Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[ 19 ]

Un fuerte portazo llamó la atención del chico castaño.

Un hombre alto hizo acto de presencia en el departamento que ambos compartían. Parecía frustrado, quizás hasta enojado.

— ¡Dime la verdad!

Exclamó enfrentando al joven muchacho.

— ¿De qué estás hablando?

Preguntó el chico castaño, intentando ocultar su nerviosismo porque de alguna manera sabía a qué se refería.

Ya no podía seguir ocultandolo por mucho tiempo más.

— Ya lo sé. Lo sé todo.

Entonces el más joven hizo una mueca con sus labios evitando la mirada del más alto.

— Puedo explicar-

— No. —Lo interrumpió su "amigo" acercándose a él. Entonces el menor se puso aún más tenso.— ¿Por qué sigues ocultando tus sentimientos por mi? ¿Es que acaso te avergüenza?

— Detente, por favor...

Murmuró al más bajo, apoyando ambas manos en el pecho ajeno para evitar que siguiera acercándose.

Pero el mayor lo ignoró.

— ¡¿Por qué?! Estuviste ocultando tus sentimientos hacia mi por tanto tiempo... Sin saber lo mucho que me gustas. Que me muero por tenerte solo para mí y que te necesito las veinticuatro horas del día. Que para mí tú eres el sol, la luna, las estrellas y todo mi universo. —El castaño no sabía que decir. No se esperaba ser correspondido por su mejor amigo.— No necesitas seguir ocultandolo... Porque te amo.

El menor jadeó en respuesta y de sus labios se escapó una pequeña sonrisa.

Y de repente, Spreen tomó el rostro de Roier para acercar sus labios y-

¡ESPERA!

¡¿COMO QUE SPREEN?!

¡NO! ¡SPREEN NO!

Roier lanzó el libreto que estaba intentando aprenderse hacia una esquina de la habitación. Para luego tomar una almohada y ahogar un grito de frustración en ella.

Llevaba horas intentando concentrarse para aprenderse sus líneas pero no podía hacerlo por dos razones:

La primera era qué, aún no podía olvidarse de lo sucedido hace unos días.
Todo el tema de las galletas había sido superado y esperaba que no se repita pero ese no era el problema.

El problema principal era que no podía ignorar el momento en el cual se negó a tomar sus pastillas y Spreen terminó obligandolo luego de...

Luego de estar tan cerca de...

¡AH!

Roier volvió a ahogar un grito en su almohada. ¿Cómo era posible que se pusiera tan nervioso de solo recordar lo cerca que habían estado ambos?

Spreen solo lo hizo para darle el médicamento y ya. Sus labios ni siquiera se habían rozado. Pero... Roier había deseado que así pasara y no entendía por qué.

Pero olvidando eso. La otra razón de su desconcentración era el hecho de que justo en esos momentos. Justo en esos días debía memorizar un libreto y grabar una serie.

Pero no cualquier serie.

Debía grabar una serie BL. Que en términos normales significaba: UNA SERIE DE AMOR HOMOSEXUAL.

¡¿Cuando había firmado para hacer eso?!

Le encantaría nunca haberlo hecho porque ahora cada escena que debía aprenderse solo le recordaban a-

— Che ¿Estás bien?

Roier soltó un grito muy poco varonil al escuchar la repentina voz.

Spreen se encontraba en el umbral de su habitación con un semblante lleno de confusión.

— ¡Me asustaste, pendejo!

— Sí, ya veo...

Y allí estaba, el pendejo que no podía salir de su mente. Totalmente calmado y serio como siempre.

— ¿Pasó algo?

Preguntó Roier evitando la mirada de su Manager. Éste solo suspiró por el comportamiento raro del actor.

— Vine porque se escuchaban ruidos raros. ¿Que estabas haciendo?

Explicó el más alto apoyándose en la puerta.

— Nada importante...

Roier comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos aún sin dirigirle la mirada al mayor. Y Spreen solo puso los ojos en blanco.

— Bueno, preparate que en una hora salimos.

Y con eso, el Manager abandonó la habitación. Dejando a Roier hundirse en su frustración una vez más.

No quería hacer esa serie. De ningún modo podía hacerla pero las grabaciones comenzaban ese mismo día.

~ • ~

— Y entonces ví éste nuevo bar y dije "wah, tengo que traer a ese Manager sexy aquí"... —Contaba Quackity mientras seguía a Spreen quién estaba llevando algunas cosas del Camerino al set de grabación.— Así que ¿Qué dices? ¿Jalas o no?

Ahora Spreen volvía a entender por qué rechazó la oferta de Quackity y se preguntaba: ¿Cuando el chico se iba a cansar de intentarlo?

— Quackity, sin ofender pero lo último que querría hacer es ir a un bar con vos.

Soltó sin un poco de amabilidad mientras dejaba algunas cosas de Roier en el set.

Quackity aprovechó ese momento para colgarse de su hombro y Spreen gruñó.

— ¿Por qué eres tan gruñón? Guapo y gruñón. —Se quejó el más bajo siendo ignorado por el mayor.— ¿Quieres ignorarme? Perfecto. Voy a ganarme tu atención a besos, cabrón.

Entonces Quackity tomó el rostro ajeno entre sus manos para poder juntar sus labios pero Spreen, con una mueca de asco, lo alejó poniéndole una mano en toda la cara y empujándolo hacia atrás.

Esa acción atrevida solo le hizo recordar lo que pasó unos días atrás.

Sí, estaba hablando de ese momento.

Spreen no había intentado besar a Roier. Solo tomó esa ventaja para darle la maldita pastilla de una vez por todas. Porque Spreen no era idiota y sabía que tenía ciertas cosas a su favor.

El Argentino no siempre fue alguien que pasara desapercibido. En otra etapa de su vida llamaba mucho la atención de las personas, a tal punto de que se volvían insoportables tal y como Quackity. Y en algunos casos peor...

Por eso entendía a Roier en ciertas situaciones. Y también eso explicaba su desagrado al contacto físico... O algo así.

Pero confiaba en que Roier no era como esas personas. Quería ignorar sus actitudes celosas y su manera de ponerse tímido cuando estaban cerca.

El chico estaba hablando con otros actores a unos pasos de ellos. Así que Spreen lo observó detenidamente mientras el menor soltaba una estruendosa y exagerada risa por algún chiste.

No, Roier no podía ser como esas personas...

— Spreen. —Lo llamó el director de la grabación. El Manager no dudó en abandonar a Quackity para acercarse, dejando al joven actor lloriqueando.— Tengo que hablarte sobre algo.

— ¿Qué pasó? ¿Hay algún problema con Roier?

Preguntó curioso y el hombre asintió.

— Pues sí, verás...

~ • ~

— ¡No te estás aprendiendo tus líneas!

Exclamó el Manager cuando entró a la sala de descanso con el libreto en mano. Asustando al joven actor.

— Y-yo... Eh...

Roier no sabía que decir. Realmente lo había intentado pero su incomodidad con ese pequeño asunto no lo dejaba.

— No me importa. Te las vas a aprender ahora.

Sentenció Spreen mientras dejaba caer el libreto en el regazo ajeno.

— Es que... No puedo.

Confesó Roier evitando la mirada de Spreen a toda costa.

— ¿Por qué?

— Porque... No me gusta.

— ¿Qué es lo que no te gusta?

El menor bufó porque ahora debía dar una explicación al respecto.

— Solo no me gusta la serie y ya. —Soltó sin más en un tono algo molesto.— Creo que es un buen momento de tomarme un descanso de las grabaciones, ya sabes...

— ¿Por qué de repente te querés tomar un descanso?

Cuestionó una vez más el Manager porque era la primera vez que Roier pedía algo así.

— Llevo mucho tiempo trabajando, solo quiero un descanso.

Sus cejas se juntaron creando un semblante indagatorio que solo puso más nervioso al actor.

Algo estaba pasando. Roier nunca había rechazado una grabación pero repentinamente lo estaba haciendo. Y además quería un "descanso". Bueno, Spreen podría hablarlo con Mariana, y Mariana lo hablaría con el Jefe de la compañía (el cual desconocía). Así podría conseguirle un merecido descanso a la estrella.

Pero quería saber la razón de eso.

¿Quizás había algo en la serie que incomodara a Roier?

Spreen no tuvo mucho tiempo libre para analizar lo que el menor estaba grabando. Ni siquiera sabía de qué se trataba porque estaba muy ocupado cuidando a Roier y a la vez huyendo de los constantes acosos de Quackity.

¿Debería echarle un vistazo?

Entonces el mayor volvió a tomar el libreto bajo la atenta mirada del joven actor y separó sus páginas para poder leer aunque sea un poco.

Pero se lo arrebataron de las manos.

— ¡Olvida lo que dije! Ya no importa. —Habló rápidamente el castaño mientras se levantaba de su lugar con el libreto en mano. A los ojos de Spreen parecía nervioso y no pudo ignorar el sonrojo en sus mejillas.— Me voy a aprender mis líneas y ya. Olvídalo.

Y Roier abandonó la sala de descanso dejando a un muy confundido Spreen atrás.

Además, el Argentino estaba preocupado. Porque si algo estaba incomodando a Roier entonces debería de saberlo primero. Antes que Mariana o el Jefe.

No quería ser regañado una vez más.

Claro, porque esa era la verdadera razón de su preocupación...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro