¿𝑪𝒂́𝒔𝒂𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒎𝒊𝒈𝒐?
El sonido que hacían las olas al romper con fuerza en las rocas, mezclado con el silbido del viento, se había vuelto algo sumamente relajante para ambos amantes frente a la improvisada fogata que los mantenía lo suficientemente calientes y relajados.
Jungkook tenía entre sus brazos a Jimin, quien se acurrucaba o se alejaba. De momentos hablaban y en otros simplemente se devoraban a besos, como si no hubiese un mañana.
—Ju-Jungkookie... —tartamudeó al sentir los fríos dedos de Jungkook colarse por debajo de su ropa.
—¿Mmm? —ronroneó, llevando sus labios al cuello para dejar un nuevo camino de besos húmedos.
—Crees que... Ugh... —Jungkook se alejó para mirarlo y prestarle atención.
—¿Qué cosa? —preguntó, sonriendo y acariciando la cintura de Jimin.
—¿Crees que en nuestra vida pasada, estuvimos juntos? —cuando terminó de hablar, inconscientemente mordió su labio inferior.
—Yo no saber —dejó un beso fugaz en sus pomposos labios y pensó por un momento, buscando las palabras correctas para volver a hablar— Pero si haber otra vida después de esta, yo encontrate nuevamente. Es el destino —por primera vez y para asombro de Jimin, las palabras que salieron de los labios de Jungkook no se arrastraron, no fueron torpes. Fueron las correctas, las que él deseaba expresar sin errores de por medio.
Jimin sonrió; tan feliz y enamorado.
—Y-yo también. Te buscaré y te encontraré en nuestra siguiente vida... —lo abrazó por el cuello, apegándose aún más a Jungkook— Y en la que sigue después de esa, y así hasta encontrarte. Y cuando lo haga, volveré a ser tu chico —sonrió más ampliamente— Y tú serás mío nuevamente.
—Sí, yo siempre ser tuyo —robó un corto beso de sus labios— Siempre.
Los ojos de Jimin brillaron ante aquellas palabras; tan satisfecho. No había duda, definitivamente ellos fueron creados el uno para el otro. Definitivamente ellos eran almas gemelas en esta y en las siguientes vidas. No tenían pruebas, pero tampoco dudas.
Aún estaban en el patio trasero, abrazados, contemplando la hermosa luna; acompañadas de varias estrellas. Haciendo promesas que debían cumplir en un futuro, besándose y diciendo cuanto se amaban.
Completamente perdidos en su burbuja de amor.
—Mi a-amor —habló Jungkook, arrastrando nuevamente las palabras.
—¿Hm? —preguntó, saliendo de su cuello para mirarlo. Habían caído en un delicioso silencio.
—Gracias... —Jimin frunció un poco su entrecejo al no entender. Quiso preguntar porqué le agradecía, pero antes de que pudiera decir algo, Jungkook habló— Gracias por estar aquí, conmigo. Yo tal vez no ser para tú, pero tú aún así elegirme —volvió a depositar un pequeño beso en sus labios— Tú ser mi destino, yo el tuyo. Tú ser mío, yo ser tuyo. Tú ser mí amor y yo el tuyo. Te amo.
—Ju-Jungkookie... —se aferró a su cuello, intentando ocultar las ganas de llorar por la emoción ante tan bellas palabras— Te amo.
—Yo también y no cansar de decirlo. Mi corazón arde para ti, Jimin. Te amo.
—Ta-tampoco quiero que pares. Quiero escucharlo todas las veces que sea necesario —sus mejillas se tiñeron de un hermoso color rojizo, sus labios brillosos y húmedos a causa de los besos y sus bonitos ojos miel mirándolo; Tan bonito y avergonzado. Todo en Jimin gritaba cuanto amor sentía por Jungkook y este no lo ponía en duda, claro que no. Porque él lo amaba y profesaba su amor de la misma forma.
Jungkook miró a Jimin y solo podía pensar en lo feliz que era en esos momentos, en lo feliz que se había vuelto su vacía vida.
¿Se puede estar aún más enamorado?
Quizás estaba perdiendo la cabeza, pero sin duda alguna, él definitivamente ya no podría vivir sin Jimin. Ya era adicto a él, al dulzor de sus labios, al aroma de su cuerpo, a la suavidad de su piel, a sus sensuales curvas, a esa mirada lasciva, a sus pucheros. Dios, no podía. Simplemente ya no podía vivir sin él.
Sin su amor.
Lo amaba. Lo malditamente amaba con locura y no solo en cuerpo, si no que también en alma.
Quizás se veía como un idiota, pero era el idiota mas feliz del planeta entero.
Sin duda, nada ni nadie podría destruir ese amor. Por más que salieran en las noticias revelando su romance con otro hombre, por más que sus socios se negaran a seguir los contratos con su compañía, por más que su madre se opusiera a ellos. Nada de eso importaría a la hora de elegir. A la mierda las noticias, a la mierda los socios, y desgraciadamente a la mierda su madre.
Porque Jungkook era un hombre adulto y hacía lo que le placia con su vida. Si a la sociedad no le gustaba aquello, simplemente se podían ir a la mismísima mierda.
Lo mismo con sus socios, él no perdía nada, al contrario, eran ellos los que perdían si deciden poner fin a sus contratos en algún momento.
—Jungkookie —le llamó Jimin, sacándolo de sus pensamientos y este lo miró inmediatamente.
—¿Qué pasar, bonito? —preguntó mientras intensificaban su abrazo.
—Tengo sueño —bostezó al decir aquello— V-vamos a dormir...
—Vale, ir a dormir. Mañana ir a casa en noche —le recordó, y Jimin inmediatamente infló sus mejillas.
—No volvamos —pidió e hizo un puchero, de esos que derretirán el corazón del mayor.
—Yo prometer que volver pronta —lo besó fugazmente una última vez.
—Bien —respondió conforme.
Se pusieron de pie y Jungkook apagó la fogata, luego caminaron tomados de la mano hasta llegar al baño donde cepillaron sus dientes y se lavaron la cara.
—Esperar aquí —dejó a Jimin en la puerta de la habitación— Yo ir por pijamas y volver.
—Bueno —respondió y lo vio irse en dirección de la sala, no sin antes recibir un pequeño beso en sus labios..
Jimin sonrió cuando un pervertido pensamiento se cruzó por su cabeza, y antes de sentirse lo suficientemente avergonzado o que el efecto del alcohol que había ingerido se esfumara, simplemente se quitó toda su ropa con urgencia y sonrió al ver su cuerpo desnudo en el gran espejo de la habitación.
Cuando Jungkook entró al dormitorio con los pijamas en su mano, sintió que el aire se detuvo cuando sus ojos se posaron en el gran culo desnudo de Jimin. Jimin estaba mirando por el gran ventanal, contemplando la fina lluvia que comenzaba a caer.
Relamiendo sus labios, Jungkook tiró la ropa a la cama y avanzó hasta poder poner sus grandes manos en esos glúteos perfectamente redondos y firmes, haciendo que Jimin diera un brinco del susto.
—Ju-Jungkookie... —gimoteó al sentir las grandes manos del azabache recorrer sus curvas.
Jungkook giró el desnudo cuerpo de su amante y estampó sus labios contra los pomposos de Jimin. El peligris inmediatamente llevó sus brazos al cuello de Jungkook para obligarlo a profundizar aún más el beso.
—¿Aún tú querer dormir? —preguntó, mientras trazaba líneas imaginarias en la espalda desnuda del peligris con sus largos dedos, sabiendo cuán sensible era al más mínimo roce.
—N-no... —mordió su labio inferior para ahogar un gemido al sentir las yemas de los dedos en la cabeza de su endurecida polla.
Las comisuras en los labios de Jungkook se torcieron, formando una coqueta sonrisa ante la reacción de Jimin. Lo guió hasta la gran y suave cama para dejarlo caer con cuidado y él se posicionó sobre su pequeño cuerpo, pero sin aplicar su peso en él. Apoyó todo su peso en uno de sus codos que hundió en el colchón, al lado de la cabeza de Jimin y deslizó su otra mano por todo el cuerpo desnudo, recorriendo y tocando con cariño a su antojo.
Los besos, las caricias y la forma en que sus cuerpos encajaban al estar unidos, los mantenía completamente excitados y deseosos de no acabar con ese momento. Aun cuando alcanzaban el primer orgasmo no se detenían, no hasta saciar toda esa lujuria que se apoderaba de sus cuerpos.
Cuando finalmente se atiborraron del cuerpo del otro, cayeron rendidos y totalmente agotados al lado del otro. La sonrisa de satisfacción en sus sonrojados y sudados rostros no se borró, aun cuando no lograban estabilizar su respiración. Jungkook abrazó el sudado cuerpo de Jimin y deslizó sus dedos por la espalda desnuda, trazando líneas imaginarias mientras calmaba la agitación de sus cuerpos, logrando sucumbir ante el cansancio que comenzaba a apoderarse de ellos.
—¿Jungkookie? —habló Jimin, después de que estuvieron más de quince minutos abrazados y dispuestos a dormir.
Jungkook tardó un poco en responder.
—¿Hm?
—¿Estás durmiendo? —preguntó con una sonrisa en sus labios. Sabía que el mayor se irritaba cuando quería finalmente dormir y se lo impedían, aunque claro, nunca se molestaba con él.
—Sí... —respondió somnoliento y sin abrir sus ojos.
—¿Por qué me respondes entonces?
—Jimin... —lo abrazó un poco más— Dormir...
—Ya no tengo sueño —deposito un pequeño beso en el cuello de Jungkook.
—Ya, yo si tener. Buenas noches... —cuando finalmente Jungkook estaba cayendo nuevamente en los brazos de morfeo, su hermoso novio se lo impidió.
—¿Jungkook? —susurró, nuevamente.
—Jimin, yo me enojar —advirtió, pero eso solo hizo que Jimin soltara una risita divertida y se removiera un poco más entre sus brazos, alejándose apenas unos centímetros del gran cuerpo que lo sostenía con fuerza.
—Ju-Jungkookie...
—Amor... —susurró Jungkook, soltando un suspiro frustrado. Él quería malditamente dormir— ¿Qué pasar?
—Tú... uhm... ¿C-cásate conmigo? —preguntó bajito, completamente nervioso, pero seguro de lo que estaba proponiendo.
Jungkook abrió de golpe sus fanales negros ante aquella pregunta. Por un momento, dudó y creyó haber escuchado mal.
—¿Qué? —preguntó, para asegurarse de lo que había dicho Jimin.
—¿Cásate... conmigo...? —preguntó, pero ya no tan seguro de sí mismo y se avergonzó.
Jungkook tardó unos segundos en responder. Necesitaba y deseaba encontrar las palabras correctas para lo que iba a decir.
—¿Tú realmente me pedir eso ahora? —sonrió y se alejó un poco del cuerpo de Jimin para verlo— Yo me refiere a que yo tener planeado pedirlo uno día, pero tú me ganar.
Jimin soltó una suave risita.
—Siento arruinar tus planes —susurró, aún sintiendose nervioso.
—Yo tener sueño y estar desnudos. ¿Tú realmente lo pedir ahora? —volvió a preguntar.
—¿Sí? Creo que es el mejor momento para proponerlo.
—Ya. ¿Y mi anillo?
—¿Cuál anillo?
—Tú pedir matrimonio y no dar anillo. Yo querer anillo, así yo presumir a todos.
—Pero... n-no tengo ningún anillo... —abultó su labio inferior, haciendo que Jungkook no se resistiera y lo besara en el acto.
—Bueno, yo aceptar casarme contigo —respondió sincero y pudo ver como los ojos de Jimin brillaron de felicidad.
—¿E-en serio? —preguntó emocionado, aún sin poder creerlo.
—Sí, muy. Cuando yo tener viaje al extranjero, tú venir conmigo y ahí casarnos.
—¿En el extranjero?
—Sí, como en películas —sonrió y besó la mejilla de Jimin— Será sin gente, solo tú y yo. Algo así como ser secreto.
—¡Ay, sí! —abrazó nuevamente a Jungkook y fue él quien ahora empezó a repartir besos por toda su cara— Te amo, te amo mucho...
—Yo saber. Yo te ama muy.
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