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7

Veo como Progenito salta encima de Luis, él cae al suelo de golpe y Progenito comienza a ahorcarlo.

—¡Te lo dije Daniel! ¡Si él me ve muere!

Me quedo paralizado, no sé qué hacer, tan sólo miró a Progenito intentando matar a Luis.

—¡Déjalo! —me acercó a ellos y jalo a Progenito, tiene que dejarlo en paz, no puedo permitir que le haga daño.

—¡Daniel! ¡Ayúdame! —Luis comenta asustado, puedo notar la falta de aire en sus pulmones.

Jalo una vez más a Progenito para que suelte a Luis, nada parece dar resultado, hasta que la puerta se abre, Progenito se esfuma y Carlos aparece por ella.

—¿Qué pasa aquí? —Carlos nos observa confundido.

Luis y yo nos miramos, ninguno de los dos dice algo, además no tendría palabras para explicar lo que acaba de pasar.

—De hecho, me da igual, mamá dice que dejen de hacer ruido, hasta allá se escuchan.

Carlos cierra la puerta, por un momento pienso que Progenito aparecerá para terminar lo que empezó, pero no, él no aparece.

Luis sale de mi habitación corriendo, yo detrás de él. Él baja las escaleras rápidamente y lo sigo.

—¡Señora Foster me voy!

Luis abre la puerta y sale de prisa, mis papás me miran confundidos.

—Tiene un compromiso —susurró, sin saber que más decir.

Carlos y Flor se encuentran en el sofá viendo televisión, pero al ver lo sucedido se han puesto de pie y caminan hasta mí.

—Daniel, queremos hablar contigo —papá menciona.

Él y mamá caminan hacia la cocina, respiro hondo y caminó detrás de ellos, hasta llegar a la mesa. Tomó asiento, respiró hondo y me dispongo a escuchar a mis papás.

—Seré breve, desde que llegó la nueva cama has cambiado... tu no eras así —mamá me mira y luego voltea a ver a papá

Yo sólo los observo, pero ¿Que decirles? Que hay un demonio en mi cama, nunca me creerían.

—¿Te molestan en la escuela? —pregunta mamá, sin dejar de verme.

—¡No!, me llevo perfecto con todos, nadie me ha molestado nunca.

Los miró a los dos y ellos se miran entre sí, creo que estoy demasiado confundido.

—¿Entonces? ¿Haces esto porque estas molesto con la abuela?

Creo que sus miradas están comenzando a incomodar.

—¡Creo que hay alguien debajo de mi cama! —les digo sin pensarlo.

Ninguno responde, creo que están procesando lo que les he dicho o simplemente no les ha importado.

—¡Por dios Daniel!, sabes que eso no es posible, sabes que eso no puede ser verdad, debes dejar de ver tantas películas de terror.

Papá me mira, su rostro refleja un poco de enojo, lo que ocasiona que mis ojos se cristalicen.

—Sabía que no me creerían, pero ¿Saben qué? No me importa.

Salgo de la cocina rápido, subo las escaleras y llegó a mi habitación, me lanzó a la cama, algunas lágrimas salen de mis ojos, no puedo evitarlo.

Desde que Progenito apareció, claro que pensé en decirle, pero sabía que, si les decía algo, ellos no me harían caso.

—Por favor déjame en paz —susurró en voz baja, mientras volteo a ver el techo, todo está tan normal, todo se mira normal.

—¡Lo siento! ¡Sabes que tengo que hacerlo! —Progenito aparece junto a mí y me susurra al oído.

—¡No por favor, no lo hagas!

Cierro mis ojos, tratando de contener mis lágrimas, es inútil, estas salen resbalando por mis mejillas.

La puerta se abre fuertemente y Carlos entra por ella, yo volteo a la ventana, limpio las lágrimas de mis ojos y volteo a ver a Carlos.

—¿No te enseñaron a tocar? —le comentó un poco molesto.

—Perdón, es sólo que te escuché hablar con alguien, creí que hablabas con Luis por teléfono, pero ya veo que no.

Él se acerca a mi cama, y se sienta en la orilla.

—¿Con quién hablabas?

Carlos no deja de mirarme, temo que sospeche que yo empuje a Flor por las escaleras o peor aún, que sospeche de Progenito.

—Mis papás me regañaron, tenía que sacar mi odio de alguna manera.

Me levantó de la cama y salgo de mi habitación, al parecer Carlos sé queda ahí dentro, pues no escucho sus pasos detrás de mí.

Caminó hasta la puerta, tengo que averiguar que Luis esté bien, que él no está siendo vigilado por Progenito.

—¿A dónde crees que vas? —pregunta mamá, colocándose frente a la puerta.

—Voy a casa de Luis, ¿Me das permiso?

—¡Ay Daniel!, creo que esta vez no, tenemos que hablar con ustedes.

Mamá camina hasta la sala y toma asiento en el sofá, ahí también está Carlos, Flor y papá.

—¿Qué es lo que quieren decirnos? —Flor pregunta sonriendo.

—¿Sé divorciaran? —Carlos pregunta confundido.

Abro mis ojos grandemente al escuchar eso, nunca llegue a pensar en que mis padres se divorcien.

—No claro que no, sólo les avisamos que saldremos de viaje este fin de semana, pero como es la primera vez que los dejaremos solos. Su padre y yo estamos muy preocupados.

Mamá y papá se abrazan por algunos segundos, para luego darse un beso.

—Si están tan preocupados con esto, sólo vamos con ustedes.

Flor se pone de pie y comienza a caminar de un lado a otro.

—No será necesario, estarán en buenas manos —papá sonríe un poco.

—¿Podré quedarme en casa de Luis? —preguntó, desviando mi mirada a la puerta, en la cual suena el timbre.

—Ha llegado... la abuela.

Mamá camina hacia la puerta, la abre y mi abuela, la persona que me envió la cama, entra por allí. Mamá y ella se saludan, después ella se dirigía a mí.

—¡Hola Daniel!, ¿Te gustó el regalo que te mandé? —ella me da un gran abrazo.

Yo sólo sonrió un poco y le contestó: —Si, me gustó mucho, gracias abuela —la miró brevemente y luego me alejó de ella.

Carlos y Flor se acercan a ella, también tienen que saludarla, ya que no la habíamos visto en mucho tiempo.

—Hija, ten por seguro que mis nietos están en buenas manos.

Mi abuela y mamá se dan otro abrazo, después todos entramos a la cocina y nos sentamos alrededor de la mesa.

—¿Cuándo sale su vuelo? —pregunta Flor, un poco confundida.

—Mañana viernes, regresamos el lunes en la mañana —mamá sonríe levemente.

Todo el fin de semana con la abuela, puedo soportarlo. Tengo que hallar la forma de esconder que yo arroje a Flor por las escaleras. Cada vez que Carlos me observa, me dan ganas de gritar que yo fui.

Aun así, creo que tengo que decirlo antes de que Flor recuerde lo que pasó. Volteo a la ventana y Progenito ahí está observándonos fijamente.

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