💥Claves para hacerte oir💥
Menuda la gana que tengo de cenar en casa de mis padres un sábado, cuando podría estar dándolo todo en cualquier discoteca a reventar, y todo porque vamos a celebrar el compromiso de mi hermana pequeña, Andrea, con el esmirriao. No, no te equivoques, no es que me caiga mal mi cuñado, es el apodo que él mismo se ha ganado en estos catorce años con ella, en los veinte que hace que yo lo conozco.
Abro la puerta con mi propia llave, que para eso la conservo desde que dejase el nido familiar cinco años atrás.
—¡Ya estoy en casa, podemos empezar! —digo para hacerme notar, mientras cuelgo el bolso en el perchero de la entrada. Lo dicho, deseando estoy de cenar rapidito para salir a tomar algo después, y si se me da bien, ligar—. ¿Me habéis oído alguno? —insisto cuando mi madre no ha salido a recibirme aún.
Me resulta extraño que no quiera chincharme con mi ropa y el dinero que malgasto en ella, mi trabajo absorbente que no me permite venir a verla más a menudo o mis “no” novios y la pérdida de tiempo en mi reloj maternal. Visto así, prefiero no empezar a discutir tan pronto con ella.
Para cuando llego al salón, encuentro a toda mi familia reunida ante el portátil de Andrea, todos concentrados, todos callados.
—¿Qué hacéis? —pregunto cuando veo que ni siquiera ellos me han visto.
—¡Catalina!
El grito de mi madre al decir mi nombre completo me coge por sorpresa, no lo dice si no es para reñirme por algo. La reacción de Andrea la supera. Es mucho más extraña, porque cierra la pantalla de un golpe sonoro que a punto está de partirla. A mi padre y al esmirriao solo les falta silbar y mirar el techo para disimular, pero optan por encender la tele y fingir que la veían. Mi hermano es el único que parece tener valor, a su corta edad, para decirme algo.
—Pasa, Cata, estábamos viendo a Pablo en Internet.
—¡Julio!
Mi madre reprocha a mi hermano su sinceridad, benditos dieciséis. Claro, que a veces no sé si Julio lo hace por inocencia, era solo un niño cuando Pablo me dejó, o lo hace para martirizarme con él, porque está en esa edad rebelde que todo le hace gracia, y meterle los deditos en los ojos a su hermana mayor debe de ser su nuevo pasatiempo.
Comienzo a enfadarme con todos y cada uno de los miembros de mi familia, porque si algo pude prohibir en esta casa antes de marcharme para que pudiese mirarlos a la cara sin llorar o sin cagarme en todo lo cagable, fue que no se hablase de ese hombre/cerdo en mi presencia.
Supongo que al no vivir con ellos no puedo impedirlo mientras no esté aquí.
—Ya veo —les digo cuando he descubierto su engaño, ya hasta dudo que sea el primero sobre Pablo.
—¿No vas a montar en cólera? —pregunta Andrea.
Otra a la que le gusta pincharme.
Reconozco que soy de esas personas a las que de nada sirve decir “no saltes” cuando ya tengo flexionadas las piernas para llegar lo más alto posible, de las que mejor debería coserse la boca para evitar que salga nada indeseable por ella, porque morderme la lengua no me basta para mantenerme callada, y a la que no deberían tocar las palmas, porque me arranco muy fácilmente, y la primera además, por sevillanas.
—Si es por Pablo, ¿tú qué crees?
—Hija, Cata, respira hondo, no ha sido para tanto, no has visto nada —mi padre opta por hacerme entrar en razón. Pero no veo yo al esmirriao muy dispuesto a tranquilizarme con su comentario:
—Son más de diez años, Catita, deberías de superarlo.
Mi madre se queda con la boca abierta, Andrea lamenta, con una negación de cabeza, quedarse sin marido antes de la boda.
Pero mira, estoy de buen humor por ser sábado, le concedo una tregua.
—Lástima que mi hermana no pueda superarte a ti. —Estaba mintiendo, ¡y una mierda una tregua, que es sábado y estoy en casa de mis padres, los que todavía no se deciden a cenar por estar hablando de Pablo!
—¡Catalina! —Y esta vez el grito lo pega Andrea.
—¡Pues dile a tu novio que no se meta conmigo!
—¡Lo haré mientras no lo hayas asumido! —insiste él sin ver venir la torta que se está ganando.
—Ya no eres mi amigo, ¿recuerdas, Leo? —Que no te lo había dicho, pero así se llama mi cuñado, y ese era el parentesco que nos unía antes de que me dejase tirada por ligarse a mi hermana.
—No, no lo soy, ahora soy como tu hermano, que es peor. Porque no dejaré de recordártelo mientras pueda.
—Te odio, Esmirriao, —le digo con la boca pequeña.
Porque no es verdad, porque aunque no lo parezca jamás podría odiarle, y no puedo estar más feliz, por lo feliz que hace a mi hermana desde que tenían quince años. Porque como él mismo ha dicho, mi mejor amigo de la adolescencia será mi hermano ahora.
—Y yo quisiera matarte para que espabiles, Cara pan, pero no puedo, eres mi madrina y por nada del mundo te libero de ir a la iglesia ese día.
—Vais a hacerme llorar, idiotas —dice Andrea.
Ambos la miramos con distinta reacción, yo pongo los ojos en blanco, mi cuñado corre a consolarla con un abrazo y un beso. Uno de esos que hace que un padre aparte la mirada para no partirle a él la boca y dejársela inútil, o al menos es lo que me dice la tos de mi propio padre.
—Bueno, basta por hoy, recogedlo todo y cenemos de una vez en familia —ordena mamá igual de emocionada que su hija pequeña.
—No. —Todos me miran extrañados y no sé por qué, ¿creían que olvidaría, así como así, que en ese portátil hay algo relacionado con Pablo?
Señalo con la mirada la mesa, todos siguen la dirección de mis ojos y vuelven a mirarme.
—Quiero saber qué ha hecho Pablo esta vez.
Gracias por empezar esta lectura, procuraré mantenerte al lado de Cata.
Dame tiempo, las actualizaciones serán más lentas de lo que acostumbro, pero terminarán en trece semanas, y por supuesto entenderé también si prefieres leerlo cuando llegue a su final💛
Y como pretendo que su historia llegue a cada rinconcito de esta plataforma tendré que ayudarla a expresarse correctamente para que todos puedan entenderla.
Para ello te dejo al final de cada capítulo un glosario con los términos más sevillanos de Cata
Esmirriao‼️....... En vista de que será el apodo por el que se le conoce al cuñado durante el libro, te digo:
Se trata de una persona delgada, exageradamente delgada, cuyo aspecto "parece" débil. Pude optar por canijo, pero me gustó más la fuerza de las dos R.
Torta‼️....... Hostia que se le da a alguien en la cara, de mano abierta que se diría. Tiene derivados en tortazo.
Si tuvieras otra duda no te cortes y pregunta. 😜
@palomagomez78. CGC
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