𝑸𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒃𝒆𝒔𝒂𝒓𝒕𝒆.
Jimin sonrió, totalmente sorprendido al ver la sencillez en la forma que Jungkook aceptaba su pobre invitación.
¡Es que vamos! Jungkook era un hombre millonario, poderoso, lleno de lujos y había aceptado pasar la noche en un pequeño departamento, dormir en una desgastada cama junto a un hombre.
—¿Seguro? —pregunto aún sorprendido.
—Sí, muy.
—Vale —Jimin se levantó del taburete y preparó un café para él. Siguieron hablando, riendo y dándose miradas en silencio.
Cuando el reloj marcó las doce de la noche, se prepararon para dormir. Jimin le pasó un short de pijama y una polera ancha para que Jungkook durmiera cómodo, además de darle un cepillo de dientes nuevo ya que no estaba preparado para quedarse fuera del lujoso hotel en el que se estaba hospedado.
—Woow —dijo Jimin, apenas vio a Jungkook salir del baño. Él estaba sentado en la cama— Te ves genial con ropa casual —realmente se sorprendió al verlo con menos ropa y notar toda su musculatura.
—Gracias —respondió algo avergonzado— Yo solo usa trajes, pocas veces llevo así —apuntó a la ropa que llevaba puesta.
—¿No es incómodo andar siempre de traje?
—U-un poco, pero yo acostumbrada —caminó hasta la cama y se sentó en ella.
—Deberías empezar a vestirte así, con cosas más simples o más cómodo. Me gusta. Digo... t-te ves bien —se levantó de la cama rápido y abochornado por sus propias palabras— Iré a cepillar mis dientes, ya vengo.
Cuando Jimin salió del baño aseado y con su pijama ya puesta, se sentó en la cama y se apoyó en el respaldo de ella, imitando la posición de Jungkook.
Comenzaron a hablar y reír de temas sin tanta relevancia. Para Jungkook era una experiencia totalmente nueva ya que nunca se desviaba de sus labores, y sus momentos libres eran tan reducidos que los ocupaba para ejercitar su cuerpo o simplemente dormir.
Luego de un largo rato, se volvieron a acomodar en la cama para quedar frente a frente, dejando apoyadas sus cabezas en las almohadas. Jimin se sintió repentinamente avergonzado por la cercanía de sus rostros.
—¿Tienes... —Jungkook hizo una pausa, pensando y buscando las palabras correctas— ¿Tú querer dormir?
—No quiero realmente, pero si ya tienes sueño, puedo usar el saco de dormir que tengo en algun lado —dijo de repente Jimin, intentando apartar sus ojos miel de los negros que lo tenían totalmente cautivado— Pu-puedo ocuparlo y tú te quedas en la cama, así estás más cómodo —habló de forma nervioso e intentó levantarse de la cama.
—No —le sujetó del brazo con cuidado, antes de que Jimin abandonara la cama— Quedarte aquí en cama. Yo bien, no irte.
—Pero estarás incómodo —sonrió de forma nerviosa y añadió— Además, abrazo como pulpo mientras duermo.
—Oh, uhm... no importar. No molestar eso, solo quedarte aquí —Jimin lo miró un momento antes de volver a hablar.
—Está bien, pero luego no puedes quejarte —advirtió.
Continuaron hablando por un largo rato más. Jungkook le contó de forma superficial lo que hacía cada vez que visitaba algún país por trabajo, y a medida que el pelinegro continuaba hablando, el cansancio comenzó a ganarle a Jimin, quien cerró los ojos por un momento y los abrió en el instante en el que sintió algo tibio y cálido sobre su mejilla. Era Jungkook dándole una sutil caricia.
—Tú descansar, mañana poder seguir hablando más.
—Uhm... —ronroneó ante aquel contacto. Jungkook quitó la mano y Jimin sonrió— Se siente bien eso, sigue —pidió con un leve rubor en sus mejillas.
—¿No molestar que yo toque? M-me refiero, aquí —tocó nuevamente la mejilla de Jimin.
—No, no me molesta. Se siente realmente bien —confesó— ¿Te gusta acariciar mis mejillas?
—Sí, muy.
Jimin lo miró en silencio por un momento. La luz tenue que iluminaba la habitación provenía de una pequeña lámpara que había en su mesita de noche. Y aun así, los ojos negros de Jungkook resaltaban entre la leve oscuridad. Tan penetrantes e intimidantes.
—¿Qué pasa? —preguntó.
—Nosotros... Uhm, ya sabes... ¿Somos amigos?
—¿Tú querer que yo solo amigo?
—¿Qué más podríamos ser? —susurró.
—Mhm... —tarareó pensativamente— Yo no querer ser solo amigos. Tú a mí gustar muy, Jimin.
—¿No te importa que sea un hombre? —preguntó tardíamente.
—¿A ti importar?
—No... Bueno, no lo sé.
—A mí no importar. Tú gustar muy a mí, pero si esto es pra-problema, yo no ens-insisto.
Jimin relamió sus pomposos labios y se acercó un poco más a Jungkook.
—Supongo que... —se aventuró a tocar de manera suave la mejilla expuesta de Jungkook. Tocó con sus pequeños dedos y soltó una risita a causa de los nervios que estaba sintiendo en ese momento— Supongo que tampoco me importa...
Jungkook mordió su labio inferior mientras lo miraba, sin saber qué decir o qué hacer.
—¿Tú segurro?
—Sí, muy seguro —respondió Jimin, sin dejar de tocar la mejilla del contrario.
Jungkook sonrió y llevó una de sus manos a la cintura de Jimin, acercándolo levemente hacia su propio cuerpo.
—Jimin —habló con su voz deliciosamente ronca, haciendo que todos los vellos de la piel del peligris se erizaran— ¿Puede besarte? —preguntó sin pensar.
Quiso retractarse ante tan atrevida petición y luego disculparse, pero la respuesta de Jimin simplemente le sorprendió.
—Sí —las mejillas de Jimin pasaron de un tono claro a un rojo violento en menos de un segundo.
—¿Tú querer, realmente?
—Sí.
Jungkook tocó con su pulgar los gruesos y rojos labios de Jimin. Se acercó a su rostro y sin decir nada más, unió sus bocas en un delicioso beso. Jimin cerró los ojos y gimió bajito al sentir el calor y la húmedad de los finos labios Jungkook. Y una extraña, pero deliciosa sensación de cosquilleo, se alojó en el estómago.
Jungkook ladeó su cabeza hacia un lado y llevó su mano hasta los cabellos grises de Jimin, enterrando sus dedos en las hebras desordenadas para jalarlo con cuidado y así profundizar aún más el beso. Él sonrió sobre el beso al escuchar los pequeños ruiditos que escapaban de la boca de Jimin. Atrapó entre sus dientes el labio inferior de peligris y jaló despacio cuando finalizó el beso.
—Mmm... —ronroneó Jimin, aun con sus ojos cerrados.
Jungkook deslizó la punta de su lengua por los labios hinchados de Jimin, para luego besarlo castamente.
Lo había disfrutado. Malditamente disfrutó comerle la boca a Jimin y no se sentía mal por ello, de hecho, quería más. Lo quería todo para él.
—Me gustas —murmuró Jungkook, rompiendo el silencio y haciendo que Jimin lo mirara con ese hermoso rubor en sus mejillas.
Jimin le sonrió. Respiraban más rápido de lo normal, pero no hicieron más y solo disfrutaron de aquel intimo momento entre ellos.
—Creo que ya es hora de dormir —dijo Jimin, luego de un rato.
—Sí, dormir.
Se cubrieron con las mantas de la cama y se acostaron en la misma posición, quedando de frente.
—Buenas noches —susurró Jimin, mientras apagaba la lámpara.
—Buenas noches, Jimin.
***
Jimin se removió, incómodo por el poco espacio que tenía. Su cuerpo estaba tibio y siendo posesivamente inmovilizado. Abrió los ojos lentamente y carraspeo ante la resequedad de su garganta.
Jungkook dormía ahí, a su lado, con la frente pegada a su sien, respirando apacible y con una tranquilidad envidiable. Jimin no pudo evitar que las esquinas de sus labios se arquearan para formar una hermosa sonrisa.
Intentó salir de la cama sin despertarlo, pero fracasó en el intento.
—Buenos días... —murmuró Jimin al verlo abrir sus ojos azabaches lentamente. Jungkook le sonrió somnoliento.
—Hola...
—¿Cómo dormiste?
—Bien... Muy... —para cuando se percató de cómo sostenía a Jimin, Jungkook se avergonzó y lo soltó— Yo... lo siente.
—No pasa nada —imin se estiró en la cama y luego se levantó— ¿Tienes hambre?
—Uhm, sí. Poco.
—¿Qué te gustaría desayunar?
—No sé. ¿Salimos de cama y vamos a cam-comprar a tienda? —propuso Jungkook.
—Vale, es buena idea.
Ambos se vistieron al cabo de un rato y fueron hasta el supermercado más cercano a comprar. Jungkook pagó todo, aun cuando Jimin insistió en que él podía pagar las compras.
No solo el desayuno disfrutaron de la compañía del otro, sino que el almuerzo. Jungkook lo llevó a comer a un restaurante comida Japonesa.
—Yo... —balbuceó abochornado, Jimin— Yo no sé comer con eso.
Apuntó a los palillos de madera que había en donde debía ir un cubierto de metal tradicional de su país.
Jungkook se sorprendió y alzó sus cejas ante ello. Nunca había ido a comer a algún lugar de comida asiática, por lo que jamás tuvieron ese problema.
—Oh... ¿Por qué?
—Vivo aquí desde que nací —explicó— Siempre usé el cubierto tradicional, no los palillos.
—Yo pide cubierto, espera —le dijo con calma, aun cuando Jimin estaba notoriamente avergonzado.
Luego del almuerzo, pasaron el resto de la tarde juntos. En algún momento del día, Jimin, recibió mensaje de sus amigos preguntando porque no había ido, pero no les respondió.
Cuando dieron las siete de la tarde, el chofer de Jungkook pasó por él para llevarlo de vuelta al hotel.
—Yo ya debe volver.
—Bien. Fue genial pasar el día juntos.
—Yo te escribe y llama, ¿okey?
—Vale —Jimin le sonrió.
—Yo vuelve, no te olvida. Intentar hacerlo pronta.
—Pronto —le corrigió y Jungkook sonrió.
—Pronto —repitió.
—Cuídate...
—Tú también cuidarte. Y, Uhm...
—¿Qué pasó? —preguntó Jimin, al verlo inseguro.
—¿Yo puede...? —mordisqueó su labio inferior para calmar sus nervios— ¿Yo puede besarte?
Jimin no pudo evitar sonreír, y hacer que sus ojitos se vieran como dos medialunas.
—Claro. ¿Igual que anoche? —Jungkook asintió con un lento movimiento de cabeza— Vale, sí.
Inclinándose, Jungkook ahuecó sus manos en las mejillas de Jimin para sostenerlo y tener el mando de aquel beso. Porque lo besó de la forma más dulce, pero lo profundizó cuando metió su lengua y recorrió la cavidad bucal de Jimin. Un beso digno de una despedida. Profundo y demandante.
—Yo... yo te llama cuando llegue...
—S-sí —balbuceó Jimin, mientras relamía sus húmedos y enrojecidos labios.
—Nos vemos —se despidió finalmente, dispuesto a irse.
—Nos vemos... —Jimin lo vio irse, hasta que entró al elevador y las puertas se cerraron.
El remolino en su estómago jamás lo abandonó y se intensificó cuando sus fozas nazales se inundaron del exiquiso aroma de Jungkook, cuando sus labios tocaron los de Jungkook, cuando su lengua saboreó la de Jungkook, cuando sus manos sintieron el calor de la piel de Jungkook.
Esa estúpidas mariposas solo significaba una cosa.
¿Realmente le estaba provocando todo eso un hombre? Bueno, Jungkook era el Dios griego. Pero... ¿Enserio, Jimin?
¡Oh, Mierda!
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