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[ 25 ]

Roier no pasó la noche con Spreen.

Intentó ser lo más persuasivo posible con la idea de quedarse al cuidado del mayor pero no hubo caso. Tenía que regresar porque no podía detener la grabación.
Y cuando se fue, Spreen lo notó algo raro. Se veía decaído a pesar de que ya no estaba tan desesperado.

Quizás lo llamaría en la mañana.

Mariana iba a ser quien se encargara de Roier por ese día. Ya que la estrella no podía quedarse sin un Manager.
Aunque Spreen creía que para el siguiente día todo volvería a la normalidad pero no fue así.

Debía quedarse un día más porque en el Laboratorio no lograban identificar el tipo de ácido usado en su piel. Era una tontería. Spreen pensaba que podría irse y buscar los resultados después pero el equipo médico no se lo permitió. Así que tuvo que dar aviso a Mariana.

— ¡No te preocupes! Tomate el tiempo que sea necesario para recuperarte. —Habló el mayor del otro lado de la línea.— Sería muy cruel exigirte en el estado en el que estás.

Mariana tenía un punto. La herida en su brazo aún le causaba dolor por lo cual esa extremidad se sentía completamente inútil. Pero aún así, Spreen sabía que Mariana no solo debía cuidar a Roier, sino también a otro famoso que desconocía.

¿Slime? ¿Ese era su nombre?

— ¿Estás seguro que podés solo? Yo necesito un día no más y puedo volver como si no hubiese pasado nada.

— No te voy a mentir, está muy complicado el trabajo. Pero no fue una decisión totalmente mía...

Respondió el primo de Roier de forma dudosa. Porque no sabía si era buena idea exponer esa información o no.

— ¿De qué estás hablando?

Ah bueno, chingue su madre.

— Ey... Te han lastimado ayer y lo único que estamos haciendo es hablar sobre trabajo. —Dijo Mariana repentinamente esquivando la pregunta. Pero no fue muy disimulado.— ¿Cómo está tu brazo?

Spreen levantó su brazo libre para observar la zona aún cubierta. Esa mañana le habían cambiado las vendas.

— Mejor. —La situación no había evolucionado mucho pero si quería salir de ese cuarto de hospital tenía que mentir.— Pero no te hagas el boludo. ¿De quién fue la decisión?

El más alto se maldijo mentalmente por su gran y torpe bocota antes de volver a hablar.

— Verás, es que... Te dimos una semana libre.

— Yo no la pedí.

— No era necesario, e igualmente te seguiremos pagando los días que no trabajes. No te preocupes.

El Argentino entrecerró sus ojos con sospecha porque era muy extraño que pasaran de buscar por cielo y tierra alguien que cuidara a Roier, a darle una Semana libre. Y Mariana no aguantaría solo, así que obviamente no había sido idea suya.

— ¿Quién fue?

— ¿Qué?

— ¿Quién dió la idea?

Mariana se mordió la lengua para no responder y rebuscar alguna otra excusa.

— Fue una decisión grupal. En serio, no-

— Mariana...

Lo interrumpió el más joven y el chico del otro lado del llamado se rindió.

— Fue Roier.

Lo sabía.

Era obvio. Seguramente el actor le había lloriqueado tanto a Mariana como al Jefe para que Spreen tuviera un descanso. Pero eso no era necesario.

... O Quizás sí.

— No le digas que te dije. Él fue muy insistente con el descanso e incluso planeaba que fueran más días pero el Jefe dijo que no. Ya es un milagro que haya aceptado una semana. —Explicó apresuradamente el joven de gafas y en algún momento alejó el teléfono para poder regañar a uno de los empleados que intentaba acercarse de más al actor. Spreen pudo escucharlo de forma clara así que suspiró.— Oye, ¿No has hablado con él?

Ese era otro problema.

Roier no contestaba sus llamados. Y quizás se debía a que estaba muy ocupado pero Spreen tenía el privilegio como Manager de saber exactamente cuándo tenía sus descansos y cuando no. Aún con esa información no había forma de contactarse con él.

Cómo si Roier no quisiera hablar con Spreen.

— No, sigue sin atender mis llamadas...

— Entiendo... Spreen, tengo que regresar al trabajo... Ya sabes.

El joven Manager iba a cuestionar el repentino cambio de tema de Mariana pero también se apiadó de él. Ocupar su lugar no era nada fácil.

— Está bien. Hablamos después.

Y así ambos chicos se despidieron volviendo a sus respectivas responsabilidades.
Mariana debía regresar a sus obligaciones como Manager, y Spreen a su... Silencioso y aburrido cuarto de hospital.

Al menos ese sería su último día allí. Luego volvería al departamento y tendría el suficiente tiempo para charlar con Roier sobre su No Necesario descanso y su conducta rara.

~ • ~

— Verga...

Murmuró el Mexicano mientras observaba Twitter desde su celular.

— ¿Qué haces en Twitter? —Habló su Manager que acababa de llegar.— Siempre que entras a esa red social terminas arruinando más tu imagen.

Quackity puso los ojos en blanco e ignoró al mayor para seguir viendo la publicación que llamó su atención.

"Aparentemente la botella tenía ácido y planeaban arrojarselo a Roier. ¡Oh dios! Fue una suerte que su Manager estuviera cerca... "

"El hijo de puta se fue corriendo. Unos fans intentaron atraparlo pero nada."

"Yo tomé una foto pero solo se puede ver su espalda."

— ¿Estás escuchando? ¿Quackity, puedes poner atención una vez en tu vida?

Se quejó Wilbur comenzando con los regaños hacia el menor como era de costumbre. Pero Quackity estaba muy concentrado viendo aquella foto donde se podía distinguir un hombre de gorra negra y sudadera gris.
Cerca del cuello se podía distinguir un poco de cabello.

Se le hacía conocido... ¿Dónde lo había visto?

— ¡Buenos días, Roier!

Al escuchar la voz de una joven chica, Quackity llevó su mirada hasta donde se encontraba ingresando el adorado actor. Por un momento tuvo la esperanza de que Spreen entrara detrás de él pero ese pensamiento rápidamente se esfumó cuando vio a Mariana.

Claro, el incidente...

— Mien, ¿Quieres que te traiga algo de comer?

Preguntó el más alto mientras despojaba a Roier de su abrigo.

— No, estoy bien. Tu deberías descansar un poco.

— Es imposible hacerlo si siempre estás metiéndote en problemas. —Respondió el mayor dándole una mirada de reproche. Y el joven actor suspiró.— Además tengo que hablar con el director. Espérame y no te muevas de aquí ¿Ok?

El actor asintió sin ganas y luego observó cómo su primo lo abandonaba para charlar con el hombre que dirigía toda la grabación.
Y en eso alguien apareció a su lado, abrazándolo por los hombros.

— Wah, veo que no está el guapo de tu Manager. ¿Dónde lo dejaste?

Roier volvió a suspirar al reconocer el tono burlón de su amigo.

— Está descansando.

Habló cortante mientras se alejaba del agarre de Quackity, pero éste lo siguió.

— Oh ¿En serio? Que pena. —Su tono de voz cambió a uno lastimero pero Roier no iba a caer en esa farsa.— ¿Es por lo que sucedió ayer?

El castaño no contestó. Decidió que era mejor fingir que no existía hasta que el chico se cansara. Pero Quackity era muy persistente.

— Ya veo... Él salió muy lastimado ¿Verdad? —El joven de Beanie tenía una idea clara, la cual consistía en presionar a Roier dónde más le dolía.— Oh, pobre Spreen. ¿Sigue en el hospital? Quizás pueda ir a visitarlo.

— Eso no es de tu incumbencia. Y no, no puedes ir a visitarlo.

El mayor sonrió al obtener la reacción que quería y no iba a detenerse hasta sacudir el "estable" mundo de Roier.

— Tienes razón. Pero media compañia se enteró del accidente. ¿Y sabes qué? Muchos, por no decir todos, están aliviados de que no te haya pasado nada a ti mientras que ni siquiera recuerdan el nombre de tu Manager. —Roier frunció el ceño y comenzó a sentir ese molesto nudo formandose en su garganta. Quackity nuevamente lo rodeó con su brazo y murmuró a su lado.— No me imagino lo culpable que debes sentirte...

Roier no aguantó un minuto más de eso y empujó al chico para huir hacia su sala de descanso. Pero eso no eliminaba la culpabilidad y malestar que sentía.

Mientras que Quackity estaba satisfecho.

~ • ~

Ya habían pasado 3 días en los cuales Spreen había logrado volver al departamento pero aún seguía en su descanso.

Le encantaría poder decir que finalmente pudo tener una charla con Roier pero no fue así.
El actor se iba muy temprano en la mañana y regresaba demasiado tarde cuando él estaba durmiendo.

A veces ni siquiera regresaba...

Quizás Spreen podría haberlo interceptado o algo pero, además de tener horarios difíciles, Roier lo estaba evitando una vez más. Y era obvio.
Roier ignoraba sus llamadas, incluso respondía muy vagamente sus mensajes. Algunas veces ni respondía.

Era demasiado obvio y Spreen ya no lo aguantaba.

Spreen tenía tantas preguntas y muy pocas respuestas ante las actitudes de Roier.

Necesitaba ayuda.

— ¿Amigo?

— Rob, Hola. ¿Cómo estás?

Robleis, su otro mejor amigo además de Carre. Él podía ayudarlo en esos casos.

— Bien... ¿Vos estás bien?

Preguntó su amigo desconfiado desde el otro lado de la línea.

— Sí, sí. ¿Por qué no lo estaría?

— Bueno... No sos de llamar así de la nada. —Confesó el mayor seguido de una pequeña risa.— O te pasa algo o no se. Muy raro.

Spreen contuvo las ganas de colgar porque Rob tenía razón. Él no era del tipo sociable que digamos.

Pero sí bastante terco.

— Eso es mentira.

Robleis soltó una carcajada por la reacción de su mejor amigo pero no iba a molestarlo más.

— Bueno dale, decime que pasa porque me encanta hablar con vos pero tengo que volver al trabajo.

No era momento de enojarse así que fue directo al punto.

— ¿Estás libre mañana?

— Ay ¿Es una cita?

Spreen rodó los ojos por la broma.

— Dale Boludo, te estoy preguntando en serio.

Robleis volvió a reír pero finalmente respondió:

— Con Carre estábamos viendo si salíamos mañana a Smith. ¿Querés venir con nosotros?

"Smith" era un bar conocido para los tres chicos, pero el más alto hizo una mueca al escuchar el nombre de su otro amigo. Porque en estos momentos solo quería hablar con Robleis sobre cierta "situación" y Spreen estaba seguro de que Carre iba a querer interrumpir a cada rato y hacer bromas al respecto.

—... ¿No podemos ser solo nosotros dos?

— Es que ya arreglé con él.

Spreen bufó ruidosamente mientras se dejaba caer en el sofá de la sala. Realmente necesitaba la ayuda de Rob.

— Bueno, está bien. El enano de mierda también puede venir.

— Buenísimo, ya le aviso... ¿Te paso a buscar, lindo?

— Vos te estás ganando una buena cagada a piñas.

Robleis soltó otra carcajada y Spreen dió por finalizada la llamada.

Tenía que conseguirse nuevos amigos que no fueran tan trolos...









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