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[ 21 ]

Spreen estaba jodido y se preguntarán por qué.

Si a Spreen le dieran un centavo por cada vez que Roier le había robado un beso, tendría dos centavos. Lo cual no era mucho, pero es increíble que haya pasado dos veces ¿No?

Y más teniendo en cuenta lo claro y conciso que había sido explicandole al menor que no le gustaba que lo toquen sin su consentimiento. Pero al parecer, a Roier le entraba la información por un oído y le salía por el otro.

Spreen en el instante que sucedió, quiso golpearlo, alejarse y marcar un límite. Pero no pudo hacerlo. Y eso es lo que lo tenía jodido.
De alguna manera, no había podido explotar contra el actor. Quizás se debía a que le había tomado cariño, como cuando rescatas a un animal de la calle y al principio no quieres encariñarte pero todo pasa muy rápido y el animal termina adueñándose de toda tu vida.

Bueno, eso era algo exagerado.

También podía deberse a qué, al enterarse de ciertas cosas del joven actor (como su maldición), no podía evitar sentir pena por él y generar un raro instinto de protección.

Entre esas dos razones quizás había una coherente respuesta a sus acciones.

O quizás, solo quizás estaba intentando buscar excusas para omitir la realidad. La cual era que, muy en el fondo...

A Spreen le había gustado.

Pero nunca admitiría eso.

Y para hacer todo más simple, en medio de su insomnio luego de la inesperada situación con la estrella. Decidió que iba a actuar como si nada hubiese pasado para seguir siendo su Manager sin problemas.

La primera vez lo había evitado y eso no salió muy bien. Así que ahora intentaría algo nuevo.

Y desde esa mañana, Spreen dió comienzo a su táctica. Y estaba funcionando a la perfección, o por lo menos hasta ese momento.

— Roier, te traje un café.

Spreen no había hablado fuerte. Ni siquiera apareció tan de repente. Pero al parecer fue suficiente para estremecer al menor en su asiento.

— G-gracias.

Contestó Roier en un murmullo, sin levantar la mirada de su libreto.
Aún en el set debía seguir aprendiendose sus líneas.

El Argentino quería golpearse hasta perder la memoria. Y también quería golpear a Roier por estar actuando así, convirtiendo toda la situación en algo incómodo.
Él no tenía problema en seguir adelante y olvidar lo que había pasado, pero parecía que Roier no podía hacer lo mismo. Y eso desembocaba en una fuerte tensión entre ambos.

— También compré unas galletas por si tenés hambre. —Volvió a hablar ignorando la reacción del actor.— No desayunaste muy bien ésta mañana.

Y claro que Roier no había desayunado bien. A penas había tocado su comida.

Esto se debía a que, desde que despertó y se había cruzado con Spreen en la sala de estar, sentía un gran nudo en la garganta.
Pues, su Manager parecía totalmente despreocupado. Dispuesto a hacer su trabajo como todos los días.

Como si nada hubiera pasado.

Pero Roier no. Y eso lo estaba matando.

Porque cuando para él, ese simple beso había sido un Todo. Para Spreen parecía haber sido Nada.

— Lo siento, no tengo hambre.

Respondió vagamente hundiéndose mas en el asiento e intentando concentrarse en lo que estaba leyendo pero era imposible.

Spreen tenía la esperanza de que con las horas Roier se tranquilizara. Pero no fue así.

"Roier, ponete el abrigo que hace frío"

"Tranquilo, estoy bien."

"Roier, tenes que almorzar algo"

"Aún no tengo hambre."

"Roier, dejame ayudarte"

"No, gracias."

El mayor se dejó caer sobre el sofá de la sala de descanso con un largo suspiro lleno de frustración.
No podía seguir fingiendo que no pasaba nada cuando Roier se comportaba tan arisco.

¡Roier lo estaba evitando!

Ah... Así que así se siente. Pensó recordando cuando la situación era al revés y Spreen lo evitaba a él.

Se inclinó hacia adelante dejando reposar su cabeza sobre sus manos, buscando alguna solución para sus problemas. Pero todo parecía empeorar.

— ¡Buenos días, mi amor!

Spreen levantó su rostro ante el llamado justo en el momento en que sintió algo posarse sobre su regazo y dos brazos aferrándose a su cuello en un abrazo.

— Apuesto a qué me extrañaste ¿No es así?

Preguntó Quackity en tono coqueto mientras depositaba un pequeño beso en la mejilla del Manager.

Y Spreen no se contuvo. Su cuerpo rápidamente reaccionó empujando al joven actor y dejándolo caer al suelo.

— ¡Ey! ¡Pendejo! —Se quejó el menor cuando sintió su cadera doler por la caída.— Podrías intentar ser más delicado la próxima vez.

— Quackity, creí haberte dejado las cosas en claro.

Dijo ignorando por completo las quejas del chico de Beanie y levantándose de su lugar para poder abandonar el cuarto.

Pero Quackity lo siguió.

— ¿A dónde vas tan apurado?

— Qué te importa.

— ¡Ay, por favor Spreen! ¿Por qué tienes que ser tan terco?

El menor lloriqueó detrás suyo y Spreen solo puso los ojos en blanco.

— Voy a llevarle algo de comer a Roier.

De repente, los llantos de Quackity fueron reemplazados por un bufido de molestia.

— Roier está bastante grandecito como para alimentarse solo. No tiene cinco años.

Volvió a quejarse el de menor estatura mientras alcanzaba al Manager hasta el comedor principal. Y Spreen simplemente no podía quedarse callado.

— Vos tampoco tenés cinco años como para andar llorando por atención que obviamente no te voy a dar.

— ¡Spreen!

Exclamó el actor completamente ofendido. Pero el Manager nuevamente lo ignoró, acercándose a una de las máquinas de bebidas.

— Quackity, quiero que me respondas una cosa. —Dijo repentinamente, sacando algunos billetes de su bolsillo para ingresarlos en la rendija.— ¿Acaso no tenes algún Manager para molestar antes que a mí?

Quackity resopló y se apoyó a un lado de la máquina. Observando lo que el mayor hacía.

— Sí, pero es un idiota.

Entonces Spreen elevó sus cejas sorprendido.

Así que Quackity ya tenía un Manager. Y de todas formas estaba allí acosandolo a él para intentar reemplazar al pobre tipo.

El descaro...

Cuando ingresó el dinero a la máquina y eligió el tipo de bebida. No esperó que ésta comenzara a hacer sonidos raros y se trabara justo cuando debía entregarle el pedido.

— Hija de...

Murmuró con enojo antes de encestarle un golpe lleno de frustración a la máquina. Lo cual provocó que, segundos después, la bebida fuera entregada sin ningún tipo de problema.

Estaba de más decir que Quackity quedó boquiabierto con la escena.

— Verga... Sí que estás estresado. —Habló en voz baja ganándose una mirada cansada de parte de Spreen. Pensaba que era la primera vez que oía a Quackity sin decir alguna broma sucia.— Si quieres puedo desestresarte en el baño. Soy muy bueno en eso.

Ah no, ahí está...

Quackity habló de forma lasciva provocando que soltara un suspiro harto de la situación.

Spreen se volteó con el jugo en mano listo para dejar atrás al joven actor y buscar algo para comer. Pero Quackity nunca se rendía.

— Ok, es broma. Tampoco tienes que ponerte así... Oye ¿Haz pensado en lo que te dije?

Preguntó tomando por sorpresa al mayor quien lo miró confundido.

— ¿De qué hablas?

— ¿Cómo que "de qué hablo"? Me refiero a la oferta, bobo.

— Ah... ¿Todavía seguís con eso?

Spreen resopló cuando Quackity interrumpió su paso, colocándose frente suyo.

— Claro que sí. No pienso darme por vencido hasta que aceptes. —El joven actor parecía muy firme al respecto pero no iba a lograr que Spreen dude de su elección.— Ya sabes, si el trabajo se complica o estás pasando por un momento difícil, mi oferta seguirá en pie para ti. Solo piénsalo...

Con eso último dejó al Manager algo confundido antes de saludarlo y retirarse.

Pero luego de unos minutos ignoró por completo las palabras de Quackity. Porque a pesar de todo, no quería renunciar a ser el Manager de Roier por varias razones:

La primera era la más obvia. No veía ningún interés en trabajar para Quackity. Principalmente no tenía interés En Quackity. Algo que por parte del actor no era igual ya que, él había dejado bien en claro que clase de intenciones tenía con Spreen.

La segunda era porque había recibido tan buenos tratos tanto de Mariana como de Rivers y muchos otros empleados. Incluyendo a Roier a pesar de todo. ¿Cuál sería su excusa para abandonarlos?

Y la tercera, pero no menos importante: Roier le agradaba.

Quizás al principio no habían empezado de muy buena manera, más que nada de parte de Spreen. Porque el chico era muy desconfiado conociendo personas nuevas y le es bastante difícil acostumbrarse.

Y peor si son personas tan extravagantes como Roier.

Pero cuando lo conoció mejor, se dió cuenta que lo había prejuzgado y que en realidad era un chico muy genuino, amable y muy torpe (demasiado). Roier podía ser caprichoso, distraído, insoportable, inquieto y entre otras cosas. Pero nunca sería una mala persona. Por lo menos no para Spreen, eso estaba más que claro.

Así que no. Spreen de ninguna manera iba a aceptar la propuesta de Quackity.

O por lo menos no ahora.

~ • ~

Cuando Spreen regresó al set con un jugo y un sándwich en mano, se estaba grabando una escena.

Así que pasó entre los empleados intentando ser lo más silencioso posible mientras escuchaba las voces de fondo.

En su intento por pasar desapercibido cometió el error de empujar ligeramente a una de las integrantes del Staff. Rápidamente susurró una disculpa pero no fue muy bien recibido.

— Fíjate por dónde caminas, imbécil.

Le respondió la joven en un susurro. Y cuando Spreen la volteó a ver, la reconoció.

Era la misma chica con la que había chocado en el pasillo aquella vez. Eso sí que era muy mala suerte.
Aunque no era la primera vez que Spreen recibía una mala respuesta de alguien del Staff. Últimamente, luego del suceso con las galletas, ese grupo de personas comenzó a odiarlo. Spreen tenía que rechazar sus regalos una y otra vez pero por temas de privacidad no podía dar las razones de dicho rechazo. Así que no estaba en muy buenos términos con el Staff, incluyendo a la joven.

Spreen suspiró y siguió su camino tratando de evitar otro problema. Pero cuando estaba a punto de llegar a los asientos detrás de las cámaras lo escuchó:

"Me gustas"

Esa era la voz de Roier.

Spreen no tardó en girarse para comprobar lo que estaba escuchando.
Eran las líneas de Esa escena. Por la cual había ayudado al actor.

Roier se veía justo como aquella noche. Serio y concentrado. Una faceta muy novedosa para su Manager. Pero sentía que faltaba algo.

Quiso rebuscar en sus pensamientos qué era ese "algo" pero no lo encontró. Tuvo que detenerse porque su foco de atención quedó fijo en los dos actores delante suyo.

El castaño tomó el rostro del desconocido. Tal y como lo hizo con él.
El chico le devolvió la mirada en la dulce espera del siguiente movimiento y pasó.

Roier lo besó.

Un beso actuado, que quizás duró solo unos cortos segundos. Algo por lo que todo actor suele pasar alguna vez en su carrera, por lo que se volvía una costumbre.

Pero para Spreen fueron los peores largos segundos de su vida. Hasta olvidó que sus pulmones tenían que recibir oxígeno en esos momentos.
Solo se había quedado quieto, observando muy atento la escena.

Cuando ambos chicos se separaron, su mirada decayó. Al igual que algo dentro suyo.

No sabía por qué se sentía así. Era más que obvio que lo que había pasado ese día entre Roier y él era solo mera actuación.

¿Entonces qué era lo que lo inquietaba tanto?

Roier siempre estuvo actuando y Spreen debería alegrarse por eso...

Pero definitivamente no estaba feliz.

Y mientras el director daba fin a la escena, las palabras de Quackity volvieron a resonar en la mente de Spreen.

"Si el trabajo se complica o estás pasando por un momento difícil, mi oferta seguirá en pie para ti..."




























¡Buenas! Por si no se han enterado. REVIVÍ y estoy lista para actualizar esta historia junto a las demás en mi perfil.

Sí, gente, eso significa que también comenzaré con los Extras de MT y esto es puro anuncio como los de los códigos de Spreen en el MC Donalds. Así que Perdón y los tkm.

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