[ 16 ]
— ¡Corte! ¡Buen trabajo!
La voz del director se escuchó fuerte y clara en cada lugar del set preparado en el parque.
Y Spreen por fin podía relajarse ya que eso significaba que se habían acabado las interacciones con Quackity por ese día.
Ya llevaban una semana trabajando con él. Y Spreen al principio había intentado que le cayera bien pero ahora simplemente lo veía como una persona tan insoportable.
El chico siempre estaba en todos lados. Siempre tenía que estar cerca de Roier o de él. Haciendo chistes ridículos o bromeando sobre Spreen.
Sí, se burlaba de él.
"Roier, dile a tu Manager que sonría más."
"¿Acaso habla? Spreen, eres un antisocial."
"Oye, Oso gruñón. Te estoy hablando..."
Y Spreen ya no lo aguantaba. Suficiente era cuidar al inquieto y energético Roier. Ahora también debía tener a un enano molesto cerca suyo.
¡¿Acaso él no tenía un Manager para molestar?!
— Roier, buen trabajo. —Halagó un chico del Staff, acercándose al actor.— ¿No tienes frío? ¿Dónde está tu abrigo?
El castaño había dejado su abrigo con Spreen porque no podía grabar con eso encima. Así que su Manager, al escuchar la pregunta del chico, se acercó con el abrigo en mano para llevárselo al actor pero alguien fue más rápido.
Y por decir Alguien se refería a Quackity.
— Aquí tienes, Ro. Toma el mío.
El chico de gorro se había acercado al menor para colocarle su propio abrigo sobre los hombros antes de que el más alto llegara.
— Gracias, Patito... Pero ¿Qué usarás tú?
— Tranquilo. No tengo frío.
Fue inevitable para Spreen hacer una mueca con sus labios al ver ese momento.
Spreen debería estar feliz de que Roier ahora enfocara toda su atención en su amigo. Ya que sino lo estaría molestando a él sin parar.
¿Pero a quien iba a mentirle?
Se había acostumbrado a tener al menor rondando a su alrededor, a tener que cuidarlo todo el tiempo y protegerlo, que ahora se sentía raro.
Porque antes Spreen siempre era el primero en correr a la ayuda de Roier hasta en esos momentos donde solo necesitaba su abrigo. Pero ahora tal parece que Quackity siempre le ganaba.
Así que Spreen apretó la prenda entre sus manos y se volteó para dar unos pasos y dejar el Estúpido abrigo en los Estúpidos asientos porque el Estúpido de Quackity había sido más rápido.
"No lo soporto."
— Oye... ¿Has visto a Spreen?
Preguntó Roier hacia su amigo pero éste negó sin darle mucha importancia, para luego seguir hablando con uno de los actores de reparto.
Entonces el castaño giró en su lugar buscando con la mirada al Manager sin conseguirlo.
Spreen se encontraba cruzado de brazos, sentado detrás de las cámaras esperando a que ambos amigos volvieran para ya irse. Y estaba muy perdido en sus pensamientos de odio como para darse cuenta de que Roier lo estaba buscando.
— Oye, ten cuidado con eso.
Avisó uno de los trabajadores a un joven empleado que estaba llevando consigo una gran luz.
Y Roier también estaba muy distraído buscando al mayor como para no notar cuando el joven se tropezó y dejó caer el objeto. Solo lo hizo en el momento exacto en que vió el tubo que sostenía la luz acercarse con bastante velocidad hacia él.
— ¡Roier!
El grito sacó de sus pensamientos a Spreen. Que sin dudar ni por un segundo se levantó para rápidamente acercarse al lugar de donde provino.
Allí estaba el actor, sosteniendo una de las luces con dificultad ya que, al parecer ésta había golpeado la frente del menor. Tenía una marca roja que lo confirmaba y varios empleados preocupados rodeándolo.
— Ro-
— Roier ¿Estás bien?
Spreen se había metido entre las personas para llegar hasta el actor pero cuando ambos se vieron, Quackity ya se encontraba delante del castaño. Tomando su rostro entre sus manos.
— E-estoy bien. Solo fue un golpe...
Respondió Roier tranquilizando a su amigo y dándole una pequeña sonrisa. Pero sus ojos lo traicionaron y se enfocaron en su Manager con una mirada de pena.
Y Spreen se sintió culpable por no haber evitado esa situación.
~ • ~
— ¿Por qué tienes esa cara?
Se atrevió a preguntar el actor cuando él y su Manager ya se encontraban en la sala de preparación.
Spreen estaba de pie frente suyo mientras Roier se encontraba sentado, manteniendo su rostro en alto para que el mayor pudiera examinar y curar la herida que se había abierto en su frente.
— No sé de qué hablas.
Respondió el más alto, mientras con una mano sostenía el rostro ajeno y con la otra pasaba delicadamente un algodón húmedo sobre la herida.
— No te hagas menso. Tienes esa cara de "Odio a todos" de nuevo. —Spreen bufó ante la explicación ajena y Roier lo señaló.— ¿Ves? ¡Allí está!
— Esa es mi cara habitual, Roier. No te muevas...
Murmuró lo último, cambiando de lugar su mano hacia el mentón del castaño para poder levantar aún más su rostro. Roier solo soltó un suspiro cansado en respuesta.
— En serio, wey. ¿Qué te sucede? —Preguntó nuevamente el actor estirando su labio inferior en un puchero.— Estás ignorandome...
"Vos estás ignorandome" quiso responder Spreen pero se lo ahorró.
En cambio, simplemente ignoró su pregunta.
— Creo que ya está. ¿Te duele en algún otro lugar?
Roier frunció el ceño cuando el mayor no quiso responder su pregunta. Así que decidió aprovecharse de sus palabras.
— Sí...
Spreen estaba botando los trozos de algodón usados en la basura pero cuando escuchó su respuesta, se giró con una mirada llena de preocupación.
— ¿Dónde?
— Aquí. —El actor llevó su mano hacia su pecho. Para ser más exactos, donde se encontraba su corazón.— Me duele porque me estás ignorando...
El mayor puso sus ojos en blanco al escucharlo pero a la vez apretó sus labios para no reírse de la estupidez que acababa de decir.
— Roier, sos un pelotudo.
Pero cuando le habló al menor, no pudo evitar que una pequeña risa se le escapara mientras lo decía.
Y los ojos avellana de Roier se iluminaron con felicidad al haber logrado hacer reír a Spreen.
Pero toda esa situación no pasó desapercibida para alguien que observaba atentamente todo desde el umbral de la puerta.
— ¿Querés tomar algo caliente?
Preguntó Spreen al actor.
— Sí, gracias.
— Yo también quiero.
Dijo una tercera voz uniéndose.
Quackity había entrado repentinamente, asustando un poco al Manager.
— ... Está bien.
Respondió Spreen, volviendo a su estado natural de odio porque ese chico molesto había vuelto.
¿Que no tenía cosas mejores para hacer?
— ¿Cómo te sientes, Culón?
¡¿Y QUÉ CARAJOS ERA ESE APODO?!
— Bien, Patito. Spreen cuidó de mi.
Contestó Roier como si nada. Mientras el mayor de los tres se volteaba para acercarse al calentador de agua y comenzar a preparar dos té.
— ¿Ah, sí? Que bueno. He oído que te metiste en muchos problemas últimamente. —Su amigo se sentó junto al castaño.— Al parecer no has cambiado nada desde que aún estabas en esa banda...
Spreen comenzó a vertir el agua caliente en una de las tazas mientras escuchaba la conversación de ambos chicos.
— Ahh... Sí. Aunque en esos tiempos era horrible. —Confesó Roier dejando caer su cabeza sobre el respaldo del asiento. Recordando los viejos tiempos.— Pero por suerte estabas tú allí.
Y el Manager se tensó al escuchar aquellas palabras.
Porque en algún punto, Roier le había dicho algo similar a él y creyó que eso era especial. Pero no, porque también existía Quackity.
Pues, el no ser afectado por la maldición quizás lo había hecho sentirse algo importante. Pero no era el único.
Entonces escuchó la risa de Roier. Seguro la había provocado algún tonto chiste de Quackity.
Y eso lo hizo pensar que, mientras él solo era importante por la maldición. Quackity resaltaba por muchas otras cualidades.
El chico era atractivo, gracioso, atento y exitoso.
Mientras que Spreen solo era... Un aburrido Universitario.
Y ese simple pensamiento lo hizo sentirse decaído.
Y bastante distraído porque no se dió cuenta cuando la taza se llenó de agua caliente, desbordando la misma y provocando que su mano sufra las consecuencias.
— ¡Puta madre!
Exclamó al sentir la quemadura. Alejando rápidamente el calentador de agua.
— ¿Qué pasó? ¿Te lastimaste?
Roier se apresuró en acercarse al Manager para ver lo que había sucedido.
— Solo se me cayó un poco de agua. No es nada.
— A ver, déjame ver.
Spreen quiso negarse pero Roier ya había agarrado su mano con delicadeza para ver la zona afectada.
— Mierda, tu mano está roja...
— No es nada. Ya me arreglo solo.
— Puedes ponerte ésto para no sentir dolor.
El actor ignoró las palabras del más alto y tomó una de las latas de bebida que se encontraban en una pequeña nevera y la acercó a la mano ajena.
Pero Spreen la quitó.
— Roier, basta. —Habló firme, ganándose una mirada de sorpresa del menor.— Te dije que ahora lo arreglo solo.
Spreen no quería hablarle de tan mala manera a Roier pero tenía muchas cosas en la cabeza con las cuales debía lidiar. Así que, sin decir nada más abandonó el cuarto bajo la mirada de ambos amigos.
Roier se quedó perplejo por la forma en la que el mayor lo había tratado. Le recordaba a los primeros días.
De repente el silencio fue interrumpido por un silbido.
— Incómodo...
Murmuró Quackity, el dueño de dicho sonido.
~ • ~
Spreen era un idiota.
Un completo idiota.
Eso es lo que pensaba mientras mojaba su mano bajo el lavamanos del baño. Intentando deshacerse del ardor en su piel.
Pero no era un idiota solo por haberse lastimado de esa manera. Sino también por dejar que las emociones lo controlaran y haberle hablado así a Roier. Se suponía que debía ser su amigo.
Aunque ahora eso estaba en duda. Quizás debía seguir manteniendose solo como su Manager y ya.
Entrometerse de más en la vida de Roier era un problema que no estaba dispuesto a afrontar.
Cerró la llave del agua y observó su mano. Aún seguía enrojecida pero gracias al agua fría ya no ardía tanto.
Luego se miró en el espejo. Analizó sus facciones y mierda. Se veía peor que cuando debía asistir a sus clases.
Ese trabajo lo estaba matando.
De pronto vió por el mismo reflejo como la puerta del cuarto de baño se abría dejando entrar a alguien.
Spreen creyó que podía llegar a ser Roier pero estaba muy equivocado.
Porque era Quackity.
— Hola Oso gruñón. ¿Qué tal tu mano?
Habló el joven de forma divertida mientras cerraba la puerta detrás de él.
Spreen gruñó ante el apodo y lo ignoró por unos minutos buscando papel para secar sus manos.
— ¿Qué haces acá?
Preguntó de mala gana hacia el chico de Beanie.
— Solo vine a ver cómo estabas...
Entonces Spreen se volteó hacia él, incrédulo. Para después contestar de la forma más sarcástica posible:
— Ah, mirá. Qué considerado de tu parte.
Quackity rió y el Manager estaba dispuesto a abandonar el lugar cuando el más bajo tomó su muñeca evitandolo.
— En realidad... Quería preguntarte algo.
El más alto lo observó confundido y rápidamente se deshizo de su agarre. Pero eso solo provocó que el chico se acercara más a él.
— Así que tú y Roier son muy cercanos... —Comenzó a hablar Quackity mientras lentamente se acercaba a Spreen. El cual lentamente se alejaba, algo que era totalmente ridículo porque no debería sentirse intimidado por un tipo como él.— ¿Cuál es tu relación con él?
Soltó la pregunta tan repentinamente que el Manager se detuvo en seco aumentando su confusión.
— ¿Qué? ¿De qué mierdas estás hablando?
— Ay por favor Spreen. Somos adultos. —Dijo Quackity de forma burlona sin detener sus pasos hacia el mayor. Algo que incomodó más al Argentino.— Tú y él se comportan tan ridículamente cursi como para solo ser un Manager y su Artista.
Spreen se sorprendió ante la confesión del más joven. Y se preguntó...
¿Realmente era así?
El Manager nunca se había puesto a pensar en sus acciones y las del actor. Pero dudaba de que realmente fueran así las cosas.
— Vos mismo lo dijiste. Roier y yo solo somos un Manager y su Artista. —Lo enfrentó el más alto. Sin alejarse del chico porque no quería seguir sintiéndose intimidado por él.— No pasa nada entre nosotros y tampoco va a pasar.
Ahora fue turno de Quackity para verse sorprendido por la respuesta del mayor. Pero su semblante rápidamente cambió a uno divertido mientras soltaba una pequeña risa.
— Oh ¿En serio? Entonces eso hace las cosas más fáciles...
Quackity no paraba de confundir a Spreen. Quién ya no entendía a qué se refería.
¿Quackity quería saber si Roier estaba libre?
— ¿Qué chotas significa eso?
Preguntó indignado por pensar que el más bajo solo estaba buscando meterse con Roier. Pero se arrepintió al instante en el que vió como Quackity se acercó mucho más a él, invadiendo su espacio y acorralandolo contra el muro detrás de él.
— Significa qué... Quiero que dejes al pendejo de Roier para que trabajes conmigo. —El menor apoyó una mano detrás de Spreen y otra en el pecho ajeno. El Manager estaba sin palabras.— Y te prometo que va a ser mucho más divertido...
Quackity le sonrió de una manera que no quiso descifrar.
Entonces Quackity no estaba interesado en Roier. Él estaba interesado en...
Oh... ¡¿QUÉ?!
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