5. ÉL ES UN CHICO
Ron despertó cuando el sol le rozó la cara. Los parpados se quedaban pegados por las pocas horas de sueño. Bostezó mientras estiraba los brazos. Recordaba las palabras de esa noche, el trato. No se había atrevido a darle una respuesta, al menos no aún, no se había negado, aunque no había aceptado realmente, tampoco.
No sabía besar, porque nunca antes había besado, pero estaba seguro de que si hubiera sido una chica preciosa de larga melena castaña habría podido hacerlo con facilidad. Ron respiró hondo mientras salía de la cama más cansado que el día anterior. Harry parecía estar animado, como siempre lo estaba.
Cuando llegaron al gran comedor para desayunar, Ron no se atrevió ni siquiera a levantar la mirada del suelo, como si sus zapatos viejos fueran lo más bonito que había en el lugar.
—¿Ron has dormido bien? Tienes la cara pálida —dijo Harry tratando de encontrar el motivo por el cual su amigo parecía no dormir últimamente.
Él se encogió de hombros en respuesta, no estaba muy seguro de contarle nada a su amigo, ni era algo que se pudiera decir tal a la ligera y eso es lo que más le aterraba.
Aquel día paso las horas muy callado, pensativo, trataba de imaginar el motivo por el cual lo había besado y el motivo por el cual el rubio había decidido besarle a él en concreto teniendo a tantas chicas locas por él.
Al llegar la noche se preguntó si era buena idea hablar con Harry creía que algo estaba mal con él y que, quizás, su amigo tendría respuestas que él no. Pero se contuvo y salió a hurtadillas, la habitación lo agobiaba, se sentía apretado entre esas cortas paredes, aunque muy en el fondo también sabía por qué lo estaba haciendo, por Malfoy, porque era como si algo lo encadenase a él.
—Supongo que esto es un "sí" al trato —dijo Draco a las espaldas de Ron.
Sintió un escalofrío surcándole la espalda. Pronto lo sintió demasiado cerca y dio un paso al frente para alejarse un poco. Se dio la vuelta y lo miró.
—No es ningún sí —escupió con rabia.
Draco dio otro paso al frente hasta que estuvo a escasos centímetros de Ron.
—Repítelo ahora —le pidió cuando cogió su boca con una mano y apretó su mandíbula.
Ron lo apartó de un manotazo, uno que solo sirvió para que Draco cogiese su brazo y lo inmovilizara a un lado de su cuerpo. Besó sus labios. Ron trató de acabar con aquel beso, pero era cálido, más cálido de lo que creía que podía ser. La lengua de Draco tenía un toque a menta, debido a la pasta de dientes. Ron dejó que aquel beso siguiera y el rubio lo observó mientras cerraba sus ojos, sus mejillas se ruborizaban y fruncía el entrecejo. No había visto a las chicas con las que se besaba ser tan dulces como él lo parecía, como si fuera un animalillo asustado. Aprovechó esa debilidad para coger su cintura, pero deshizo el agarre en el momento en el que se dio cuenta de que no era una chica, de que estaba besando a un hombre. Lo había sabido todo el tiempo, pero también era consciente de que una cosa era besar y otra muy diferente intentar tener algo más haya de un beso. Se alejó de él.
—Cuando quiera más ya te avisaré —dijo el rubio.
Ron apenas lo miró a los ojos, sentía que iba a explotar, el calor que había en su cuerpo parecía querer volverlo loco. Y no entendía esa reacción tan asustada de Draco ni lo entendió cuando se marchó sin más después de un beso en el que incluso su lengua había sido partícipe.
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