[ 14 ]
— Fue como hace tres años atrás...
Spreen y Roier se encontraban ya dentro del departamento y el menor había comenzado a explicar el inicio de su maldición.
— La maldición apareció de repente cuando cumplí mis dieciocho años y en ese mismo momento me volví muy popular. —Ambos chicos estaban sentados en el sofá uno frente al otro, con tazas de café en sus manos para mantenerse lo suficientemente despiertos.— Y a la vez todo se puso muy difícil... Así que mi familia no dudó en ayudarme.
— Así que... lo que estás diciendo es que ¿La maldición apareció de la nada?
Preguntó el mayor, confundido y muy curioso. Ahora que había comprobado que era verdad quería saber todo. Todos los detalles.
— En realidad es más como que... Pasó a mi. —Trató de explicar Roier. Era la primera vez que tenía que contar todo ese tema con lujo de detalles sin que la otra persona lo tachara de loco.— ¿Tú conoces al actor famoso... Luzu?
— Ehh... No, creo que no.
Respondió sincero su Manager a lo que Roier hizo una mueca desentendida.
— Wow, neta vives debajo de una roca...
Spreen abrió la boca indignado, a punto de quejarse pero la risa de Roier no lo dejó.
— Ah, sí. Reite no más. Pelotudo.
— ¡Ey! Culero. Te lo tomas muy personal. —Respondió el castaño entre risas y cuando finalmente se calmó, prosiguió con la historia.— Bueno, igualmente hace un tiempo se retiró. Es normal que no lo recuerdes.
El Manager tomó un sorbo de su café escuchando muy atento las palabras de Roier.
— El era un muy respetado actor. Tanto por los fans como por sus compañeros. No había nadie que no admirara a Luzu. Pero también, esa admiración a veces se convertía en obsesión y allí es cuando comenzaban los problemas... —Roier se detuvo para también darle un sorbo a su propia bebida.— Era inexplicable como Luzu atraía a tantas personas. Él era buen actor pero no había razón para que la gente se obsesionara de tal manera con él.
— ¿Y eso que tiene que ver con vos?
Spreen no entendía porque le estaba contando sobre ese famoso actor.
— Porque yo heredé la maldición de él... Luzu es mi padre.
Los labios del más alto formaron una pequeña "o" de la sorpresa.
Entonces la maldición era solo hereditaria...
— Pará, si esto depende de la genética de tu familia... ¿Entonces qué sucede con Mariana y Rivers?
Se atrevió a preguntar. Porque si Roier tenía la maldición de su padre. Entonces ambos chicos también podían poseerla.
— En realidad no todos en mi familia lo tienen. Ellos están bien ya que, al parecer solo es algo que sucede con el más jóven del mismo grupo. Por ejemplo, mi padre era el más joven entre todos sus hermanos y primos así que lo adquirió.
Eso tenía algo de sentido porque, por lo poco que sabía Spreen, Rivers y Mariana eran unos años mayores a Roier y no tenía información sobre algún familiar suyo menor que él.
¿Quizás esa sea la respuesta?
— Y... ¿Qué es exactamente ésta maldición?
— Pues... Para mi es como una especie de "mala suerte" ¿Sabes? —Contestó intentando bromear para aligerar e ambiente.— Mi familia le llama "maldición" entonces también le digo así. Además lo hacen porque, es como que hechiza a las personas que nos ven. Cómo pasó con tus amigos...
No era buen momento para hablar sobre la vida privada de su Manager así que por eso decidió solo llamarlos "amigos". Además, Roier quería evitarse lo más posible el futuro regaño que le caería por andar chismoseando lo que Spreen hablaba con Juan.
— Pero él lado bueno es que no afecta a familiares de la misma sangre. Qué alivio ¿No?
Claro, por eso en la compañía Roier trabajaba rodeado únicamente de su familia. Y también eso explicaba el raro cuestionario que le hizo Mariana a Spreen la primera vez.
Porque Spreen no se veía afectado por la maldición... ¿Pero por qué?
La duda se borró de su mente cuando Roier volvió a hablar.
— Cuando mi padre se enteró de lo que me pasaba, trató de esconderme. Solo quería protegerme de los demás...
Dijo con voz melancólica. Porque Roier en ese tiempo había sido muy inocente para entender lo que pasaba entonces, en el momento se enfureció con su padre al respecto.
— Pero no lo hiciste.
Se animó a decir Spreen para que el menor no se perdiera en un mal recuerdo.
— No... Peleé mucho con mi padre porque cuando la maldición apareció yo estaba iniciando una carrera musical. Estaba en una banda y no teníamos mucho reconocimiento así qué...
— Quisiste aprovechar la maldición...
Terminó por decir el mayor ganandose una mirada de vergüenza por parte del actor.
— Sí... Y no se que hubiese pasado conmigo si mi familia no me apoyaba con eso. Quizás hubiese huido hace tiempo... —Roier bajó su mirada a la taza de café a medio terminar porque se sentía muy avergonzado de confesar todo eso. El actor había sido muy inmaduro en su juventud y no había medido las consecuencias de sus actos.— Tú crees que tomé una decisión estúpida ¿Verdad?
Roier no quería enfrentar la mirada de pena del mayor. Sabía que pensaba eso. Hasta él lo pensaba de si mismo.
Quizás tuvo que haberle hecho caso a su padre...
De repente, la taza de café desapareció de sus manos. Spreen la había agarrado junto a la suya y las dejó delicadamente sobre la mesa antes de hablar.
— Yo no creo eso. —El actor levantó su mirada con ilusión al escuchar las palabras ajenas.— ¿Por qué te ibas a rendir a tus sueños por una cosa así? Sí, concuerdo con que es una situación algo peligrosa pero... Es mejor arriesgarse que vivir una vida haciendo algo que no te gusta. Si eso es lo que Vos querías, entonces eso es lo que tenías que hacer.
Spreen habló tan firme y serio como siempre. Pero sus palabras sinceras ocasionaron muchas cosas en Roier.
Hasta ese momento se había estado culpando sin parar por haber tomado esa decisión cuando era más jóven. Sentía que le había fallado a su padre, que le daba mucho trabajo a su familia y que merecía todo lo malo que le pasaba.
Pero nunca había vuelto a pensar en lo que realmente quería en aquel tiempo.
Roier quería ser famoso como su papá. Quería que las personas lo amaran y lo tomaran en cuenta tanto como él.
Pero ahora... ¿Aún quería eso?
Aunque más importante que todo eso era que al fin alguien más que su familia le creía.
— ¿Spreen... Tú realmente me crees?
El joven Manager asintió sin problema.
— Honestamente, al principio no. —Confesó el más alto logrando que Roier suelte un sonido frustrado.— Pero luego de ser espectador de varias situaciones trabajando con vos... Puedo decir que tenés razón. No sé si se le pueda llamar "maldición" pero sin duda algo raro pasa.
Cuando Spreen terminó de hablar y enfocó su mirada en el rostro ajeno. Vió el momento exacto en el cual los ojos color avellana brillaban por la acumulación de lágrimas. Pero no se esperó el siguiente movimiento del menor.
— ¡Ay, Spreen!
El joven actor se lanzó hacia el mayor en un abrazo que Spreen no pudo esquivar por la velocidad del mismo. Entonces lo atrapó.
Pero aún así perdió el equilibrio y su espalda chocó con los almohadones del sillón, dejando a Roier encima suyo totalmente aferrado a su torso.
— ¡¿Que estás haciendo?! —Exclamó el Argentino con el fin de llamar la atención del Mexicano. Pero fue un acto fallido. Roier mantenía su rostro escondido en el pecho ajeno.— ¡Roier, soltame! ¡La puta madre!
Spreen ya no aguantaba. Debía sacarselo de encima.
Así que puso ambas manos en los hombros del menor listo para empujarlo pero en ese mismo instante el chico levantó su rostro, dejando ver las lágrimas que corrían por sus mejillas y terminaban humedeciendo la camiseta de Spreen.
Mierda, no podía hacerle eso.
— G-gracias...
Soltó Roier en un hilo de voz mientras se aferraba aún más al cuerpo del mayor. Y Spreen simplemente no podía alejarlo. Por lo menos no ésta vez.
Así que el Manager dejó caer su cabeza hacia atrás liberando un largo suspiro y relajando su cuerpo bajo el agarre del menor.
— Tenés que dejar de agradecer por todo.
Roier sonrió con pena al escucharlo y volvió a acomodar su rostro sobre el pecho de Spreen soltando un sonido nasal por el llanto.
Por un momento olvidó que Spreen solo era su Manager Temporal.
~ • ~
— Te dije que te quedes en el auto.
Spreen ya se encontraba nuevamente sentado en el sofá. Pero Roier aún seguía aferrado a su costado.
Cuando el menor había dejado de llorar, Spreen intentó quitárselo de encima pero era imposible. No lo parecía pero Roier a veces tenía mucha fuerza.
Claro, cuando él quería...
Porque en otros momentos estaba llorando por la ayuda de Spreen para que le abriera un tarro de mermelada.
— Ni siquiera me explicaste por qué. ¿Y si ese chico te hacía algo?
Preguntó el actor preocupado. Pero Spreen se burló de la pregunta.
— ¿Cómo podría hacerme algo si él apenas llega al metro sesenta?
Quizás no debería burlarse de la altura de su ex novio, pero tenía razón.
Juan podía manipularlo todo lo que quisiera pero si quería hacerle algo primero debía pararse sobre un taburete o algunas cajas.
Enano de mierda.
— Te sorprendería lo que puede llegar a hacer un enano...
Respondió Roier con voz temeraria a lo que Spreen tuvo que morderse el labio inferior para no soltar una risa.
— Uff, sí. Que miedo.
Soltó lleno de sarcasmo mientras posaba su mirada en los ojos ajenos.
Roier lo observaba desde abajo así que la imagen de él levantando su rostro para poder verlo era algo... Tierna.
Ugh, sí. Spreen debía estar enfermandose como para delirar de esa forma.
— ¿Estás bien?
— ¿Qué?
Preguntó el Manager volviendo a la realidad. No sabía a qué se estaba refiriendo. Y alejó su mirada de la ajena para no distraerse.
— Si estás bien luego de eso... Lo que pasó con Juan...
Para que Roier preguntara tal cosa significaba que había escuchado lo suficiente de su conversación con su ex pareja.
Y de repente las ganas de empujarlo volvían a su ser.
— ¿Escuchaste todo?
Por suerte, el actor deshizo el abrazo primero para responder con timidez:
— Un poquito...
Mientras hacía una seña con sus dedos.
Y Spreen comenzaba a pensar que la próxima vez tendría que trabar todas las puertas del auto.
Pero ya no había vuelta atrás. Debían hablar sobre eso.
— Sí, estoy bien. No es algo que no haya pasado antes. —Respondió finalmente a la pregunta del menor.— Mi ex es un poco... Intenso. Y cuando se pone celoso es peor. Discutíamos mucho sobre eso cuando aún éramos pareja y en algún momento la relación se desgastó.
Roier asintió lentamente comprendiendo la situación pero aún tenía algunas preguntas pendientes.
— Y... ¿No pensaste en volver con él?
— No... —Un dudoso sentimiento de tranquilidad se instaló en Roier al escuchar la respuesta pero pronto éste mismo desapareció.— Bueno... En algún punto lo pensé. Creí que sí él realmente cambiaba podríamos volver a empezar.
Al actor le decepcionó la respuesta pero fue bueno ocultando su reacción.
¿Por qué debería molestarle eso?
Spreen podía salir con cualquier persona que quisiese y eso no debería de importarle a Roier... Pero de todas formas lo hacía.
— ¿Aún... piensas eso?
Entonces Spreen volvió a hacer contacto visual con el más joven. Y en el fondo sospechó que esa pregunta significaba varias cosas a la vez.
¿Aún pensaba de esa manera en Juan?
Ya había pasado un año y para ser honestos, los primeros meses sí habían sido difíciles. Realmente había extrañado a Juan.
Pero ahora todo era diferente.
— No, ya no.
Respondió honestamente. Y Roier suspiró sin darse cuenta.
Perdón por este jumpscare de actualizaciones es que Ay, me moría de ganas por llegar a ésta etapa en el manga. Estamos entrando en mi fase favorita y me muero por adaptarla a ellos. Meperd0nan¿
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro