[ 20 ]
— ¡¿Estás diciendo la verdad?! ¡Eso no puede ser cierto!
Exclamó Roier tomando el brazo del chico frente suyo.
— ¡Sé honesto conmigo! Tú...
Roier se quedó en blanco. No recordaba que debía decir ahora. Y el actor frente suyo comenzó a susurrar.
— Tus líneas, Roier...
El castaño lo miró con miedo pero aún no sabía que decir.
Dios, sus líneas. Sus malditas líneas.
— Tú...
Estaba paralizado. Pero por suerte (o no) todo terminó.
— ¡CORTE! ¡Detengan todo! —Anunció el director llamando la atención de los actores y los empleados detrás de las cámaras. Luego el hombre lo señaló.— Roier... Ven, por favor.
El chico se acercó a duras penas con su mirada baja, sabiendo que había hecho las cosas mal.
— Roier ¿Qué te sucede? —Preguntó el director cuando el menor llegó a su lado.— Nunca te he visto tan distraído en las grabaciones. Tienes que mejorar.
— Lo siento...
Murmuró totalmente arrepentido y generando que el hombre se sienta cautivado por esa imagen.
— ¡No! No. Está bien. Solo creo que debes practicar mejor tus partes. Tampoco es una obligación que lo hagas, es que... Ya sabes... El público es muy estricto con estas cosas...
— Sí, lo sé...
El joven aún sonaba desganado. Nunca había tenido problemas para aprenderse sus escenas pero ahora todo era tan difícil.
Spreen estaba jodiendo su mente de una manera extraordinaria.
¡Y ni siquiera había hecho nada!
Esa era la peor parte. Spreen seguía igual de tranquilo como la primera vez que lo conoció. Mientras él se ahogaba en un vaso de agua. Porque no había pasado NADA.
Y por eso ahora se encontraba resoplando a cada rato en el asiento trasero de la Van mientras esperaba a que Spreen entrara a la misma de una vez por todas. Pero éste estaba ocupado hablando con el director.
— Sigue sin aprenderse sus líneas.
Spreen tomó el nuevo libreto que el mayor le extendía a la vez que soltaba un largo suspiro.
¿Qué iba a hacer con él?
— Lo obligaré a estudiarlas de nuevo.
Intentó tomar cartas en el asunto pero el director hizo una leve mueca con sus labios.
— ¿Qué tal si lo ayudas?
— ¿Cómo?
— Podrías practicar las líneas con él y así incentivarlo un poco. Te traje una copia del libreto para que lo pienses.
Spreen le dió una mirada confundida al hombre pero luego su semblante cambió a uno dudoso. Realmente lo estaba considerando.
Él no tenía que memorizar las líneas, solo debía leerlas mientras Roier practicaba.
Pero aún seguía sin saber de qué se trataba esa nueva serie.
~ • ~
— ¿Qué es lo que te tiene así?
Se atrevió a preguntar el Manager cuando escuchó a Roier bufar por quinta vez en el viaje de vuelta a casa.
— Nada. —Se apresuró a responder el actor. Y cuando sus ojos conectaron con la mirada del mayor por el espejo retrovisor, rápidamente desvió su vista hacia la ventana mientras intentaba cubrir su rostro con la capucha de su sudadera.— Solo estoy cansado.
¿Por qué debía ponerse tan nervioso con una simple mirada? Dios, odiaba las reacciones naturales de su cuerpo.
— Roier, en serio. —Volvió a insistir el más alto cuando notó todos los movimientos del joven actor.— Si hay algo que te está molestando o incomodando sabés que podés hablarlo conmigo. ¿Sí?
— ¿Incomodando? N-no, no. Para nada. Estoy bien...
— No me mientas. Es obvio que algo te molesta.
O Spreen ya se había acostumbrado a sus actitudes y mañas o Roier era demasiado obvio. Suponía que la segunda era la respuesta correcta.
— ¿Estás así por el incidente con las galletas?
— No, yo-
El auto se detuvo en un semáforo en rojo cuando Spreen lo interrumpió.
