Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[ 42 ]

Roier no pudo dormir.

Pero esta vez no fue por revivir malos momentos. No, no.

Cuando Spreen se fue a dormir y Roier intentó hacer lo mismo en su propia cama, esa frase no dejó de dar vueltas en su cabeza.

"Quizás termine haciendo algo de lo que voy a arrepentirme después..."

¡¿EH?! ¡¿QUÉ VERGAS SIGNIFICABA ESO?!

No, no, no. Roier era pendejo pero no tanto. Sabía muy bien qué significaba eso y estaba seguro de que tenía algo que ver con meter la lengua en la boca del otro, tal y como lo hicieron en la Van.

¡Y DIOS MIO!

Ojalá lo hubiese detenido en ese mismo instante antes de que fuera a su habitación para reclamar sus labios como suyos pero estaba tan abrumado que lo dejó ir. Aunque tampoco iba a hacer algo tan bruto luego de la anécdota que le contó y aprovechándose de su vulnerabilidad.

Roier no era un hijo de puta.

Pero, mierda, se moría por volver a besarlo y la simple idea de ser correspondido lo estaba volviendo loco, a tal punto que de solo imaginar a ambos en su cama King Size besandose hasta quedarse sin aliento no solo lo despertaba a él. Sino también a otra parte de su cuerpo.

No, abajo Fifi. Eso no va a pasar.

Y por eso no pudo dormir en toda la noche, resultando en un zombie a la mañana siguiente.
Al menos no era el único, porque cuando llegó a la cocina se cruzó a Spreen en un estado similar debido a la resaca.

Éste estaba apoyando los codos sobre la mesa mientras sostenía su cabeza como si se fuera a caer en cualquier momento. Ni siquiera lo vió entrar.

Así que Roier fue un buen zombie y lentamente buscó una botella de agua junto a una pastilla para el dolor. Se acercó al mayor y dejó ambas frente suyo llamándole la atención.

— Agua. Pastilla. Resaca.

Fue lo único que dijo y Spreen lo entendió perfectamente lanzándole un tipo de gruñido de agradecimiento antes de tomarse el analgésico.

Parecía que las cosas estaban bien después de todo.

O más bien, Spreen no recordaba nada de la charla. Solo tenía imágenes perdidas en su mente de como llegó al departamento y habló con el menor.

Solo esperaba no haber dicho nada raro o importante.

Aún seguía siendo atormentando con los recuerdos pero había entendido que eso no era culpa de Roier y no debía desquitarse con él. Ser curioso no era un delito.

Aunque tenía que confesar que había algo nuevo.

En el transcurso del día, Roier se comportó muy atento con él. Mucho. Quería creer que era solo por la resaca pero, por ejemplo: Lo seguía a todos lados pero manteniendo una distancia un poco exagerada. Siempre preguntándole si necesitaba algo o si lo estaba incomodando.

Y al principio no le dió importancia hasta que comenzó a hartarse.

— ¡Basta! —Exclamó asustando al más joven quien detuvo inmediatamente lo que estaba haciendo.— ¿Qué está pasando? Y será mejor que me digas la verdad.

Spreen lo señaló desde el otro lado de la habitación porque Roier se encontraba limpiando el cuarto en el que se quedaba su Manager.

¡Y ÉL NI SIQUIERA LIMPIABA EL SUYO!

— Nada. ¿Por qué debería de pasar algo?

El Argentino entrecerró sus ojos con sospecha mientras el actor ahogaba una risa nerviosa convirtiéndola en un sonido extraño.

— Pasó algo. Lo sé. ¿Por qué te pondrías a limpiar sino?

— ¿Es que acaso no puedo ser limpio ahora?

— Roier. —Lo llamó en un tono de obviedad.— Vos odias limpiar.

El castaño fingió ofenderse de forma dramática.

— ¡Eso no es verdad! Yo puedo limpiar... A veces.

Se defendió dudoso.

— ¿Ah, sí? Entonces si voy ahora a tu habitación va a estar impecable ¿No?

Spreen se cruzó de brazos esperando una respuesta de su parte. Y Roier intentó verse intimidante poniéndose las manos en la cintura.

—... Si me das quince minutos puede que sí.

Su Manager gruñó con enojo y lo tomó por los hombros para obligarlo a sentarse en la cama.

Y uhm... Se veía más atractivo furioso...

¡Ugh! eso sonó a algo que diría Quackity.

— ¿Qué pasó anoche? Hablá ahora.

— ¡Nada! ¡No pasó nada!

— ¡Me estás mintiendo!

— ¡No, Spreen! ¡Te juro que no pasó nada!

Roier definitivamente no le iba a hablar de como confesó algo tan íntimo y profundo. No sabía cómo iba a reaccionar si se enteraba de eso así que debía sacar a flote sus rasgos actorales.

— Te lo juro, Spreen. —Mantuvo su rostro lo más serio posible pero el mayor aún tenía esa mirada de sospecha. Así que intentó otra cosa.— Voy a ser sincero contigo... Me sentí muy culpable por incomodarte ayer y hoy quería hacer algo bueno por ti. Quería comportarme como era debido.

Entonces el chico frente suyo relajó un poco sus hombros.

— ¿Es solo eso?

Preguntó a lo que Roier asintió rápidamente.

Spreen hizo una mueca con sus labios y suspiró dejando caer su cuerpo a un lado del contrario. Se había sentado en la cama con sus brazos extendidos hacia atrás para sostener su espalda.

— Perdón...

Se disculpó el actor.

— Dejá de pedir perdón. No es tu culpa.

— Claro que lo es. No pude cerrar mi gran bocota. —Se quejó de si mismo llevando su espalda hacia atrás para acostarse en la cama.— Nunca puedo. Ahora a las personas no les importa eso gracias a la maldición. Pero en preparatoria era una completa molestia para todos porque no paraba de hablar, y hablar, y hablar-

— Como ahora.

Interrumpió el Manager con una sonrisa divertida pero se deshizo de ella cuando Roier bajó su mirada con pena.

— Sí, como ahora...

Ahh... ahora él la había cagado.

Spreen quiso morderse la lengua por soltar eso y hacer que Roier se sintiera peor. Pero obviamente iba a remediarlo.

—Ro, a mí no me parece molesto que hables... por lo menos no tanto... O sea, ¿Entendés a lo que quiero llegar?

Pero Roier lo estaba observando entre confundido y herido. Así que bufó con frustración.

— Lo que quiero decir es que... Si vos sos feliz hablando y hablando, entonces está bien. No importa lo que opinen los demás. Que se vayan a la mierda, incluyendome.

— Pero, Spreen-

— ¿Qué? Es la verdad. Miralo de este modo: Yo me quejo de que hables pero yo no soy muy "comunicativo" que digamos. Y cuando quiero serlo termino diciendo boludeces que casi nadie entiende. —Y con otro gruñido de frustración dejó caer su espalda en el colchón.— No sé hablar.

Pero entonces escuchó una ligera risa a su lado y giró su rostro para ser deslumbrado con la brillante sonrisa.

— Está bien, lo entiendo... Yo te entiendo.

Y Spreen inconscientemente le devolvió la sonrisa mientras su pecho volvía a sentir esa calidez extraña.

Puta madre, ¿Por qué esto se sentía tan bien de repente?

— Y puedes contar conmigo para que te enseñe el arte de la comunicación. Es muy fácil.

Agregó Roier de forma burlona provocando que Spreen pusiera los ojos en blanco. Un día de estos se iba a quedar ciego de tanto hacer eso.

— Y yo te puedo enseñar a cuando cerrar la boca.

Respondió con otro ataque y esperó una reacción ofendida del menor, o aunque sea una carcajada escandalosa pero no llegó. En cambio recibió una pequeña risa cohibida y un desvío de mirada.

... Eso era nuevo. ¿Lo había hecho sentir mal otra vez?

Pero lo que Spreen no sabía es que en la mente de Roier, sus palabras habían sonado demasiado coquetas. O ya había perdido la cabeza por completo, genial.

Aunque si la manera de callarlo era con besos de su Manager, entonces hablaría las veinticuatro horas del día sin parar.

Spreen iba a preguntar que sucedía pero la vibración de su teléfono no lo dejó. Así que tuvo que poner su atención en este luego de sacarlo de su bolsillo encontrándose con un mensaje de Mariana.

Bueno, en realidad no decía nada. Solo había enviado un enlace.

Raro.

¿Sucede algo?

Preguntó Roier inclinándose a su lado para poder ver la pantalla del teléfono sin permiso alguno.

Ante eso, su Manager alejó el aparato.

— Roier...

Murmuró en tono de regaño.

El nombrado suspiró y se cruzó de brazos.

— Oh vamos, ¿Acaso tienes algo que ocultar con mi primo?

— Pensé que ya habíamos superado la etapa de celos con Mayichi.

Dijo Spreen en un tono burlón provocando que Roier abriera y cerrara la boca varias veces para finalmente rendirse y no decir nada.

Entonces volvió a acercar su celular para ver lo que le había enviado el mayor.

Presionó en el enlace y automáticamente se abrió una página de noticias con una foto de... ¿Quackity?

¿Qué mierdas era eso?

Roier no dejó pasar la expresión confundida de su Manager así que volvió a acercarse sin miedo a otro regaño para fruncir el ceño de la misma forma.

— El famoso joven actor apodado "ElQuackity" sorprendió a todos el día de ayer cuando en sus redes sociales anunció su... ¿Retiro temporal?

Leyó en voz alta la estrella sin poder creerlo. Así que volteó a ver a Spreen que lo recibió con la misma mirada.

Y ambos se preguntaron lo mismo: ¿Esto se debía a lo que había hecho?

Spreen esperaba que sí, y que no solo obtuviera eso sino más. Aún no entendía porque Roier no quiso levantar cargos en su contra. Lo que había hecho no solo era algo horrible, sino también ILEGAL.

En cambio Roier... Debería sentirse bien con la noticia... Sí, debería.

Pero no podía hacerlo. En el fondo, todavía había un poco de empatía por el chico que se hacía llamar su mejor amigo a pesar de lo que había hecho. Pues, eran muchos años de amistad botados a la basura. Todos esos recuerdos no iban a borrarse de un día para el otro.

Por eso necesitaba saber qué había pasado.

— Eso es algo bueno ¿No? —Habló Spreen sacándolo de su trance.— Por fin dejaremos de verlo en las grabaciones.

— Ahh, sí...

Su Manager tenía razón, por lo tanto ya no tendría otras oportunidades de descubrir cuál era el incentivo de Quackity para querer arruinarle la vida.

Además, ¿Por qué se retiraría de la actuación? No tenía sentido.

Quizás... Debía hablar con él.

— Ro ¿En qué estás pensando?

— ¿Eh?... No, no. En nada. —Se excusó acomodándose en el borde de la cama. Pero Spreen le dió una mirada severa. Oh, claro que lo hacía.— Está bien... Yo estaba pensando que... Aún tengo muchas preguntas sobre lo que Quackity hacía y nunca quiso darme una verdadera razón para tanto odio.

El chico frente suyo se recompuso en la cama y entrecerró sus ojos.

— ¿Qué importa la razón? Es un hijo de puta. —Pero cuando vió la duda asomarse en los ojos ajenos, Spreen lo miró con incredulidad.— No pensas hablar con él, decime que no.

— Y... ¿Quieres que te diga la verdad?

— ¡Roier! —Oh, no. Ahí venía un nuevo regaño.— ¿Sos pelotudo? ¿Cómo vas a querer hablar con un tipo que trató de lastimarte?

— Es que no lo entiendes, Spreen... Él era mi amigo.

— "Era". Era tu amigo, pero ahora es un tipo peligroso que solo quiere hacerte daño. —Spreen estaba molesto. No entendía cómo Roier podía ser tan ingenuo a veces.— Y estás loco si pensas que voy a dejar que se acerque a vos.

Ok, Spreen en cierto punto tenía razón. Pero a la vez... Roier también era algo terco.

Está bien. Quizás podría olvidarse de ese tema y ya.

— Lo sé...

El chico bajó su mirada con pena y Spreen tuvo ese conocido sentimiento de culpabilidad al ser un poco duro con el menor.

— Perdón. No quería sonar así.

— No, está bien. Tú tienes razón.

— No importa si tengo o no tengo razón. No tenía que decirlo así.

Resopló y miró hacia el frente comenzando a mover su rodilla de arriba a abajo. Un simple hábito nervioso.

Para Roier no pasó desapercibido esto. Las palabras de su Manager no lo habían lastimado, lo que lo desanimaba es que sabía que tenía razón. Pero Spreen no tenía nada que ver con eso.

Así que disimuladamente acercó su mano a la ajena y le dió unos pequeños toques en el dorso. Consiguiendo que a Spreen se le escapara una pequeña sonrisa que intentó esconder.

— Esto se te va a hacer costumbre.

A pesar de que eso sonaba como una queja, Spreen volteó su mano permitiendo que Roier la tomara soltando una ligera risa.

— Es lo mínimo que me dejas hacer así que debo aprovecharlo al máximo. —Respondió mientras brindaba delicadas caricias con su pulgar en la mano impropia.— Además... Me gusta cuando tomas mi mano. Se siente bien.

Confesó dándole un pequeño apretón que resultó en una especie de descarga eléctrica en el brazo del mayor.

Ok, eso era interesante. Ahora hasta su cuerpo se comportaba diferente alrededor de él.

Y cuando levantó su mirada, Roier ya lo estaba observando con sus párpados relajados y sus comisuras elevadas.

El silencio los envolvía una vez más y Spreen parecía estar teniendo un debate interno. Hasta Roier pensaba que era así pero no sabía la razón... Aunque quizás tenía una suposición después de esa frase nocturna.
No quería decir que estaba ilusionado, pero luego de eso y lo de la noche anterior cuando lo acorraló contra la puerta tenía un poco más de esperanzas.

Spreen quería decir o hacer algo pero se estaba conteniendo. Y por su parte, Roier quería que lo hiciera. A pesar de que no sabía qué era con exactitud.

Podría ser cualquier cosa:

Una confesión inesperada.

Un rechazo definitivo.

... Un beso.

Roier de repente sintió sus labios secos así que se relamió obteniendo la atención de ambos ojos morados delante suyo.

Spreen frunció levemente el ceño y apenas entreabrió su boca mientras mentalmente analizaba su próximo movimiento.

Entonces el actor comenzó a rogar por lo que quería.

Bésame, bésame, bésame...

Pero ahí fue donde todo terminó.

Spreen se echó hacia atrás desviando su mirada y despeinando su cabello con nervios, o quizás frustración. Y se puso de pie soltando la mano ajena.

¿Roier? Roier quería tirarse desde la ventana de su departamento.

— Yo... Ehh... —Spreen se aclaró la garganta y metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón.— Voy a comprar.

— ¿A-ahora?

Preguntó el menor por la inesperada información.

— Sí. Ahora. ¿Querés que te traiga algo?

— Mm... No, gracias.

Ahh, mierda. Que incómodo.

— Ok... Vuelvo enseguida.

— Ok.

Y su Manager abandonó la habitación a una velocidad increíble.

Cuando se aseguró de que finalmente se había ido, Roier se dejó caer nuevamente en la cama soltando un lloriqueo de muchas emociones mezcladas.

Estuvo tan cerca. TAN CERCA.

¡¿Por qué simplemente no podía ser feliz?!

Y mientras Roier maldecía su suerte de mierda, Spreen sufría su propio colapso mental pensando sobre-

¡¿QUÉ CARAJOS ESTUVO A PUNTO DE HACER?!

¡¿BESAR A ROIER?!

¡ESO ERA UNA COMPLETA LOCURA!

No, claramente no estaba pensando.

Soltó un gruñido molesto agarrando la capucha de su sudadera y estirandola hacia abajo para cubrir la mitad de su rostro. Algunas personas en el camino se voltearon a verlo como si fuera un bicho raro.

Pero poco le importó.

Decidió dar unas vueltas intentando relajarse y recuperar lo poco de dignidad que le quedaba caminando por la ciudad. Luego se paró en un comercio pensando que debía llevar algo para contribuir con su excusa de "ir a comprar". Así que tomó una bolsa de Doritos, la pagó y volvió de camino al apartamento.

Habían pasado solo ¿Veinte minutos? ¿Treinta quizás? Seguro hasta Roier había olvidado esa bochornosa situación.

Pero tal fue su sorpresa cuando al entrar al departamento no encontró a nadie.

Ok, no debía preocuparse. Seguro estaba ocupado con algo.

Eso es lo que pensó antes de investigar cada habitación sin encontrar rastro del menor.

Ok, era hora de preocuparse.

Estaba comenzando a sacar el celular de su bolsillo para comunicarse con el actor hasta que notó algo pegado detrás de la puerta principal.

Era un Post-it rosado el cual contenía unas pocas palabras.

Spreen se acercó rápidamente y lo quitó de la madera para leer la pequeña frase que había en él.

"Lo siento. Tenía que hacerlo. <3"

El Manager respiró hondo conteniendo su enojo pero no tuvo caso cuando arrugó la nota en su mano.

Sabía perfectamente lo que significaba eso.

~ • ~

¿Roier era un pendejo?

Sí, completamente.

Esa fue la conclusión a la que llegó el susodicho mientras corría por las calles con dirección a la mansión de Quackity.
Lo bueno era que (por ahora) nadie lo había reconocido o caído bajo su maldición porque estaba llevando un traje de "incógnito" que consistía en ropa negra, una gorra y un cubrebocas.

No era la gran cosa pero era suficiente. Ni que fuera un detective privado.

Ok, sí. Estaba yendo totalmente en contra de lo que Spreen había dicho pero es que él no lo entendía. Roier necesitaba saberlo. No podría descansar hasta saber que había pasado.

Y su gran idea era llegar con Quackity, rogarle para hablar con él, conseguir lo que quería y si algo salía mal... Pues se jodía por pendejo porque no tenía un Plan B.

"Una eminencia no necesita Plan B" se dijo a si mismo mentalmente.

En un momento tuvo que detenerse en una esquina para apoyar ambas manos en sus rodillas y recuperar el aire perdido. Quizás debía retomar esas sesiones de ejercicio porque el cardio no le estaba haciendo muy bien.

Había corrido por casi diez minutos sin parar. Estaba destruido pero tenía que llegar antes que...

El fuerte chirrido de unas ruedas lo sacaron de sus pensamientos y lo hicieron levantar la mirada.

Un automóvil se estaba acercando a bastante velocidad a su posición y fueron unos pocos segundos hasta que lo reconoció. Pero ya era muy tarde.

La Van se detuvo en frente suyo.

"Ahh... Diosito por lo que más quieras llévame."

La ventana del copiloto bajó mostrando a un chico de larga cabellera con un semblante de terror.

Lo único que dijo fue:

— Entrá al auto.

Pero Roier se congeló en el lugar.

Spreen se escuchaba muy enojado. Demasiado.

— Y-yo...

Tartamudeó el menor con miedo pero su Manager no dejó que siguiera hablando cuando de un brusco movimiento abrió la puerta delante suyo.

— Entrá. Al. Auto. —Repitió acentuando cada palabra.— Es una orden.

Y el actor se movió de forma automática haciendo lo que le pidió.

Era un milagro que Roier no se hubiera meado encima del miedo.

Spreen trabó las puertas y se echó hacia atrás llevándose las manos a la cara.

Ahí venía otro regaño...

— Roier.

—... ¿Sí?

El mayor posó su oscura mirada en él mientras los músculos de su cuello se tensaban.

— Una nota... Me dejaste Una Nota... —Habló en un tono bajo provocando que Roier comenzara a encogerse en su lugar. Entonces subió el tono de su voz.— Se puede saber... ¡¿En qué mierdas estabas pensando?!

— Perdón, perdón, perdón-

Comenzó a repetir sin parar pero fue interrumpido.

— ¡No! ¡No me vengas con eso! —Spreen ni siquiera quería mirarlo.— ¡Te dije que era peligroso! ¡Que no lo hagas! ¡¿Y qué es lo primero que haces?! Correr hacia donde vive. ¡¿Acaso escuchas algo de lo que te digo?! No ¿Verdad? Es como si te entrara por un oído y te saliera por el otro...

Roier tomó su gorra y con ella escondió su expresión de vergüenza esperando que acabara ya.

Tuvo que haber seguido corriendo a pesar de que sus pulmones no aguantaban más.

— ¡Es que no lo entiendo! ¡Te chupa un huevo todo lo que te digo! ¿Cómo chotas tengo que explicarte las cosas? No puedo dejar que vayas a ver a Quackity porque puede lastimarte otra vez y no pienso dejar que pase eso porque me importas y-

— Espera, ¿Qué?

Lo interrumpió Roier cuando dos palabras llamaron su atención.

— ¡¿Qué?!

Le devolvió la pregunta totalmente cegado por el enojo.

— Repite lo último.

Pidió haciendo que Spreen rebobine sus propias palabras mentalmente y oh.

Perfecto, primero iba a matar a Roier y después se iba a matar a si mismo por lo que acababa de decir.

— ¿Por qué no te vas a la mierda mejor?

— ¡Spreen! —Exclamó el menor inclinándose hacia él y comenzando a rogarle.— Repitelo, por favor. Solo una vez...

No Spreen, no cedas, no te dejes ganar-

Pero solo tuvo que voltear a ver al chico castaño quien lo observaba con tanta ilusión para rendirse murmurando insultos.

— ¡Sí! ¡Está bien! Me importas mucho y por eso no quiero que te pase nada. Pero ahora mismo sos un pelotudo de mierda y tengo tantas ganas de matarte como...

El Manager comenzó a explicar las diferentes maneras en como asesinaría al actor pero éste se había quedado en la parte de "me importas mucho" con una sonrisa tonta dibujada en la cara.

Le importaba.

LE IMPORTABA MUCHO.

No era solo trabajo. Realmente le importaba a Spreen.

Y, dios, quería gritar, bailar, saltar, pero más importante: Quería abalanzarse sobre él y unir sus labios de una vez por todas.

Ok, ok. Quizás no era una confesión amorosa y hacer eso era algo precipitado pero... LE IMPORTABA. Eso ya era demasiado.

Y entre toda la emoción, Roier tenía una pelea consigo mismo sobre si acercarse un poco más y cometer una locura o quedarse en el lugar.

¡A la mierda! Tenía que hacerlo.

Entonces se inclinó un poco más mientras Spreen seguía hablando y depositó un rápido beso en su mejilla para luego volver a su lugar a esperar su lenta muerte.

Algo que tardó porque Spreen se paralizó ante esa pequeña acción.

Minutos después, Roier solo pudo ver cómo el mayor cubría su rostro con una mano y se giraba hacia un costado con las orejas enrojecidas.

— En serio, voy a matarte.

— Lo siento...

Spreen tomó un larga bocanada de aire ignorando lo que había pasado y nuevamente puso el auto en marcha.

— Es hora de volver.

— No, espera.

— ¡¿Qué?! ¡¿Ahora qué?!

Preguntó exasperado viendo cómo Roier se recomponía en el asiento.

— Spreen... Tengo que hablar con él.

— Roier, tenés cinco segundos para retractarte antes de que el auto se convierta en una escena del crimen.

El menor ni se inmutó porque sabía que eran amenazas vacías después de la confesión que se seguía repitiendo una y otra vez en su cabeza.

— Te estoy siendo cien por ciento honesto... Realmente necesito quitarme estás dudas de encima. —Trató de convencerlo hasta que otra idea llegó.— ¡Incluso puedes acompañarme! Estarías a mi lado en todo momento para asegurarte de que no pase nada... Por favor.

Spreen se veía muy firme con su opinión al respecto, al igual que Roier con su decisión. Uno de los dos tenía que ceder...

Y era muy claro quien iba a hacerlo.

El Manager suspiró y quitó el freno de mano para comenzar a conducir. Por un momento el castaño pensó que estaban regresando a casa hasta que el automóvil dió una vuelta siguiendo el camino a la mansión de su ex amigo.

Y la sonrisa se hizo más grande en su rostro mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

— Gracias...

El mayor resopló.

— Solo unos minutos y nos volvemos.

— Ok.

— Nada de hablar en privado.

— Está bien.

— Y si intenta algo lo mato. ¿Entendido?

— Entendido, Jefe.

Y así fue como ambos comenzaron su "travesía en busca de respuestas" o algo así le llamaba Roier.































jaja no dormí una verga

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro