Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[ 15 ]

Al otro día de haber dejado las cosas en claro y del pequeño incidente con Juan. Ambos chicos se encontraban desayunando con pocas energías.

Pues la charla que tuvieron había durado hasta la madrugada. Olvidándose por completo que al siguiente día debían despertarse temprano para seguir con sus respectivos trabajos.

Spreen tenía unas grandes ojeras y deambulaba más perezoso de lo normal.

Roier tenía suerte de que Rivers sea muy buena maquillando porque logró tapar las bolsas oscuras bajo sus ojos.

— ¡Spreen! ¡Mira! —Lo llamó Roier cuando el Manager recién estaba entrando en su "camerino". El joven actor levantó una bolsa de papel para mostrarsela.— Los integrantes del Staff me obsequiaron dulces y algunas galletas. ¿No son adorables?

Extendió la bolsa hacia el mayor, y éste la tomó asombrandose por la cantidad de cosas que contenía.

Era mucha comida chatarra.

— ¿Quieres alguna?

— No, gracias. Son tuyas. —Rechazó amablemente aún sosteniendo la bolsa.— ¿Querés que las dejé en el auto?

— Mmm... Creo que eso estaría bien. —Aceptó el menor. Pero para sorpresa de Spreen, éste señaló una pila de bolsas y cajas detrás suyo.— También puedes llevar esos.

El Manager se quedó perplejo ante la gran cantidad de regalos que le habían dado al actor.

Perfecto, gracias a su gran bocota ahora tenía que llevarlos todos.

El chico se maldijo a si mismo mientras se acercaba a los regalos para comenzar a llevar las cajas al auto.

De camino al estacionamiento, la charla de la noche anterior volvió a su mente junto con la siguiente duda: ¿Por qué Spreen no se veía afectado ante la maldición?

Era obvio que no tenía ningún tipo de parentesco con Roier. Se lo podría preguntar a sus padres pero estaba más que claro. Bueno, quizás una pequeña consulta no estaría de más.
Pero cambiando de tema, ahora comprendía porque Roier se había apegado tanto a él.

Spreen era la única persona que lo trataba normal además de su familia.

Posiblemente Roier ya estaba cansado de tener personas adorandolo siempre y solo quería amigos sinceros. Y el Manager no perdía nada siendo su amigo.

— ¡Oye! Mira por dónde caminas.

Exclamó una chica del Staff cuando Spreen, en una mezcla de distracción y sueño, casi se choca con ella en el pasillo.

— Perdón. No-

— Olvídalo.

Contestó la joven con molestia provocando que Spreen suspirara evitando decir algún insulto.

Hace varios días había notado que al ser el nuevo Manager de Roier y a la vez ser tan estricto con las personas que lo rodeaban. Había terminado cayendoles mal a gran parte de sus fanáticos y a los miembros del Staff.
Así que no le sorprendía la reacción de la chica.

Solo la ignoró y siguió su camino pero siempre tenía que pasar algo.

— ¡Mierda!

Soltó cuando chocó contra algo (o alguien) y las cajas de regalo terminaron desplazadas en el suelo.

Rápidamente se inclinó para comenzar a agarrarlas.

— Verga, lo siento. No te vi.

La nueva voz llamó su atención. Y cuando levantó su mirada se encontró con un chico de cabello negro, baja estatura y un gorro de lana cubriendo su cabeza.

Entonces Spreen lo observó confundido porque nunca lo había visto por allí antes. El Manager también notó que su ropa era de marcas realmente reconocidas y que llevaba algo de maquillaje en el rostro.

Quizás era un nuevo actor...

El desconocido también se inclinó para tomar algunas cajas y extenderlas hacia sus manos como estaban antes de caerse.

— Toma. —Spreen agarró los regalos aún confundido.— Disculpa, ¿Te conozco de algún lado?

Preguntó repentinamente el chico más bajo mientras observaba al Manager de arriba a abajo.

Eso puso nervioso al Argentino.

— No... Creo.

Murmuró torpemente en respuesta. Entonces el joven soltó una pequeña risa por la manera en la que lo dijo.

— Ah, está bien. Quizás estoy confundido. —Y el chico siguió caminando no sin antes palmar su hombro y saludarlo de forma risueña.— Nos vemos...

Spreen se quedó unos minutos quieto en el pasillo, viendo hacia donde se había ido el desconocido.

Eso había sido raro.

~ • ~

— ¡Hola! Disculpa...

La miembro del Staff se volteó ante el llamado encontrándose con uno de los más conocidos actores del momento.

— ¡Oh, Quackity! Creí que vendrías en una semana. —Habló la chica mientras seguía con su trabajo de acomodar algunas luces para la grabación.— ¿Que necesitas?

La joven parecía no estar prestando mucha atención al actor, así que Quackity tomó uno de los focos que la chica iba a agarrar. Provocando que sus manos se rozaran y el rostro de la menor enrojeciera.

Quackity solo le sonrió.

— Quería saber dónde se encontraba Roier. ¿Tú sabes dónde está?

Preguntó inocentemente mientras se acercaba a la joven para conectar el foco donde debía.

— E-está en su camerino... —Respondió nerviosa, dandole la información que necesitaba.— Bajando las escaleras.

Quackity volvió a sonreír pero ésta vez satisfecho.

— Muchas gracias. Te lo debo.

Agradeció para luego darse la vuelta con el fin de dirigirse hacia dicho lugar.

— P-pero es probable que no puedas verlo.

Entonces el chico se detuvo en seco y observó de reojo a la joven.

— ¿Por qué?

La empleada suspiró pesadamente y volvió su vista hacia los focos de luz.

— Tiene un nuevo Manager que es realmente molesto. —Explicó recordando al tipo con el que se había topado esa mañana.— No deja que nadie interactúe con él. Es muy mandón y siempre pone excusas cuando queremos ver a Roier. Así que mucha suerte.

El actor escuchó atentamente cada palabra de la joven y finalmente asintió sin problemas.

— Tranquila, no te preocupes por él. Y gracias por hacermelo saber...

Y con eso último, emprendió nuevamente su camino hasta el camerino del castaño.

Hacía tiempo no lo veía.

~ • ~

Cuando finalmente cerró la puerta trasera de la Van y revisó su celular para corroborar la hora. Spreen se dió cuenta que solo faltaban casi 10 minutos para la grabación de Roier.

Debía darse prisa.

Así que a paso rápido, abandonó el estacionamiento para adentrarse nuevamente a la compañía.
Casi corrió por los pasillos, intentando no chocar a nadie más como lo había hecho horas antes. Hasta que llegó a los camerinos.

Y lo vió.

Un chico estaba a punto de ingresar al cuarto de preparación de Roier sin ningún tipo de supervisión.

Oh no, otro fanático loco.

— ¡Eh! ¡Vos! ¿Te perdiste?

Quizás no fue la mejor manera de hablar de Spreen pero así debía tratar con ese tipo de personas. Pero entonces el muchacho se volteó sorprendiendo a Spreen.

Era el chico del gorro.

— Oh, hola de nuevo. —Volvió a saludar de forma risueña.— Así que tú eres el nuevo Manager de Roier. ¡Sabía que de alguna parte te me hacías conocido!

El más bajo aún tenía su mano en el picaporte. Si el mayor se descuidaba, éste podría abrir la puerta y no sabría que sucedería.

— Sí, lo soy. —Respondió cortante. Intentando acercarse lo más posible al desconocido para poder evitar que ingresara al cuarto.— ¿Necesitas algo de Roier?

— No, en realidad vine a saludar. —Contestó sin verse ni un poco intimidado. Eso descolocó a Spreen.— Está bien si solo entro. ¿No?

El Manager no estaba muy seguro. Pero sentía que el desconocido estaba jugando con él.

Entonces el joven bajó el pomo pero cuando estaba a punto de empujar. El más alto se movió con rapidez y puso su mano encima de la ajena para evitarlo.

Ante ésto, se ganó la total atención del joven. Quien lo quedó mirando perplejo.

Pero antes de que alguno de los dos pudiera decir algo. La puerta fue abierta desde dentro por la hermana de Roier.

— ¿Qué vergas sucede aquí?

Preguntó Rivers, observando a ambos chicos de forma sospechosa. Pero rápidamente fue interrumpida por alguien más.

— ¡QUACKITY!

Exclamó el castaño al reconocer a su viejo amigo.

Roier se levantó de su asiento y corrió hacia el más bajo de forma emocionada. Rápidamente envolviendolo entre sus brazos.

— ¡RO!

El susodicho llamado "Quackity" le devolvió el abrazo.

Todo bajo la espectante mirada de Spreen.

— ¿Cómo has estado? Hace tanto tiempo no te veía por aquí.

Ambos amigos comenzaron una cálida conversación entre ellos. En la cual, Spreen descubrió varias cosas.

Primero: Quackity y Roier se conocían desde antes de su maldición.

Segundo: Ambos chicos se distanciaron un largo tiempo por trabajo. Al parecer Quackity estuvo en otro país.

Y por último:

Quackity no estaba afectado por la maldición.

Y eso era muy impactante para Spreen. El creía que era el único al que le pasaba eso pero al parecer no.
Luego tanto Roier cómo él se enteraron que Quackity estaba allí porque iba a ser su nueva Co-estrella en la serie que estaban grabando.

Y esa información fue suficiente para que Roier se emocionara como un niño pequeño.

A Spreen le alegraba que Roier tuviera alguien más que no fuera un idiota acosador.

Pero algo andaba mal.

— Quackity es muy gracioso. Tienes que conocerlo mejor.

Desde la llegada del amigo del castaño. Roier no había parado de hablar de él e intentar que Spreen fuera más amigable con el nuevo chico. Pero no podía hacerlo. Y eso tampoco se debía a ninguna razón en especial. Nada más así era su propia personalidad y punto.

Pero Roier parecía estar dándole más atención a su amigo que a él.

— Dios, Roier. Abrigate o te vas a enfermar. —El mayor lo ignoró mientras tomaba el abrigo costoso del actor para colocarlo sobre sus hombros. Roier sonrió agradecido por la acción de su Manager.— ¿Querés que te traiga un café o algo?

El día de hoy, la escena que debían grabar iba a ser en aire libre. Sin importar que estuvieran entrando en pleno invierno.

Roier iba a aceptar el gesto de Spreen pero al dúo se le sumó una persona más.

— ¡Chicos! ¿Quieren café? —Preguntó Quackity llegando a ellos con dos humeantes vasos en sus manos.— Está helando.

El chico extendió dicha bebida caliente hacia ellos y Roier la tomó sin dudar. Mientras que Spreen tardó un poco más en hacerlo.

— Gracias, Patito. —Agradeció el más joven de los tres y Spreen tuvo que voltearse para que Roier no viera como ponía sus ojos en blanco al escuchar el apodo cariñoso.— Pero no tenías que hacerlo.

— ¿Por qué no? Puedes pagarmelo luego...

Dijo Quackity guiñando un ojo en modo de insinuación. Roier soltó una carcajada y lo golpeó en el hombro.

Y Spreen estaba ligeramente asqueado con toda la situación. Se preguntaba cuando iba a terminar el rodaje para ya no ver ese tipo de interacciones pero por lo que Mariana le informó. Quackity estaría un largo tiempo trabajando con ellos.

"Me quiero morir."

— Pendejo, ni siquiera tienes que pagar por el café. Es grátis.

Respondió el castaño con obviedad mientras apoyaba un brazo sobre los hombros de su amigo.

— ¡Ey pero no me expongas así!

El joven actor de Beanie correspondió el gesto cariñoso pasando un brazo por la cintura de Roier.

Spreen observó la acción con el ceño fruncido.
Sí, de alguna forma le molestaba como ambos se llevaban porque... Bueno, no sabía exactamente por qué.

¡No tendría por qué molestarle!

Quizás solo le incomodaba tanto afecto. Sí, seguro era eso.

Y también el hecho de que tenía una leve sospecha sobre Quackity. Lo veía demasiado bueno para ser verdad.
Siguió pensando eso mientras veía como ambos chicos se alejaban para seguir con la grabación.

Y Spreen nunca tocó el café que le había llevado Quackity.

Ese chico tenía algo raro...


















Les voy a decir la verdad. Me están amenazando con una pistola para que suba capitulos. Ah

No, en realidad es la esquizofrenia de no ver a Roier en la Casa Madrid usando el código de 30% de descuento en la App. ☝️🤓

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro