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[ 33 ]

— Llegamos.

Anunció el chico castaño deteniendo el auto cuando logró estacionarlo. Luego se giró hacia su acompañante en el asiento trasero.

— Intenta no provocar problemas ésta vez. ¿Sí?

Quackity puso los ojos en blanco ante el tono mandatario y luego forzó una sonrisa hacia su Manager.

— Sí, papi. ¿Algo más?

Bromeó el menor por la forma en la que el mayor lo trataba y éste hizo una mueca al escucharlo.

— ¡Te dije que no me llames así!

Se quejó Wilbur volviendo su vista hacia el frente ligeramente avergonzado. Aunque ya estaba acostumbrado. No era la primera vez que Quackity hacía ese tipo de bromas.

Pero el chico no le hizo caso. Solo bufó y salió del auto para dirigirse al set de grabación.

Realmente ya no tenía ganas de seguir grabando esa estúpida serie pero era una muy buena cantidad de dinero y además, la mejor parte es que podría seguir molestando a Roier.
Y hoy estaba ansioso por ver qué tan miserable se veía al no tener a su preciado Manager por tanto tiempo.

Cuando finalmente ingresó al lugar, seguido de su cansado y gruñón Manager, saludó a cada persona que se aparecía delante de él hasta que lo vió. Allí estaba su "mejor amigo", descansando muy tranquilo en uno de los sofá del lugar mientras repasaba su libreto.

Perfecto, era hora de divertirse.

— Quackity, no.

Detuvo sus pasos al escuchar la voz de Wilbur. Al parecer el chico sabía exactamente lo que el actor quería hacer. Lo conocía demasiado bien.

— Cállate y tráeme un café ¿Quieres?

El semblante de Wilbur pasó de preocupación a irritación en pocos segundos, y tomó una larga bocanada de aire antes de abandonar al más joven para ir a buscar un estúpido café.

Merecía un buen aumento por aguantar a ese idiota.

Cuando el mayor se fue, Quackity retomó su camino hacia Roier quien se sobresaltó cuando el de Beanie tomó asiento a su lado sin previo aviso.

— Buenos días, mi Roier. —Saludó pasando un brazo sobre los hombros ajenos y ganándose una mirada de pura molestia.— Qué extraño verte tan solo. ¿Dónde está tu primo el lisiado?

Roier aclaró su garganta antes de responder de la forma más cortante posible.

— Aldo está haciendo reposo.

— Oh, ¿En serio? —Soltó Quackity en un tono burlón pero a Roier parecía no afectarle mucho.— ¿Entonces te quedaste sin Manager otra vez? ¿Cómo vergas hiciste para llegar aquí? Ni siquiera sabes conducir.

Quackity ser rió y creía haber logrado que Roier se ofendiera una vez más. Pero en cambio, las comisuras del menor se elevaron levemente.

— En realidad tengo un nuevo Manager.

Informó el chico de forma alegre, dejando algo confundido a su co-estrella.

— ¿Ah, sí?

El mayor estaba muy curioso por la repentina alegría que desbordaba el contrario. ¿Tan rápido había conseguido un reemplazo?

— Sí, y ahí viene...

Respondió Roier con una gran sonrisa, desviando su mirada a algún punto detrás de Quackity y provocando que éste se volteara para descubrir quién era el culpable de esa felicidad.

Y cuando lo hizo, la boca de Quackity se abrió de la sorpresa formando una perfecta "o".

— Roier, te traje el jugo de Manzana y un Sanguche-

— Torta.

Corrigió Roier de forma risueña haciendo que Spreen le diera una mala mirada.

— SANGUCHE de jamón y queso. —Repitió el Argentino acentuando la palabra proveniente de su vocabulario cultural. Iba a dejarle los aperitivos al menor cuando hizo contacto visual con el chico a su lado.— Ah... Hola...

Su mirada no duró mucho encima de él porque la simple presencia lo incomodaba y se notaba demasiado en su expresión asqueada lo cual hizo que Quackity se sintiera tan pequeño en su lugar. Nunca lo habían despreciado tanto con una simple mirada...

Roier por su parte, tomó las cosas que le había comprado su Manager y las dejó a un lado para ponerse de pie en frente de él.

— Spreen ¿Tienes mi abrigo? —Roier a veces no era tan inocente y la idea que tenía en mente lo iba a dejar bastante en claro.— Es que tengo mucho frío...

Quackity frunció el ceño en forma de sospecha hacia el menor. Y Spreen hizo una pequeña mueca con sus labios.

— No... Mierda, creo que se quedó en la Van. —Respondió el Manager observando a su alrededor buscando la chaqueta del actor pero efectivamente no la encontró. Así que en su lugar suspiró y comenzó a quitarse su propio abrigo.— Agarra el mío.

Quackity observó en primer plano como Spreen terminaba de quitarse dicha prenda para luego acercarse al menor y sin haberlo pedido, colocarsela delicadamente sobre los hombros.

Era inexplicable el fastidio que le había generado eso. Y aún peor cuando Roier le sonrió cálidamente al mayor dándole las gracias y notó como por unos segundos Spreen desviaba su mirada a los labios ajenos antes de asentir.

NO PUEDE SER

¡¿QUÉ ERA TODO ESE RIDÍCULO AMBIENTE ROMÁNTICO?!

Quackity gruñó frustrado antes de levantarse de golpe e irse abandonando a ambos tortolitos atrás.

Y Roier al ver eso fingió confusión cuando en realidad se sentía como un completo ganador. Incluso se aguantó los ganas de burlarse en el rostro de su amigo.

— ¿Qué le sucede?

Preguntó a Spreen, quien obviamente ignoró todo ocupando el asiento que anteriormente le correspondía a Quackity.

— Dejalo, está mal de la cabeza.

~ • ~

Se podría decir que todo había vuelto a la normalidad. O algo así.

Spreen había recuperado su trabajo.

Roier había recuperado a Spreen.

Ahora le pagaban el doble a pesar de que al principio se había negado pero Roier insistió tanto que aceptó. Además Spreen era débil ante el dinero.

Y aunque todo luciera bien, el Manager intentaba autoconvencerse de que nada había cambiado. Pero había alguna cosas diferentes...

Spreen se sentía... Diferente.

Se estaba comportando mucho más atento con Roier, pero no como un simple Manager. Sino más bien como un ¿Amigo?

Había mucha más confianza entre los dos luego de que el menor confesara sus miedos e inseguridades. Cómo si se hubiese formado un lazo más fuerte y eso no era malo. Al contrario, era algo muy bueno.

Lo único que se podía considerar "malo" es que Spreen había notado ciertas acciones involuntarias de si mismo. Cómo permitir que sus hombros se rozaran sin incomodidad alguna cuando estaban sentados uno junto al otro, o distraerse de más con la presencia del chico al punto de ignorar su entorno. Pero lo que más preocupaba al Manager era el hecho de que a veces pasaba demasiado tiempo inmerso con su vista perdida en los labios ajenos.

Y eso provocaba que la escena del beso se repitiera una y otra vez en su mente.

Roier le había dicho que lo olvidara pero ya no podía hacerlo. Y no entendía por qué.
No es como si Spreen no haya dado otros besos en su vida. Había tenido más de una relación.

Pero éste... le había robado el aliento.

¡NO!

Spreen no podía darse el lujo de pensar de esa manera. Roier era su trabajo.

Roier era El trabajo.

Roier = Trabajo.

Y nada más.

— Spreen.

— Trabajo- digo. ¿Qué pasó?

Se corrigió rápidamente cuando volvió a la realidad, esperando que Roier no tomara en cuenta su pequeño error.

— ¿Estás bien? —Preguntó el actor tratando de no reírse por la extraña reacción de su Manager.— Saliste del ascensor y te quedaste congelado.

— ¿Ah? —Soltó confundido para luego mirar a todos lados identificando el lugar. Ya se encontraban fuera del departamento del menor. Wow, se distrajo demasiado.— Eh, sí. Estoy bien. Tranqui.

— Ok... —Respondió Roier dudoso antes de darse la vuelta y abrir la puerta de su hogar.— ¿Quieres que pidamos algo de comer?

El chico entró al lugar dejando su abrigo a un lado.

— Mm... Roier...

— Pizza, Hamburguesas... ¡Oh! Quizás unos taquitos.

— Roier.

— Pero no los de Taco Bell, ese lugar es un asco. Sus tacos ni siquiera deberían llamarse tacos-

— ¡Roier!

Exclamó el mayor ganándose su atención, y cuando Roier se volteó para ver qué sucedía lo vió aún en el umbral de la puerta.

¿Por qué no entraba?... Oh.

— Te recuerdo que ya no vivo acá. —Informó Spreen con una pequeña mueca incómoda. Luego se rascó la nuca y desvió su mirada al suelo.— Entonces... Supongo que nos vemos mañana.

— Ah... Sí...

Verga, lo había olvidado por completo...

Roier puso su mejor cara de lástima para evitar que Spreen se fuera pero ésta ya hasta había cerrado la puerta detrás de él. Por lo tanto, el actor maldijo en voz baja y se cruzó de brazos con un largo suspiro.

Spreen ya no vivía con él y tenía que aceptarlo. Además debía de respetar la decisión del mayor si no quería quedarse mucho tiempo con él. Ya había pasado el día entero a su lado.

No había ningún problema.

Roier podía vivir con eso.

No era una persona infantil y carpichosa. Para nada.

Mientras tanto, Spreen estaba esperando el ascensor, pensando que fue una buena decisión huir de allí y no ceder ante Roier.

Pero creo que ya dejamos bastante en claro que las cosas nunca salían como quería.

— ¡SPREEN! ¡QUÉDATE A DORMIR!

Gritó Roier luego de nuevamente abrir la puerta del departamento causando un estruendo y asustando a Spreen en el proceso, quien casi deja caer su celular de la sorpresa.

El Manager volteó hacia él con confusión y... Miedo. Pero poco le importó al actor.

— ¡Por favor, quédate! Es muy tarde y las calles son muy inseguras.

— Roier, vivís en la zona más rica de la ciudad.

— ¡ESO NO TIENE NADA QUE VER! ¡Pueden asaltarte igual!

Esto es ridículo...

Pensó el mayor mientras el joven seguía insistiendo y suplicando para que se quede. Pero no tenía sentido hacerlo.

¿Es que Roier ya no podía estar solo en su departamento?

— ¿Y si te secuestran?

— ¿Qué? —Preguntó Spreen asombrado por el nivel de incoherencias que estaba diciendo. Así que lo detuvo allí.— No, no. Pará. Estás exagerando demasiado.

— Pero-

— No.

Lo interrumpió con voz firme pero no fue suficiente para terminar con el berrinche del contrario.

Roier volvió a poner su mejor cara de pena y lástima, un arma poderosa. Pero Spreen apartó la mirada.

— Roier, no.

— ¿Por favor?

— No. —Spreen no iba a dejarse ganar pero cometió la equivocación de mirar por pocos segundos al chico en frente suyo, entonces deseó golpearse a si mismo por eso.— Bueno... Pedilo bien.

Roier le devolvió la mirada sin entender a lo que se refería hasta que analizó mejor sus palabras.

Ok, lo iba a hacer.

— Spreen... —El nombrado lo observó atento esperando por lo que diría.— ¿Quieres... Pasar la noche conmigo?

La boca de Spreen se entreabrió sin poder creer lo que estaba escuchando, y segundos después tuvo que ocultar su rostro con ambas manos al sentir como comenzaba a ruborizarse.

No puede ser...

Roier no comprendía el por qué de la reacción del mayor hasta que cayó en cuenta del doble sentido de sus propias palabras.

¡VERGA!

— ¡NO! ¡ESPERA! ¡No me refería eso! ¡Yo quise decir que si tú querías quedarte! No que hiciéramos-... yo-... ya sabes... Mierda. ¡PERDÓN!

Se apresuró a decir pero no podía evitar trabarse en cada oración. Estaba muriéndose de la vergüenza.

Su rostro también se había puesto rojo combinando con el de su Manager.

Pero en lo que Roier seguía disculpándose, Spreen decidió tomar una rápida decisión y encaminarse al departamento.

— Callate y entra.

— Sí, señor.












































Otro cap porque pintó.

No puedo soltarle el brazo a este fic. TENGO QUE ESCRIBIR LOS DEMÁS. BASTA.

Pero díganme qué les pareció y como creen que está la relación de los dos :]

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