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Parte 3

Han pasado casi tres meses desde mi último encuentro con Harley Quinn, el recuerdo que tengo de ella se desvanece con cada día que pasa y los bellos momentos que he vivido con Rebecca me hacen olvidarla lentamente.

La noche ya ha marcado su presencia en Gotham City.

Es una típica noche de día viernes. Puedo ver desde la ventana de mi oficina el movimiento de las personas en busca de un bar para emborracharse y pasarlo bien, ignorando la criminalidad latente de esta ciudad.

Me he sentido un poco solo durante éstas horas. Rebecca tuvo que salir temprano de la oficina, acordamos vernos mañana por la mañana.

Son las 22:00 horas. Ya es hora de salir, solo anhelo llegar a mi casa y dormir, ha sido una semana bastante agitado con los quehaceres del trabajo.

Para mi suerte, el guardia se encuentra en su puesto de trabajo.

Levanto la mano en un gesto de despedida, él por su parte hace lo mismo.

Salgo del edificio de la Empresa Stagg con bastante despreocupación, la presencia de varias personas circulando me hace sentir más seguro.

De hecho, había olvidado que traía la pistola debajo de mi abrigo.

Por donde mire, hay muchas mujeres ligeras de ropa acompañando a hombres a los bares.

No pienso juzgar el estilo de vida de la gente, no es de mi incumbencia y tampoco no soy quién para juzgar a los demás.

Camino por una avenida llena de bares y de vida nocturna, no es el recorrido habitual que tomo para llegar a mi casa, pero es el mejor camino para llegar sano y salvo.

Me detengo abruptamente al divisar a lo lejos a una mujer de características familiares que se acerca hacía mí..

Mi impresión es mayor al reconocer a Rebecca caminando con un hombre alto, bastante apuesto, cabello castaño y una barba arreglada de tono cobre.

Sin dudar, entro a un bar a mi derecha con mucha gente en su interior. Me siento en un puesto disponible de la barra.

Para mi mala suerte, ambos ingresan y se sientan en una mesa a metros de mi puesto a mis espaldas.

Por mi posición, no puedo salir libremente del bar sin que ella me vea. Prefiero tomar distancia y observar la situación a través de un espejo ancho que está al frente y que es utilizado por el barman.

Como distracción de este incómodo momento, me detengo a mirar a mi alrededor este bar.

Es un típico bar de ciudad con ladrillos desteñidos y luces tenues. El ambiente es muy ruidoso y me será imposible oír la conversación de Rebecca.

- ¿Qué se sirve amigo? - interrumpe el barman mi concentración sin cubrir el espejo.

- Tan solo quiero una cerveza - comento sin despegar la mirada del espejo.

Han pasado más de media hora y ambos no han parado de reír y de charlar.

No tengo odio ni sentimientos negativos contra ella. Me siento como un idiota, ¿Cómo no escuché a mis compañeros de trabajo?, ellos ya me lo habían advertido, pero, no quiero pensar mal todavía de Rebecca.

Quiero ver hasta donde llega esto.

Mientras pedía otra ronda. Repentinamente Rebecca y su acompañante salen del bar. Dejando una gran suma de dinero que cubren todos los gastos.

Ambos parecen muy ansiosos por salir. Espero a que pasen unos segundos y al igual que ellos, dejo unos billetes que cubran toda las bebidas que he consumido.

Los sigo a una distancia prudente. Cada vez más nos alejamos del área de bares.

Rebecca se ve mucho más emocionada que el tipo en su veloz caminata.

Para mi sorpresa, observando desde lejos. Rebecca cruza hacía la otra vereda de la avenida, dirigiéndose a un callejón obscuro.

Mi corazón late al ver este acto. Cruzo también la vereda y me asomo lentamente al callejón con la intención de no ser descubierto.

Mis piernas me tiemblan. Respiro profundamente al entrar por ese callejón obscuro de manera sigilosa.

No veo nada, la oscuridad total me impide ver. Tan solo debo confiar en el sentido del audio y del tacto.

Camino lentamente tocando la pared, procurando de no hacer el mínimo ruido.

- No te detengas, ¡Sigue!, ¡Sigue! - oigo la voz entusiasta de Rebecca.

Se oyen besos y una respiración agitada.

- ¡Te amo! - exclama Rebecca.

Me detengo al escuchar esas palabras. Mis piernas me paralizan.

La voz se oye a unos diez metros de distancia. No quiero seguir, he pecado de ingenuidad al creer que Rebecca realmente estaba enamorada de mí.

No quise aceptar la realidad, todos me lo habían advertido antes y yo no quise aceptarlo.

La ira se apodera de mí. Oigos gemidos, lo peor ya está sucediendo.

Retrocedo lentamente, pero me detengo al sentir la pistola debajo de mi abrigo.

- Está cargada - susurro.

Lentamente saco mi pistola y apunto en el mar de oscuridad del callejón. Mi sentido del audio me indica la posible posición de ellos.

Olvidaba lo placentero que era tener una pistola entre mis manos.

Sus gemidos aumentan, me siento asqueado por tener que presenciar esto.

Quiero jalar el gatillo, pero no puedo.

- ¿Qué me está sucediendo?, tan solo es jalar y listo. ¿Quién se va a enterar de esto?, ¿La Policía?, ¿Batman?.

Mis manos me tiemblan. Doy un pequeño respiro y guardo mi pistola.

- No seré un asesino, no volveré a ser como antes, no dejaré que Gotham City me corrompa.

Salgo lo más rápido que puedo de ese callejón.

Los gemidos de Rebecca resuenan en mi cabeza. Me destruye por dentro, quiero llorar.

Rebecca era todo para mí, era la mujer con quien deseaba pasar el resto de mis días con ella. Por ella decidí seguir el camino del bien, ¿Y ahora que me queda?, nada.

Corro hacía mi departamento para llegar en cuanto antes.

Quiero que este día termine de una vez.
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Camino con el cansancio de mis piernas. Estoy a metros de llegar a mi apartamento.

Lo que vi esta noche, parece un recuerdo lejano, no quiero pensar, quiero darme una ducha y dormir hasta mañana.

Luego de abrir la puerta , subo hasta el cuarto piso e ingreso a mi hogar.

Enciendo las luces y camino a mi habitación.

Nuevamente, enciendo las luces y mi corazón late rápidamente producto del susto al ver a una mujer recostada en mi cama.

- ¿Qué haces aquí Harley? - comento todavía asustado.

Doy un vistazo rápido por mi habitación. La ventana está abierta, ya sé como entró.

Harley, está recostada como una musa de una obra de una pintura. Sus piernas juntas y estiradas y su mano sosteniendo su cabeza, mientras que su otra mano sujeta su cintura sensualmente.

Su vestimenta es la misma de siempre: chaqueta roja, polera blanca con una franja roja, malla transparente en sus piernas y sus pantalones cortos.

- Veo que no has tenido un buen día - comenta Harley sarcásticamente.

- Eso no es de tu incumbencia - Me desvisto lentamente, dejando mi pecho al descubierto - y si no te molesta, te pediré que te vayas, no estoy de ánimos.

Ella se levanta y con ambas manos recorre mi torso desnudo.

- No me iré, me preocupas, estás triste y yo estoy aquí para consolarte.

- ¿Por qué harías eso por mí?, todas son iguales, tan solo somos unos títeres para ustedes - comento despectivamente.

- Pues para mí no lo eres - sujeta mi barbilla y me obliga a besar sus labios - eres mucho más que eso.

- ¿Dónde estuviste todo este tiempo? - me alejo un poco de ella.

- Cuidándote, no he dejado de mirarte. He visto cada uno de tus movimientos, sé que haz estado saliendo mucho con Rebecca, haz hecho mucho por ella y aún así esa arpía no supo apreciar todo lo que hiciste.

- Y esta noche tuve la oportunidad de matarla.

- Eso fue muy sexy - muerde su labio inferior - tu y yo podríamos ser muy buenos socios, piénsalo, ambos podríamos provocar el caos en Gotham City.

- ¡Basta! - la empujo hacía mi cama - no caeré en tus juegos, no seré tu títere.

- ¿Por qué una chica no puede ser amable con un chico sin que el tipo trate de molestarla? - Harley se pregunta en una suerte de monólogo.

- Por favor Harley, deja de jugar conmigo.

- Veo el odio en tus ojos y eso me excita, estás dolido y yo quiero sanar ese dolor. Tú no estás hecho para esto, naciste para ser un delincuente, un bandido. No puedes negar tu pasado (Y/N).

- ¿Qué quieres de mí? - la miro fijamente mientras adopta una pose sexy en mi cama.

- Quiero que pases el resto de tus días conmigo, saldremos por las noches a incitar el caos y la destrucción donde sea que vayamos, seremos la mejor pareja de todos los tiempos, incluso mejor que Bonnie y Clyde.

- ¿Qué tengo que hacer para aceptar este trato?, en realidad ya nada me importa. No tengo nada que perder, mi familia está lejos y de seguro nunca más la volveré a ver, Rebecca, la mujer que más amaba en este mundo se revolcó con otro en un callejón. Ya no puedo esperar nada de nadie.

Cierro mi puño.

- Hazme tuya, sellemos el trato con un gran acto de amor. Yo nunca te dejaré solo bebé tendrás mi más alta fidelidad y sumisión de mi parte. Soy toda tuya.

De inmediato, se arrodilla en la cama y se saca lentamente su chaqueta y la arroja lejos. En un suave movimiento se desprende de su polera blanca, mostrando su brassier rojo intenso.

En un gesto coqueto, me invita con su dedo índice.

Cegado por la excitación, no dudo en acercarme a ella y tomarla de la cintura.

Con mi mano izquierda aprieto sus mejillas y la beso salvajemente.

Forcejeando ligeramente, Harley se libera de mí.

- Así me gusta, sé más rudo conmigo, no te detengas. Ahora eres una nueva persona, ¡Libérate! - me mira con una expresión maniática.

Sin que pudiera reaccionar me arroja a la cama mientras ella está encima de mí. Sus uñas recorren por mi pecho y me generan un ligero dolor.

Por mi parte no me quedo atrás y tomo sus brazos, llevándome su cuerpo bruscamente hacía mí.

- Veo que ya entendiste como funciona esto - me mira a los ojos - ahora es mi turno.

Harley muerde mis labios con todas sus fuerzas, recordando esa magnífica sensación que viví en el Parque Robinson Sur.

A medida que aumentaba el dolor en mi boca, preferí olvidarlo y concentrarme en liberar a Harley de su brassier rojo.

Sus pechos encima de mi torso, hizo que aumenta mucho más mi líbido. La jalo del cabello mientras ella continúa mordiendo mis labios.

Ella parece disfrutarlo...

Esa fue la tónica de la noche, nuestros cuerpos desnudos se llenaron de llamas, el deseo y la lujuria nos hicieron llegar a nuestros límites. Nuestros gemidos nos unieron y el sudor de nuestros pechos nos hizo sentir como si estuviéramos en el mismísimo infierno.

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Al amanecer, durante mi intento de despertar. Noto que Harley está acurrucada en mi pecho.

Temblorosamente, acarico su espalda, tratando de no interrumpir su sueño.

Me siento más liberado. Volví a ser quien soy yo realmente.

Un delincuente...

Pensar que preferí cambiar de vida y convertirme en alguien de bien, ahora sé que no resultó.

- ¿Sucede algo (Y/N)? - oigo el susurro de Harley. Extiende su mano izquierda hacía mi mejilla y me acaricia levemente.

- Estaba pensando, es todo.

A los segundos después, recibo un mensaje en mi teléfono celular que se encuentra en la mesita de noche ubicado a la derecha de la cama.

Me separo un poco de Harley y agarro mi celular.

- ¿Quién es cariño? - pregunta Harley somnolienta.

- Es un mensaje de Rebecca, olvidé que tenía una cita con ella.

- ¿Irás? - noto un tono de enfado en su pregunta.

- No - respiro profundamente - ella ya no significa nada para mí, solo te necesito a tí.

- Eso lo que quería escuchar - se arrodilla en mi cama y cubre parte de su cuerpo con las sábanas.

- ¿Qué haremos esta noche Harley? - pregunto con una sonrisa confiada.

- Liberaremos el caos en Gotham City - muestra una sonrisa maniática - solos tú y yo.


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