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17

Yoongi.

Él era un hijo de puta. Sabía perfectamente que la amaba y aprovechó que no podía verla. 

Tres días antes, él me amenazó. Justo después de que yo acompañara a Evelyn al hospital por que el imbécil no se atrevía "por si le multaban", me encontré con Jungkook. Él sabía que yo tenía cosas en el pasado que debería de arreglar, el muy estúpido era consciente de toda la mierda que me perseguía.

Lo usó en mi contra para vengarse de mi madre por lo que ella le hizo a él. No fue mi culpa que mi madre decidiera asesinar y torturar a su novia de entonces, pero él dijo que así era. Como nadie podía atacar a la ricachona de la señora Min, era yo el que siempre se terminaba tragando las palizas e insultos.  Aun así, yo era consciente de que aquella mierda que mi ex-mejor amigo pasó la hubiera podido evitar.



Todo se remotaba desde hacía muchos años atrás. Jungkook y yo empezamos a juntarnos en la universidad, este era un lugar tan mediocre que uno tenía que apañárselas si quería tener alguna amistad. Fue peculiar, lo admito. Nos encontramos en los baños masculinos cuando escuché gritos procedientes de estos, así que entré.

Ahí estaba él, siendo golpeado por un par de insensatos que a lo único que aspiraban era a drogarse en la salida de la universidad. Yo nunca toleré las injusticias o maltratos, me parecía que la gente que hacía dichas cosas o tenía dichos comportamientos, no se merecía si quiera tener amor de otras personas o el mismo respeto. Esa gente que se reía de los demás solo por ser "diferentes", o por no tener un comportamiento similar al de ellos, me repelía.

Yo no tenía tan buena fama en el recinto escolar. La gente no se solía juntar conmigo porque según ellos, yo era poco amigable. No era cierto, pero antes que hablar con personas que no valían la pena, no hablaba con nadie.

El caso era que vi que lo estaban golpeando y me metí por medio. Yo no tenía nada que perder, total, de algo había que morir. Pero Jeon Jungkook era conocido como uno de los alumnos más destacados, motivo por el cual se ganara insultos y palabras o gestos despectivos por parte de los demás. Aunque a mí no me parecía alguien irracional, lo veía completamente normal. Él se esforzaba por sus propósitos, ¿Aquello era malo? ¿Era ese un motivo para despreciarlo? ¿Acaso se lo merecía?

Después de terminar en enfermería y ganarme un par de regañinas por parte de mi madre, Jungkook y yo nos volvimos amigos. Sí, el "nerd" y el "asocial" eran los mejores amigos de la universidad. Yo siempre lo defendía cuando alguien se prestaba a hacerle daño, me metía por medio y no me daba miedo levantar los puños para defender a la única persona que me había aguantado.

Pasaron los años y nuestra amistad creció considerablemente.

Y entonces todo empezó a joderse.

Mi madre -o como ella me obliga a llamarla, la señora Min-, pensó que sería una fantástica idea enchufar a su hijo en su empresa, o sea a mí. Puede que a mucha gente le hiciera ilusión trabajar en una gran empresa conocida por una gran cantidad de gente, pero aquel no era mi sueño. Yo no me iba a pasar la vida viendo como se imprimían billetes, o revisando informes de gente que no me importaba ni me llegaría a importar.

Aquello era entrar en un mundo de falsedad en el que todos sonreían para conseguir la mierda por lo que todos morían: el dinero.

Empezaron las peleas, los insultos y las palabras ofensivas dirigidas hacia a mí. Ella estaba obsesionada con que yo debía llevar aquel cargo tan "prestigioso", pero yo tenía otro sueño.

¿Pero qué es un sueño? Un sueño no solo es lo que tienes cuando cierras los ojos por la noche. Es algo que te motiva y te ciega, que te alienta para seguir algo con todas tus fuerzas a pesar de que quieras caer al vacío. Es... esa ilusión por la que la gente quiere vivir.

Ella empezó a chantajearme para que tratara de rendirme y caer a sus pies, pero no lo consiguió. Recordad esto: Si a mí me jodían, yo jodería el triple. Y yo no conocía la palabra remordimiento, por lo que me daba igual hacer lo que fuera.

Pero ella tocó fondo.

Jungkook empezó a salir con una chica de su facultad, Miriam. Su amor denominar como el típico amor acaramelado, sin altibajos ni nada parecido. Ellos eran -aunque me costara admitirlo- el uno para el otro, eran la sincronía perfecta y cualquiera se hubiera atrevido a decir que la suya, era una relación perfecta. Jeon la quería incluso más que a él mismo, y no se podía discutir: Miriam era muy buena persona y a cualquiera hubiera sido capaz de robarle el corazón.