— Te prometo que nada de eso va a volver a pasar. —Dijo el mayor, el cual ya se había volteado para poder hablar mejor con él.— Voy a estar mucho más atento en esas situaciones y no permitiré que te vuelvan a hacer daño.
Roier se quedó atónito. Spreen había dicho eso con tanta seguridad y con una mirada llena de comprensión. Que el actor estaba sin palabras.
Obviamente no era esa la razón por la cual Roier estaba tan desconcentrado. Pero saber que en el fondo, muy en el fondo Spreen estaba preocupado por él por esa situación fatídica, lo hacía sentir ¿Cálido?
Cómo cuando te dan el abrazo que tanto necesitabas.
Ahora que lo pensaba. Cualquier momento en el que Spreen demostraba aunque sea un poquito de atención hacia él que no sea solo por trabajo era tan inusual y tan... Bonito a la vez.
Porque confirmaba que debajo de toda esa seriedad y frialdad, había una persona emocional.
Y le encantaba. Esos pequeños momentos eran tan preciados.
Le encantaba tanto que tuvo que volver a desviar su vista hacia la ventana del auto para no seguir mirandolo como un idiota.
— Voy a dormir.
Dijo mientras se cubría el rostro con la manta que había en el asiento. Dejando confundido a su Manager, quien tuvo que volver a la realidad cuando escuchó la bocina de otro auto detrás del suyo.
Spreen tenía que hacer algo al respecto.
~ • ~
— ¡AHHH!
Gritó de frustración tirando los papeles al suelo.
Roier ya no sabía que hacer para concentrarse y memorizar sus líneas.
No había forma de hacerlo... SIN PENSAR EN SPREEN.
— Pinche pendejo todo culero y mamón...
Murmuró con rabia, apretando una almohada contra su pecho.
Pero hasta en esos momentos donde la frustración lo hacía colapsar, no podía dejar de pensar en él. Y en ese casi... ¿Beso?
¡Oh dios! No de nuevo. No, no, ¡NO!
Pero allí estaba Roier recreando una vez más el recuerdo en su mente.
¿Por qué eso lo seguía atormentando? Roier intentaba hacerse la idea de que no había pasado nada. Porque claramente ¡No había pasado nada!
Pero ahora no podía evitar ponerse nervioso en su presencia. Mirar hacia otro lado cuando hacían contacto visual. Incluso hasta alejarse con el más mínimo roce.
Es que ¿Acaso... ? No, no podía ser verdad.
A Roier no le podía gustar su Manager. De ninguna manera...
¿O sí?
La duda se esfumó de su cabeza cuando escuchó pequeños golpes en la puerta de su habitación. Era él.
— Roier ¿Estás durmiendo? ¿Puedo pasar?
El menor se tardó en responder pero finalmente suspiró y habló:
— Sí... ¡Digo! Sí puedes pasar ¡No estoy durmiendo! —Roier estaba tan nervioso, arrepintiendose al instante por su forma tonta de responder.— Solo entra...
Pasaron unos segundos hasta que Spreen hizo acto de presencia en su habitación con unos papeles en su mano.
¿Eso era otro libreto?
El más alto aclaró su voz antes de decir lo que tenía en mente.
— Perdón por molestarte.
— No, tranquilo. No lo haces. —A Roier comenzaba a parecerle tierna la nueva actitud tímida que había adaptado el mayor. Pero su atención se desvió al cuaderno en sus manos, el cual señaló.— ¿Eso es para mí?
— En realidad... —Comenzó a explicar Spreen pero estaba tardando de más porque aún no sabía cómo sería capaz de hacer eso.— Es para mi. El director me dió un libreto de más porque él dijo que podía ayudarte a... Practicar.
— ¿Qué?
No puede ser.
No había forma que el director le haya dicho a su Manager que lo ayude a practicar las líneas... DE UNA SERIE HOMOSEXUAL.
Roier estaba seguro de que Spreen no tenía ni idea de que se trataba lo que estaban grabando porque sino nunca hubiese aceptado eso. En los pocos meses que llevaban trabajando juntos ya lo conocía perfectamente.
Spreen se dió cuenta de la sorpresa, confusión y disconformidad que se acentuaban en el rostro del menor así que se apresuró a volver a hablar.
— Tranquilo, si te incomoda no lo hacemos y fue. Pero la verdad quiero ayudarte con esto. Solo leeré las líneas porque... Bueno, no sé actuar. —Confesó con una pequeña risa tímida.— Y quizás así puedas memorizar mejor las tuyas... ¿Qué opinas?
No, no podía hacer eso con Spreen.
Roier tenía que rechazarlo. Tenía que decir que no y ya, porque no podía practicar ninguna escena con él.
Pero su cerebro y su boca no llegaron a un mutuo acuerdo.
— Ok, hagámoslo.
~ • ~
Roier y Spreen ya se encontraban uno frente al otro con sus respectivos libretos en mano.
Spreen estaba leyendo muy brevemente las escenas que iban a practicar pero eso lo hizo comenzar a arrepentirse pues... Era algo dudoso.
Parecía una historia de amigos pero antes de que pudiera confirmarlo, el actor lo sacó de sus pensamientos.
— ¿Estás listo?
— Ehh... —Spreen dió un último vistazo a las líneas que debía leer y asintió débilmente.— Sí.
— Ok...
Roier tomó una larga bocanada de aire intentando eliminar todo nerviosismo de su cuerpo y enfocarse en su faceta de actor.
Solo debía actuar y ya.
Entonces comenzó.
— ¡Dime la verdad!
Exclamó Roier repentinamente asustando un poco a su Manager quien no pudo reconocer si eso era actuación o no hasta que el menor le murmuró algo.
— Spreen las líneas...
— ¿Ah?... ¡Ah! Sí, sí. Ehh... —Spreen buscó con su mirada en el libreto la parte a la que Roier se refería y la marcó con su dedo índice para no perderse.— ¿De qué estás hablando?
Dijo en una voz robótica porque claramente Spreen sabía de Actuación lo mismo que sabía de Física Cuántica: Nada.
— Ya lo sé. Lo sé todo.
— Puedo explicarlo-
— No. —Roier se veía muy metido en su personaje. Tanto así que, cuando se acercó unos pasos hacia Spreen, fue inevitable ponerlo nervioso. Cómo si realmente estuviera enojado con él.— ¿Por qué sigues ocultando tus sentimientos...? ¿Es qué acaso te avergüenza?
Spreen estaba algo perdido en la actuación del menor que por un momento se olvidó que debía leer las siguientes líneas.
Pero al parecer a Roier no le importó.
Ni siquiera estaba viendo el libreto. Eso era una buena señal ¿No?
— ¡¿Por qué?! Estuviste ocultando tus sentimientos hacia mi por tanto tiempo... —La siguiente parte iba a ser difícil para Roier. Pero el actor se tragó sus inseguridades y reunió la valentía necesaria para mirar a su Manager y decir lo siguiente.— Sin saber lo mucho que... Me gustas.
Entonces el mayor finalmente cayó en cuenta de qué se trataba esa escena... O la serie en general.
Oh... Así que era eso.
La vergüenza se instaló en el cuerpo de Spreen lo que provocó un sonrojo en sus mejillas que fue fácil de notar ante la palidez de su piel.
Pero Roier no estaba en una mejor situación. Sus manos se movían nerviosas y su mirada volvió a bajar al libreto para leer lo que debía decir.
Aunque Roier no quería ser un cobarde. No ésta vez.
Así que regresó al contacto visual.
— Que me muero por tenerte solo para mí y que te necesito las veinticuatro horas del día. —Roier se adelantó un paso mientras Spreen lo retrocedió.— Que para mí tú eres el sol, la luna, las estrellas y todo mi universo...
— Roier...
A Spreen ya no le estaba gustando el rumbo que había tomado eso. Necesitaba parar.
Roier no podía ser como aquellas personas que lo atormentaban en sus recuerdos. Roier no era como ellos.
Por eso debía detenerlo.
— No necesitas seguir ocultandolo...
— Roier, pará.
Pero no hubo caso. El actor parecía no escucharlo.
— Porque... Te amo.
Spreen no pudo evitar soltar un jadeo de sorpresa. Roier actuaba bien... Demasiado bien.
Pero Spreen no sabía que era lo que seguía en las páginas. Roier sí.
El castaño apretó el libreto en su mano y observó detenidamente a su Manager. Su cabello azabache siempre revuelto. Sus ojos morados, capaces de hipnotizar a cualquiera pero que solo daban frías miradas. Aquellos que estaban rodeados por unas largas y finas pestañas. Sus notables pómulos, con algún que otro tímido lunar. Y su mirada finalmente se posó en los finos labios ajenos.
Debía hacerlo. Era lo que seguía en el libreto. Pero no solo quería hacerlo por la idea de practicar dicha escena.
Iba a hacerlo porque queria. Y porque quizás así borraría de una vez por todas ese deseo que se había creado en su interior desde ese día que aquel beso no se cumplió. Tenía que sacarlo de su sistema ahora.
Y lo hizo.
Dió unos últimos pasos que eliminaron la distancia entre los dos. Dejó caer el libreto para tomar el rostro de Spreen entre sus manos y finalmente besarlo.
No como un beso desordenado, ni tampoco necesitado. Era un beso lento y suave. Casi delicado como el roce de un pétalo.
Spreen no supo reaccionar, por lo tanto Roier siguió aunque no fuera correspondido porque con su experiencia podía marcar el ritmo que quisiera.
Parecía estar embriagado pero no había ni una gota de alcohol en su cuerpo. ¿Se podía embriagar de una persona? Que ridículo.
Entonces, cuando sus manos bajaron de las mejillas ajenas hasta sus hombros fue que volvió a la realidad.
La realidad donde Spreen odiaba el contacto físico. Y lo sentía perfectamente porque el chico estaba demasiado tenso bajo su tacto.
Esto hizo que Roier se separara abruptamente, alejándose lo más posible mientras llevaba una mano a su propia boca.
— Spreen... —El mayor parecía ido. Perdido, confundido y decepcionado. Y eso provocó que Roier se sintiera horrible.— Perdón. Spreen, lo siento, en serio. Yo solo quería... E-es lo que está en la escena y... Perdóname, por favor.
No sabía que excusa poner. Las palabras salieron confusas pero estaba desesperado por el perdón de su Manager. Y cada segundo que pasaba era un sufrimiento hasta que Spreen habló.
— Está bien... —Musitó débilmente mientras desviaba su mirada hacia sus manos. Dónde en una de ellas se arrugaba el libreto, el cual levantó y extendió hacia Roier.— Creo que deberías practicar con otra persona.
El menor aceptó el rejunte de papeles sin dejar de mirar al más alto con ojos de cachorro golpeado. Pero Spreen no quería verlo.
Roier no podía dejar las cosas así. Intentó volver a hablar pero el mayor fue más rápido.
— Ya es muy tarde. Necesito dormir y creo que vos también. —Dijo pasando por al lado del actor. Y antes de abandonar la habitación le dió una última mirada.— Buenas noches.
El castaño iba a responder al saludo pero Spreen ya había huido fuera del cuarto. Dejándolo en ese silencio tortuoso.
¿Qué había hecho? Había arruinado cualquier tipo de relación amistosa que pudiera tener con Spreen. Lo había incomodado tanto y además su Manager nunca dejó de ser amable con él a pesar de eso.
Pudo haberlo empujado, golpeado, hasta insultado por descarado pero no lo hizo.
Roier se sentía como una basura.
No solo eso. También estaba completamente avergonzado. ¿Cómo miraría a Spreen a los ojos desde ahora?
Pero la peor parte no era esa.
La estrella volvió a elevar su mano con el fin de acercarla a sus belfos y rozar sus yemas con los mismos. Simulando el tacto de los suaves labios de Esa persona.
La peor parte era que a Roier le había encantado y quería volver a hacerlo.
Buenasss... Quería avisarles que este quizás sea el último capítulo que suba HASTA el miércoles. Esperemos que no y que pueda encontrar tiempo para subir otro pero los exámenes me están mirando con ganas de joderme la vida.
Así que espero que lo hayan disfrutado y muchas gracias por llegar hasta acá.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro