[ 17 ]
Roier se sentía inquieto.
Hacía varios minutos que el Manager se había ido del cuarto y el actor estaba muriéndose de la ansiedad.
Para colmo su amigo también lo había abandonado, así que no sabía que hacer.
¿Debería ir a buscar a Spreen? ¿O quizás sería peor?
No quería volver a hacerlo enojar pero realmente estaba preocupado por lo que había pasado recientemente. Quería saber si el mayor estaba bien o si necesitaba ayuda en algo.
O si lo odiaba por alguna razón. Necesitaba saberlo.
Así que sin esperar ni un segundo más se levantó de su lugar para buscarlo.
En el pasillo consultó con algunos empleados si habían visto a Spreen y estos terminaron indicándole que lo vieron ingresando al baño así que allí se dirigió mientras pensaba en lo que le diría.
Si Spreen estaba enojado, tenían que hablar. Lo obligaría a hablar sobre lo que le molestaba para intentar buscar una solución buena para ambos. Sí, eso haría.
Y si no estaba enojado entonces... ¿Por qué se comportaba así en primer lugar?
Pero toda su idea se desplomó al llegar al lugar. Se detuvo frente a la puerta del cuarto de baño e intentó juntar las suficientes agallas para entrar pero no lo hizo.
Porque comenzó a escuchar murmullos.
"Así que tú y Roier son muy cercanos... ¿Cuál es tu relación con él?"
Esa voz...
Ese era Quackity.
¿Pero con quién estaba...?
"¿De qué mierdas estás hablando?"
¡Ese era Spreen!
¿Quackity estaba cuestionando a Spreen sobre su relación con él? Eso no tenía sentido. Ambos eran amigos y punto.
O eso creía ¿No?
"Tú y él se comportan tan ridículamente cursi como para solo ser un Manager y su Artista."
Porque entonces escuchó la voz de su Manager. Y sintió como su mundo se desplomaba.
"Roier y yo solo somos un Manager y su Artista. No pasa nada entre nosotros y tampoco va a pasar."
~ • ~
— ¿Trabajar?... ¿Con vos?
Preguntó sin poder creer lo que había escuchado. Y Quackity asintió como si nada, dejando caricias en el pecho ajeno.
— Sí. Puedo pagarte el doble de lo que ganas con Roier y darte lo que sea que necesites. Incluso podemos pasarla muy bien los dos juntos... —Ofreció el menor mientras lentamente bajaba su mano para posicionarla en el abdomen del Manager.— Además debe ser muy difícil trabajar para él, lo veo en tu rostro. Siempre está metido en problemas y es muy tonto como para resolverlos él mismo... Conmigo todo sería más fácil. ¿Qué dices?
Spreen aún seguía muy consternado por toda la situación como para dar una respuesta rápida. Así que tardó algunos minutos en hacerlo.
En los cuales, no solo Quackity esperaba una respuesta. Sino también Roier del otro lado de la puerta.
El joven actor mantenía sus puños apretados por todo lo que había escuchado de parte de su "amigo" y el simple hecho de que estaba intentando engatusar a su Manager para que lo deje y se vaya con él.
Era horrible.
No entendía qué le pasaba a Quackity. Nunca lo había escuchado de esa manera. O mejor dicho: Nunca había visto este lado de él.
Pero lo que más le dolía era el hecho de que Spreen se tardara tanto en responder.
¿Así que así eran las cosas? ¿Alguien más podía venir a hablarle bonito y él solo se iría?
Quería enojarse. Quería odiarlo pero nada más podía sentirse traicionado y... Triste. Entonces quiso llorar. Así que cuando no aguantó más el silencio de su Manager se alejó con un jadeo doloroso.
Y Spreen lo escuchó. O creyó que había escuchado algo porque rápidamente giró su cabeza hacia la puerta.
— ¿Spreen?
Al ver el movimiento del mayor y la falta de respuesta de su parte. Quackity intentó llamar su atención con algo de molestia.
— ¿Puedes si quiera responderme?
Entonces Spreen ya no lo soportó.
Tomó la mano de Quackity para apartarla de su torso en un movimiento algo brusco y lo observó enojado.
— Mi respuesta es no.
— ¡¿Qué?!
El actor lo analizó buscando alguna señal de duda en su semblante pero no había nada. Spreen lo estaba rechazando.
