Narra Progenito.

Desde el día en que conocí a Daniel en aquella casa que su abuela estaba por comprar, había esperado este momento y por fin lo obtuve, habitar el cuerpo de Daniel es genial, ahora si podre divertirme matando personas inocentes, incluyendo a Carlos y esa perra de Isabel.

Se que le prometí a Daniel no hacerle daño a Carlos, pero eso ya no importa, Daniel ya no está y Carlos debe morir cuanto antes.

La puerta de la habitación de Daniel se abre y por ella entra la enfermera Kinney, puedo notar miedo y angustia en su mirada.

—¿Daniel? —menciona ella, mientras se acerca a mi.

Desvío mi mirada hacia otro lado, creo que tendré que acostumbrarme a que me llamen Daniel y no Progenito.

—Se que estas triste por lo que paso con tu amiga, te comprendo, pero Martha y Carlos quieren verte, saber como estás —dice la enfermera observándome.

Una gran sonrisa se dibuja en mi rostro y volteo a ver a la enfermera a la cual odio demasiado.

—Mire enfermera Kinney vaya y dígale a esas personas que no quiero verlas, ¿Entendió? —le comentó sonriendo.

La enfermera Kinney me observa por algunos segundos, luego asiente con la cabeza y se aleja de la habitación.

Otra persona más que se agrega a mi lista, al principio Kinney me agradaba, le hacía la vida miserable a Daniel al intentar separarlo de sus padres, pero luego cuando Mauricio murió la enfermera le tomó cariño y eso no me gusto para nada.

Ahora simplemente tengo que idear un plan para salir de este asqueroso lugar, pero el problema es ¿Cómo?

No quiero que mis primeras víctimas en mi nuevo cuerpo sean trabajadores de un centro de rehabilitación. Creo que aquí es donde entrará Isabel, ella me tiene que ayudar a salir de aquí, sino tendré que matarla.

Me pongo de pie rápidamente al ver que la puerta de esta horrible habitación se abre y por ella entra Carlos Foster, la última persona que quisiera ver.

—Daniel ¿Como estás? —Carlos se dirige a mí y me da un abrazo.

Yo rápidamente lo empujó tan fuerte que cae al suelo de golpe, lo miró con odio, de hecho quisiera matarlo ahora mismo, pero eso me impediría salir de este lugar.

—¿Daniel? —Carlos me mira confundido.

—Si, dime —le digo con una sonrisa en el rostro.

Él me observa fijamente, mientras se aleja un poco de mi, puedo notar temor en su rostro, él me ha descubierto.

—Tu no eres Daniel, ¿Eres Progenito? —susurra tratando de abrir la puerta.

—Efectivamente soy Progenito... De hecho creo que tu y yo tenemos unas cuentas pendientes —agrego acercándome a él.

Lo tomo del brazo y lo lanzo hasta la pared, él cae al suelo y rápido se pone de pie, corre hasta mi y me da un golpe en la cara.

—¿Qué hiciste con Daniel? —grita él alterado.

—Él me regaló su cuerpo, ¿Qué tal se ve? —sonrió, mientras doy unas vueltas.

Carlos me mira, puedo notar algunas lágrimas resbalar por sus mejillas, luego camina hasta la puerta.

—Hallaré la forma de sacarte de ahí, salvaré a Daniel —grita Carlos saliendo de la habitación.

Comienza a reír fuertemente, luego me acercó a la puerta y veo por la pequeña ventana en ella. Sonrió grandemente, mientras pienso que mis días en este lugar están contados.