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Hola, soy Daniel Foster, tengo doce años. Mi vida es normal, como la de cualquier persona, voy a la escuela, hago lo que cualquier niño de mi edad hace, mi casa también es como la de los demás, sólo que la mía tiene un toque viejo.
Sólo les puedo decir, que algo muy malo pasara, yo lo sé. Todo lo que está por pasar es culpa mía y todo dependerá de mí.
***
—¡Daniel! Por favor baja, tenemos algo que mostrarte —grita mamá desde la puerta principal.
Guardó mi libreta y me dispongo a salir de mi habitación, como acostumbro cierro la puerta de mi habitación. Llegó hasta la puerta principal, fuera de la casa se encuentra mamá, papá, mi hermano Carlos y mi hermana Flor.
Junto a ellos, se encuentra una recamara, mi mamá aún insiste en que ya soy grande como para estar usando cosas de niños pequeños. Mamá me mira para después preguntar: —¿Acaso no te gusta?
La miró a los ojos negando, en realidad esa cama es horrible, ¿Cómo pueden traerla aquí? Creo que la he visto en algún lado, pero ahorita no recuerdo bien donde, soy un niño, todo olvido.
—No me gusta, yo aún quiero mi cama de carrito —mencionó un poco molesto.
—Daniel, mírala es un regalo de la abuela, no puedes hacerle esto, ya no te dará dulces —Flor me mira, sonriendo.
—¿Este es el regalo de la abuela?, esperaba otra cosa —sonrió brevemente.
—Si, además ya eres niño grande, necesitas una cama grande.
Carlos comenta para luego entrar a la casa, mamá con ayuda de papá mete la cama a la casa, yo sólo los ignoro siguiendo a Carlos a donde sea que vaya.
—¿Qué quieres? —pregunta él cerrando la puerta de su habitación.
—Esto de seguro fue idea tuya, me las pagarás Carlos.
Me dirijo rápidamente a las escaleras, bajó por ellas, pues escucho la voz de mamá hablando, veo a Flor hablando por teléfono con su amiga Sam.
—Anda, ¿Qué esperas? Recoge tu habitación —mamá señala las escaleras.
Yo rápido subo, ¿Ya que puedo hacer? Nada, ahora sólo tendré que acomodar esa horrible cama en mi habitación y sacar mi vieja cama en forma de carrito.
Miró mi vieja cama, es hora de separarnos, me acerco a ella y comienzo a quitar todo lo que está encima de la cama, cobijas, almohadas, peluches, todo.
Papá con ayuda de Carlos entra a mi habitación para llevarse la cama, mi vieja cama, dejando en su lugar esa horrible cama que me regaló mi abuela, pero como dicen, un regalo no se le niega a nadie.
Después de un buen rato ordenando mi habitación, todo en su lugar y con esta nueva cama tan horrible que ni siquiera puedo mirarla, por fin he terminado.
—¡Se ve hermosa! —Flor pasa por fuera de mi habitación, dirigiéndose a la suya.
Junto a ella va Sam su mejor amiga, creo que ella me agrada más y mejor que mi hermana.
—Hola pequeño Daniel —ese es el típico saludo que hace Sam cuando me mira.
Yo sólo le sonrió, salgo de la habitación, papá ve televisión, así que llegó al sofá y me siento junto a él, trataré de decirle algo sobre el regalo de la abuela.
—No quiero esa cama, esta horrible, sin ofender los gustos de la abuela —le sonrió un poco, hasta que mi padre voltea a verme con su típica mirada de: "Voy a comenzar un regaño"
—La abuela te quiere, la abuela te dio ese regalo y tú lo usarás.
Mi papá se levanta del sofá y se aleja directo a la cocina, creo que mamá está preparando la comida.
Yo no quiero esa cama, es horrible, no la quiero. Tengo que hacer algo porque no la quiero. Me dirijo yo también a la cocina, al igual que papá, en ella si se encuentra mamá preparando la comida, como lo supuse.
—Mamá ¿Puede venir Luis a jugar conmigo?
Ella volteo a verme, después de algunos segundos de silencio ella acepta, salgo corriendo a tomar el teléfono de la sala. Marco el número de la casa de Luis, a lo que su mamá responde el teléfono con un simple:
—¡Hola!
—Hola señora, soy Daniel, me preguntaba si Luis ¿Puede venir a jugar hoy?
—Claro, a Luis le encantará la idea.
—Está bien aquí lo esperaré, ¡Gracias!
Caminó hacia mi habitación, veo esa cama tan horrible allí enfrente de mí, una sensación de miedo comienza a recorrer mi cuerpo, no sé ¿Qué es? O ¿Por qué lo siento?
Comienzo acercarme a la cama, algo me hace caminar hacia ella, no puedo evitarlo, sólo caminó en dirección a la cama.
—¿Carlos? Ven rápido —gritó para ver si él viene y esto que siento me deja en paz.
Al parecer nadie me ha escuchado gritar, pues nadie viene hacia a mí, a ayudarme con lo que sea que me pasa. Llegó hasta la cama, pero no subo, sino me arrodillo y levanto la sabana, miró directamente hacia abajo, lo cual es extraño, no hay nada debajo.
***
Me levanto, estoy acostado junto a la cama, lo último que recuerdo es que estaba viendo hacia abajo, pero yo no quería, algo me atraía hacia ahí.
Miró la ventana, aún es día, rápido recuerdo que Luis vendrá a mi casa hoy a jugar, salgo de mi habitación un poco confundido por lo que acaba de pasar.
—Daniel. Luis ha llegado, baja —grita mamá desde el primer piso.
Bajo las escaleras corriendo, siempre que mis papas me ven hacer eso, siempre me regañan, ellos dicen que puedo caer por las escaleras.
—¡Ya estoy aquí mamá!
Me dirijo a la cocina, Luis platica con mamá sobre la escuela.
—Luis, ven vamos arriba —le digo, señalando la puerta de la cocina.
Salgo de la cocina y él detrás de mí, me sigue hasta mi habitación, tengo que mostrarle la horrible cama que me ha regalado mi abuela.
—Mira la horrible cama que me ha mandado la abuela —susurró, abriendo mi habitación.
Luis pasa y se queda viendo por un momento, voltea a verme algo confundido, luego comienza a reír en voz baja.
—No está tan mal, deberías ver lo que mi abuela me ha mandado.
Miró a Luis por unos segundos, como es posible que le haya gustado la cama y a mí no.
—No sé cómo te puede gustar esto —lo miró angustiado.
—No lo sé, siempre me han gustado las cosas no tan modernas.... ya sabes a qué me refiero —agrega el sonriendo levemente, piensa lo mismo que yo, la cama es vieja, espero que la abuela no la haya sacado de un museo.
—Bueno, no importa, vamos a jugar.
Los dos salimos de la habitación, salimos al patio a jugar, después, Carlos, Sam y Flor se nos unen al juego, es un día bastante divertido.
La noche llega rápidamente, Luis y Sam se fueron a sus respectivas casas. Flor, Carlos y yo nos fuimos cada uno a su habitación. Cierro la puerta de mi habitación como acostumbro, aunque esta vez me daba un poco de miedo, tener una cama extraña, después de lo que pasó en la tarde.
Respiró profundamente, apago la luz y corro hasta mi cama, salto para rápido taparme hasta la cabeza.
—No podre dormir —me susurró a mí mismo.
Esta será una gran noche, miró el techo sin poder tomar el sueño, miró la ventana, poca luz de luna entra a mi oscura habitación. Casi doy un alto al escuchar algo proveniente debajo de la cama, ¿Qué es eso?
—¡Daniel! ¡Daniel! —eso se escucha cada vez más cerca de mí.
...........
Primer capítulo, espero les haya gustado, voten, comenten se los agradecería mucho.
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