6. EL SILENCIO DE LA BIBLIOTECA
Draco se pasó lo que restó de noche en vela, se miraba la mano con la que había rozado la cintura de Ron, por alguna razón no entendía lo que estaba pasando con él. Se sentía demasiado extraño con respecto a todo eso, aunque quería creer que lo único que buscaba era placer y nada más lejos de eso.
Cuando al día siguiente le pidió a Ron verse en la biblioteca por la noche, sobre las doce, se sintió incluso nervioso. Y aunque Ron no le respondió directamente, supo por su mirada brillante que allí estaría, esperando.
Cuando la noche llegó Draco llegó a hurtadillas hasta la biblioteca y esperó.
Ron iba más lento de lo que creía para llegar. Había conseguido dejar cao a Harry después de hablar más de una hora sobre cosas que en realidad no eran demasiado importantes. Tras conseguirlo había salido y por los pasillos, Snape había aparecido, en busca de algún alumno que estuviera fuera de su cama. Consiguió esquivarlo por poco, perdió más de diez minutos en ese simple acto.
Para cuando llegó a la biblioteca, media hora tarde, Draco se había quedado dormido sentado en una de las sillas. Se acercó poco a poco. Dormido, daba menos miedo que despierto, parecía indefenso, un niño pequeño. Se sentó frente a él para admirarlo, no es que no quisiera despertarlo para poder continuar con sus besos, sino que simplemente prefería verlo así, tranquilo y pacífico, con los mechones rubios un tanto despeinados. Y Ron también se quedó dormido, esperando.
—
Cuando Draco despertó después de varias horas le dolía toda la zona cervical. Al estirarse más de un hueso crujió en respuesta. Miró a Ron frente a él, con la cabeza apoyada sobre su brazo y los mechones rojos sobresaliendo por todos lados. Un latido, le pareció que acababa de parársele el corazón y por un momento llegó a asustarse.
Le acarició la cabeza con suavidad para despertarlo. Y con eso bastó para que el pelirrojo, que dormía en las peores condiciones, abriera los ojos. Se los rascó antes de mirar a su alrededor y cuando se fijó en Draco recordó como lo había estado mirando hasta caer dormido.
—¿Por qué no me despertaste? —preguntó el rubio, frunciendo el entrecejo.
—Porque parecías cansado —mintió Ron.
El rubio suspiro, amargado por el dolor de cervicales que tenía. Miró la hora en su reloj, marcaba las cuatro de la mañana, muy tarde, demasiado, pero no le importaba, iba a hacer lo que había venido a hacer.
—Deberíamos irnos a dormir, las clases empiezan pronto mañana —dijo repentinamente Ron.
Draco sintió que el ánimo se le desvanecía, quería estar con él un rato más, pegados, al menos quería poder besarle aunque fueran cinco minutos. Cuando Ron se levantó de su asiento, Draco hizo lo mismo y corrió hasta el otro lado, hasta dejarlo pegado a la mesa. Lo obligó a sentarse.
—¿Qué haces Malfoy?, mañana tenemos clases temprano —repitió Ron, por si acaso el estúpido Slytherin no había sido capaz de escucharlo.
Pero Draco lo había oído muy bien, y le daba igual lo temprano que tuvieran las clases esa mañana. Abrió sus piernas sobre el escritorio y se coló entre medio, sin llegar a rozarse, pero estando demasiado cerca como para no notar el aura el uno del otro. Ron tembló cuando Draco besó su labio inferior primero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro