25
Narra Progenito.
Me encuentro recostado en mi cama, observo fijamente el armario, ¿Cómo se supone que me librare del cuerpo de Carlos? Me pongo de pie y camino lentamente al armario, lo abro un poco y veo a Carlos allí dentro, sin vida, eso es increíble.
—Al fin me libre de ti, no sabes las ganas que tenia de matarte y al fin lo logre —susurro hacia el armario.
Una gran sonrisa se forma en mi rostro al ver el gran corte en el cuello de Carlos, no tenía planeado hacerle eso, pero fue increíble. Cierro el armario y camino hacia la ventana, pues escucho que un auto se detiene fuera.
—¿La enfermera Kinney? —me preguntó a mí mismo.
Ella no puede darme la sesión aquí, no con Carlos en el armario, respiro hondo y corro hacia la puerta, la abro y salgo dirigiéndome a las escaleras.
—Buenos días Isabel —añade la enfermera Kinney sonriendo.
Veo que Isabel le regresa el saludo, mi respiración se acelera al ver a la enfermera mirar hacia acá.
—¡Hola Daniel! —menciona fuertemente.
—Enfermera Kinney, ha venido —le digo, mientras bajo las escaleras.
Ella sonríe y se acerca a darme un abrazo, luego voltea hacia las escaleras, donde se dispone a caminar.
—Anda Daniel, tenemos una sesión pendiente —me dice, para comenzar a subir las escaleras.
Observó a Isabel, ella sonríe, para luego caminar hacia la cocina, fijo mi mirada en la sala. Tony se encuentra mirando televisión.
—¡Daniel, rápido! —grita la enfermera Kinney desde el barandal.
En ese momento logro recordar a Jack caer por allí, también logro visualizar a Flor cayendo por las escaleras hacia su muerte. Agito mi cabeza un poco y comienzo a subir las escaleras, la enfermera me indica que entre a mi habitación y yo así lo hago.
—¡Sam! —escucho la voz de Daniel retumbar en mi cabeza, mientras me visualizó lanzándola por la ventana.
—¿Estás bien? —me pregunta la enfermera Kinney angustiada.
Asiento con la cabeza y tomo asiento en la orilla de mi cama, la enfermera acerca una silla y toma asiento en ella.
—¿Podemos comenzar? —pregunta la enfermera preocupada.
—Claro, comience cuando quiera —sonrió un poco.
Ella asiente con la cabeza, saca de su bolso su típica pequeña libreta y su pluma donde anota lo que yo le digo.
—¿Tienes a la mano la imagen que te deje anteriormente?
Volteo hacia mis alrededores, donde deje esa fea imagen, donde se suponía que tenía que ver un hermoso paisaje y lo único que yo podía ver era una calavera.
No tengo ni idea de donde esta, volteo a ver mi mesita de noche, estoy más que seguro que la deje allí, pero ya no está. Cierro los ojos intentando recordar, creo que la metí en el armario, oh no, esto no puede pasar en este momento. Fijo mi mirada en el armario recordando que allí esta esa fea imagen.
—¿Está en el armario? Yo puedo ayudarte a sacarla —añade la enfermera acercándose al armario.
Me pongo de pie rápidamente y me coloco frente a ella, impidiendo que abra el armario.
—¿Qué pasa Daniel? —pregunta ella, realmente confundida.
Respiro hondo una y otra vez, miro mi armario y pienso en que decirle, maldición, ¿Por qué me pasa esto a mí?
—No quiero que vea mi ropa interior, puede darme un segundo —le digo en susurro.
La enfermera Kinney asiente con la cabeza y se aleja, yo rápido abro lo menos que pueda el armario y tomo la fea imagen que esta junto al cuerpo de Carlos.
—¡La encontré! —grito emocionado.
Se la entrego a la enfermera Kinney, ella la ve por algunos segundos, luego la voltea hacia mí.
—Dime que es lo que ves —añade ella sonriendo.
—Un paisaje feo, pero aun logro distinguir la calavera —le digo, frunciendo el ceño.
—Muy bien Daniel, ahora sé que estuviste viendo la imagen desde que la deje aquí, muy bien —añade la enfermera sonriendo.
Yo sonrío, intentando aguantar la risa, ya que no había visto esa imagen desde que ella la dejo aquí, pero qué más da una mentira pequeña. La enfermera Kinney continua con sus preguntas, hasta que llega a una que logra incomodarme demasiado.
