11
Nunca imaginé cómo sería ver morir a alguien cercano a mí, todo ese pensamiento cambió cuando yo, con mis propias manos terminé con la corta vida de Luis, mi mejor amigo.
En estos momentos me encuentro acostado en mi cama, intento dormir, pero al cerrar los ojos lo veo, veo a Luis culpándome por todo lo que le paso. Creo que estaré despierto toda la noche.
Desde el momento en que vi a Progenito reír junto al ataúd de Luis, ya no ha venido, todo parece indicar que me ha dejado en paz, aunque lo dudó mucho. No creo que solo quiera la sangre de Luis en sus manos.
Él no tenía la culpa de nada, tan sólo de ser amigo del chico que es aterrado por un demonio, el cual tiene por nombre: Progenito.
***
Algunas lágrimas salen de mis ojos y resbalan por mis mejillas, no puedo evitarlo. Acabo de perder a Luis, llevábamos mucho tiempo de ser amigos, desde que tengo memoria había sido mi único mejor amigo.
Veo por la ventana del auto, me gusta ver por ella, ya que eso me tranquiliza bastante y justo eso necesito en estos momentos.
—¡Daniel! —susurran junto a mí.
Me limpió algunas lágrimas que caen por mis mejillas y volteo a ver a Carlos, él me tiende una barra de chocolate.
—¿Éstas bien? —me pregunta él angustiado.
Lo miró por algunos segundos, para luego voltear hacia la ventana nuevamente sin responder la pregunta de Carlos, no tengo ganas de nada.
Los minutos pasan y el auto se detiene fuera del aeropuerto, abro la puerta del auto y salgo, detrás de mi Carlos y Flor. Pues hemos venido por mis padres.
—Creo que estoy bien —le digo a Carlos, al fin respondiendo su pregunta.
Flor me da un fuerte abrazo, luego Carlos y también la abuela. Los cuatro nos disponemos a entrar al aeropuerto, estando dentro puedo ver demasiadas personas alrededor de mí.
Carlos, Flor y yo nos disponemos a seguir a la abuela, la cual llega hasta una gran sala de espera, donde tomamos asiento a la espera de nuestros padres.
—¿Quieres comprar algo? —la abuela me tiende su mano, mostrándome dinero.
Yo miró a todos lados y luego regreso la mirada a la abuela, sonrió un poco.
—Creo que no, estoy bien así.
La abuela se acerca a mí, ella me mira fijamente, incluso su mirada comienza a incomodarme un poco.
—Sé que era tu amigo, pero tienes que ser fuerte, no puedes dejarte vencer, tienes que superarlo.
Ella me da un abrazo y en ese justo momento Flor y Carlos corren a saludar a mis padres que entran por una puerta, dirigiéndose a nosotros.
—Tratare de superarlo, es sólo que yo...
Miró a la abuela a los ojos, ¡Oh dios! Estaba a punto de decirle que yo lo maté, respiró profundamente y me pongo de pie.
—¿Tu qué Daniel? —la abuela me mira confundida.
Ahora que se supone que le diga, estoy asustado, tal vez Progenito me esté observando en este momento esperando a que cometa un error.
—Yo lo extraño.
Doy media vuelta y caminó hasta mis padres, a los cuales les doy un fuerte abrazo.
—¡Los extrañe mucho! —comentó, mientras los abrazo.
—Nosotros también Daniel, a todos —mencionan mis padres sonriendo.
Carlos, Flor, la abuela, mis padres y yo nos unimos en un gran y caluroso abrazo.
***
Hemos regresado a casa, la abuela se encuentra empacando sus cosas para regresar a su casa, ella dice que ya tiene que volver.
A pesar de que estaba enojado con ella, por haberme mandado un regalo de mal gusto, estos días le tomé mucho cariño, inclusive más del que ya le tenía, ahora no quiero que se vaya.
—Todo estará mejor, harás nuevos amigos —Flor dice, mientras me da un pequeño abrazo.
Menos mal que aún no sabe que yo la empujé por las escaleras, sino ni siquiera se acercaría a mí.
—¡Eso espero!
Mi mirada se desvía a la abuela que baja las escaleras con su maleta, Carlos rápido corre a ayudarle.
—Todos se portaron muy bien hija —añade la abuela bajando las escaleras.
La abuela se acerca a mamá y le da un gran abrazo, después ella se dirige a la puerta, pues su taxi espera.
Con ayuda de papá, la abuela sube su maleta al auto. Yo corro detrás de ella y le doy un último abrazo, tal vez no la vea en mucho tiempo, pues no vamos mucho a su casa.
—Recuerda, habla con tus padres.
Ella sonríe y entra al taxi, el cual arranca alejando a la abuela de mí. Yo tan sólo muevo mi mano, haciéndole adiós.
—Bueno, regresamos dentro, tenemos que hablar con todos —papá comenta y espera que todos entremos a la casa.
—¡La abuela nos avisó! ¿Queremos saber cómo se sienten? —mamá se acerca a nosotros y nos mira a los ojos.
—Estamos un poco tristes, pero la vida sigue —susurra Carlos frunciendo el ceño.
—Por dios Carlos, no hables así enfrente de Daniel, era su amigo.
Mamá mira feo a Carlos, yo tan sólo los escucho, creo que no me afecta lo que Carlos dijo, me afecta más saber que yo termine con su vida.
—Descuida estoy bien, la abuela me dijo que tengo que superarlo. Flor me dijo que conseguiré nuevos amigos, estoy bien —añado, mientras intento sonreír un poco.
Los miró a todos, para luego darles un abrazo, la verdad es que por dentro siento un montón de culpa. El timbre suena e interrumpe el momento familiar que nos rodea.
—¡Yo abro!
Flor se aleja hacia la puerta, la abre y veo que habla con alguien, después se hace a un lado para que alguien pase.
—Daniel, nos hemos enterado de lo que paso, mamá nos ha traído.
Grace y Diego entran a mi casa, sin responderles nada miró a todos lados en busca de Progenito. Amigos nuevos significa que serán nuevas víctimas de Progenito.
Él no aparece por ningún lado, al parecer si me abandonó. Eso es algo bueno, de hecho, muy bueno.
—¿Acaso no te gusta jugar videojuegos? —pregunta Diego, mostrando uno que lleva en sus manos.
—Sí, vayamos arriba.
Ellos se disponen a seguirme, pero nuevamente el timbre interrumpe. Carlos y Flor no están a la vista, así que tengo que ser yo quien abra la puerta.
Caminó hasta ella y me imaginó a la señora Leyva gritando en mi puerta, culpándome por matar a Luis. Respiró profundo y abro la puerta, en ella tan sólo aparecen Sam y Jack.
—Venimos a ver como sigues —añade Jack entrando a la casa.
Sam me da un abrazo y entra a la casa. Los dos observan a Grace y Diego y luego toman asiento en el sillón.
—¡Flor, Carlos! Llegaron Sam y Jack.
Gritó junto a las escaleras y segundos después ellos bajan corriendo. Grace, Diego y yo subimos a mi habitación, por un momento un terrible miedo me invade al querer abrir la puerta e imaginar qué Progenito se prepara para matar a mis nuevos amigos.
—¿Vas a abrir?, no importa si está desordenado —sonríe Grace.
—Claro.
Abro la puerta y Progenito no está allí, es algo bueno. Pero, ¿Por qué me dejó? Tal vez se fue a la tumba con Luis o al menos eso espero.
Prendo la televisión y conectó el videojuego que trajo Diego, eso es lo que necesito, despejar mi mente un poco y dejar de pensar en Progenito y Luis.
Pero aun esa pregunta me invade, ¿Qué pasó con Progenito? Y ¿Por qué me abandonó?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro