Yoongi.

-¡Julia! -Aporreé la puerta de la señora mayor.

Sí, hacía días que había conseguido escapar temporalmente de la casa de la Señora Min. No tardarían demasiado en encontrarme, pero al menos tenía que ver a Evelyn. No podía dejarla preocupada y de esa manera tan brusca, al fin y al cabo, todo los sueños que había dejado y todas las cosas, habían sido por ella.

No sé porqué motivo necesitaba a esa chica brillante en mi vida.

La señora tardó 0, en abrirme la puerta, y cuando lo hizo, su famosa taza de té comprada en una cara tienda inglesa, se cayó al suelo quebrándose en mil pedazos. Abrió la boca como un pez y su mirada no daba crédito. No podía culparla, más bien; el único culpable de esta situación era yo. Pero ahora no había tiempo para pedir disculpas, pues Evelyn no estaba en casa y la nota que había dejado me había asustado un poco.

-¿¡Yoongi!? -Dijo con esa voz chillona.

-Sí, soy yo -Dije algo rápido, no tenía tiempo-. ¿Dónde está Evelyn?

Su semblante cambió rápidamente y la tristeza ocupó el lugar del asombro. Si algo tenían en común ellas dos -Julia y la que tenía el pelo rosa-, era que sus caras era muy expresivas. Toda emoción que sintieran era transparente para el resto de personas.

-Ella se fue a Madrid, necesitaba seguir el trabajo de sus padres -Dijo, y abjó la mirada a donde yacían los pedazos de la taza quebrada-.

Me acerqué a ella y le di un rápido beso en la cabeza: tenía un plan.