Yo solía juntarme con ambos para salir, aunque terminaba yéndome cuando el momento se ponía algo... subidito de tono, por así decirlo.

Entonces mi madre recurrió a lo peor.

Me amenazaba constantemente con que no volvería a ver a mis amigos, pero nunca supe hasta que punto era ella capaz de llegar para verme sufrir.

Ella contrató a un sicario y mató a Miriam en las putas narices de Jungkook, incluso, de las mías.

Habíamos salido por la noche, era un simple día de verano en el que los universitarios salían a divertirse y a beber un poco. Estábamos en un local cerca de la playa, cuando din darnos cuenta, toda la gente del local se esfumó. En un par de segundos ya estábamos atados a las sillas obligados a presenciar la horrible escena.

Desde entonces siempre me he sentido culpable de lo que le pasó a la chica de muchos colores. Ella significaba brillo y color, y por mi idiotez ahora se encontraba bajo tierra descansando para toda la eternidad. 

El chaval vestido de negro no dudó un solo momento en apretar delante de nuestras narices el gatillo y meterle una bala en la cabeza de la chica. Juro que grité, me desgarré por dentro por querer ser yo el que hubiera estado en el lugar de ella. Hubiera dado todo lo que fuera, hubiera entregado mi vida para ser yo el que estuviera enterrado. Pero la vida es una mierda, o sigues, o te quedas. 

Yo no dejaba de gritar, insultar o incluso tratar de matar a aquellos insensatos sin corazón. ¿Cómo la gente era capaz de hacer eso? ¿Matar por dinero? Ese tipo de personas solo se merecían lo peor, y lo peor no se puede describir con palabras.

Esos imbéciles fueron contratados por mi madre, si es que todavía se merecía que la llamara de dicha manera.

Jungkook se enteró de que aquello había sido por mi culpa por obvias razones, pues mi madre hizo todo lo posible por echarme el muerto. Todo por una simple estupidez. Todo porque mi madre era tan malditamente egoísta que no se merecía estar sobre la faz de la Tierra.

¿Y sabéis qué era lo peor?

Yo estaba enamorado de aquella chica. Esa chica era como la luz que yo necesitaba en mi vida, pero yo respetaba su relación con Jeon. Él era mi amigo, joder, por ética no iba a salir con su novia o si quiera atreverme a intentar algo con ella. Era de cajón.

Jeon Jungkook siempre tuvo rencor hacia mí desde ese día. Yo no podía negarlo, era razonable que él me quisiera muerto. Pero él no tenía ni idea de todo lo que a mí me hizo pasar, todo el dolor que mi madre me estaba provocando me desgarraba y si él sumaba su rencor hacia mí, me hundía cada vez más en mi burbuja.

¿Os lo imagináis, no? Evelyn era la jodida imagen viviente de Miriam, solo que ella es más... ella.

¿Lo sabéis, verdad? Ella, Evelyn Carson me gusta. Quizás decir que me gusta no se ajusta en lo absoluto a la realidad, pues yo moriría por ella.

¿Entendéis que pasará, a que sí? Jeon cobraría venganza, y yo trataría de evitarlo.

¿Por que sabéis qué?

Hay momentos en la vida que te machacan, que la suerte y la empatía no están precisamente de tu lado. Yo tuve mis buenas épocas, como cualquier ser humano, pero entonces la vida misma creyó que yo estaba demasiado bien y me golpeó de la peor forma posible, haciendo que en vez de estabilizarme, cayera al vacío.

Porque toda mi vida fue una farsa, como el mismo hecho de que mi madre se inventara que tenía depresión para mandarme a un psicólogo.

Entonces, en todo mi camino de oscuridad, se encendieron dos luces.

Julia, la mujer que a pesar de que parece estar como una puta regadera, es lo mejor que te puedes encontrar. La mujer que me pagó una casa escondida para que yo pudiera escapar de mi madre.

Evelyn, la estúpida pesada que veía la vida de color rosa. Estaba seguro que nada de lo que decía tenía demasiado sentido, pero ella era como mi faro en alta mar.

Me guiaba hasta llegar a una isla.

Y yo no me iba a rendir. Ahora haría  lo que debería de haber hecho hacía mucho tiempo: luchar por lo que quiero.







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