[ 3 ]
— Verga, Roier. ¿Ni si quiera te despertaste?
Mariana había ingresado a su departamento como si fuera su propia casa, para despertar al joven que no le había abierto la puerta. Por lo menos agradecía tener una copia de las llaves de su primo.
— Solo estaba descansando los ojos...
Dijo Roier somnoliento mientras se acurrucaba más bajo las mantas, las cuales segundos después Mariana quitó sin piedad alguna, provocando que el más joven comience a soltar quejas.
Niño caprichoso.
— Ya pendejo, ya. ¿Acaso no recuerdas que hoy es la entrevista de tu Manager temporal?
Roier resopló. Para el no era buena idea tener un nuevo Manager, era una pérdida de tiempo. Él solo necesitaba a Aldo pero el muy pendejo no fue precavido a la hora de manejar y ahora se encontraba con una pierna fracturada y algunas costillas rotas, acostado en una cama de hospital.
El castaño había visitado a su amigo y familiar un día antes para comprobar que estuviera bien, y gracias a dios, era así. Solo necesitaba descanso y mantener un yeso en su pierna derecha por unos meses.
¿Pero que haría él en ese tiempo? Estaría completamente indefenso y no existía mejor Manager que Aldo. Y eso ya lo había comprobado.
— ¿Un nuevo Manager? ¿Qué tal si sucede como el último loquito que quiso ser mi Manager para intentar tomarme fotos íntimas? —Roier se movió sobre la cama sin intenciones de levantarse de la misma.— ¿Qué tal si solo espero a que Aldo se recupere? ¿O por qué tú no te vuelves mi Manager temporal? Eres genial en eso.
— Roi, no puedes No tener un Manager, ya que el pendejo de Aldo no se va a recuperar de la noche a la mañana. —Dijo el más alto, tomando una de las manos del actor para levantarlo de su cama.— Y créeme que yo me ocuparía en su lugar pero estoy atareado con otros trabajos, entre ellos ser el Manager de Slime. Necesitas a alguien que se haga cargo de ti las veinticuatro horas del día por unos pocos meses y tuve buenas recomendaciones de este wey.
Roier suspiró, dejándose hacer. Mariana acercó su brazo, sentandolo en la cama para luego alejarse en busca de ropa decente para su "niño prodigio". Mariana sentía como si estuviera preparando a su hijo para la escuela.
— Ya, está bien. —Habló el menor en tono de rendición, comenzando a quitarse la parte de arriba del pijama de Spider-Man.— De todas formas, seguro terminará renunciando en unos días.
Siempre pasaba eso con algún empleado nuevo a su alrededor: O renunciaban por la exigencia del trabajo o se obsesionaban tanto con Roier que debían forzarlos a abandonar el empleo por el acoso que sufría.
Siempre era lo mismo. Sin excepciones.
~ • ~
— Así que, Spreen ¿Verdad? —Preguntó Mariana leyendo la carta de recomendación del susodicho en frente suyo.— Debe ser difícil comenzar a vivir solo ¿No?
Spreen asintió a ambas preguntas. Por el momento, la situación no lucía extraña y la persona que lo estaba entrevistando realmente se veía profesional. Además estaban en un lugar público: una cafetería en el centro de la ciudad, así que podría gritar si algo malo pasaba y llamaría la atención de muchas personas, sí. Eso haría.
Pero quizás éste finalmente sería su trabajo soñado.
— ¿Haz escuchado sobre la persona de la que te harás cargo?
Consultó el mayor, dejando el papel sobre la mesa luego de haber terminado de examinarlo.
— Eh... Más o menos. ¿Roier Alt, no?
— Sí, exactamente.
Spreen conocía al actor solamente de pasada. Lo había visto en algunas series que a veces se permitía ver en la televisión cuándo tenía un poco de tiempo libre y no era malo. Pero tampoco creía que fuera la gran cosa...
Para ser un actor jóven y nuevo, era bastante decente.
Mientras la entrevista ocurría, a unas pocas mesas de distancia se encontraba Roier, con un poleron rojo gigante, lentes negros y un cubrebocas para evitar que lo descubrieran en un lugar tan transcurrido.
Él estaba observando al pobre chico que sería su nuevo Manager. Se apiadaba de él pues no se veía como una mala persona, además, en el viaje Mariana le comentó que era un muchacho que realmente necesitaba el trabajo ya que vivía solo y pagaba mucho de la matrícula de su Universidad.
Y también, siendo honestos: era guapo.
De pronto su teléfono vibró indicando un nuevo mensaje. Era Mariana:
"¿Y bien? ¿Que te parece?"
"La verdad se ve como un buen chico."
Respondió brevemente el joven actor.
"Y lo es. No es muy sociable, demasiado tímido. No está muy interesado en las celebridades y mantiene un buen estado físico. Es perfecto."
Wow, a Mariana sí que le gustó.
"Ya, muchos halagos. Hasta pareciera que te lo quieres coger." Bromeó Roier, observando como el mayor fruncía el ceño al otro lado del Café.
"No te hagas pendejo y acércate a conocerlo."
"Oki uwu"
Roier se levantó de su lugar con el fin de acercarse a la mesa donde se encontraban ambos chicos, pero al no despegar su mirada del teléfono cometió el error de chocar con una persona. Provocando que sus lentes oscuros cayeran al suelo.
Pero Roier era muy tonto como para darse cuenta.
— Oh, lo siento. ¿Estás bien?
Preguntó a la joven con la cual había tropezado.
Ésta levantó su mirada con enojo a punto de reprocharle, pero toda queja se disipó en el aire cuando descubrió a la persona que tenía en frente.
Era el famoso Roier.
La chica se quedó congelada en su lugar, comenzando a sonrojarse y allí fue cuando Roier se dió cuenta de la falta de sus anteojos y del grave error que había cometido.
Valió verga.
~ • ~
Mariana le estaba consultando a Spreen sobre la carrera que estudiaba en la Universidad cuando de repente fueron interrumpidos por varios gritos agudos.
Ambos muchachos miraron asustados hacia el lugar donde provenía el sonido.
— ¡¿Qué vergas?! ¡¿Roier?!
¿Roier? ¿Ese no era el nombre de la celebridad que debería cuidar? Se preguntó Spreen.
Así que, "Roier" se encontraba en algún punto de todo el tumulto de personas que se había formado en medio de la cafetería.
¿Eso era acaso normal? La verdad, no lo sabía. Era la primera vez que interactuaba con una Estrella tan de cerca pero basándose en la lógica, esa situación no era para nada buena.
Así que Spreen se levantó de su lugar.
Mientras tanto Roier era movido de un lado a otro por los fans, podía sentir cada mano estirando su poleron y su cabello, y ni hablar de los gritos que lo estaban dejando sordo.
Verga, él sabía que no tendría que haberse despertado hoy. Tuvo que haber esperado a ver al nuevo Manager en la compañía y no en una cafetería. Todo esto era culpa de Mariana.
Mariana pendejo miado hijo de tu puta madre.
Oh dios, Roier quería irse a casa. Ya no aguantaba tantas personas acosandolo a su alrededor pero ésta también era una situación muy habitual e incontrolable, estaba acostumbrado. Solo que si Aldo estuviera allí lo ayudaría a escapar y controlaría la aglomeración de gente. Pero Aldo no estaba.
Se preguntaba si el curioso nuevo Manager también estaba entre sus fanáticos, esperando por a penas un saludo suyo. Si es así, entonces ya estaría descartando al muchacho del puesto.
Pero se equivocó.
— ¡Señor Alt!
Escuchó el llamado de una voz diferente a las que estaban gritando de forma eufórica. Volteó hacía donde venía el sonido y logró ver cómo el joven nuevo Manager se abría paso entre las personas hasta llegar a él.
Roier creyó que éste también lo acosaría pero en cambio se sorprendió cuando el más alto rodeó los hombros ajenos, haciendo que se inclinara para evitar los agarres frenéticos y comenzó a alejar a los fanáticos. El actor no dudo en dejarse escoltar por el desconocido con tal de salir de ese grupo de personas.
— ¡Abran paso, por favor!
Exclamó el mayor, empujando a los fans y haciendo el suficiente espacio para guiar el cuerpo de la celebridad hasta un lugar tranquilo.
— ¡Ey, deja de tocar a Roier!
— ¡¿A dónde te lo llevas?!
Gritaron indignadas algunas fanáticas que intentaron ponerse en medio del camino, ganándose una mirada enfurecida del chico de cabellos azabache que las hizo callar repentinamente.
Hasta Roier tembló de miedo cuando vió su semblante.
— Muevanse, por favor.
Pidió firmemente el más alto, casi en un gruñido. Provocando que las jóvenes lo observaran con miradas de puro terror, haciéndose a un lado y que Roier se estremeciera en su lugar.
En pocos minutos habían podido llegar al menos al cuarto de baño de la tienda donde finalmente los dejaron en paz y ambos chicos suspiraron soltando el estrés que habían reprimido en el momento.
— Así que por esto decían que el trabajo era difícil...
Murmuró el Argentino, ganándose la atención de Roier, el cual no dudo en demostrar su agradecimiento y amabilidad al instante.
— Muchas gra-
— No es nada. Se supone que éste va a ser mi trabajo.
Interrumpió de forma fría y tosca, sin si quiera darle una mirada. Una vez más Roier se sorprendió, quedando con la palabra en la boca.
— Entonces... Vos sos Roier.
Los ojos del más alto lo analizaron y habló casi como en duda pero no recibió respuesta alguna, más bien el joven chico solo se cubrió el rostro con miedo, dejando descolocado a Spreen.
¿Y a éste boludo que le pasa?
— Ehh... Yo ya te conozco así que no hay necesidad de que te escondas, en serio.
— No, no. Yo me siento más cómodo así.
Contestó el actor de forma nerviosa, mientras seguía ocultando su rostro bajo el cuello de su sudadera.
Ante esto, Spreen pensó que quizás el accionar ajeno se trataba de otra cosa.
— Um... ¿Estás bien? ¿Te lastimaron la cara?
— ¡No, no! ¡Para nada!
— ¿Seguro? ¿Entonces podes mostrarme?
Pidió el más alto, acercando su mano. Pero Roier al sentir la cercanía se alejó.
— ¡No! Neta, estoy bien.
Spreen comenzaba a frustrarse. Pues el joven chico era un Actor por lo cual su rostro era muy importante para su trabajo. Su deber como nuevo (o futuro) Manager era proteger a la celebridad y evitar que tuviera problemas a la hora de ejercer sus deberes. ¿Como se suponía que lo haría si ya el primer día la "Estrella" se accidentaba?
Así que, Spreen no esperó y de un veloz movimiento tomó las manos del más bajo, alejandolas de su rostro para inspeccionarlo.
Roier se tensó bajo el agarre ajeno y sus mejillas tomaron color al ver la distancia en la que estaban y como el mayor lo observaba intensamente.
Oh no, aquí vamos de vuelta, pensó Roier, esperando lo que siempre pasaba. Ahora el chico se volvería loco por él y ya no podría controlarlo.
— Perfecto, nada de golpes ni rasguños. —Dijo el más alto soltando las manos contrarias y tomándose su espacio, algo que el menor no se esperaba para nada.— Estaba preocupado de que te hubieran herido.
Spreen se volteó hacia la puerta del baño, pensando en si debía ponerle traba (aunque no parecía tan necesario) y luego tomó su celular para poder avisar al chico de la entrevista que todo estaba en orden.
Ah, pero olvidaba algo. Nunca se presentó formalmente con el famoso actor.
— Ah, perdón. Lo olvidé. —Habló levantando su mirada del dispositivo para volverla a colocar sobre el chico castaño.— Mi nombre es...
Spreen se detuvo en seco ya que cuando hizo contacto visual con Roier, éste se encontraba nuevamente a pocos centímetros suyo mirándolo con desbordante emoción.
— ... ¿Que te pasa?
Preguntó el Argentino, comenzando a incomodarse por la cercanía.
— ¿Tu realmente no sientes nada cuando me miras?
La mente de Spreen se quedó en blanco por la repentina cuestión del menor.
¿Qué? ¿Que clase de pregunta era esa?
¿Acaso éste chabón se estaba preguntando por qué Spreen no se sentía intimidado por él? O ¿Por qué no estaba sorprendido por su belleza?
Sí, claro. El actor era físicamente atractivo... Como todos los actores iguales a él.
—... Eh
Fue lo único que el más alto soltó confundido. Pero Roier hizo un movimiento repentino y tomó al mayor por los hombros.
— ¡Tienes que trabajar solo para mí!
Las mejillas de Roier estaban sonrojadas, sus ojos brillaban como dos estrellitas y si le preguntaban a Spreen, según él, si el menor fuera un cachorro juraría que éste estaría moviendo su cola de un lado a otro.
No comprendía por qué tanto entusiasmo.
Siempre sospechó que había una razón oculta en el hecho de que un trabajo pagara más de lo normal y que siempre fuera rechazado... Pero ésta vez, no creía que fuera solo por ser un trabajo físicamente pesado...
¿Qué le pasa a éste chico?
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