— P-pero podrías pensarlo un poco. Anda Spreen...
— No. —Repitió el mayor, ésta vez posando sus manos sobre los hombros ajenos para alejarlo.— Agradezco tu oferta pero no voy a hacerle eso a Roier. Te recomiendo que busques a alguien que realmente esté interesado.
Quackity quedó boquiabierto ante las palabras del Manager y como las escupió de una forma tan insultante. Nunca antes lo habían rechazado de esa manera. Siempre conseguía lo que quería en un abrir y cerrar de ojos.
— Y me disculpo pero me tengo que ir.
El rostro del menor se convirtió en una mueca de completa indignación pero no pudo decir nada ya que el más alto había abandonado el lugar.
Cuando Spreen salió del baño, volteó a ambos lados del pasillo pero no había nadie alrededor.
Juraba que había escuchado a Roier. ¿O acaso fue su imaginación?
~ • ~
No, no fue imaginación.
Spreen lo confirmó en los siguientes días cuando el actor comenzó a comportarse distante con él y Quackity. Así que, el Manager suponía que los había escuchado ese día en el baño. Pero lo que no entendía es por qué Roier se alejaba de él.
Todo había sido culpa de Quackity. No de él. ¡Incluso había rechazado su oferta!
El mayor no se iba a quedar con los brazos cruzados. Claro que no. Iba a hablar con Roier sin que escapara. Porque siempre que llegaban al departamento, el chico se encerraba en su habitación sin darle una oportunidad para arreglar las cosas.
Así que, un día aprovechó el descanso de éste para acercarse.
— Roier...
Lo llamó cuando llegó a su lado. Roier despegó la vista de su celular para mirarlo sin ganas, provocando que el Manager se sintiera culpable.
Iba a tomar asiento junto a él pero la suerte nunca está de su lado.
— Buenos días, Ro. —Saludó Quackity quien recién iba llegando con una gran sonrisa. Ganándose la atención del castaño, pero realmente no lo estaba mirando a él.— ¡Y buenos días, Spreen!
El chico de Beanie no tardó en lanzarse hacia el Manager, colgándose de sus hombros en un abrazo que, obviamente, Spreen no correspondió.
En realidad, la atención del mayor estaba puesta en Roier esperando que no pensara peor con la acción de su amigo.
Pero la mirada de Roier lo decía todo.
El actor observó el gesto como si lo estuvieran apuñalando por la espalda en ese mismo momento. Así se sentía la traición.
Y Spreen trató de alejar a Quackity pero era muy tarde.
— Voy al baño.
Dijo el castaño para luego tomar sus cosas y huir lo antes posible de esa situación.
— Roier, espera-
Pero el joven simplemente lo ignoró haciendo crecer su frustración. Así que junto las fuerzas necesarias y empujó el cuerpo ajeno lejos de él.
— ¡Oye! Se más delicado, pinche pendejo todo bruto. —Se quejó el menor al tambalearse hacia atrás por el fuerte empujón. Pero pronto se volvió a colgarse de uno de los brazos del más alto.— ¿Por qué eres así conmigo? Yo solo quiero que me des tu atención. ¿Es mucho pedir?
Spreen planeaba simplemente hacer como si Quackity no existiera.
— ¿Por qué me ignoras? ¡Te estoy hablando!
Lloriqueó el más bajo, sacudiendo la extremidad del joven empleado. Y Spreen ya no podía ser más paciente.
Así que tomó a Quackity por las muñecas, provocando que lo suelte a la fuerza.
— Quackity, te lo voy a decir una vez y espero que lo entiendas. —Habló con un tono intimidante, el cual dejó sin palabras al menor. Estaba realmente enojado.— No me toques.
Finalmente el más alto lo soltó sin dejar de mirarlo porque esperaba que el chico dijera algo al respecto. Quizás disculparse o despedirse para dejarlo solo.
Pero Quackity lo observaba sorprendido.
— Eso... —Murmuró tembloroso. Cosa que quizás le hubiese causado algo de pena a Spreen si no decía lo siguiente.— ... Eso fue tan sexy. ¿Quieres repetirlo?
Rápidamente una sonrisa apareció en los labios del actor mientras levantaba sus manos hacia él para que las volviera a agarrar.
Y Spreen deseó tanto no haber aceptado ese trabajo.
— No puede ser.
Se volteó para comenzar a huir de Quackity pero éste no dudo en seguirlo con muchas energías.
"Quiero morir"
~ • ~
En todo el día, Spreen no pudo deshacerse de Quackity.
El "patito" lo seguía de un lado a otro sin detener sus insinuaciones, coqueteos ni roces para nada discretos. No importaba que Spreen lo rechazara mil veces. Él solo parecía querer acercarse aún más.
Pero lo peor no era eso.
Lo peor era que cada vez que Quackity se acercaba. Al mismo tiempo Roier se alejaba.
Ya hasta parecía ser más Manager de Quackity que de Roier.
Por suerte, pudo encontrar un momento de paz cuando perdió al chico de Beanie por la compañía porque un director había llamado al Manager.
El hombre le dejó a su cargo el libreto de una nueva serie para la que Roier había firmado y debía prepararse.
Era el momento perfecto para hablar con él.
— Roier.
Le habló cuando ingresó al camerino del actor.
Éste se encontraba ocupando el sofá mientras miraba su celular bastante concentrado. A su alrededor habían restos de paquetes de comida chatarra la cual era otro regalo del Staff.
Y Roier obviamente estaba fingiendo que no lo escuchaba.
Pero el mayor volvió a intentarlo.
— ¿Podes dejar el celular un momento?
Y el actor, sin siquiera verlo, respondió:
— ¿Qué quieres?
Ok, no se esperaba que Roier le hablara de forma tan seca y cortante. Esa no era su personalidad de siempre.
Sin duda Roier estaba enojado.
Pero Spreen no iba a dejar las cosas así. Por eso mismo, en un movimiento rápido le quitó el teléfono al más jóven. Levantándose de su lugar y alejándolo de su alcance. Y Roier lo siguió.
— ¡¿Qué te pasa, pendejo?!
Exclamó el menor mientras intentaba alcanzar su móvil. Pero Spreen se aprovechó de su gran altura, elevando el aparato hasta por encima de su cabeza.
Entonces pudo ver qué era lo que Roier veía tan seriamente en su teléfono.
— ¿Estabas jugando al Candy Crush? ¿En serio?
— ¡¿Y eso a ti que te importa?! —Se quejó el menor mientras se ponía en puntas de pie para alcanzar su celular. Pero a pesar de tener una altura similar, Spreen aún le ganaba por pocos centímetros. La única persona que podía llegar a su altura y sobrepasarla era el Mariana.— ¿Por qué no te metes en tus propios asuntos? O mejor vete con Quackity para que la pasen Tan bien.
Roier no podía controlar las cosas que decía cuando estaba enojado. Así que no se dió cuenta de lo celoso que había sonado eso y de que había expuesto parte de la conversación de ambos chicos.
Y Spreen estaba sorprendido. Era la primera vez que veía así al menor pero le parecía todo muy inmaduro.
Así que guardó el teléfono en el bolsillo de su sudadera y agarró el libreto que había traído consigo para dárselo de mala gana al actor.
— Por si no sabías, mis asuntos son encargarme de tu puto trabajo mientras vos estás haciendo berrinche por cualquier cosa.
Escupió con molestia. Y Roier observaba los papeles con confusión.
Pero aún seguía enojado.
— ¿Y ahora qué? ¿Vas a castigarme sin mi teléfono como si fueras mi pinche papá?
Habló de forma burlona hacia su Manager pero se detuvo cuando lo vió dudar.
No.
— Sí.
— ¡Estás de broma! —Exclamó el castaño, volviendo a acercarse al más alto pero éste se alejó hacía la puerta de salida.— ¡No puedes hacer eso!
— Sí puedo y te lo voy a devolver cuando te calmes y quieras hablar conmigo. Mientras tanto podés divertirte aprendiendote tus líneas.
Spreen le sonrió de forma cínica y Roier nunca tuvo tantas ganas de golpearlo hasta ahora.
El Manager abrió la puerta listo para salir.
— ¡Chinga tu m-
Y la cerró en el momento justo.
Esa conversación no había salido muy bien después de todo.
Lo único que voy a decir es que
PURA PINCHE RIVERS Y A LA VERGA.
LA ROBADA DEL AÑO HIJOS DE PUTA. LE DEBEN UN CINTURON A MI POLLITO Y NO ME LO VOY A OLVIDAR JAMÁS.
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