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6

Abro la puerta de mi habitación, bajó inmediatamente las escaleras, me detengo al recordar que no debo correr bajando las escaleras.

Veo a Luis, Jack y Sam alrededor de Flor. Al parecer a Luis no le ha importado todo lo que le dije, aun así, nunca debí insistir a Luis que alguien estaba debajo de la cama, nunca debí hacerlo. Espero que lo olvidé y jamás me pregunté por eso.

Me acercó sonriendo, Luis me observa tranquilo y sonriente, luego fija su mirada en Flor.

—¿Se quedarán a cenar? —pregunta mamá, saliendo de la cocina.

—Claro que si señora Foster, será un placer.

Jack se levanta del sofá y se dirige a la cocina, después los demás, al final yo lleno de miedo. Ahora todos nos encontramos alrededor de la mesa.

—¿Luis, ya le dijiste la tarea a Daniel? —papá le pregunta a Luis.

Luis voltea a verme, luego regresa la mirada hacia papá.

—No nos dejaron.

Luis sonríe un poco y sigue con su comida.

—¿No han descubierto cómo cayó Flor? —Sam se mira confundida.

—No, yo sigo creyendo que cayó a causa del agua de su vaso —papá comenta, mientras nos mira a todos.

Flor comienza a reír, incluso demasiado fuerte, empieza a darme miedo.

—Nunca pensé caer por esas escaleras, me parece un poco gracioso.

Todos reímos un poco con ella, no podemos dejarla reír sola, ya que parecería una loca.

***

Abro mis ojos, mamá se encuentra abriendo las cortinas de mi ventana, lo que ocasiona que me sienta cegado.

—¡Buenos días Daniel! —mamá sonríe, luego se dirige a la puerta y sale de mi habitación.

—¡Buen día! —le susurró en vano, pues mamá ha salido ya.

Me levanto de la cama, todo parece indicar que hoy si iré a la escuela. Me pongo mi uniforme, salgo de la habitación y bajó las escaleras.

Carlos, Flor, mamá y papá ya se encuentran alrededor de la mesa. Me siento en mi lugar y me dispongo a desayunar.

—¡Cuídate!

Mamá se despide de mí, yo solo me dirijo a la puerta y salgo. El camión ya me espera. Subo en él y me siento con Luis, él está sentado donde siempre.

—¡Daniel! —Luis susurró junto a mí.

—¿Sí?

Lo veo confundido, él me ve de igual manera, incluso comienzo a preocuparme.

—Sigo pensando en Progenito, ¿Quién es? —Luis me mira, esperando una respuesta.

Miró hacia la ventana, en ella puedo notar el reflejo de Progenitor, él me hace señas con su mano, la pasa desde un extremo de su cuello al otro, ¿Acaso me está amenazando? O ¿Está amenazando a Luis?

—¡Olvídalo! Creo que sólo fue paranoia.

Regreso mi vista hacia los demás asientos, abro los ojos del asombro al ver a Progenito en la puerta del camión. Él sólo sonríe. Corre hacia el chofer y entra en él, ¡Progenito ha poseído al chofer!

Mi respiración se acelera rápidamente, estoy asustado y temo por la vida de todos dentro de este camión escolar.

El camión comienza a dar en zig zag, yo sólo me agarro fuertemente de donde alcancé, esperando que esta pesadilla pasé.

Escuchó los gritos de miedo de todos mis compañeros, pero ¿Qué puedo hacer? ¡Nada!

—¡Conduzca más lento! —grita Luis asustado.

Volteo a verlo y está bien agarrado al asiento de enfrente. Todos están asustados.

Fijó mi mirada hacia la puerta del camión, justo en ese momento Progenito sale del chofer. Justo a tiempo, para que el camión paré dando un pequeño golpe a otro camión, fuera de la escuela.

El chofer se pone de pie y nos observa fijamente a todos, no pasa ni un minuto cuando todos empiezan a gritar y bajar rápidamente del camión.

—Señor Ruiz, ¿Cómo paso todo esto? ¡Señor Ruiz! —mi maestra le grita al chofer.

Si tan sólo supieran que él no hizo nada, todo fue culpa de Progenito.

—¿Estás bien? —La enfermera se acerca a mí y comenta.

No le contesto, sólo la miró como me revisa la cabeza y los brazos. Alguno que otro policía ha llegado, se encuentran hablando con el chofer.

Todos los alumnos entramos a la escuela, a esperar a nuestros padres. La enfermera dice que esto fue un gran susto, necesitamos descansar en nuestro hogar.

—Daniel, en la tarde iré a tu casa, necesito ver a Progenito.

Luis se aleja a la puerta con su mamá. No alcance ni decirle que no, él no puede ver a Progenito. Me siento en una banca, pues mi mamá aún no llega.

—¿Sabes qué pasó? —pregunta un chico viéndome.

Junto a él esta una chica, parecieran ser nuevos en la escuela, pues nunca los había visto.

—Sólo un pequeño choque con el camión escolar, creo que todos exageran —sonrió, mientras lo observo. Mi mamá llega y comenzamos a caminar.

—¡Somos Grace y Diego! ¿Y tú? —grita la chica un poco feliz.

—¡Daniel!

Me alejó de ellos, parecen buenas personas, sólo que ya tengo un mejor amigo. Mamá y yo subimos a su auto, ella se ve muy preocupada por lo sucedido.

—No puedo creer que estuviste en peligro, de sólo pensarlo...

Mamá se queda callada, mirando sólo el camino.

—Lo importante es que estoy bien, mírame, no me paso nada.

—Lo sé, aun así, sigo demasiado preocupada.

Miró por la ventana, no tengo idea de porque Progenito hizo eso, no me ha molestado desde ayer.

***

Me encuentro viendo televisión, el timbre suena y nadie parece escucharlo.

—¡Daniel, abre la puerta! —grita Carlos desde la cocina.

Hago gestos y me levanto, me dirijo a la puerta, la abro rápidamente, para encontrar a Luis frente a mí.

—¡Luis! Te dije que no vinieras, ¿Por qué haces esto?

Lo miró enojado, incluso entrecierro mis ojos para verme más rudo.

—Somos amigos, además sabes a que vengo.

El entra y rápido se dirige a las escaleras, ¡Oh dios quiere ver a Progenito!

—¡Luis espera!

Trato de alcanzarlo, llegó a las escaleras y las subo corriendo, tengo que llegar antes que él a mi habitación.

—¡Daniel, no hagas esto!

Entro y cierro la puerta rápido dejando fuera a Luis. Me colocó detrás de ella, observó toda mi habitación y no hay señal de Progenito.

—¡Si Luis me ve, muere!

Progenito aparece detrás de mí, me observa frunciendo el ceño.

—¡No lo harás! ¡No matarás a Luis!

Intentó darle un empujón, pero sólo logró pasar a través de su cuerpo.

—¡Te arrepentirás!

Él se acerca a mí y coloca sus manos en mi cuello, para comenzar a apretar, comienzo a sentir la falta de aire.

—¡No!

—¡Daniel! ¿Estás bien? —Luis grita desde el otro lado de la puerta.

—¡No entres! —intento gritar.

Parece que intente gritar en vano, pues Luis entra a la habitación de todos modos. Luis observa a Progenito quien intenta ahorcarme. Él se esfuma, cierra la puerta y aparece detrás de Luis.

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