—¿Sabes dónde está Carlos? —pregunta ella tomando su pluma.
Suspiro hondo y desvío mi mirada de ella, rápido niego con la cabeza y la enfermera anota mi simple respuesta.
—Eso es todo Daniel, nos vemos luego —la enfermera camina hacia la puerta de mi habitación.
Yo me despido de ella con el brazo, ella abre la puerta y sale, luego veo que voltea a verme.
—Si llegas a saber algo de Carlos, avísame Daniel, por favor —sonríe ella y se aleja.
Salgo de mi habitación y fijo mi mirada en la puerta, Isabel se despide de la enfermera Kinney, para luego salir de nuestra casa.
***
Narra Isaac.
El auto del sacerdote Ted se detiene fuera de la casa de Martha, yo tan sólo intento pensar en donde dejo Carlos la carta donde explica todo.
—¿Seguro que quieres hacer esto solo? —pregunta el sacerdote junto a mí.
—Si, creo que será lo mejor —añado en voz baja.
El sacerdote asiente con la cabeza, yo lo observo por algunos segundos, luego me dispongo a bajarme del auto.
—¡Suerte Isaac! —menciona el sacerdote, para luego alejarse de mí.
Respiro hondo y volteo a ver la casa de Martha, camino un poco y toco la puerta dos veces. Nadie parece escucharla, pues nadie se acerca a abrirme, toco dos veces más y escucho pasos acercarse a mí.
La puerta se abre y rápido logro ver a Martha limpiando sus lágrimas con un pañuelo.
—¡Martha! —agrego, dándole un abrazo.
—Isaac no lo encuentro, dime donde está por favor —dice Martha llorando.
—Te diré todo lo que sé, pero por favor déjame pasar —añado en voz baja.
Martha sonríe un poco y se mueve un poco dejándome pasar, yo entro a la casa y me dirijo al sofá.
—¡Dime lo que sabes! —grita Martha acercándose a mí.
Puedo notar lo feliz que está, lo que causa que algunas lágrimas resbalen por mis mejillas.
—No sé cómo decírtelo, tal vez si lees su carta sea más fácil —le digo y comienzo a caminar hacia la habitación de Carlos.
Siento que Martha me toma del hombro y me hace voltear hacia ella, pongo cara de confusión al ver que Martha llora.
—¿Se suicido? —me pregunta, dejando de llorar.
—No Martha, déjame enseñarte la carta —le digo y camino a la habitación de Carlos.
Abro la puerta y me dirijo a su cama, levantó el colchón y no logro ver señales de una carta.
Volteo hacia mis alrededores, no tengo idea de donde puede estar, respiro hondo y camino a su armario. Abro la puerta y veo hacia dentro, no logro ver nada, una mochila llama mucho mi atención y la tomo.
La dejo en la cama y comienzo a sacar todo lo que hay dentro, en el fondo hay un sobre, algunas lágrimas caen por mis mejillas al ver que dice: Para Martha.
—¿Qué es eso? —me pregunta Martha angustiada.
—Una carta —le digo, mostrándosela.
—¿Para mí?
—Si, para ti —respiro hondo y se la entrego.
Martha la toma, limpia algunas lágrimas que resbalan por sus mejillas y toma asiento en la cama de Carlos.
Carta:
Martha.
En esta carta quiero explicarte los motivos que me llevaron a mi muerte, porque si estas leyendo esto, por desgracia significa que yo estoy muerto, lo peor de todo, es que morí a manos de Progenito.
En estos momentos te estarás preguntando quien es Progenito, no te preocupes en esta carta te lo explicaré todo.
Todo comenzó cuando la abuela Foster le envió una cama de regalo a Daniel, la cual él no quería e insistía que había algo debajo de su cama, nosotros como su familia ingenua nunca le creímos nada. Hasta que una serie de eventos ocurrieron y no tenían sospechosos, como la vez que Flor cayó de las escaleras y Daniel alegaba que no había sido él, o como la penosa muerte de Luis, la policía dijo que había sido asesinado, pero nunca encontraron al culpable, ¿Sabe por qué? Porque ese culpable era Progenito.
Después un incendio en casa de la abuela ocasionó que ella se fuera a vivir con nosotros, meses después nos enteramos que ese incendio lo provoco Progenito. Lamentablemente, Daniel fue internado en un centro de rehabilitación, ya que Flor recordaba que Daniel la había lanzado por las escaleras. En ese centro, el mejor amigo de Daniel, Adam murió una noche, las enfermeras dijeron que se asfixio, pero si has leído toda la carta, podrás darte cuenta que no fue un accidente, sino Progenito.
Cuando Daniel salió del centro, una muerte más llego a nuestras vidas, mi mejor amigo Jack, murió en mi propia casa, la policía dijo que fue un accidente, en ese entonces yo también pensaba así, hasta que me enteré que fue Progenito. La siguiente muerte le toco a Diego, fue la muerte más sádica hasta el momento, colocar el cuerpo en el salón de Grace para que lo encontrará, eso sí que no estaba bien.
Luego de esa muerte, llego el día en que la familia Foster conoció a Progenito, un demonio, el cual aterrorizaba la vida de Daniel. De toda la familia Foster, tan sólo yo viví para contarlo, pero no sirvió de mucho, el juez me juzgo como loco y termine en un centro psiquiátrico algunos meses, hasta que salí y me diste asilo en tu hogar.
El incendio en el orfanato, el cual te dejo sin trabajo, también fue culpa de Progenito, él mató a una decena de niños que tan sólo deseaban una familia, como Daniel.
Sam fue la siguiente víctima, esa vez yo trate de detenerlo, pero no lo logre, llegue tarde y todos creyeron que Sam se había suicidado. La siguiente víctima fue la enfermera escolar, aunque Daniel jamás me dijo que fue Progenito, yo lo sé, él es capaz de todo, con tal de ver sufrimiento.
El siguiente turno le tocó a Grace, quien fue arrojada por un barranco en el campamento al que asistió toda la escuela, muchas víctimas, un mismo demonio. Como podrás imaginártelo en este momento, el siguiente fue Mauricio, Progenito lo asesinó para separar a Daniel de su nueva familia. Días después, Daniel termino en un centro de rehabilitación, al menos tenía el apoyo de la enfermera Kinney.
Yo sé que lo recuerdas muy bien, esa visita que le hicimos todos a Daniel y que terminó en tragedia. ¿La recuerdas? Porque yo sí, Progenito poseyó a un chico llamado Marcos para asesinar a Nadia, recuerdo todo el caos que se ocasiono en ese comedor. Según pude darme cuenta, ese mismo día Progenito tomó posesión del cuerpo de Daniel, así que, en estos momentos, Daniel se encuentra en algún lugar de su cuerpo, el cual controla Progenito.
Como lo has visto, hemos intentado pararlo, gracias al sacerdote Ted, quien intenta ayudarnos, pero el insiste en que necesitamos hacer un exorcismo, lo cual requiere mucha ayuda, en especial de Isabel. Es por esto que he escrito la carta, si Progenito se entera que yo le he dicho todo a Isabel, él terminara con mi vida y si tu Martha, tienes esta carta, es porque ya lo hizo.
Quiero agradecerte por haberme aceptado después de salir del centro psiquiátrico, pero creo que ya no será necesario. Siempre te tuve mucho cariño, incluso te llegue a querer como una verdadera mamá, recuerda que siempre te querré.
Pd: Esto lo hago para salvar a Daniel, yo no quiero verlo sufrir, quiero que viva su vida normal, como cualquier niño normal.
Te quiere Carlos Foster/Cooper
Martha voltea a verme con lágrimas en los ojos, yo respiro hondo y me preparó para responder las preguntas que tenga, aunque creo que la carta ya le debe haber respondido lo necesario, en especial el paradero de Carlos.
—¿Esto es verdad? —pregunta Martha, sin dejar de llorar.
Asiento con la cabeza, para luego darle un fuerte abrazo, ella continúa llorando en mi hombro.
—Yo tengo que hacer algo, no puedo dejar que Carlos haya muerto por nada —añade Martha separándose de mí.
Ella me observa, luego mira fijamente la carta y vuelve a comenzar a llorar.
—Tranquila Martha, yo le prometí a Carlos que le ayudaría, vamos a ayudar a Daniel —menciono en susurro.
Martha sonríe un poco y asiente con la cabeza, la miro fijo y respiro hondo, estoy listo para ayudar a Daniel, mejor dicho, estamos listos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro