Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

18

La puerta de mi casa se abre, por ella entra el doctor y dos enfermeros con una camilla, mi respiración se acelera, mientras intento safarme de papá.

—¡No lo hagas, yo estoy bien! —gritó una y otra vez.

Mamá no me hace caso alguno, ella tan sólo habla con el doctor. Trato de safarme de papá nuevamente, sólo que no lo logro.

Veo que los enfermeros sacan una jeringa y se acercan a mi, cierro los ojos rindiéndome, pero no puedo hacerlo.

—¡No! ¡Por favor! —doy golpes hasta que logró tirarles la jeringa.

Una pequeña sonrisa se forma en mi rostro, la cual desaparece al verlos recoger la jeringa, no puedo safarme de papá, él me sujeta mientras los doctores me ponen la inyección.

Siento un pequeño pincho en mi brazo, me siento cansado, tengo sueño y no puedo hacer nada para evitarlo.

—¡Te lo mereces! —Flor se acerca a mi y empieza a reír.

Yo sólo la observó, creo que mis ojos se están cerrando y no lo puedo evitar.

—¡Todo estará mejor ahora Daniel!

Carlos se acerca a mi, yo cierro mis ojos y un profundo sueño me invade.

—Daniel estarás bien.

***

Abro mis ojos, logró ver una gran luz encima de mi, eso me hace pensar inmediatamente que estoy en el hospital.

Veo mi brazo y en el tengo una aguja incrustada en mi vena, siento un poco de ardor.

Veo hacia la puerta, la cual se abre y por ella entra el doctor, sosteniendo una tablilla.

—Hola Daniel, ¿Cómo te sientes? —me pregunta el doctor.

Lo miró por algunos segundos, luego desvió mi mirada de él para posarla en la puerta.

—Estoy bien —susurró en voz baja.

Él se acerca a mi y toca mi frente, anota algo en su tablilla para después salir.

Estoy aburrido, quiero regresar a mi casa. Observó todo a mi alrededor, nunca me ha gustado estar en un hospital.

—¡Te lo merecias! —grita Progenito junto a mi.

Volteo a verlo, él se esfuma para luego aparecer frente a la camilla donde me encuentro.

—¿Qué quieres? ¿Estas feliz?, ahora tal vez me lleven al centro de rehabilitación —le digo angustiado.

Algunas lágrimas empiezan a salir de mis ojos resbalando por mis mejillas, justo en ese momento la puerta se abre y Progenito se esfuma.

—Daniel, soy yo mamá, ¿Cómo estas? —mamá entra y se dirige hacia mi.

—Lo siento mamá, no quise lanzarla es sólo que...

Me detengo, ya que observó a Progenito detrás de mamá apunto de tocar su cuello.

—No importa Daniel, tu padre y yo decidimos que iras al centro de rehabilitación infantil.

Mamá me da un abrazo, mientras yo no puedo dejar de llorar, las lágrimas salen de mis ojos sin poder evitarlo.

—Si eso es lo que quieren, esta bien, no pondré pretextos.

Miró a mamá a los ojos, esperando con todo el alma que se arrepienta, pero creo que no lo hará.

—Alguien ha venido a despedirse, trata de ser amable —mamá se dirige a la puerta, para después salir.

Esta bien, iré a rehabilitación, pero yo se que eso no funcionara en nada, yo no estoy loco, no lo estoy.

—¿Puedo? —escuchó que alguien toca la puerta.

—Pasen —añado un poco triste.

Grace y Diego entran a la habitación y se colocan frente a la camilla, yo los miró angustiado.

—Te extrañaremos mucho, no importa que hiciste, lo haremos —Grace sonríe un poco, para después darme un abrazo.

—Cuando salgas, te estaremos esperando —comenta Diego dándome un abrazo.

Los dos caminan a la puerta, se alejan de mi, sólo espero verlos pronto, ahora entra Sam y Jack.

Ellos sólo me dan un abrazo y se limitan a hablar, o al menos Sam, tal vez esta enojada porque sabe que yo lance a Flor. Después del abrazo, salen sin decir nada más que lo suficiente.

La puerta vuelve abrirse y por ella entra Carlos, Flor, la abuela y papá, ellos se miran realmente tristes por lo sucedido, a excepción de Flor, ella debe estar feliz por lo que me sucede.

—Necesitas ayuda y la recibirás, todo estará bien Daniel —la abuela me da un abrazo y se dispone a salir.

—¡Estarás bien! —Carlos comenta, luego se dirige a la puerta.

Así sucesivamente hasta que solo queda Flor, ella me observa con odio aún.

—Lo siento —le susurró, mientras ella me observa.

Ella da la vuelta y sale de la habitación, creo que aún no me hablara.

El doctor entra sin decir nada, toma una jeringa de una caja y la pone en mi suero, algo que ocasiona que yo me altere demasiado.

—¿Por qué hace esto? ¡Ayuda! —trato de gritar, pero mis palabras salen solamente como un susurro.

—No podemos dejar que se repita lo de tu hogar Daniel.

***

Abro mis ojos, esta vez no veo una luz, sino pura oscuridad, de hecho me da un poco de miedo.

—¡Hasta que despiertas! —comenta un chico junto a mi—. Eres mi nuevo compañero.

El chico me mira sonriendo, yo tan sólo lo miró fijamente a los ojos.

—¿Quién eres? —le preguntó algo asustado.

—Mi nombre se llama Adam, ¿Cómo se llama tu nombre? —él me sigue mirando fijamente, creo que ni siquiera parpadea.

—Soy Daniel, Daniel Foster.

La puerta de la habitación se abre, sólo que a Adam no parece importarle, él sigue mirándome.

Me pongo de pie y miró detenidamente toda la habitación, no esta tan mal, me imaginaba algo más tenebroso.

—Vamos afuera —le digo a Adam, mientras lo tomo de la mano.

Él empieza a gritar demasiado fuerte, incluso me esta aturdiendo. Una enfermera llega rápidamente a nuestra habitación.

—No lo vuelvas a tocar, él se asusta fácilmente.

La enfermera se va y yo decido salir solo, dejando dentro a Adam. Caminó por los pasillos de este lugar, ni siquiera se donde me encuentro, sólo que estoy en un centro de rehabilitación.

—Hola, mi nombre es Nadia, ¿Quién eres tu?

Una chica se acerca a mi y comienza a estirarme hacia un lugar desconocido. Me relajo cuando por fin veo que sólo estoy en el comedor, donde creó esta todo el mundo.

—¡Soy Daniel!

Veo alrededor del comedor, veo a muchos niños comer, sólo que ellos si están locos.

Me siento junto a Nadia, al parecer nos darán de desayunar huevo con frijoles o al menos eso parece, creo que no tengo demasiada hambre.

Quiero regresar a casa, quiero regresar ahora, ¿Dónde esta Progenito? No debí preguntarme eso, ya que ahora lo estoy viendo, se acerca corriendo hacia mi, viene demasiado rápido.

¡Oh no! Me acaba de poseer, esperó no haga nada malo. Me pongo de pie involuntariamente, no quiero hacer nada, tomo la comida con mis manos y la arrojó.

—¿Qué estas haciendo? Te castigaran —menciona Nadia junto a mi.

Yo la ignoró y empiezo a lanzar toda la comida, tomó la de Nadia y también la lanzo. ¿Qué estoy haciendo?

—¡Joven Daniel! Esta castigado, traigan la camisa de fuerza.

Abro mis ojos del asombro, ahora veo a unos enfermeros que se acercan con la camisa de fuerza hacia mi. Trato de golpearlos, sin tener suerte alguna.

Me la colocan y me llevan a un cuarto muy oscuro, no logro ver nada, no puedo moverme.

—¡Ayuda! —gritó fuertemente, algo que resulta inutil.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro