entonces...

Si Roier se siente incómodo con desconocidos... ¿Por qué su comportamiento con Spreen era tan diferente? Si Spreen era un desconocido.

En realidad, parecía que Spreen era el verdadero incómodo alrededor del joven actor.

— ¿Te ha llegado el pago de este mes?

La pregunta de Mariana lo sacó de sus pensamientos.

— Ah... Sí, sí. Gracias. Realmente lo necesitaba. —Agradeció recordando que ese pago lo había salvado de ser echado de su departamento. Aunque aún tenía algunas dudas.— Quería preguntar... ¿Es normal que le paguen Tanto a un simple Manager?

Si bien, el dinero le había servido para pagar su estancia, también le había sobrado y bastante.

— El trabajo en si no es difícil... Por eso siento que están pagandome de más y se siente un poco sospechoso.

— No, claro que no. —Mariana se apresuró a negar.— Estoy seguro que allí afuera hay compañías que no le pagan lo suficiente a sus empleados. Además, piénsalo así: Éste es un trabajo el cual debiste aprender todo desde cero sin mucho tiempo. Esa cantidad es más que necesaria.

— Pero aún así... Cualquier persona hubiese querido tener este puesto por la cantidad de dinero que pagan pero en cambio solo estoy yo acá.

— Es que... Muchas personas abandonaron el puesto por ser un trabajo difícil.

Ese "abandonaron" había sonado raro para Spreen.

— Pero no te preocupes por el dinero. Así es como hacemos las cosas aquí.

Mariana palmeó el hombro de Spreen, provocando que se sintiera aún más en un ambiente mafioso.

"Ésto es muy raro..."

— Así que ¿el trabajo se está volviendo más fácil para ti? 

— Sí, un poco.

El joven Manager ya presentía el final de la conversación así que comenzó a tomar sus cosas para buscar a Roier y llevarlo a su departamento.

— Me imagino que seguir a Roier a todos lados es muy fácil. Lo difícil es cuando los fanáticos están cerca.

— Sí, lo es. Siempre hay personas esperándolo en todos lados...

Contestó el Argentino con molestia pues ya era una situación agobiante y no para él, sino para Roier. Y sabía que era así aunque el menor fuera la persona más amable del mundo.

— Entiendo, quizás debería mudarse... —Opinó Mariana, aunque sabía que Roier se negaría porque se lo había propuesto varias veces.— Pero Roier está apegado a ese depto.

Para Spreen, la idea de que el actor se mudara no era mala pero tampoco podían obligarlo.

— Tengo que irme, Roier está por terminar.

— Tranquilo, ve a cuidar a ese pendejo.

El joven Manager soltó una pequeña risa y salió del lugar sin antes saludar al más alto.
Hablar con Mariana en su tiempo libre se había vuelto casi una rutina para él y cada día le caía mejor.

Aunque todo seguía siendo muy sospechoso...